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Resumen
En este artículo, los autores describen las posibilidades que abre, para el estudio del derecho
contemporáneo, el análisis desde el punto de vista de la antropología jurídica. Trazan a grandes
rasgos su evolución y explican por qué es necesaria en un país como México, en el que ha habido
durante muchos años una tajante separación entre el estudio de la teoría y la práctica jurídicas.
Concluyen aseverando que al menos en México no existe consenso sobre la eficacia pedagógica
de ese enfoque pluridisciplinario. El planteamiento considera sobre todo a la antropología jurídica
como un punto de convergencia metodológico para las demás disciplinas jurídicas.
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Introducción
La simple pero enorme dificultad que representa el llegar a una definición del derecho muestra, de
entrada, la necesidad de utilizar instrumentos pluridisciplinarios para su estudio. Por ello,
consideramos que una de las disciplinas que permite un análisis más completo de los fenómenos
jurídicos es la antropología jurídica [1]. Hija de la antropología social, la antropología jurídica no
es muy diferente de aquella, pues tiene también como objeto el estudio de los discursos, prácticas
y representaciones esenciales para el funcionamiento de cada sociedad, pero privilegia, como es
obvio, el aspecto jurídico. Sin embargo, esta disciplina no considera al derecho como un elemento
autónomo y aislado, sino como uno más de los elementos de un sistema cultural y social.
Hemos dividido nuestro ensayo en tres partes. La referencia, en la primera parte, al marco
histórico del nacimiento y desarrollo de la antropología jurídica es necesaria para comprender el
porqué de la reticencia de los juristas hacia el análisis pluridisciplinario. La segunda parte aborda
el hecho paradójico de que las fronteras entre la antropología jurídica y otras ciencias conexas
tiende a desaparecer para dar paso a un enfoque pluridisciplinario, holístico. En la tercera parte,
se proponen algunas aplicaciones concretas de la metodología de la antropología jurídica al
estudio del derecho positivo.
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La antropología jurídica de Marx y Engels aborda de frente uno de los problemas clave de la
materia: la relación entre el derecho y el Estado; independientemente de las críticas y debilidades
que se les han señalado, sus textos fueron determinantes para la historia de la antropología
jurídica. Lo apretado del resumen nos obliga a pasar por encima de diversas corrientes (otros
evolucionistas, neo-evolucionistas, etc.) para señalar brevemente a quien se acerca por primera
vez a la realidad jurídica: Malinowski, creador del funcionalismo y para quien el derecho no se
limita únicamente a los principios abstractos plasmados en los diversos códigos, sino que se
manifiesta igualmente en fenómenos más concretos y, sobre todo, susceptibles de ser estudiados
a través de la observación directa. Así, después de arrancar con la visión histórico-normativa del
derecho, propia del evolucionismo, la antropología jurídica continúa con el funcionalismo, el
análisis procesal y el pluralismo jurídico, pero independientemente del método, como lo señala
Norbert Rouland: “El verdadero rigor consiste (…) en tomar conciencia de que lo real está oculto,
lo que implica de nuestra parte de múltiples ensayos para intentar captarlo”[2].
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Nuestro planteamiento parte esencialmente de la idea que definir el campo del derecho debe
implicar el estudio de los textos jurídicos, pero también, en igual medida, el de los discursos, las
prácticas y las representaciones que le sirven de base. En este sentido, es indispensable subrayar
la tendencia, casi general, de los juristas a concentrarse únicamente en los textos jurídicos y a
dejar de lado lo que representa el derecho para quienes deciden sometérsele.
b) Por su contenido, el cual podemos conocer ya sea por el análisis de las normas o
por el de los comportamientos jurídicos y la reconstitución de los principios jurídicos
implícitamente contenidos en las decisiones de justicia.
Esta última postura es la del Laboratorio de Antropología Jurídica de la Universidad de París (LAJP)
[5], el cual se interesa sobre todo en los procesos de socialización jurídica. Ahora bien, es
necesario señalar que si pugnamos por un enfoque antropológico no es porque consideremos que
las demás disciplinas relacionadas con el derecho no son útiles para su estudio.
Al contrario, pensamos que las fronteras entre disciplinas se han vuelto artificiales [6] y la
colaboración con, por nombrar algunas, el derecho comparado, la historia del derecho o la
sociología jurídica es una condición sine qua non para la comprensión de los fenómenos jurídicos.
Nuestro planteamiento considera sobre todo a la antropología jurídica como un punto de
convergencia metodológico para las demás disciplinas jurídicas y para un enfoque holístico del
derecho.
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La autoridad que emana del Código napoleónico no viene sólo del rigor con el que fue redactado,
sino de otro mensaje: el de una sociedad de individuos libres regidos por la razón, que deciden
someterse voluntariamente al derecho. El caso de las elecciones es otro ejemplo porque, más que
un simple modo de designación de gobernantes, son ritos a través de los cuales el cuerpo social
manifiesta su coherencia, ritos susceptibles de ser comparados con los de ciertas sociedades
africanas.
Es importante subrayar que este tipo de acercamientos al fenómeno jurídico, que son comunes en
los países anglosajones, han despertado, hasta ahora, poco interés en México. Ahora bien, las
razones de la rigidez que caracteriza a la enseñanza del derecho en México y, en general, en el
mundo son de diversa índole.
Éstas van desde un rasgo conservador, muy propio de los actores u operadores jurídicos (jueces,
legisladores, litigantes, profesores, etc.), hasta una “concepción tradicional, tanto desde el punto
de vista filosófico como del histórico-social, (que) ha sido la tendencia prevaleciente en la escuela
y universidad” [9]. No hay, por lo tanto, resultados evidentes en este campo, pero sabemos que
existen investigaciones en curso y proyectos que, aunque no se declaren abiertamente
antropológicos, lo son por el enfoque o la metodología utilizada.
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Conclusiones
Esta postura metodológica, que busca en común con otras disciplinas profundizar nuestro
conocimiento de los fenómenos políticos, nos parece adecuada también para el estudio de los
fenómenos jurídicos contemporáneos, y particularmente útil para el estudio y la enseñanza del
derecho en México donde coadyuvaría a reducir la enorme distancia existente entre teoría y
realidad jurídicas. Aún no existe, al menos en México, un consenso sobre la eficacia pedagógica de
ese enfoque pluridisciplinario; se trata de una vía por explorar, cuyos resultados se verán con el
tiempo. Se necesita, pues, ir hacia un paradigma, en el sentido kuhntiano del término, es decir, “
un modelo o patrón aceptado por los científicos; o también, un conjunto de creencias compartidas
por los científicos, es decir, un sistema de acuerdos entre los científicos sobre cómo deben ser
entendidos los problemas” [10].
Un paradigma de este tipo, contructivista jurídico [11], surge como reacción al modelo tradicional
de enseñanza del derecho. Se trata de un nuevo tipo de enseñanza que permite analizar y
desentrañar los aspectos contextuales que inciden en el fenómeno, y lograr una enseñanza más
consciente y significativa tanto para el docente como para el alumno. Crítica, constructiva,
transformadora, creativa e innovadora, transdisciplinaria. Consideramos que en ese sentido,
afortunadamente, van ya ciertos trabajos, como el realizado por el Instituto de investigaciones
Jurídicas de la UNAM en 2004: Cultura de la Constitución en México. Una encuesta nacional de
actitudes, percepciones y valores [12].
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Referencias Bibliográficas
[1] Rouland, N. (1988). Anthropologie juridique. París, Ed. Presses Universitaires de France (PUF),
p. 98.
[2] Citado por González Galván, Jorge Alberto. “La enseñanza de la antropología jurídica en
Francia” en Etnicidad y derecho. Un diálogo postergado entre los científicos sociales, p. 307.
[3] Cárdenas, Jaime. “Cultura jurídica y desafuero” en El Financiero, 1 de marzo de 2005, p. 52.
[4] Carbonell, Miguel y Vázquez, Rodolfo (2003). Introducción a Poder, derecho y corrupción, p. 3.
[5] Ver González Galván(1996) , p. 295.
[6] Ídem, p. 291.
[7] Elaboración propia con base en Rouland (1988), pp. 164-179.
[8] Barthes, Roland (1957). Mythologies. Paris, Ed. Le Seuil.
[9] Witker (1985), p. 68.
[10] Kuhn, Thomas S. (2000)
[11] Cf. Cáceres Nieto, Enrique (2002). “Psicología y constructivismo jurídico: Apuntes para una
transición paradigmática” en Muñoz de Alba Medrano, M., Coordinadora, et. al. Violencia Social.
México, UNAM.
[12] Flores, Julia, et. al. (2004). Cultura de la Constitución en México. Una encuesta nacional de
actitudes, percepciones y valores. México, UNAM/IIJ.
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