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Enseñar y predicar
Por
Jhon Garlock
_____________________ ........CONTENIDO
1. ¿QUÉ ES PREDICAR?
7. ¿CÓMO ME PREPARO?
8. ¿CÓMO ME OIGO?
9. ¿CÓMO ME VEO?
La Palabra Hablada es la proclamación oral del propio predicador; una versión de ella es
secundaria. En el sentido más estricto, un sermón no puede ser puesto en un libro, aunque
existen infinidad de libros que contienen transcripciones de palabra por palabra de
sermones..
La esencia del sermón es la presentación viva y audible, acompañada de refuerzos
provenientes del uso dinámico de la voz, el contacto visual con el auditorio y los ajustes
constantes que el predicador haga de acuerdo con las reacciones e interacciones del público.
¡Un sermón está vivo!
UNA FÓRMULA BÍBLICA PARA PREDICAR
Estos conceptos son válidos para una predicación efectiva en todos los tiempos, lugares y
culturas.
Verdaderamente los principios que encontramos en los puntos A., B. Y C., han sido por
mucho tiempo, el fundamento de la predicación clásica y de la enseñanza de la Biblia.
Muchas escuelas bíblicas de éxito operan simplemente juntando estudiantes ansiosos con
un maestro experto que los lleva a través de la Biblia versículo por versículo, deteniéndose
a explicar y exponer conforme avanza. Todos los elementos esenciales se encuentran ahí.
¿QUÉ ES LA HOMILÉTICA?
Ciencia
Arte
Preparación
Exposición
¿PREDICACIÓN CIENTÍFICA?
Como toda CIENCIA, el predicar está gobernado por leyes naturales, especialmente por
aquéllas relacionadas con la naturaleza humana y con la comunicación, y no solamente
por aquellas del espíritu. También guarda una estrecha relación con las leyes de la
fonética, acústica, semántica, psicología y muchas otras disciplinas. El hecho de que el
predicar trate con la Verdad Sagrada no lo exime de estar sujeto a los principios de la
buena comunicación. Un material maravillosamente inspirado puede no alcanzar su
objetivo si el predicador ignora ciertos principios científicos para hablar en público que
son tan básicos para la predicación como para cualquier otra forma de discurso.
¿LA PREDICACIÓN UN ARTE?
Cuán científico pueda ser, el predicar es más que una ciencia. Es un ARTE. La
predicación da cavidad a una infinita variedad de estilos e innovaciones creativas, así
como en las otras artes. No existe sólo una manera “correcta” de predicar. Cada
predicador tiene el privilegio de desarrollar su propio estilo de presentación. Es muy
raro que un predicador pueda copiar el estilo de otro predicador y tener éxito siempre.
Existen muchas maneras de conducir un automóvil: rápido o despacio, cuidadosamente
o alocadamente, agresivamente o tímidamente, hábilmente o torpemente; no obstante,
todas, para asegura el éxito, se deben conformar a las limitaciones del auto, del camino,
y del trafico. De otra manera seguramente se produciría un desastre.
Así también es con la predicación. La ciencia de predicar provee el conocimiento de las
“reglas” básicas dentro de las cuales el predicador debe operar, de acuerdo con la
manera en la que funcionan las cosas en la naturaleza. En cambio, el arte de predicar
abre un campo de acción para la creatividad y la inspiración individual.
No usemos las excepciones creativas como excusa para ignorar las reglas.
PREDICAR ES ANUNCIAR
Anónimo.
LA PREDICACIÓN Y LA PROFECÍA
Predicar, también es, en un sentido literal, hablar de parte de Dios. En este sentido,
desarolla una función profética. En las Escrituras, los mensajes de los profetas eran en
su mayoría sermones de corrección o de estímulo. Sus declaraciones seguramente se
mezclaban con sus predicciones, pero la predicación no es el elemento esencial en la
profecía. Profecía significa simplemente lo que Dios quiere que la gente oiga. La
predicación, cuando consiste de un mensaje que viene verdaderamente de Dios al
pueblo, es entonces indistinguible de la profecía, aun cuando el predicador pretenda o
no ser un profeta. Su oficio (o función principal en el cuerpo de Cristo) podría no ser el
de un profeta, pero ciertamente ministra proféticamente en un sentido mayor cuando
está predicando lo que Dios le ha indicado.
El capítulo quince del evangelio de San Juan, tiene una secuencia de expresiones
comunicacionales del versículo veintiuno al veintisiete.
Estos socios son los que forman la compañía de la comunicación cósmica de Dios.
LA COMUNICACIÓN DE DIOS
El principio de revelación divina significa que Dios por su voluntad se comunica con el
hombre, apartando el telón de su trascendencia para darnos conocimiento y dirección
más allá de lo que nosotros mismos podemos encontrar o entender.
“Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido
verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste” (Jn. 17:8 )
“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la
palabra de ellos” ( versículo 20 ).
PREDICAR O ENSEÑAR ¿Cuál es la diferencia?
Algunas personas se distraen tratando de separar la predicación de la enseñanza, como
si fueran dos cosas totalmente distintas la una de la otra. Desde luego, existen algunas
diferencias, pero también hay muchas similitudes. Para ayudar a aclarar nuestro
pensamiento al respecto, aquí tenemos algunas observaciones de cada una. Noten que
las diferencias son primordialmente en situación o énfasis, y no en estilo o importancia.
PREDICACIÓN ENSEÑANZA
Las tareas son muy raras. Las tareas son muy comunes.
¿ U n escritor de discursos?
La predicación, vista como una actividad espiritual, es mucho más que una forma
especializada de hablar en público. Aún así, las reglas de hablar en público se aplican a
la predicación, como a todas las formas de exposición pública. El conductor de un
automóvil no está exento del reglamento de tránsito ni de las leyes físicas solamente
porque está llevando a cabo una diligencia espiritual o trasladando a alguien a la escuela
dominical. Un pintor no es libre de ignorar los principios de línea, forma y color,
solamente porque ésta creando una semejanza de Cristo en lugar del retrato de un
político o una estrella de cine. Asimismo, el predicador no está exento de los límites de
la acústica, ni de los procesos de comunicación solamente porque esté presentando la
verdad espiritual.
Uno de los errores más serios que puede cometer el predicador, es asumir que porque
sus propósitos son nobles, no tiene necesidad de estudiar las técnicas que hacen efectivo
a un orador. Un predicador debe saber todo lo que un buen orador sabe y más. De
hecho, por la seriedad e importancia de su mensaje sus habilidades deben estar más
afiladas que las de alguien que trata temas menos vitales.
Así que, aunque parezca poco espiritual, resumiremos algunos datos de oratoria y
veremos cómo se pueden aplicar a la predicación.
Los discursos pueden emplear una variedad de estilos, técnicas, métodos, propósitos o
cualidades que se adapten a la presentación y la fortalezcan. Estos se pueden clasificar
en diversas maneras, como las siguientes:
Cualquier tipo de presentación oral puede ser clasificada por la cantidad de formalidad
que se utilice en el mensaje.
Los objetivos son: ser INTERESANTE, ser CLARO, ser CONVINCENTE, producir
ACCIÓN. Observen el orden de la lista. Va de lo más sencillo a lo más difícil y, para
que el orador logre un objetivo de la lista, necesita lograr cualquiera de los otros antes
de lograr el primero.
Esto significa que:
• Un discurso puede ser INTERESANTE, pero no lograr cualquier otro
objetivo.
• Para que sea CLARO, primero debe ser interesante y después CLARO.
• Para que sea CONVINCENTE, primero necesita ser INTERESANTE y
CLARO, y luego CONVINCENTE.
• Para que produzca ACCIÓN primero debe ser INTERESANTE, CLARO
Y CONVINCENTE.
Cada uno de estos objetivos se cumplen debido a ciertos atractivos para el oyente. La
siguiente no es una lista exhaustiva, pero formará una idea del tipo de cosas que
“funcionan”, y que ayudan al discurso (sermón) lograr sus objetivos.
- Sugerencia entusiasta (la gente se gana por entusiasmo sea lógico o no).
- Repetición (una declaración escuchada muchas veces tiende a ser aceptada)
- Amabilidad (la gente tiende a creer a un amigo, pero dudan de un enemigo).
- Asociación (la gente tiende a aceptar una idea que es expuesta por una persona u
organización que ellos ya respetan).
- Haciendo un “hombre de paja” del punto de vista opuesto (construyendo un caso
débil para la oposición)
- Despertando temores de cualquier alternativa (mostrando los resultados probables de
los puntos de vista opuestos)
- Argumentos lógicos (mostrando la razón inevitablemente lleva a la conclusión
deseada)
Pongo “la lógica” al final de la lista, porque, aun cuando hay muchas opiniones en
contra, la mayoría de los otros puntos son en realidad más efectivos al tratar de
persuadir.
Estos pueden no ser los objetivos, ni los métodos, que normalmente los ministros
reconocen como las directrices para sus predicaciones o clases. De hecho algunos de estos
métodos suscitan fuertes discusiones de ética. Un predicador no debe arriesgarse a ser
deshonesto solamente por obtener resultados. Nunca debería adoptar la actitud de
manipular a su auditorio por una causa “justa”.
Por el otro lado, el predicador no puede rechazar los hechos de la psicología humana. La
gente piensa de ciertas maneras, y son llevados a conclusiones de acuerdo a algunos
principios identificables. Jesús utilizó una psicología excelente cuando dijo: “El que de
vosotros esté sin pecado sea el primero de arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Pablo
demostró tener una visión aguda cuando a la multitud que era mitad farisea y mitad saducea
exclamó: “Yo soy fariseo, hijo de fariseo” (hechos 23:6).
Las técnicas por sí mismas no son necesariamente morales o inmorales, sino amorales. Los
medios de persuasión que listamos se mencionan simplemente porque funcionan, ya sea
para bien o para mal. Podrían ser usados para promulgar propaganda falsa, o para llevar a la
gente al arrepentimiento. A las técnicas no les importa. Son simple y sencillamente
principios efectivos y realistas de comunicación. Todo predicador debería conocer y
entenderlas.
Esto puede hacerse de diversas maneras. Una manera que generalmente funciona es la
sorpresa. Jesús sorprendió a la mujer al pedirle de beber. Inmediatamente obtuvo su
atención y despertó su curiosidad.
Cada uno tiene inquietudes que están en primer lugar en sus mentes. Jesús comenzó a
hablarle a la mujer acerca del agua. La razón misma de la presencia de ambos en ese lugar.
De esta manera se mantuvo el interés.
Un predicador no debe solamente hablar una verdad e irse. Debe proveer una manera para
que el que escucha responda. Jesús pidió a la mujer que llevara un recado a su pueblo.
¿CÓMO SE SIENTE EL OYENTE?
Otra manera de ver la tarea del predicador es comenzando a analizar las actitudes del
oyente. Una vez que entendemos dónde se encuentra mental y emocionalmente el oyente,
podemos hablarle con una mayor oportunidad de ser escuchados y comprendidos.
Algunos oyentes pueden estar ansiosos, alertas, receptivos, ser inteligentes,
imaginativos y rápidos en comprender y usar las verdades que estás presentando. PERO
NO ES RECOMENDABLE ASUMIR QUE TODOS LOS OYENTES SON TAN
PERCEPTIVOS. Debes predicar asumiendo que tu público tiene las siguientes
características:
1. ABURRIMIENTO.
Es un error serio el asumir que el auditorio está sentado a la orilla de la silla ansioso de
escuchar lo siguiente que vas a decir. Es más seguro asumir que al momento que vayas a
predicar el publico estará seriamente aburrido, y completamente convencido de que estás a
punto de empeorar su condición.
VENCIENDO EL ABURRIMIENTO.
El antídoto es, “comenzar un fuego”, Significa hacer o decir algo que estimule
inmediatamente el interés del auditorio. En el pozo de Samaria, Jesús “comenzó el fuego”
de curiosidad, pidiendo a la mujer de beber. Por su respuesta sabemos que no esperaba
siquiera que Jesús le dirigiera la palabra. La acción del Maestro fue una sorpresa.
2. INTERÉS EN SÍ MISMO.
Cada persona tiene su propia vida, sus propias preocupaciones, sus dolores y penas, su
propia renta que pagar, y sus propios sueños. El público no se interesa automáticamente en
lo que le piensas dar. Debes mostrarle rápidamente que lo que estás diciendo tiene una
relación directa con sus intereses, sus deseos y su bienestar.
3. FALTA DE IMAGINACIÓN.
El antídoto es, “ofrecer una canasta”. Presenta una estructura o bosquejo que sea muy
fácil de recordar de tu material. El auditorio recordará mejor tu mensaje si le presentas una
lista de cosas afines como: tres razones, dos puntos, cinco pasos, siete armas.
Aún cuando el oyente preste mucha atención, puede terminar con una idea no muy clara de qué
es lo que debe hacer en respuesta al mensaje. Las implicaciones se le pueden escapar de la
mente. Puedes estar preguntándose al final, ¿bueno, y de aquí para dónde?
BORRANDO LA INCERTIDUMBRE.
El antídoto es, “colocar un señalamiento”. Indicarle al oyente las reacciones apropiadas que
debe tener a la presentación del orador. Si se ejerce una presión demasiado personal y
específica, el auditorio lo puede resentir. Aun así, es muy importante dar una clara indicación .
(o al menos una insinuación) acerca de qué es lo que la audiencia debe hacer después de
escuchar el sermón. Se puede invitar a la gente a algún tipo de acción en el lugar mismo (pasar
al frente, levantar una mano para pedir oración, hacer un compromiso), o sugerir un tipo de
acción específica en los días por venir.
Estas cinco actitudes de los oyentes y sus antídotos no son en sí mismos un bosquejo para un
sermón. Pero sí proveen puntos a cubrir que un predicador siempre debe de tener en mente.
Para que sea efectivo, tu sermón debe hacer frente a estas cinco consideraciones.“Comenzar
un incendio” y “Construir un puente” deben programarse en la introducción, o al principio
del sermón.
“Abrir muchas ventanas”, y “Ofrecer una canasta”, deben ir juntos a través del cuerpo del
mensaje.
¿ Q ué debe contener una
predicación?
Cada especialidad tiene su propio vocabulario y la homilética no es la excepción. Para
entender la historia, las funciones y los procesos de la predicación debemos poner atención
a algunos términos que definen los materiales y conceptos con los que trabaja el predicador.
Los siguientes son los elementos principales involucrados con un mensaje.
TEXTO.
Es el pasaje (porción) de la Escritura sobre la cual trata el sermón. Cada sermón debe tener
un texto, y puede citar pasajes adicionales para apoyarlo. Al final del sermón, cualquier
oyente debe poder recordar e identificar el contenido del texto. El texto debe traer a la
mente el sermón, y el sermón debe traer a la mente el texto.
Ocasionalmente, un predicador puede usar textos diferentes y dar igual importancia a cada
uno. En estos casos cada uno de los pasajes es denominado texto “complementario”.
Este tipo de mensaje debe ser usado solo ocasionalmente. Un predicador no debe hacerse el
hábito de brincar de un versículo a otro para formar un sermón.
TEMA.
Indica de lo que se trata el sermón. Debe ser acerca de algo que se pueda definir en pocas
palabras, y no acerca de un todo difuso. Un error frecuente de los predicadores
principiantes es tratar de cubrir más de un tema en el mismo sermón, y algunos corren
desde el Génesis hasta el Apocalipsis sin descanso. Esto no es predicar bien. El sermón
debe tener un tema claro, y todo en el sermón debe relacionarse directamente con el tema.
Si más tarde se le pregunta al oyente “ ¿De que se trató el mensaje?”. La respuesta debe ser
clara y sencilla.
TITULO.
Este es el nombre que el predicador le pone a su sermón. Puede ser igual al tema. Puede ser
deliberadamente misterioso para estimular el interés. Por ejemplo, un sermón cuyo tema es
“El amor de Dios” podría ser llamado, “La cosa mas grande del mundo”. Pero el predicador
debe tener cuidado de no usar un título que pueda confundir o que haga promesas irreales.
Algunos que históricamente han incurrido en este error han escogido etiquetas como
“¿Quién es el anticristo?” o “¿Cuánto tiempo falta para el juicio final?”. Este tipo de títulos
deben usarse reservadamente o de preferencia no deben usarse.
PROPUESTA.
Es el mensaje resumido en una oración (frase), y a veces se le llama la “tesis” del sermón.
Debe estar redactado en una forma que haga sentido al decirlo en voz alta, aunque no
necesariamente se utilice así. Es un medio de disciplinar la preparación del predicador
obligándolo a reducir la escencia de sus pensamientos hasta que puedan ser resumidos en
una sola frase.
Un sermón no está listo para ser predicado hasta que el orador pueda decir la propuesta
claramente, aunque sea a sí mismo. La propuesta no es una descripción, no es una extensión
del título, es el sermón puesto en una sola frase.
BOSQUEJO.
Por bosquejo nos referimos al marco estructural del sermón; el enrejado donde deben crecer
las rosas. En este manual me refiero a él más como “la estructura” que como “el bosquejo”,
porque el concepto de bosquejo es frecuentemente relacionado con reglas complicadas de
sub-puntos y sub-subpuntos. Para cualquier mensaje, un arreglo tan complicado no es
solamente innecesario, sino además indeseable. La estructura sencillamente es una lista de
ideas que se quieren comunicar. Estas ideas son los puntos del bosquejo. Claro que pueden
existir “sub-ideas” para cada una de ellas, pero éstas no necesitan que se les asignen letras o
números para compartir con el auditorio. Normalmente, la estructura de un mensaje
necesita solamente una secuencia breve de pensamientos principales.
Recuerda:
Los puntos de un bosquejo son ideas y no citas bíblicas o ilustraciones. Las ilustraciones o
versículos asociados con cada punto pueden ser escritas entre paréntesis después de la idea
(como recordatorio), pero es la idea lo que es el punto del bosquejo. Las ideas pueden ser
expresadas en palabras sencillas, frases u oraciones completas. Aquí, la brevedad es una
virtud importante, así como la razón principal para que la estructura ayude a que el mensaje
permanezca en la memoria del oyente.
APUNTES.
Consisten en cualquier apoyo escrito que el predicador utilice para refrescar su memoria
mientras predica. El término, como lo usamos aquí, no se aplica a las anotaciones que se
hayan hecho durante la investigación, o a los datos utilizados durante la preparación del
mensaje. Los apuntes contienen la estructura (bosquejo) del mensaje, aunque también
puedan contener datos a recordar como estadísticas, nombres, citas, etc.
Un predicador deberá siempre tener una estructura, pero podrá aprender a predicar sin
utilizar apuntes que le recuerden el sermón que preparó habiéndolo aprendido de memoria
con todo y citas bíblicas.
Los mejores apuntes consisten no de largas oraciones que llenen toda una hoja, sino de
frases breves, acomodadas en grupos verticales. ¡Piensa verticalmente!
El papel o tarjeta que se use no debe de ser más grande que una hoja de la Biblia que se esté
usando para predicar. Esto te ayudará a mantener los apuntes ocultos y no distraerás la
atención del auditorio innecesariamente. Nunca debes avergonzarte de usar apuntes. A
medida que estés más familiarizado con el mensaje, menos tendrás que consultarlos. Es
bueno tener apuntes preparados, aun cuando pienses no necesitarlos.
ILUSTRACIONES.
Una ilustración es cualquier cosa que el predicador use para crear una imagen en la mente
del auditorio. Esta imagen mental a su vez provoca que la verdad que está siendo
presentada se sienta más real y personal.
Todos los siguientes pueden ser considerados como ilustraciones:
Un cuento.
Una comparación.
Una descripción.
Una figura de lenguaje(expresión idiomática)
Un proverbio.
Un poema.
Una cita.
Un diagrama o gráfica.
Un dibujo.
Un objeto tridimensional.
Las imágenes mentales son las ventanas a través de las cuales la verdad penetra al corazón
y la mente del oyente. Un predicador debe tener por lo menos una ilustración conveniente
para cada verdad que presente. El sermón no está terminado hasta que dichas ilustraciones
sean encontradas y preparadas. Las ilustraciones son absolutamente necesarias, no son
artículos decorativos.
En el caso de Jesús, sus parábolas fueron sus ilustraciones y Él dependía mucho de ellas.
De hecho se nos dice que durante una buena parte de su ministerio enseñó solamente en
parábolas, y que sin parábolas no enseñaba (Mt. 13:34). Esto es una declaración muy fuerte.
Aparentemente, si no tenía una ilustración para decir lo que quería, ni siquiera hacía el
intento.
El relato aclaró muy bien la situación ya que cuando Jesús le preguntó a su cuestionador:
“¿Quién fue el prójimo de este hombre?”, el que le preguntaba supo y comprendió le
respuesta. Jesús sabía que la gente no entiende tanto una definición como un ejemplo. Tú
debes tener una ilustración para que tu idea sea transmitida efectivamente.
¿Dónde encontramos ilustraciones? Éste es uno de los problemas mas difíciles para
cualquier orador. El problema es que no se puede sacar una ilustración de la manga cuando
se necesita una. Otros elementos del mensaje (como el bosquejo) pueden ser creados
simplemente tomándose el tiempo para hacer el trabajo. Pero una ilustración es diferente,
no puedes hacer una cita contigo mismo para una hora específica para crear o producir una
ilustración. Así que un buen orador o predicador está constantemente a la caza de
ilustraciones durante el transcurso de su vida, ilustraciones de todo tipo de verdades, y no
solamente del tema que piensa predicar el domingo siguiente. Las obtiene de:
Lo que lee.
Lo que ve.
Lo que escucha.
Lo que experimenta.
Las mejores ilustraciones vienen de fuentes muy allegadas al orador mismo, porque él las
puede usar con mayor veracidad y sentido de la realidad, que aquellas que pueda encontrar
en libros. Pero para tenerlas listas para utilizarlas, debe estar constantemente alerta y en
observación para notarlas. Y, para poder capturarlas, cuando se suscitan inesperadamente,
debe traer siempre papel y lápiz a la mano.
Recuerda, una ilustración debe crear una imagen en la mente del oyente. Su poder y
efectividad dependerá en proporción directa a la intensidad y de la imagen y de los
sentimientos que la imagen evoque.
Al momento de utilizar ilustraciones, tenemos dos caminos a escoger:
La primera forma es la más segura, especialmente si no eres muy hábil en dar ilustraciones.
Por que si das ilustración sin que el auditorio sepa lo que quiere decir, existe el peligro de
que el auditorio escuche algo equivocado y llegue a una conclusión diferente a lo que
habías intentado comunicar. Pero, si la ilustración es inusualmente fuerte, y estás adiestrado
a contarla, entonces puedes tener más poder si permites que exprese el punto por sí misma.
Simplemente cuéntala.
CONTEXTO.
Es el entorno total, cultural, situacional, y literario de la porción de la Escritura escogida.
Obviamente, ninguna porción de la Biblia puede presentar toda la verdad por sí sola. Por lo
tanto debe ser explicada con base en las implicaciones de las circunstancias en las que fue
escrita, y en los términos del tema que se esté tratando.
Por ejemplo, varios pasajes en la Biblia hacen referencia a la fe, la esperanza y el amor.
Pero el orden en el que se enlistan varían dependiendo del énfasis que el pasaje está dando.
En la carta a los Hebreos, la secuencia es “amor, esperanza, fe” porque la fe es elemento al
cual Hebreos da atención especial. Pero en la primera carta a los Tesalonicenses, capitulo 1,
verso 3, la secuencia es “fe amor, esperanza”, porque la carta habla acerca de la esperanza
de la segunda venida de Cristo. Y en la primera carta a los Corintios, capitulo 13, verso 13,
la secuencia es “ fe, esperanza, amor”, porque aquí el énfasis está sobre la grandeza del
amor.
En cada caso, el contexto nos ayuda a comprender el significado y el sabor del pasaje.
Cualquier Escritura tomada “fuera de contexto” puede distorsionar la verdad.
EXPOSICIÓN.
Es la explicación de los significados de las palabras de las Escrituras y sus implicaciones, la
cual deriva en principios útiles, que transportan la verdad bíblica a una aplicación práctica.
Es abrir o desenvolver el significado de una porción de la Biblia. Éste es uno de los
objetivos mas importantes de una buena predicación.
EXHORTACIÓN.
Es el urgir, a través de una amonestación, imperativamente a la acción, declarando la
verdad de la Escritura en forma de mandamiento: “¡Amaos los unos a los otros!”, “¡Tengan
fe!”, “¡Arrepiéntanse!”.
La exhortación es uno de los elementos más básicos de la predicación, pero debe ser
equilibrada con otros ingredientes. Un predicador que no hace otra cosa mas “dar ordenes”
en sus predicaciones de la impresión de estar azotando continuamente a su congregación.
Obtendrás mejores resultados si exhortas con amor y ternura en lugar de con ardientes
amenazas de juicio.
CONTENIDO.
Es la carne del mensaje: ideas, explicaciones, argumentos, significados o verdades. No
incluye ilustraciones o estilo de exposición. El contenido es el cargamento, no el vehículo.
Un orador puede tener un estilo atractivo y precioso, pero no tener algo importante que
decir. El contenido sólido, práctico, inspirado de parte de Dios es el punto de inicio para la
preparación de cualquier sermón.
PRESENTACIÓN.
Es la manera de presentar el sermón. Es la técnica del predicador, a diferencia del
contenido, éste es el vehículo que carga el mensaje. La presentación consiste en el uso de la
voz, movimiento corporal, de los ojos, ademanes, gestos, estilo, etc., para transmitir el
mensaje. Una vez que el predicador tenga un buen “contenido” que compartir, debe igualar
su calidad con una buena presentación para que el mensaje pueda ser transmitido y
recibido. Es un error común, pero serio, el asumir que si el contenido de la predicación es
excelente, la presentación no tiene mayor importancia. Muchas veces la presentación es la
que determina si el auditorio recibe un mensaje o no, y la forma en la que lo recibe.
¿ C ómo se organiza un sermón?
La forma mas sencilla de organizar un sermón (o cualquier discurso) es una casi
automática. Toda presentación oral tiene estas partes:
Una introducción. Es la manera de comenzar, y como tienes que empezar de una manera
u otra, sea que lo hagas con gracia o no, ya tienes una introducción.
Un cuerpo. Es la carne del mensaje, la razón o razones por las cuales te paraste a hablar. Y
debes haber tenido en mente algo que decir o no te hubieras levantado, ¿verdad? Así que tu
mensaje ya tiene un cuerpo, bonito o no.
Una conclusión. Es la forma de terminar, lo cual harás tarde o temprano. Puede ser un
clímax apoteótico o puede ser algo completamente improvisado, pero para bien o para mal,
ahí está.
Si las dejamos al azar, ninguna de estas partes serán satisfactorias, ni para el orador ni para
el auditorio. Más adelante es este manual sugiero algunos elementos que estas partes deben
contener, mientras tanto consideremos su función.
La conclusión. Tiene la función de sugerir una respuesta apropiada de parte del auditorio.
Le dice a la gente qué hacer acerca del mensaje.
Sólo resta considerar el cuerpo del mensaje. En el cuerpo están al s ideas principales que
quieres transmitir. Primero anótalas en una lista. Después anota al lado de cada una el
recordatorio de la ilustración que usarás para lograr el objetivo, y ¡listo! ¡Un bosquejo del
mensaje! Sé que se dice más fácil de lo que es en realidad, pero ésta es la manera más
primitiva y elemental de pensar en la estructura de un sermón.
Recuerda, predicar sin una estructura clara (bosquejo) es como entregarle cien huevos a
alguien, uno tras otro, sin un recipiente para cargarlos. Nunca logrará que lleguen a casa
completos. La estructura es la canasta que les das para que se puedan llevar los huevos.
Una ilustración ayudará al oyente a recordar un punto específico; una buena estructura le
ayudará a recordar todo un sermón.
Desde el punto de vista del oyente, no es particularmente importante que el bosquejo tenga
una redacción perfecta o que se vea muy bien. La estructura es un recurso para que el
público y el orador puedan memorizar el mensaje, ¡debe ser memorable!
Recuerda, la estructura es sencillamente un listado de ideas. Pero la fuerza del mensaje
depende considerablemente de la solidez de las ideas en la lista.
Los sermones pueden ser clasificados de acuerdo a la fuente de su estructura; ¿de dónde
vino la lista de ideas?
Esta lista consiste de tres tipos de amor, pero no está sugeridos por ningún listado del texto
mismo. Un mensaje organizado de esta manera es un mensaje temático.
Cualquiera de estas estructuras pueden ser la base de un buen sermón. Los sermones
temáticos son los más comunes, porque son más fáciles de preparar sin tener que escarbar
más profundo en las Escrituras.
Los sermones textuales tienen el potencial de una impresión poderosa, ya que siempre son
más allegados a las escrituras y menos sujetos a los caprichos y prejuicios del predicador.
Pero esto no quiere decir que los mensajes temáticos sean malos o deban ser evitados.
Además es posible que un bosquejo sea una combinación de ambas formas, usando
divisiones que solamente se sugieren vagamente en el texto, pero que el predicador resalta
en forma de una lista de puntos lógicos. Algunos libros de texto se refieren a este tipo de
sermones como temático-textual.
Una vez que el bosquejo se ha definido tentativamente, debe ser revisado para asegurarse
que en alguna parte existen elementos que sean atractivos a las tres partes de la
personalidad humana. El intelecto, las emociones y la voluntad.
Estos elementos forman parte de un bosquejo psicológico del sermón. No son necesidades
absolutas. Puede ser que de vez en cuando alguno falte. Pero es buena idea tomarlos en
cuenta.
Pero proveen una valiosa lista de verificación contra la cual podemos revisar el sermón
antes de predicarlo. ¿Estas dando al auditorio algo en que PENSAR, que SENTIR, y algo
que DECIDIR?
Hay infinidad de posibilidades en cuanto al formato del bosquejo del sermón. No debe ser
un análisis erudito. Es solamente un listado de ideas. Pero sus divisiones (puntos) son más
útiles si comparten una o más de las siguientes cualidades:
Novedad: Uso de una palabra, o palabras, poco usuales para las divisiones del bosquejo.
Aliteración: Los puntos principales de la estructura comienzan con la misma letra.
Estructura gramatical paralela: Las palabras que designan los puntos principales
consisten en la misma parte del lenguaje, por ejemplo: todos sustantivos; todas expresiones
verbales; todos adjetivos; misma terminación o derivación etimológica; etc.
Importancia paralela: Ningún punto es mas importante o vital que otros.
Orden lógico, como estos:
Ascendente en forma de importancia.
Orden cronológico.
Orden de causa y efecto.
Orden de sencillo a difícil.
Algunas veces puede existir una buena razón para presentar tu lista de pensamientos en un
orden diferente al que está en el texto. Por ejemplo el Salmo 1, el hombre piadoso es
descrito al principio y después el impío. Para efectos de la predicación puedes preferir usar
al orden al reverso, para terminar con un aspecto positivo. No es aconsejable forzar o
distorsionar las ideas del mensaje, por darles un orden atractivo de aliteración. Pero si
dentro del sentido de los pensamientos puedes etiquetar tus puntos principales
creativamente para que sean más fáciles de recordar, entonces estarán mucho mejor.
¿ C ómo me preparo?
Podemos clasificar la preparación de sermones de diversas maneras. Por ejemplo en:
preparación espiritual y preparación técnica. Algunos predicadores descuidan una o la otra,
pero ambas merecen atención, se necesita un balance.
Sin embargo existe una división más allá de cada una de estas, y consisten en.
LA PREPARACIÓN GENERAL:
Esta es la suma total de la experiencia de uno, incluyendo los sermones anteriores.
Probablemente puedes pensar en un tema o texto sobre el cual podrías predicar de
improviso por que estás más o menos familiarizado con él. Usarías tu preparación general
para cumplir.
LA PREPARACIÓN ESPECÍFICA:
Es el esfuerzo de preparación para predicar en un tiempo y lugar determinados. Es el tipo
de esfuerzos que harías si fueras invitado a compartir en un congreso o congregación el día
de mañana. Estos dos tipos de preparación los podemos comparar, respectivamente, con el
dinero que guardas en el banco, y con el dinero que llevas en tu bolsillo. Cuando te
preparas para compartir en una ocasión particular, es como retirar el dinero exacto para
pagar algo. Después de haber expuesto tu mensaje, la misma preparación que has hecho
ahora es depositada automáticamente en una “cuenta” de preparación general sobre la cual
puedes efectuar retiros para preparaciones específicas en el futuro. Predicadores
principiantes deben “ganarse” su camino invirtiendo más tiempo en preparaciones
específicas, predicadores experimentados tendrán más material en su depósito de
preparación general.
Una tentación para el ministro experimentado, conforme pasan los años, es depender
demasiado de su depósito general; esto convierte sus mensajes en algo pasado de moda.
En el capitulo 11, he hecho unas sugerencias de posibles fuentes de temas para mensajes.
Dios puede utilizarlos pero definitivamente no está limitado a ellos.
Mas allá de la preparación espiritual a través de la oración, algunas de las mejores
herramientas prácticas para la preparación de sermones son las siguientes.
LA BIBLIA.
Esta es la herramienta más importante de preparación. Cada predicador y maestro de la
Biblia debería ser coleccionista de Biblias y ciertamente deberían de tener como mínimo
una versión en cada idioma que sepan leer. En inglés hay un gran numero de versiones
disponibles y cada una es útil. Como parte de la preparación de sermones es aconsejable
buscar el mismo texto en más de una versión.
Sin llegar a mostrarte una tabla comparativa de varias versiones, es suficiente con
mencionarte que la Biblia que usas para tu “lectura de entrenamiento” tal vez no sea la
mejor para predicar. Algunas de las versiones más modernas son paráfrasis que traducen los
“equivalentes culturales” de las Escrituras en lugar de los significados literales. Éste es un
acercamiento válido de traducción bíblica en cuanto al sentir y significado del pasaje. No
obstante, predicar de una versión así corre el riesgo de basar un punto principal en un
significado que no se encuentre en el original. Asimismo, algunas versiones facilitan el
encontrar una estructura que se presta a la elaboración de bosquejos textuales. La versión
Reina-Valera, revisión 1960, y la Biblia de las Américas son muy buenas en este aspecto
(*). Otras versiones son igualmente fieles, pero pueden minimizar la estructura a favor de la
fluidez.
UN SISTEMA DE ALMACENAMIENTO.
Para aprovechar al máximo el “depósito” de la preparación general, se necesita un sistema
de almacenamiento de los apuntes, donde se puedan encontrar cuando se necesiten. Yo no
llamo un sistema de archivo porque eso sugiere algo muy complicado. Mantenlo sencillo.
Elaborar archivos detallados puede perjudicar más que ayudar. Muchos predicadores
pueden ministrar exitosamente durante años usando algo sencillo como una caja de zapatos
u otro contenedor pequeño que guarde sus apuntes, bosquejos e ilustraciones.
Cuando necesites preparar algo, comienza con lo que hay en la caja de zapatos y crea tus
apuntes. Muchas veces encontrarás algo útil en tu “archivo” y lo puedes acoplar con
material nuevo que uses para la ocasión. Después de predicar, guarda tu nuevo bosquejo
(apuntes) en la caja de zapatos para futuras referencias.
Cuando ya sea necesario tener un sistema de archivo más convencional (quizás después de
varios años), mantenlo lo más sencillo posible.
Muchos predicadores tienen material valioso que no pueden localizar cuando lo necesitan
por tener sistemas complicados de archivo. Lo mejor es guardar el material en carpetas con
títulos que se relacionen con el tema y su uso probable, y no con su fuente. No tengas un
archivo llamado “revista time”, pero si uno marcado como “Material acerca de
resurrecciones”.
Una concordancia es muy útil para el predicador. Estas son algunas maneras en cómo
puede ayudar:
UN DICCIONARIO BÍBLICO.
Este es un tipo de enciclopedia de términos bíblicos importantes que da algunos
antecedentes culturales, históricos o lingüísticos de cada uno. Es sumamente valioso para
verificar el sentido de una palabra que tenga un significado especializado.
COMENTARIOS.
Un comentario es un juego de tomos con explicaciones o análisis de las Escrituras pasaje
por pasaje. La desventaja de este material de ayuda es que ningún comentario intenta tratar
con cada uno de los versículos de la Biblia, y muchos prefieren omitir su opinión en los
lugares difíciles donde más ayuda necesitas, mientras dan una amplia explicación en los
pasajes donde tu propia percepción es bastante adecuada. Los comentarios de muchos
volúmenes normalmente no valen su precio.
Cualquier comentario esta matizado por el enfoque teológico del comentarista, por lo que
los comentarios varían desde los radicalmente “liberales” hasta los estrechamente
“fundamentalistas”.
LA OBSERVACIÓN PERSONAL.
La experiencia directa o vicaria de la vida es la mejor fuente de ilustraciones. Puedes
recolectar no sólo de lo que te pasa a ti, sino también de lo que lees u observas en las vidas
de otros. Encontrar una ilustración no puede ser planeado. Deben ser captadas al momento
que aparecen. Un predicador debe estar alerta a las escenas y eventos en la vida diaria que
le ayudarán a crear imágenes mentales para su auditorio.
LA MEDITACIÓN.
Este método de estudio de la Biblia podría asemejarse a “rumiar” los mismos pasajes
repetidamente. La meditación es reflexionar intensa y prolongadamente sobre una porción
de las Escrituras. Se facilita, si te haces a ti mismo todas las preguntas posibles que puedas
imaginar acerca de las circunstancias en el pasaje ¿Quién lo hizo o lo dijo? ¿Por qué?
¿Quién más estuvo ahí? ¿Qué actitudes muestran? ¿Cuál fue la historia del evento? ¿Hay
otros pasajes similares en la Biblia? Cientos de preguntas son posibles acerca de cualquier
pasaje, y son una manera muy importante de recibir revelación o de hacer un
descubrimiento
LA DISCIPLINA.
La preparación para predicar es un asunto serio, que no debe ser tomado a la ligera.
Además de la preparación requerida en oración y estudio, algunas reglas prácticas de
comportamiento te ayudarán a tener éxito.
Procura no ingerir alimentos pesados justo antes de la reunión en la cual predicarás. Esto
evidentemente se aplica a la preparación de cualquier esfuerzo físico o mental, pero los
predicadores tienen una tentación adicional en esta área, porque normalmente se les invita a
cenar o a comer antes de la reunión o servicio. Si puedes, discúlpate delicadamente, o por
lo menos, ingiere sólo una pequeña cantidad de alimento ligero.
Usa la disciplina también para evitar situaciones de tensión emocional horas antes de la
predicación (camino a la congregación, mi es esposa usa el tiempo para contarme que se
descompuso la lavadora, o que los niños se pelearon con los vecinos). De ser necesario,
pide la cooperación de los familiares para evitar controversias, noticias que trastornan,
decisiones críticas y situaciones sociales escandalosas. Necesitas tiempo de quietud, no de
conversación. La soledad es un ingrediente necesario, para meditar y orar.
¿ C ómo me oigo?
Una vez que sientas que el cielo te ha confiado un mensaje de parte de Dios, que lo has
equipado con ilustraciones poderosas, y lo has estructurado de una manera efectiva, te resta
lograr que se plante en los corazones y mentes de los oyentes. Esto depende de la calidad de
la exposición de tu sermón. En los capítulos 8 y 9 consideramos cada una de las
herramientas básicas que utiliza el predicador para lograr que el mensaje sea transmitido a
los oyentes de manera que asegure una buena recepción de parte del público. Empecemos
con la más importante:
LA VOZ.
Ésta es la herramienta vital de la exposición, pero es muchas veces ignorada.
Desafortunadamente, la tecnología de los micrófonos y amplificadores han dado a los
predicadores la impresión de que cualquier manera de hablar es suficiente, ya que el
encargado del sistema de sonido se hará cargo de cualquier detalle. Pero la mala oratoria no
se hace buena por usar un equipo costoso de sonido. Sencillamente será mala oratoria,
expuesta con mayor volumen, que no es un gran avance.
A) TONO.
Es el lugar del sonido de tu voz en la escala musical. Puedes ser bajo o soprano, pero aún
así dentro de tu rango tienes la opción de usar la parte alta, la parte baja, o la parte media de
tu tesitura.
Posiblemente piensas que el tono está relacionado con el canto, y no con el habla, sin
embargo también la voz al hablar tiene tono. La diferencia entre cantar y hablar es
solamente que en el canto el tono se mantiene el suficiente tiempo para que sea
identificado. Hablando, el tono se mueve tan rápidamente de abajo hacia arriba con cada
sílaba que no se puede identificar fácilmente.
Para el que habla en público, dos principios del tono se encuentran contrapuestos entre sí:
• El tono alto puede viajar una distancia más grande con menor esfuerzo.
• El tono bajo es más placentero y menos cansado para la persona que escucha
Éste no es el sentir que quieres transmitir al auditorio, o sea, que debes usar más
frecuentemente la mitad inferior de tu rango vocal cuando hables. Usa la mitad superior
sólo para hacer ocasionalmente un contraste o cuando tengas dificultades para que te
escuchen. No hagas como muchos predicadores que gritan en tono alto durante varios
minutos a la vez, pensando ser más efectivos, o que presentan una unción especial.
¿Cómo puedes encontrar tu mejor nivel de tono? Acércate a un piano, identifica las notas
más altas y las más bajas que puedas cantar cómodamente, encuentra el punto intermedio
entre ambos. Ahora córrete al lado bajo (izquierda) unas cuantas notas de ese punto
intermedio. Así encontrarás probablemente el mejor tono para tu voz en particular.
B) VOLUMEN.
Este es el rango de amplitud o volumen. Este es controlable independientemente del tono,
aunque acostumbramos variar los dos juntos, yendo de alto y fuerte a bajo y suave. Pero es
posible y a veces deseable ser alto y suave, o bajo y fuerte.
La regla general para volumen es ésta: usa un nivel algo más fuerte del necesario, no tres
veces más alto. Tres buenas razones requieren de ese volumen adicional.
Primero: Hablando un poco arriba del nivel mínimo mantendrá mejor la atención del
público (muy fuerte mucho tiempo anula este efecto).
Muchos factores pueden determinar la selección del orador en cuanto a velocidad, pero un
principio universal es esta generalidad: mientras más grande sea el auditorio, más baja debe
ser la velocidad que use el orador.
Eso tiene que ver básicamente con el problema de interferencia. Si de un auditorio de cien,
diez personas tienen tos, entonces en un auditorio de trescientas, treinta tendrán tos.
Cada tosido borra la voz del orador para un pequeño círculo de oyentes alrededor de la tos.
Si el orador está hablando muy rápido, la gente comenzará a hablar entre sí; habrá más
movimiento de entrada y salida; y más bebes llorando. Así que, recuerda: mientras más
grande el público, más despacio se habla.
D) TIMBRE.
Este elemento tan difícil es por lo general (desafortunadamente) hereditario. El timbre es
realmente un patrón únicos de tonos bajos y tonos altos (armónicos) que identifican la voz
de una persona de otra. Para muchos de nosotros esto se encuentra sólo bajo un control
limitado.
Escúchate a ti mismo y sencillamente busca un sonido suave y agradable. Evita ser áspero,
ronco y gangoso.
E) ARTICULACIÓN.
Los movimientos complejos y la colocación de todo el mecanismo vocal se llama
articulación. Las cuerdas vocales, las superficies de la garganta, el paladar, la campanilla, la
lengua, los labios, los dientes y la quijada se mueven en cierto grado u otro. Es la
colocación de estas partes en una infinita variedad de posiciones relativas que crean la
variedad de sonidos que conocemos.
En todos los idiomas del mundo combinados hay más de 1,200 diferentes sonidos de habla
en uso. Un solo idioma usa a lo mucho solamente 50 o 60 de ellos (en el ingles se usan sólo
44), pero, aún así, cualquier voz es capaz de producir cualquiera de ellos. El principio de la
fonética es éste: Si todas tus partes vocales están exactamente en las mismas posiciones que
las de los africanos que hablan Zulú, ¡tu voz también podrá hacer ese sonido exótico! Esto
es meramente una cuestión física. Nuestro problema es que normalmente no prestamos
atención a lo que están haciendo realmente nuestros órganos vocales.
La fonética es la ciencia de los sonidos del habla o del lenguaje hablado. Su estudio puede
ayudar a una persona a vencer cualquier pronunciación defectuosa, o a imitar cualquier
“acento”. Si te percatas de un problema de articulación, y piensas en serio acerca de
predicar, puedes remediar la dificultad si estas dispuesto a que te ayuden a entrenar la voz y
a trabajar muy duro. Los hábitos de habla son muy antiguos, pero no es imposible hacerlo.
ENUNCIACIÓN: Está relacionado con qué tan claramente dice eso de esa manera. Regla
general: ¡No tengas miedo de abrir la boca cuando hables!
No hay un sustituto para hablar claro. Tus ideas pueden ser sensacionales, tu motivación
sincera, tu preparación impecable, pero si no hablas con claridad todo estará perdido. Tu
voz es el eslabón final entre tu mensaje y la congregación.
¿ C ómo me veo?
Aunque la voz de la herramienta más importante de la exposición, ciertamente no es la
única. Todos sabemos que escuchar un mensaje en un cassette no es igual que escucharlo
en persona. La diferencia es fundamentalmente, que todos los elementos visuales de la
comunicación están faltando en la grabación de audio. A continuación damos unas
herramientas no vocales.
LOS OJOS.
La parte más expresiva de la cara, y la más observada por el auditorio, son tus ojos y son lo
segundo en importancia después de tu voz. Usados adecuadamente, tus ojos pueden ayudar
a la efectividad de tu predicación; usados inapropiadamente, pueden ser una desventaja.
Los actores usan maquillaje en los ojos, no para ser más atractivos, sino para hacer más
visible la expresión de los ojos. Puede ser que tú no uses maquillaje, pero la visibilidad de
los ojos es muy importante. Evita barreras; intenta predicar sin anteojos, al menos que
realmente los necesites. Pon atención a lo que hagas con tus ojos; la gente lo hace.
No voltees a ver a alguien que esté sentado en la plataforma, atrás de ti, no importa que tan
importante pueda ser. Ellos saben que el auditorio está frente a ti. Además puedes hacer el
penoso descubrimiento de que los que están atrás de ti no te están prestando atención, lo
que los hace un pésimo modelo para el auditorio.
No cierres los ojos durante periodos largos. Este es un mal hábito de muchos directores de
alabanza y ha pasado a los predicadores. Puedes quererte ver muy espiritual, pero el público
se siente ignorado.
No voltees a mirar la fuente de distracción que pueda ocurrir. Alguien que entre tarde, que
salga, o haga ruido sorpresivo pueden distraer a algunos en el auditorio. Pero la manera más
efectiva de hacer que se distraiga todo el auditorio es que el orador volteé y vea el origen
del problema. No lo veas, ignóralo.
ALGUNOS PUNTOS A RECORDAR.
Mantén un contacto visual breve sobre todo el auditorio incluyendo aquellos que pueden
estar a la extrema derecha o a la izquierda.
Observa la mayor parte del tiempo a aquellas personas que se encuentren lo más lejos de ti.
Deja que tus ojos “barran” de izquierda a derecha la fila de atrás, no la del frente. Tu vista
crea un plano invisible que va de ti hacia el público. Si ves la fila trasera, los que están al
frente se sienten incluidos. Pero si solo ves la fila del frente los de atrás se siente excluidos.
Alza la vista de la Biblia o de tus apuntes lo más que puedas. Aún cuando estás leyendo el
texto, la mejor técnica es poner el dedo en el lugar, leer una frase (o porción)
silenciosamente y después ver al público al decirla. Con un poco de práctica esto se hace
natural, y puede hacerse sin que existan pausas largas.
LA POSTURA.
Un orador debe tener una presentación alerta t enérgica. Esto se puede conseguir en gran
parte, manteniendo el peso del cuerpo hacia delante en la punta de los pies, no en los
talones. Párate de tal manera que en cualquier momento puedas pararte de puntas sin perder
el equilibrio. “Mantente en la punta de los pies” , es un buen consejo, no solamente para
atletas, sino también para oradores. No solamente te verás más alerta, sino que muchas
veces ese dinamismo saldrá a través de tu voz también.
EL MOVIMIENTO.
A excepción de las congregaciones más formales, y tradicionales, ya no se espera que los
predicadores permanezcan estáticos detrás del púlpito para exponer sus sermones. Algunos
predicadores todavía prefieren este método y algunos auditorios lo esperan. Y, en los
lugares donde sea necesario usar un micrófono y el único disponible esté empotrado en el
púlpito, no hay alternativa. Pero, donde sea posible y aceptable, un poco de movimiento es
deseable al predicar. Una razón sencilla es que el público pone más atención a un objeto
móvil que a uno fijo, y además, es el hecho que el movimiento puede ser usado para realzar
y reforzar el mensaje. Para lograr esto, el movimiento no debe ser sin sentido, sino
relacionado con el significado o intención de lo que se está diciendo. Tomar una nueva
postura cuando empiezas a hablar de una idea nueva, es una manera de dar al mensaje
“comienzo fresco”. Cuando cambias de lugar, el oyente voltea su cabeza hacia ti. Esto es un
pequeño cambio para él, una renovación del foco de su atención. Además, él ahora se
enfrenta a un fondo ligeramente diferente al de antes, eso le añade frescura a tu exposición .
Muévete cuando empieces una idea nueva, una nueva ilustración, cuando quieras dar un
nuevo énfasis.
No simplemente te pasees de un lado a otro, y regreses atrás del púlpito porque encontraste
un obstáculo (como el final de la plataforma). Este tipo de movimiento como “animal
enjaulado” no agrega nada a la efectividad.
Estudios como el “alcance a la atención al público” nos dicen que, un orador debe de atraer
la atención del auditorio como quince o veinte minutos. El movimiento corporal,
coordinado con el contenido del mensaje, puede ayudar a lograr esto.
MANOS Y ADEMANES.
Si detienes la Biblia, tarjeta de apuntes u otro material mientras hablas , puedes solucionar
el problema de qué hacer con las manos. Asimismo, si estás parado detrás de un púlpito
grande, es natural que descanses las manos en las orillas. Pero si no tienes notas que
detener, ni un púlpito separándote del auditorio, ¿entonces qué hacer? Algunos libros de
texto recomiendan lo siguiente: “permite que tus brazos y manos cuelguen holgadamente a
tus lados”. Muy pocos oradores pueden hacer esto sin sentirse ridículos.
Para la mayoría de la gente, una mejor idea es tener los codos ligeramente doblados, con las
manos casi juntas hacia el frente del cuerpo. Pueden tocar o casi tocarse. Este es un consejo
general, no una posición que debe ser mantenida rígidamente. Haz lo que te sea cómodo,
mientras que no se vea mal para el auditorio. Pero, en circunstancias normales, los codos
doblados, y las manos al frente es la posición más común.
En cuanto a la posición de las mismas manos, la posición más natural para la mayoría de
los oradores es como si estuvieran detenido una pluma para escribir. Planas las manos se
ven raras; cerradas, parecen amenazar. Mantén cada mano como si fueras a escribir con un
bolígrafo invisible. Te veras relajado y bien.
¡No mantengas tus manos detrás de la espalda! Hacer esto provoca que los hombros se
muevan, comprimiendo un poco el pecho, provocando dificultad al respirar. No necesitas
esa desventaja. Recuerda, los cantantes de opera siempre mantienen sus manos al frente del
cuerpo muchas veces presionándolas entre sí. Ayuda a controlar la respiración. Oradores
profesionales y cantantes experimentados nunca juntan sus manos detrás de la espalda
durante más de varios segundos a la vez. Sigue su ejemplo.
No hables con las manos cerca de la cara, particularmente de tu boca. Te veras cohibido y
puedes crear un obstáculo físico para la voz.
ADEMANES.
Al igual que los movimientos corporales, los movimientos de las manos (ademanes) pueden
ayudar o perjudicar un sermón. Tanto los ademanes, como las palabras, son un lenguaje.
Como lenguaje son parte de una cultura, y tienen diferentes significados para diferentes
gentes.
Por esto es imposible prescribir cierto tipo de ademanes para usar en todos lados. Lo que
puede ser “simpático” en una cultura, puede ser obsceno en otra.
Otro principio general muy importante es que entre más grande el auditorio, más grande el
ademán. El orador debe mantener la atención visual del auditorio, si éste aumenta en
número, incrementar el tamaño del patrón de ademanes ayudará.
La medida definitiva del valor de un ademán es: ¿Ayuda? Si no, mejor elimínalo.
¿ E stoy ungido?
Hasta ahora he hablado de muchas cosas que ayudan a predicar mejor, pero los tres
elementos absolutamente indispensable de un sermón efectivo son estos.
Cualquier sermón que tenga estas tres cualidades con toda seguridad ayudará a alguien.
Cualquier sermón que carezca de cualquiera de éstas tres, puede o no ser de ayuda. Es el
último de estos tres aspectos el que nos interesa tratar aquí. Puede ser llamada
“inspiración”, “unción” o de alguna otra forma, pero si lo has experimentado, ya sea en tu
ministerio o en el de otro, sabes que es real.
En este manual hemos tratado primero con los asuntos de estructura e ilustraciones, no
porque sea más importante que la unción, sino porque los predicadores jóvenes piensan que
no son importantes. Ellos piensan que si son lo suficientemente espirituales, los aspectos de
técnica no tendrán importancia. Esto es delicado como pensar que, si eres lo
suficientemente espiritual, milagrosamente llegarás a la congregación sin el inconveniente
físico de transportarte en un auto por el tráfico. Como lo dijo una autoridad en la
predicación, “La ignorancia ungida no deja de ser ignorancia”.
El finado hermano J.C Hibbar, que durante más de treinta y cinco años fue pastor de
“Gospel Lightouse Church”, Texas, fue un hombre ungido poderosamente, aunque era un
predicador sin pulir. Él nunca tuvo la oportunidad de estudiar en un instituto bíblico o
seminario, pero a través de los años desarrolló una excelente habilidad de predicar (que a
propósito, demostraría la mayoría de los principios que hemos tratado de enseñar en este
manual).
La señora Hibbard su esposa nell, se gradúo de un colegio bíblico muy conocido. Ella
comenta que un día al comienzo de su ministerio, quiso ayudar a J.C. con la preparación de
su próximo mensaje del domingo en la mañana, usando los principios de homilética que
había estudiado. El hizo sus apuntes, y trató de adaptarse a las reglas que ella le explicó,
pero la estructura no quedaba bien.
Cuando llegó el domingo, y predicó el sermón, resultó ser uno de esos que están tomando
la pista eternamente, pero que nunca logran despegar. Él estaba asolado, y condujo a casa
sintiéndose un fracaso. Nell trató de consolarlo tratando los puntos y momentos brillantes
del mensaje, pero no pudo quitarle su abatimiento.
Finalmente J.C. dijo: “¡Bueno, te voy a decir, que si alguien sacó algo bueno de este
mensaje, yo merezco todo el crédito porque el Señor nunca se me acercó mientras estaba
predicando!”.
Muchos predicadores conocen la miseria de ese sentir, nadie lo disfruta. Ya que la unción
es un don de Dios mismo, no existe fórmula para obtenerla. Él la confiere sobre el hombre
sin preparación académica, así como sobre el hombre educado. Pero hay varias cosas que
puedes hacer para que seas un mejor candidato para recibir su toque especial.
Prepara tu mensaje: Piensa y ora sobre la lista de ideas que has seleccionado para
compartir. Busca las ilustraciones adecuadas. Planea el principio y el fin, elabora apuntes
sencillos y cuidadosos.
James Weldon Jonson, un poderoso poeta negro, en su libro “trombones de Dios”, expresa
la oración de un predicador como sigue:
¡Que elocuente expresión de los anhelos de un predicador! ¡Que Dios conteste ésta oración
para todos nosotros!
No es volumen.
No es ronquera.
No es frenesí.
No es misticismo.
No es personalidad.
No es transpiración.
No es palabrería.
No son declaraciones extravagantes.
No son reclamos de infidelidad.
Nunca pienses que la unción de Dios es una bendición agregada derramada sobre el
mensaje una vez terminado. Busca y ora por esa unción a lo largo del proceso de
preparación. Entonces, la preparación en sí seguramente tendrá la presencia de Dios.
¿ Q ué me falta aún?
Mientras más predicas, mejor predicador te debes de volver. Y, conforme desarrollas más
experiencia, tendrás que pensar menos en los detalles mecánicos de los que hemos hablado:
a dónde voltear, cómo pararte, etc. Todos esos aspectos se harán más automáticos y podrás
poner más atención al contenido, a tu selección de palabras para transmitirlo, y a escuchar
la voz del Espíritu Santo para guiarte a concluir el mensaje.
Asegúrate que haya un reloj donde lo puedas ver sin que el auditorio se percate de que lo
estás viendo. Esto puede significar el quitarte el reloj de pulso y colocarlo sobre el púlpito.
Mientras hablas no intentes voltear a ver el reloj que tengas en el pulso. Esto de seguro
provocará que todo el auditorio vea su reloj, distrayéndose de lo que estás diciendo.
Estas consideraciones pueden no ser tan importantes para ti como tomar más tiempo para tu
mensaje inspirado, pero otros pueden sentirse de otra manera ¿Quieres que te vuelvan a
invitar a compartir otra vez? Respeta el reloj y a la gente que depende de él.
Mi consejo: Si eres orador invitado, no preguntes “¿Cuánto tiempo debo hablar?. Mejor
pregúntale a alguien confiable, “ ¿A qué hora termina normalmente la reunión?”, Después
averigua si usualmente hacen algo antes de despedir la reunión después que termina tu
mensaje y permite el tiempo necesario. Después APÉGATE A LOS LIMITES DE
TIEMPO.
Cierto, las situaciones más comunes en la predicación no facilita el uso de apoyos visuales.
No hay lugar adecuado para poner un pizarrón donde todos lo puedan ver; hay un coro en la
plataforma; la gente de las filas traseras están muy lejos para ver lo que haces; tampoco se
ve bien cargar todos los apoyos visuales a la plataforma cuando pasa uno al púlpito; etc. Yo
sé todo eso. El hecho sigue siendo que, si puedes ingeniártelas, usar apoyos visuales hará tu
mensaje más poderoso.
No cometas el error de pensar que los apoyos visuales sólo son para los niños. Caemos en
esta creencia por el hecho de que el adulto esconde mejor su aburrimiento. Cuando pierdes
la atención de los niños, te das cuenta inmediatamente por las travesuras que empiezan a
hacer: Cuando pierdes la atención del adulto, permanece sentado con una sonrisa de
satisfacción en la cara, mientras que su mente está en el campo de golf o en la cena.
Adultos o niños, da a tu audiencia algo que ver, más frecuentemente de lo que muchos
predicadores lo hacen.
LA ORACIÓN. Esta es una buena forma de concluir un mensaje, aún cuando la reunión no
haya terminado. Puedes pedir a Dios que siembre el mensaje en los corazones de la gente.
Si la intención de la oración es concluir la reunión, hay que dejar claro antes de comenzar a
orar.
MÚSICA. Congregación, coro o músicos. Esto se puede combinar con una invitación. La
gente muchas veces siente más confianza de pasar al frente cuando hay música, que cuando
solamente estás hablando.
Quédate del lado conservador. Esto no significa que siempre debas ser la persona más
elegantemente vestida entre los presentes, pero ciertamente no debes ser el más informal.
Trata de vestirte un poco más formal que la persona promedio del auditorio. Esto tiene
mucho que ver con lo que ellos perciben en cuanto tu respeto por la ocasión y por el
evangelio.
En cuanto a los colores, hay dos principios contradictorios que deben ser considerados. Los
colores mantienen la atención del público más fácilmente en auditorios muy grandes. (pero
los trajes obscuros proyectan más sinceridad y seriedad.
Aunque este tipo de cosas varían de una cultura a otra, algunos estudios modernos han
medido la reacción de la gente a vestimenta de diferentes colores y han concluido en
algunas generalidades como éstas:
Para mujeres las reglas son más amplias y tienen que ver más con el estilo que con el color.
No obstante, es importante recalcar que si el revelar la forma femenina es catalogado como
inmodesto, colores muy claros son menos modestos que los obscuros. Esto es porque los
colores claros crean sombras y así se nota más la forma (considera un suéter negro y un
suéter blanco del mismo diseño, el negro se vería más modesto).
Vale la pena notar que la mayoría de las mujeres predicadoras experimentadas (Katheryn
Kuhlman por ejemplo) siempre predica con vestidos de manga larga; las mangas con los
puños apretados para que se queden en su lugar. Vestidos de manga corta, o sin mangas, no
son apropiados para predicar, al menos no en este punto del tiempo en la mayoría de las
culturas.
Para ambos, hombres y mujeres: Eviten objetos raros que distraigan. Aretes tamaño hula-
hula y zapatos con una plataforma de quince centímetros están fuera de lugar, así como las
corbatas fluorescentes y los sacos deportivos a cuadros.
En otras tradiciones, el púlpito siempre está al centro, porque es donde se predica la Palabra
de Dios, y la Biblia siempre debe ser el centro. Este tipo de iglesias también tienen otro
concepto del altar, considerándolo como el lugar de arrepentimiento y dedicación, no
solamente un símbolo de la presencia de Dios. En este caso el altar es una barra para
arrodillarse.
Hasta tiempos recientes un púlpito era más que una pieza de madera vertical. Era un recinto
elevado con acceso por escaleras y una pequeña reja. Por esto, aún hablamos de estar en el
púlpito.
De ser posible no permanezca todo el tiempo detrás del púlpito mientras predicas. Tendrás
una mejor comunicación con el auditorio si te sales de detrás de la barrera, al menos parte
del tiempo.
No uses el púlpito como apoyo físico, no fue hecho para recargarse. Por un lado, los
púlpitos son más frágiles de lo que parecen. Las molduras y porciones superiores tienden a
soltarse (aflojarse). Por otro lado no proyectarás una imagen de fortaleza si parece que te
estás deteniendo del púlpito.
Sé cauteloso de la confiabilidad del púlpito para sostener tu Biblia y tus apuntes: Muchas
veces, está demasiado inclinado, lo que causa que se caigan los apuntes al piso,
especialmente si los colocas sobre tu Biblia, ya que a veces no los puede detener el tope de
la orilla inferior del púlpito.
Si tienes la opción usa un púlpito pequeño y menos ostentoso, en lugar de uno grande y
voluminoso. La tendencia es hacia formas menos obstructivas, y muchas congregaciones
están usando modelos transparentes, con la idea de hacer el púlpito lo más invisible posible.
Esto va de acuerdo con nuestro entendimiento moderno, de que la comunicación es mejor
con menos obstáculos.
NO asumas que el artefacto más moderno siempre será el mejor. Algunos micrófonos
modernos que se sujetan a la ropa no son tan buenos en la reproducción como los antiguos
grandes. Y los micrófonos inalámbricos aunque maravillosamente cómodos, es más
probable que den problemas.
NO pruebes un micrófono golpeándolo. Es conocido que esto puede causar daños serios. Se
diseñó para recibir una voz, o sea que pruébalo con la voz, contando números de cinco en
cinco, recitando libros de la Biblia, o algo similar.
NO intentes usar un micrófono frente a una bocina que es parte del sistema. El rechinido
que se escucha llamado Retroalimentación de audio” es provocado por el sonido que sale
de la bocina y regresa al micrófono en un circuito infinito.
Lo más importante que DEBES HACER al estar usando un micrófono es: MANTENERLO
A UNA DISTANCIA CONSTANTE DE LA BOCA. La distancia en sí no es importante,
ya que el hombre que controla el sonido puede ajustar la sensibilidad del micrófono y el
volumen dentro de ciertos límites; lo importante es que una vez que la persona encargada
del sonido haya ajustado el volumen de tu micrófono cuides que la distancia entre tu boca y
el aparato sea SIEMPRE la misma.
4. La intervención divina.
Dios te puede hablar a través de las circunstancias o a través de los dones del Espíritu,
instándote a que prediques sobre cierto tema.
5. Un sentido de equilibrio.
No prediques sólo lo que te venga fácil. Cuando te des cuenta que cierta doctrina no ha sido
predicada a tu gente por mucho tiempo, es una buena idea elaborar un sermón sobre esa
doctrina para que tu gente tenga un balance en la verdad que está recibiendo.
Un predicador que en realidad está en contacto con Dios y con un mundo tan necesitado
tiene abundancias de tema para predicar.
Estamos totalmente rodeados por tales temas. Mientras Dios hable a su mundo, sus
mensajeros hablarán también. Tú ve y predica, no porque debes decir algo, sino porque
tienes algo que decir.