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Ideología y Utopía - Karl Mannheim

1. Definición de conceptos: ideología


El autor comienza por hacer una distinción entre los dos tipos de conceptos de
ideología que identifica. El primero es el concepto particular, que expresa
esceptisismo respecto de las ideas y representaciones del adversario, analiza las
ideas desde un punto de vista meramente psicológico, y las considera como
disfraces más o menos conscientes de la verdadera naturaleza de su situación. Con
este concepto particular, se refiere a la ideología de una época, o de un grupo
histórico-social concreto.

El segundo es el concepto total, que pone en tela de juicio toda la concepción del
mundo del adversario, se esfuerza por comprender esas concepciones como
producto de la vida colectiva en que participa. En este caso, cuando se comparan
épocas históricas distintas a la nuestra, o determinados grupos sociales en un
momento histórico dado, se trata de sistemas de pensamiento divergentes y
modalidades de interpretación completamente diferentes. Analiza las ideas desde
un punto de vista noológico, en el que se consideran el contenido, la forma y la
armazón conceptual de un modo de pensamiento como función de la situación vital
de un pensador.

El elemento común es que ninguno confía en lo que dice el adversario para


comprender su verdadero significado e intención. Ambos conceptos se apartan del
sujeto y tratan de comprender lo que dice por medio del análisis de las condiciones
sociales de ese individuo o grupo, un método indirecto. Las opiniones, afirmaciones
o proposiciones suyos no se aceptarán por su valor aparente, sino que se les
interpreta a la luz de la situación vital de quien las expresa.

Se hace referencia a la teoría de los ídola de Bacon la cual considera a los ídolos
como fantasmas o preconcepciones que nacían de la misma naturaleza humana, de
individuos particulares, o de la tradición; pero siempre significan obstáculos en el
camino del verdadero conocimiento.

En la actualidad, los historiadores contemporáneos que trabajan con el concepto de


ideología junto con la psicología de los intereses, estudian la duda que permanece
acerca de la integridad del adversario, y la sospecha de sus motivos. El someter a
juicio crítico el elemento ideológico del pensamiento es una característica humana,
que probablemente se haya adquirido con la experiencia cotidiana de los asuntos
políticos, con la suspicacia y escepticismo respecto a las declaraciones públicas.
Desde esta línea inicial, se puede llegar a puntos importantes en la historia, como
durante la época de las luces, y la psicología de los intereses puede que haya
surgido de esta fuente. Este interés crítico que busca desenmascarar el significado
auténtico de las cosas se ha vuelto una posición intelectual impuesta en una época
de transición como la actual, en la que es necesario abandonar tradiciones y formas
anticuadas.

2. Del concepto particular al concepto total de ideología


En el curso de la desintegración de los antiguos valores, mientras se crean nuevos,
la ingenua desconfianza en el adversario crece sistemáticamente hacia una noción
particular de ideología (pero todavía permanece en el plano psicológico). Cuando El
proceso se extiende a la esfera noológica y epistemológica, y la filosofía juega un
papel importante en él.

El primer paso importante es el desarrollo de una filosofía de la conciencia, surge la


unidad subjetiva del sujeto absoluto de la ilustración: la conciencia en sí. De este
modo, el mundo como mundo sólo existe con referencia a la mente cognoscente, y
la actividad mental del sujeto determina la forma en que se representa el mundo.
En esta etapa se le concibe (al mundo) como una unidad estructural, y no como una
pluralidad de acontecimientos heterogéneos. El primer paso para la disolución de
un dogmatismo ontológico es el considerar que el mundo existe
independientemente de nosotros, y existe de forma fija y definitiva.

El segundo paso en el desarrollo del concepto total de ideología conduce a


considerar la noción total, pero supratemporal de ideología en su perspectiva
histórica. Es decir, comprender que el mundo es una unidad, y sólo es concebible
según el sujeto que lo conciba (Hegel y la escuela histórica), además de reconocer
que es una unidad en proceso de continua transformación histórica y con tendencia
a la constante restauración de su equilibrio. Es lo que podemos llamar espíritu del
pueblo, un nuevo momento histórico en el que las experiencias de la vida se
examinan y no son aceptadas sin discusión, no se aceptan los supuestos impuestos.
Se puede observar una transición del objeto abstracto (conciencia en sí) a uno más
concreto (espíritu del pueblo).

El último y más importante paso fue la creación del concepto total de ideología,
surgido de un proceso histórico social. El desarrollo en este momento tiene un doble
camino, el primero es el proceso de sintetización e integración que le proporciona al
concepto de conciencia un centro unitario, y el segundo es el constante empeño en
hacer más flexible el concepto unitario que se formula con demasiada rigidez. La
clase sustituye al pueblo como portadora de la conciencia en estado de evolución
histórica.

La teoría marxista fue la primera en realizar una fusión de la concepción particular y


total de ideología, le concedió la debida importancia al papel que representaban la
posición y los intereses de clase en el pensamiento. Este planteamiento fue más
allá del punto de vista psicológico de análisis y planteó el problema de una manera
más comprensiva y filosófica.

3. Utopía, ideología y el problema de la realidad


Se consideran como utopías las orientaciones que trascienden la realidad cuando
pasan al plano de la práctica e intentan destruir (parcial o completamente) el orden
de cosas existente en determinada época. Al delimitar los alcances de este
concepto, se hace también una distinción entre los estados utópicos y los
espirituales.

Las dos principales clases de ideas que trascienden la situación son las ideologías y
las utopías. Las primeras son las que trascienden pero nunca logran realizar su
contenido virtual, aunque con frecuencia sean motivo de la conducta del individuo.
La conducta ideológicamente determinada, al no poder realizar su sentido, se
puede presentar en el caso del sujeto que piensa y concibe pero no logra acertar a
advertir la incongruencia de sus ideas con la realidad, o como la mentalidad
hipócrita o farisaica, caracterizada por estar consciente de la incongruencia entre
pensamiento y conducta, pero la oculta para obtener ciertos intereses vitales y
emocionales. El segundo tipo de ideas que trascienden la realidad son las utopías,
trascienden la situación social, orientan la conducta hacia elementos que no
contiene la situación, pero no son ideologías en cuanto logran por una
contraactividad, transformar la realidad histórica existente en algo que esté más de
acuerdo con sus propias concepciones. Diferenciar concretamente en la aplicación a
una situación real qué concepto le corresponde, es verdaderamente una tarea
ardua, especialmente porque en general, los elementos utópicos e ideológicos se
encuentran entremezclados en el proceso histórico.

4. Cambios en la configuración de la mentalidad utópica: sus etapas en los


tiempos modernos
a) Quiliasmo orgiástico de los anabaptistas: es la primera forma de la mentalidad utópica
moderna. En esta doctrina revivieron las ideas de un reino milenario en la tierra, y sus
ideas se convirtieron en movimientos activos de algunas capas sociales. Creían que lo
imposible engendra lo posible, y lo absoluto interviene en el mundo y condiciona los
acontecimientos reales. Estuvo más de cerca con la clase campesina, a la que fermentó
y excitó física y espiritualmente, ya que eran los más íntimos con la tierra.
b) La idea liberal humanitaria: es la segunda forma de la mentalidad utópica moderna, y
surge del conflicto con el orden existente. Su idea se concibe como una meta ormal,
proyectada hacia el infinito futuro, y su función es actuar como un designio regulador de
los asuntos mundanos.
c) La idea conservadora: es la tercera forma de mentalidad utópica moderna. Responde al
hecho de que los seres humanos no hacen teorías respecto de situaciones reales que
están viviendo, siempre y cuando se encuentren bien adaptados a ella, exactamente el
caso de la mentalidad conservadora. Su conocimiento es de tipo práctico, orientado
hacia lo habitual o a factores inmanentes a la situación. En este pensamiento operan
vestigios de tiempos de caos anteriores, como las explicaciones mágico-religiosas; y en
sí, no tiene utopía porque se encuentra en perfecta armonia con su estructura. Sin
embargo, son los contraataques de las clases de la oposición los que hacen que esta
mentalidad inquiera sobre las bases de su propio dominio, y reflexione sobre su propio
devenir histórico y filosófico. Surge una contrautopía que sirve como medio de
orientación y defensa.
d) La utopía socialista-comunista: ambas creen que el reino de la libertad y de la igualdad
se realizará sólo en un futuro remoto. Combate con más fuerza la tentación interior, el
enemigo que tenía más cerca: el revisionismo. Por otra parte, tuvo que convertir en
radical la utopía liberal, y reducir a la impotencia o vencer completamente a su
oposición interna, la anarquía.

5. La sociología del conocimiento


Se ocupa de las diferentes maneras en que se presentan los objetos al sujeto,
según las diferencias del marco social, cómo las estructuras mentales se forman de
distinto modo según el ambiente social e histórico, en las diferentes corrientes de
pensamiento y en los distintos grupos histórico-sociales.

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