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CLAVES PARA

Enseñar y predicar
Por

Jhon Garlock
_____________________ ........CONTENIDO

1. ¿QUÉ ES PREDICAR?

2. PREDICACIÓN O ENSEÑANZA ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?

3. EL PREDICADOR ¿UN ESCRITOR DE DISCURSOS?

4. ¿CUÁL DEBE SER MI OBJETIVO?

5. ¿QUÉ DEBE CONTENER UN MENSAJE?

6. ¿CÓMO SE ORGANIZA UN MENSAJE?

7. ¿CÓMO ME PREPARO?

8. ¿CÓMO ME OIGO?

9. ¿CÓMO ME VEO?

10. ¿ESTOY UNGIDO?

11. ¿QUÉ ME FALTA AUN?


¿ Q ué es predicar?

Predicar en su mejor expresión es siempre: “La manifestación de la Palabra Viva, tomada


de la Palabra Escrita, a través de la Palabra Hablada”.

La Palabra Viva es Jesucristo, cualquier predicación que no refleje y le glorifique a Él, no


es digna de llamarse predicación. Desde luego, muchos sermones enaltecen a Cristo de una
manera indirecta, especialmente aquellos basados en el Antiguo Testamento. Aun así, no
sería demasiado extremista decir que cualquier sermón debe ayudar al que escucha a crecer
en su entendimiento y aprecio de Cristo y sus buenas nuevas.

La Palabra Escrita es la Biblia, cualquier predicación que no se base sólidamente en ella, es


otra cosa, no es una predicación realmente.
Los testimonios de sucesos recientes tienen su lugar, así como las referencias a las noticias
actuales y su influencia en la vida cristiana.
Pero éstos deben fungir primordialmente como ejemplos o ilustraciones de la verdad
Bíblica. El fundamento del mensaje debe ser una o varias porciones de la Sagrada Escritura.

La Palabra Hablada es la proclamación oral del propio predicador; una versión de ella es
secundaria. En el sentido más estricto, un sermón no puede ser puesto en un libro, aunque
existen infinidad de libros que contienen transcripciones de palabra por palabra de
sermones..
La esencia del sermón es la presentación viva y audible, acompañada de refuerzos
provenientes del uso dinámico de la voz, el contacto visual con el auditorio y los ajustes
constantes que el predicador haga de acuerdo con las reacciones e interacciones del público.
¡Un sermón está vivo!
UNA FÓRMULA BÍBLICA PARA PREDICAR

Nehemías 8:8 demuestra la sencillez profunda de la labor del predicador.


En el tiempo de Nehemías el pueblo de Israel ya tenía muchos años de estar fuera de
contacto con la Torah de Moisés; el liderazgo se propuso que la Torah volviera a ser el
centro de la atención de todo el pueblo.

De los ayudantes de Esdras leemos:

A. “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente....”


Indica la importancia de una exposición oral clara. Los principios para hablar en publico
son importantes.

B. “...y ponían el sentido...”


Muestra un énfasis en la exégesis y en la exposición. Una firme erudición bíblica es
importante.

C. “...de modo que entendiesen...”


Demuestra que el auditorio siguió con su mente las palabras que les hablaban para
asimilarlas y encontrar la forma de aplicarlas. Las implicaciones prácticas de la verdad son
importantes.

Estos conceptos son válidos para una predicación efectiva en todos los tiempos, lugares y
culturas.

La tarea fundamental del predicador es traducir(en el sentido de hacer comprensible


algo);toma la palabras de las Escrituras y las presenta vivas y llenas de significado a
aquellos que las escuchan. El predicador es un conducto, una línea transmisora, una lente
que aclara lo que dice la Biblia. Su trabajo podría resumirse con la frase: “Comienza en el
libro y termina en la gente”.

Verdaderamente los principios que encontramos en los puntos A., B. Y C., han sido por
mucho tiempo, el fundamento de la predicación clásica y de la enseñanza de la Biblia.

Muchas escuelas bíblicas de éxito operan simplemente juntando estudiantes ansiosos con
un maestro experto que los lleva a través de la Biblia versículo por versículo, deteniéndose
a explicar y exponer conforme avanza. Todos los elementos esenciales se encuentran ahí.

1. La lectura en voz alta de un pasaje de la Biblia.


2. Hacer un comentario sobre su significado: lo que ha entendido del pasaje, fruto del
estudio que ha hecho, y de lo que Dios le ha revelado
3. Explicar e ilustrar la forma de aplicarlo.
Con el maestro adecuado y los estudiantes adecuados, este método aparentemente
elemental, que ha ayudado a producir excelentes ministerios, también puede ser una
realidad en tu situación. ¡Anímate!
Predicar y enseñar no es tan complicado como parece después de todo.

El peligro es que el predicador puede abusar de la improvisación al depender de los


pensamientos que le vengan en la mente, y decir lo que se le ocurra en ese momento
acerca del pasaje, pasando por alto las partes que a él le son difíciles, y dejando al
estudiante con un entendimiento superficial y parcial, en lugar de dejarlo con una
comprensión sólida y balanceada.

Pregunté una vez a un grupo de pastores: “¿Cuál es la diferencia entre enseñar y


predicar?”. Me sorprendió su respuesta. La mayoría dijo: La diferencia entre enseñar y
predicar, es que para enseñar necesitas saber algo; para predicar simplemente dices:
“Bendito sea el Señor”, y todo lo que digas después será inspirado automáticamente por
el Espíritu Santo.

Aunque los predicadores sofisticados no lo plantearían tan crudamente, algunos parecen


creer la misma falsedad, que el predicar no requiere realmente de una preparación sería.

El “Método de Nehemías” puede variar en un amplio rango de calidad, desde lo


realmente profundo hasta lo inadecuado y superficial. No obstante, para el predicador
principiante que aún busca a tientas las habilidades organizacionales, el “Método de
Nehemías” le ofrece una manera sencilla de comenzar que puede resultar en un
acercamiento satisfactorio a la predicación en su forma mas básica.

¿QUÉ ES LA HOMILÉTICA?

Homilética es “la ciencia y arte de preparación y exposición de sermones”(no confundir


con Hermenéutica, que es la ciencia de la interpretación bíblica).
Esta definición emplea cuatro términos importantes:

Ciencia
Arte
Preparación
Exposición

¿PREDICACIÓN CIENTÍFICA?

Como toda CIENCIA, el predicar está gobernado por leyes naturales, especialmente por
aquéllas relacionadas con la naturaleza humana y con la comunicación, y no solamente
por aquellas del espíritu. También guarda una estrecha relación con las leyes de la
fonética, acústica, semántica, psicología y muchas otras disciplinas. El hecho de que el
predicar trate con la Verdad Sagrada no lo exime de estar sujeto a los principios de la
buena comunicación. Un material maravillosamente inspirado puede no alcanzar su
objetivo si el predicador ignora ciertos principios científicos para hablar en público que
son tan básicos para la predicación como para cualquier otra forma de discurso.
¿LA PREDICACIÓN UN ARTE?

Cuán científico pueda ser, el predicar es más que una ciencia. Es un ARTE. La
predicación da cavidad a una infinita variedad de estilos e innovaciones creativas, así
como en las otras artes. No existe sólo una manera “correcta” de predicar. Cada
predicador tiene el privilegio de desarrollar su propio estilo de presentación. Es muy
raro que un predicador pueda copiar el estilo de otro predicador y tener éxito siempre.
Existen muchas maneras de conducir un automóvil: rápido o despacio, cuidadosamente
o alocadamente, agresivamente o tímidamente, hábilmente o torpemente; no obstante,
todas, para asegura el éxito, se deben conformar a las limitaciones del auto, del camino,
y del trafico. De otra manera seguramente se produciría un desastre.
Así también es con la predicación. La ciencia de predicar provee el conocimiento de las
“reglas” básicas dentro de las cuales el predicador debe operar, de acuerdo con la
manera en la que funcionan las cosas en la naturaleza. En cambio, el arte de predicar
abre un campo de acción para la creatividad y la inspiración individual.

Desde luego, la mayoría de las “reglas” de la buena predicación, incluyendo aquellas


sobre las que este manual hará énfasis, pueden ser violadas algunas veces por
predicadores experimentados por razones especiales y en circunstancias específicas. Así
como Beethoven o Bach algunas veces, por propósitos creativos, no se apegaron a los
principios establecidos de melodía y armonía, un predicador experimentado puede
hacer algo no recomendable para producir un efecto especial.
Sin embargo, los principios aquí expuestos son la manera de obtener los mejores
resultados siempre.

No usemos las excepciones creativas como excusa para ignorar las reglas.

PREDICAR ES ANUNCIAR

A través de la historia y en la etimología de la palabra predicación es fundamental la


idea de proclamar. El predicador es uno que anuncia la verdad, pregonero al pueblo de
las nuevas de salvación y de la gracia de Dios. Aunque debe ser persuasivo, su tarea no
es tanto la de debatir, sino la de declarar. Es como el afortunado enviado de un grupo de
viajeros perdidos en el desierto, que regresa a anunciar a los demás exploradores
sedientos que ha encontrado agua. Es como uno de los leprosos en el asedio de Samaria
(2 Reyes 7:9) que siente la obligación de compartir el botín.

En China, hace muchos años, Dios sanó milagrosamente a un ciego mientras un


misionero oraba por él. El hombre se convirtió en un ferviente creyente en Cristo, pero
para decepción del misionero, pronto desapareció de la iglesia. Muchos días después, el
misionero observó que el ciego sanado entró a las instalaciones de la misión jalando el
extremo de una cuerda que arrastraba. Tomados de la cuerda venían caminando en
procesión una multitud de ciegos que el hombre había reunido y que trajo para que
recibieran la misma que él había encontrado. Este es el trabajo del predicador, el
compartir con otros el milagro y el gozo de sus descubrimientos en Cristo.
En este sentido, el énfasis del predicador es diferente al del maestro. Mas adelante
enlistaremos un número de diferencias importantes entre ambos ministerios. Por ahora
es suficiente mencionar que el predicador no es solamente un investigador o alguien
que busca la verdad(aunque de acuerdo con su preparación trabaja como tal), sino
alguien que sabe lo que sabe, y lo dice con confianza y seguridad a aquellos que están
mal informados, o que están menos seguros de la verdad.

Aquel que no sabe, y no sabe que no sabe, es un tonto; ¡apártate de él!


Aquel que no sabe, y sabe que no sabe, es un ingenuo; ¡enséñale!
Aquel que sabe, pero no sabe que sabe, esta dormido; ¡despiértalo!
Aquel que sabe, y sabe que sabe, es sabio; ¿síguelo!

Anónimo.

El predicar por lo tanto, podría considerarse como el compartir fuertes convicciones.


El predicador galantea con el desastre si predica cosas en las que cree tibiamente o
equivocadamente. Deberá hablar con palabra segura y espíritu positivo.

LA PREDICACIÓN Y LA PROFECÍA

Predicar, también es, en un sentido literal, hablar de parte de Dios. En este sentido,
desarolla una función profética. En las Escrituras, los mensajes de los profetas eran en
su mayoría sermones de corrección o de estímulo. Sus declaraciones seguramente se
mezclaban con sus predicciones, pero la predicación no es el elemento esencial en la
profecía. Profecía significa simplemente lo que Dios quiere que la gente oiga. La
predicación, cuando consiste de un mensaje que viene verdaderamente de Dios al
pueblo, es entonces indistinguible de la profecía, aun cuando el predicador pretenda o
no ser un profeta. Su oficio (o función principal en el cuerpo de Cristo) podría no ser el
de un profeta, pero ciertamente ministra proféticamente en un sentido mayor cuando
está predicando lo que Dios le ha indicado.

Todo esto significa que la predicación es un privilegio y que también es un asunto


sumamente serio e importante. No es algo que se hace porque no se tiene trabajo o
porque uno busque ganarse la vida así. Es un llamado a una tarea noble y de
colaboración; compartir con Dios el gran plan de comunicación con su mundo.

El capítulo quince del evangelio de San Juan, tiene una secuencia de expresiones
comunicacionales del versículo veintiuno al veintisiete.

El Padre es “ el que me envió”.


El hijo es el que ha “venido y hablado”.
El Espíritu Santo es el que “testifica”.
Los discípulos son aquellos que “también darán testimonio”.

Estos socios son los que forman la compañía de la comunicación cósmica de Dios.
LA COMUNICACIÓN DE DIOS
El principio de revelación divina significa que Dios por su voluntad se comunica con el
hombre, apartando el telón de su trascendencia para darnos conocimiento y dirección
más allá de lo que nosotros mismos podemos encontrar o entender.

El principio de la mediación significa que Dios ha escogido usar instrumentos humanos


para impartir( comunicar) esa revelación, para trazar un puente sobre la brecha, y
expresarse a sí mismo a la humanidad a través de hombres y mujeres rendidos a Él.

El principio de iluminación significa que la Palabra puede volverse personal al que la


escucha, que le puede hablar muy específicamente a él, en la medida como el
predicador ( mediador ) la aplica a una situación de la vida real.
Y cuando prediques, recuerda que Jesús mismo ha orado por ti y por tu auditorio con
estas palabras:

“Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido
verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste” (Jn. 17:8 )

“Yo ruego por ellos” ( versículo 9)

“Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” ( versículo 18 )

“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la
palabra de ellos” ( versículo 20 ).
PREDICAR O ENSEÑAR ¿Cuál es la diferencia?
Algunas personas se distraen tratando de separar la predicación de la enseñanza, como
si fueran dos cosas totalmente distintas la una de la otra. Desde luego, existen algunas
diferencias, pero también hay muchas similitudes. Para ayudar a aclarar nuestro
pensamiento al respecto, aquí tenemos algunas observaciones de cada una. Noten que
las diferencias son primordialmente en situación o énfasis, y no en estilo o importancia.

COMPARACIÓN ENTRE LA PREDICACIÓN Y LA ENSEÑANZA.

PREDICACIÓN ENSEÑANZA

Auditorio de una sola visita. Mismo auditorio más de una vez.

Usa generalmente el método de conferencia. Usa varios métodos.

Por lo regular gran audiencia. Por lo regular pequeña audiencia.

Presentación única. Presentación en serie.

Amplia variedad de oyentes. Oyentes muy similares.

Las preguntas del auditorio son escasas. Se invita a la participación.

Se toman pocos apuntes. Se recomienda tomar apuntes.

Poca o nula evaluación. Los exámenes son lo normal .

La Biblia es el único texto. Se recomiendan otros textos.

Las tareas son muy raras. Las tareas son muy comunes.

El tiempo de sesión es flexible. El tiempo es fijo.

Ambas, la predicación y la enseñanza deben transmitir la verdad. Deben estar ungidas e


inspiradas por Dios. Se deben preparar cuidadosamente y presentar de una manera
ordenada que permita recordar lo aprendido. Mucha de la predicación se hace en un
estilo que la gente piensa que es más apropiado para enseñar y viceversa. No existe una
división sólida entre ambas, y los principios de comunicación que estamos tratando
se aplican igualmente a las dos. En las páginas siguientes, me referiré a ambas, pero
no utilizaré con tanta frecuencia el término “ predicación” . Con algunas excepciones
los principios que presentaré se aplican tanto a la enseñanza como a la predicación.

Si está pensando seriamente en predicar, debe estar también dispuesto a enseñar. De


hecho, los predicadores aspirantes que inician su ministerio, tendrán más oportunidades
de enseñar, más seguido y más pronto, antes de tener oportunidades de predicar. Por
ejemplo, ya puedes tener experiencia para enseñar en la escuela dominical, o si no,
pronto la tendrás, No dejes pasar una oportunidad así. El enseñar es una excelente
práctica para predicar. Si puedes hacer una cosa bien, la otra podrás hacerla
aceptablemente.
EL PREDICADOR

¿ U n escritor de discursos?
La predicación, vista como una actividad espiritual, es mucho más que una forma
especializada de hablar en público. Aún así, las reglas de hablar en público se aplican a
la predicación, como a todas las formas de exposición pública. El conductor de un
automóvil no está exento del reglamento de tránsito ni de las leyes físicas solamente
porque está llevando a cabo una diligencia espiritual o trasladando a alguien a la escuela
dominical. Un pintor no es libre de ignorar los principios de línea, forma y color,
solamente porque ésta creando una semejanza de Cristo en lugar del retrato de un
político o una estrella de cine. Asimismo, el predicador no está exento de los límites de
la acústica, ni de los procesos de comunicación solamente porque esté presentando la
verdad espiritual.

Uno de los errores más serios que puede cometer el predicador, es asumir que porque
sus propósitos son nobles, no tiene necesidad de estudiar las técnicas que hacen efectivo
a un orador. Un predicador debe saber todo lo que un buen orador sabe y más. De
hecho, por la seriedad e importancia de su mensaje sus habilidades deben estar más
afiladas que las de alguien que trata temas menos vitales.

Así que, aunque parezca poco espiritual, resumiremos algunos datos de oratoria y
veremos cómo se pueden aplicar a la predicación.

LOS TIPOS DE ORATORIA.

Los discursos pueden emplear una variedad de estilos, técnicas, métodos, propósitos o
cualidades que se adapten a la presentación y la fortalezcan. Estos se pueden clasificar
en diversas maneras, como las siguientes:

A. ¿QUÉ TAN FORMAL ES EL MATERIAL?

Cualquier tipo de presentación oral puede ser clasificada por la cantidad de formalidad
que se utilice en el mensaje.

DISCURSO FORMAL, es el caso en el cual todo el texto del discurso ha sido


decidido de antemano. Un discurso así, normalmente está escrito totalmente y se le da
lectura delante de un auditorio. No obstante, lo que lo hace formal no es el hecho de que
esté siendo leído. Se denomina formal porque las palabras han sido fijadas con
antelación. Si se memoriza y no se utilizan apuntes, aun así se denomina formal.
DISCURSO EXTEMPORÁNEO, es el caso en el cual las ideas del discurso han sido
predeterminadas, pero el texto no se ha detallado.
Este tipo de discurso es el más usado para la exposición de sermones hoy en día.
También es el estilo de discurso más popular en el mundo de la política o el
entretenimiento. Presidentes y otras figuras públicas, incluyendo reporteros aparentan
estar hablando espontáneamente, aun cuando las ideas básicas de su material pueden
haber sido fijadas e impresas con bastante tiempo de anticipación al discurso.

DISCURSO IMPROVISADO, es el caso cuando no se ha hecho una preparación


específica. El discurso puede aun ser excelente, si el orador tiene buenos antecedentes
de experiencia en el tema. Improvisado, sencillamente significa que no tuvo advertencia

Se dice que C.H. Spurgeon, en su clase de Homilética llamaba de vez en cuando a un


estudiante a exponer un mensaje improvisado; seguramente una experiencia intimidante
para la mayoría de los estudiantes. Una vez, un estudiante considerablemente bajo de
estatura pasó al frente cuando se le llamó y predicó como sigue:
“Mi mensaje es acerca de Zaqueo, y contiene tres pensamientos:

Primero, Zaqueo era un hombre pequeño. ¡También yo lo soy!


Segundo, Zaqueo se encontró arriba de un árbol. ¡ Yo también!
Tercero, Zaqueo se bajo rápidamente. ¡Yo también lo haré!

Después de esto el estudiante corrió a su lugar, y a Spurgeon se le escuchó murmurar:


“Hijo, creo que la vas a hacer”.

B. ¿ QUÉ ESTILO TIENE?

Cualquier discurso puede ser clasificado por el estilo que utilice:

DRAMA, significa actuar un papel o papeles para beneficio de un auditorio. Esto es


poderoso cuando se hace bien, pero no muchos predicadores lo usan. Sólo unos cuantos
han tenido un ministerio próspero haciendo personificaciones dramáticas del apóstol
Pablo u otras caracterizaciones bíblicas. Pero un drama completo implica vestuario,
escenografía y luces especiales.

LA REPRESENTACIÓN, es un tipo de drama en el cual la acción se lleva a cabo


principalmente para beneficio de los actores y no para el auditorio. Los maestros han
encontrado que es un método efectivo de enseñanza, ya que los alumnos pueden
comprender mejor las emociones de una historia bíblica cuando tratan de sentir ellos
mismos esas emociones.

LECTURA INTERPRETATIVA, es presentar un material formal con expresión


emotiva, pero sin vestuarios, luces especiales, o escenarios; cosas que se usan en un
drama. Sugiere o hace alusión al elemento dramático, pero no lleva todos los elementos.
Un predicador puede obtener beneficios usando este estilo al narrar alguna ilustración, o
en particular cuando hace cosas cómo estas:
Interpretar un diálogo.
Contar una historia emocionante, bíblica o no.
Recitar un poema.
Citar a alguien famoso.

CONTAR HISTORIAS, involucra técnicas especiales de la narrativa, comúnmente


estudiado por aquellos que trabajan con niños, es verdaderamente una habilidad a la
cual cualquier comunicador debe prestar especial atención. Las historias no son el único
tipo de ilustraciones que usa el predicador, pero seguramente son las más efectivas.
Casi todas las ilustraciones que usó Jesús fueron historias, y Él sabía cómo contarlas
bien.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS, algunas veces denominando el método Socrático-


porque a Sócrates le gustaba mucho- es un método de enseñanza que guía al alumno a
llegar a las conclusiones que el orador tiene en mente, a través de hacer preguntas en
lugar de hacer declaraciones. Esta técnica no se recomienda para predicar.

APOYOS AUDIOVISUALES; no se deberían considerar como un método separado


de presentación, sino como una ayuda o refuerzo de los otros métodos. Aunque
comúnmente relacionaríamos este método con la enseñanza, muchas veces se puede
hacer más poderoso un sermón con el uso de objetos, carteles, gráficas, tablas o
materiales proyectados. Se considera un buen estilo de comunicación el darle a la gente
algo que ver, así como algo que escuchar.

LA DISCUSIÓN, es la situación de oratoria en la cual todo un grupo de personas


busca un consenso para dar respuesta a un problema, sin tratar de defender un punto de
vista individual. Un predicador puede llegar a encontrarse en medio de una discusión,
pero éste no es un estilo de predicación. Ahora bien, la actitud de tener la mente abierta
que es exactamente lo que hace que una discusión tenga éxito, puede ser una actitud
muy útil durante la preparación de sermones.

EL DEBATE, es la presentación de dos posiciones distintas (normalmente


contradictorias) sobre algún punto. Cada lado asume que tiene la razón y procura
convencer al oyente de estar de acuerdo con él. La situación típica del debate se puede
observar en los juzgados.
Cada uno de los contendientes presenta su punto de vista a defender y se resiste a ceder
en su posición. El debate, como la discusión, no es un estilo de predicación. Pero las
habilidades de persuasión que tiene una persona que suele debatir son muy útiles para el
predicador en la presentación de los sermones.

LA CONFERENCIA, es un discurso directo de orador a oyente. Es la forma de


oratoria pública tradicional más antigua y puede transmitir más datos en menos tiempo
que cualquier otro método. Es el estilo que se usa con más frecuencia para predicar.
Pero también es el que puede causar aburrimiento con mayor facilidad.
C. ¿CUÁL ES SU PROPÓSITO?

Una tercera manera de clasificar un discurso es de acuerdo a su propósito. ¿Por qué se


hace el discurso? La respuesta es siempre una o más de las siguientes:

Para ser INTERESANTE (motivar al oyente a escuchar).


Para ser CLARO (lograr que el oyente entienda).
Para ser CONVINCENTE (persuadir al oyente de algo).
Para producir ACCIÓN (lograr que el oyente responda).
Éstos no son los objetivos que usualmente tienen en mente los predicadores al exponer
una conferencia. Aun así, es cierto que cualquier sermón debe lograr estas metas para
ser efectivo.
¿ C uál debe ser mi objetivo?
Recuerda los objetivos enlistados al final del capitulo anterior son invariablemente los
objetivos de todos los oradores-incluyendo los predicadores- siempre. Analizar estos
objetivos en detalle nos ayudará a entender como es que un buen orador logra los
resultados que obtiene.

Los objetivos son: ser INTERESANTE, ser CLARO, ser CONVINCENTE, producir
ACCIÓN. Observen el orden de la lista. Va de lo más sencillo a lo más difícil y, para
que el orador logre un objetivo de la lista, necesita lograr cualquiera de los otros antes
de lograr el primero.
Esto significa que:
• Un discurso puede ser INTERESANTE, pero no lograr cualquier otro
objetivo.
• Para que sea CLARO, primero debe ser interesante y después CLARO.
• Para que sea CONVINCENTE, primero necesita ser INTERESANTE y
CLARO, y luego CONVINCENTE.
• Para que produzca ACCIÓN primero debe ser INTERESANTE, CLARO
Y CONVINCENTE.

Cada uno de estos objetivos se cumplen debido a ciertos atractivos para el oyente. La
siguiente no es una lista exhaustiva, pero formará una idea del tipo de cosas que
“funcionan”, y que ayudan al discurso (sermón) lograr sus objetivos.

1. Para ser INTERESANTE (motivar al auditorio a escuchar).


Ejemplos seculares de esto incluirían el trabajo de comediantes, animadores, y los
discursos de “ sobremesa”.

Puntos que despiertan interés:


- Lo que sea novedoso o raro, ya sea bueno o malo. Lo novedoso atrae la atención.
- Lo que se relacione íntimamente con la vida del oyente. La gente se interesa por sí
mismo.
- Drama, con sus emociones de amor, odio, orgullo, celos, temores, avaricia, simpatía,
etc.
- Humor, aunque varía mucho de lugar en lugar, y de cultura a cultura.

2. Para ser CLARO (lograr que el oyente entienda)


Ejemplos seculares incluirían pláticas de orientación, explicaciones, anuncios,
instrucciones, y descripciones. Ejemplos bíblicos podrían incluir exposiciones
doctrinales de todo tipo.
Métodos para realzar la claridad:
- Vocabulario adecuado, no solamente usar las palabras correctas, sino la mejor palabra
- Orden adecuado de presentación.
- Ejemplos e ilustraciones sencillas, hábilmente contadas (presentadas)
- Diagramas y otros apoyos visuales.

3. Para ser CONVINCENTE (persuadir al oyente de algo)

Los ejemplos deben incluir discursos políticos, presentaciones de ventas, sumarios


legales en un juzgado y cruzadas evangelísticas.

Técnicas que tienen poder de convencimiento:

- Sugerencia entusiasta (la gente se gana por entusiasmo sea lógico o no).
- Repetición (una declaración escuchada muchas veces tiende a ser aceptada)
- Amabilidad (la gente tiende a creer a un amigo, pero dudan de un enemigo).
- Asociación (la gente tiende a aceptar una idea que es expuesta por una persona u
organización que ellos ya respetan).
- Haciendo un “hombre de paja” del punto de vista opuesto (construyendo un caso
débil para la oposición)
- Despertando temores de cualquier alternativa (mostrando los resultados probables de
los puntos de vista opuestos)
- Argumentos lógicos (mostrando la razón inevitablemente lleva a la conclusión
deseada)

Pongo “la lógica” al final de la lista, porque, aun cuando hay muchas opiniones en
contra, la mayoría de los otros puntos son en realidad más efectivos al tratar de
persuadir.

4. Para producir ACCIÓN (lograr que el oyente responda haciendo algo).


Los ejemplos podrían incluir presentaciones de ventas, pláticas para recaudar fondos,
discursos sobre política, asuntos sociales, e invitaciones evangelísticas.

Maneras para producir acción en los oyentes.


- Sugerir de alguna acción que vaya de acuerdo con lo que fue presentado.
- Ofrecer una guía gradual de pasos sencillos, fáciles, y lógicos a seguir.
- Proveer un modelo a seguir.
- Dar recordatorios de los beneficios de la acción.

Estos pueden no ser los objetivos, ni los métodos, que normalmente los ministros
reconocen como las directrices para sus predicaciones o clases. De hecho algunos de estos
métodos suscitan fuertes discusiones de ética. Un predicador no debe arriesgarse a ser
deshonesto solamente por obtener resultados. Nunca debería adoptar la actitud de
manipular a su auditorio por una causa “justa”.

Por el otro lado, el predicador no puede rechazar los hechos de la psicología humana. La
gente piensa de ciertas maneras, y son llevados a conclusiones de acuerdo a algunos
principios identificables. Jesús utilizó una psicología excelente cuando dijo: “El que de
vosotros esté sin pecado sea el primero de arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Pablo
demostró tener una visión aguda cuando a la multitud que era mitad farisea y mitad saducea
exclamó: “Yo soy fariseo, hijo de fariseo” (hechos 23:6).

Las técnicas por sí mismas no son necesariamente morales o inmorales, sino amorales. Los
medios de persuasión que listamos se mencionan simplemente porque funcionan, ya sea
para bien o para mal. Podrían ser usados para promulgar propaganda falsa, o para llevar a la
gente al arrepentimiento. A las técnicas no les importa. Son simple y sencillamente
principios efectivos y realistas de comunicación. Todo predicador debería conocer y
entenderlas.

¿CÓMO LO HACE UN PREDICADOR?

La comunicación de Jesús con la mujer en el pozo de Samaria (Juan 4) es una valiosa


demostración de buena comunicación. Su auditorio fue pequeño (una persona), pero Él hizo
las cosas importantes que siempre deben hacer el predicador o el maestro. Es imposible
analizar su método en diferentes maneras. Pero, en relación con los objetivos que hemos
estado viendo, aquí tenemos cuatro pasos que se relacionan bien con estas ideas.

1. OBTENER LA ATENCIÓN DEL OYENTE.

Esto puede hacerse de diversas maneras. Una manera que generalmente funciona es la
sorpresa. Jesús sorprendió a la mujer al pedirle de beber. Inmediatamente obtuvo su
atención y despertó su curiosidad.

2. HACER CONTACTO CON LOS INTERESES DEL OYENTE.

Cada uno tiene inquietudes que están en primer lugar en sus mentes. Jesús comenzó a
hablarle a la mujer acerca del agua. La razón misma de la presencia de ambos en ese lugar.
De esta manera se mantuvo el interés.

3. ESTIMULAR LOS DESEOS DEL OYENTE.

Un predicador no debe hablar solamente de teoría o doctrina, sino acerca de las


necesidades de sus oyentes. Jesús ofreció a la mujer el concepto de una fuente perpetua de
agua.

4. PROVOCAR LA ACCIÓN O PARTICIPACIÓN DEL OYENTE.

Un predicador no debe solamente hablar una verdad e irse. Debe proveer una manera para
que el que escucha responda. Jesús pidió a la mujer que llevara un recado a su pueblo.
¿CÓMO SE SIENTE EL OYENTE?
Otra manera de ver la tarea del predicador es comenzando a analizar las actitudes del
oyente. Una vez que entendemos dónde se encuentra mental y emocionalmente el oyente,
podemos hablarle con una mayor oportunidad de ser escuchados y comprendidos.
Algunos oyentes pueden estar ansiosos, alertas, receptivos, ser inteligentes,
imaginativos y rápidos en comprender y usar las verdades que estás presentando. PERO
NO ES RECOMENDABLE ASUMIR QUE TODOS LOS OYENTES SON TAN
PERCEPTIVOS. Debes predicar asumiendo que tu público tiene las siguientes
características:

1. ABURRIMIENTO.

Es un error serio el asumir que el auditorio está sentado a la orilla de la silla ansioso de
escuchar lo siguiente que vas a decir. Es más seguro asumir que al momento que vayas a
predicar el publico estará seriamente aburrido, y completamente convencido de que estás a
punto de empeorar su condición.

VENCIENDO EL ABURRIMIENTO.

El antídoto es, “comenzar un fuego”, Significa hacer o decir algo que estimule
inmediatamente el interés del auditorio. En el pozo de Samaria, Jesús “comenzó el fuego”
de curiosidad, pidiendo a la mujer de beber. Por su respuesta sabemos que no esperaba
siquiera que Jesús le dirigiera la palabra. La acción del Maestro fue una sorpresa.

2. INTERÉS EN SÍ MISMO.

Cada persona tiene su propia vida, sus propias preocupaciones, sus dolores y penas, su
propia renta que pagar, y sus propios sueños. El público no se interesa automáticamente en
lo que le piensas dar. Debes mostrarle rápidamente que lo que estás diciendo tiene una
relación directa con sus intereses, sus deseos y su bienestar.

TRATANDO CON EL INTERÉS EN SÍ MISMO.

El antídoto es “construir un puente”. O conectar rápidamente tu tema con los intereses


innatos o latentes del oyente. La mujer Samaritana vino al pozo por agua. Jesús comenzó la
conversación con el tema del agua.

3. FALTA DE IMAGINACIÓN.

No asumas que el que te escucha entiende fácilmente. Le debes presentar algo, no


solamente decirle algo. Necesita imágenes, necesita que se lo deletreen, necesita suficientes
ejemplos.

VENCIENDO LA FALTA DE IMAGINACIÓN.


El antídoto es, “abrir muchas ventanas”. Utiliza numerosa ilustraciones para aclarar el
significado. Jesús le dibujó a la mujer samaritana un retrato hablado de una fuente interna
de agua contínua.
4. FALTA DE RETENCIÓN.
Predicar presentando una serie de verdades la una después de la otra, es como darle a cargar
al oyente doscientos huevos uno por uno. Es materialmente imposible que pueda llegar
seguro a casa con tantos huevos en las manos, si no tiene una forma de mantenerlos todos
juntos.

VENCIENDO LA FALTA DE RETENCIÓN.

El antídoto es, “ofrecer una canasta”. Presenta una estructura o bosquejo que sea muy
fácil de recordar de tu material. El auditorio recordará mejor tu mensaje si le presentas una
lista de cosas afines como: tres razones, dos puntos, cinco pasos, siete armas.

5. INCERTIDUMBRE DE LA ACCIÓN A REALIZAR.

Aún cuando el oyente preste mucha atención, puede terminar con una idea no muy clara de qué
es lo que debe hacer en respuesta al mensaje. Las implicaciones se le pueden escapar de la
mente. Puedes estar preguntándose al final, ¿bueno, y de aquí para dónde?

BORRANDO LA INCERTIDUMBRE.

El antídoto es, “colocar un señalamiento”. Indicarle al oyente las reacciones apropiadas que
debe tener a la presentación del orador. Si se ejerce una presión demasiado personal y
específica, el auditorio lo puede resentir. Aun así, es muy importante dar una clara indicación .
(o al menos una insinuación) acerca de qué es lo que la audiencia debe hacer después de
escuchar el sermón. Se puede invitar a la gente a algún tipo de acción en el lugar mismo (pasar
al frente, levantar una mano para pedir oración, hacer un compromiso), o sugerir un tipo de
acción específica en los días por venir.

Estas cinco actitudes de los oyentes y sus antídotos no son en sí mismos un bosquejo para un
sermón. Pero sí proveen puntos a cubrir que un predicador siempre debe de tener en mente.
Para que sea efectivo, tu sermón debe hacer frente a estas cinco consideraciones.“Comenzar
un incendio” y “Construir un puente” deben programarse en la introducción, o al principio
del sermón.

“Colocar un señalamiento”, debe considerarse para el final, o en la conclusión del mensaje.

“Abrir muchas ventanas”, y “Ofrecer una canasta”, deben ir juntos a través del cuerpo del
mensaje.
¿ Q ué debe contener una
predicación?
Cada especialidad tiene su propio vocabulario y la homilética no es la excepción. Para
entender la historia, las funciones y los procesos de la predicación debemos poner atención
a algunos términos que definen los materiales y conceptos con los que trabaja el predicador.
Los siguientes son los elementos principales involucrados con un mensaje.

TEXTO.
Es el pasaje (porción) de la Escritura sobre la cual trata el sermón. Cada sermón debe tener
un texto, y puede citar pasajes adicionales para apoyarlo. Al final del sermón, cualquier
oyente debe poder recordar e identificar el contenido del texto. El texto debe traer a la
mente el sermón, y el sermón debe traer a la mente el texto.

Ocasionalmente, un predicador puede usar textos diferentes y dar igual importancia a cada
uno. En estos casos cada uno de los pasajes es denominado texto “complementario”.

Ejemplo 1: Titulo del sermón “preguntas para fugitivos”

Texto 1: Gn. 3:9 ¿Dónde estás?


Texto 2: Gn. 4:9 ¿Dónde está tu hermano?
Texto 3: 1 R. 19:3 ¿Qué haces aquí?

Ejemplo 2: Titulo del sermón “Enfrentando el futuro”

Texto 1: Lc. 12:17 ¿Qué haré?


Texto 2: Mt. 19:16 ¿ Qué cosas buenas haré?
Texto 3: Hch. 16:30 ¿ Qué debo hacer para ser salvo?

Este tipo de mensaje debe ser usado solo ocasionalmente. Un predicador no debe hacerse el
hábito de brincar de un versículo a otro para formar un sermón.

TEMA.
Indica de lo que se trata el sermón. Debe ser acerca de algo que se pueda definir en pocas
palabras, y no acerca de un todo difuso. Un error frecuente de los predicadores
principiantes es tratar de cubrir más de un tema en el mismo sermón, y algunos corren
desde el Génesis hasta el Apocalipsis sin descanso. Esto no es predicar bien. El sermón
debe tener un tema claro, y todo en el sermón debe relacionarse directamente con el tema.
Si más tarde se le pregunta al oyente “ ¿De que se trató el mensaje?”. La respuesta debe ser
clara y sencilla.
TITULO.
Este es el nombre que el predicador le pone a su sermón. Puede ser igual al tema. Puede ser
deliberadamente misterioso para estimular el interés. Por ejemplo, un sermón cuyo tema es
“El amor de Dios” podría ser llamado, “La cosa mas grande del mundo”. Pero el predicador
debe tener cuidado de no usar un título que pueda confundir o que haga promesas irreales.
Algunos que históricamente han incurrido en este error han escogido etiquetas como
“¿Quién es el anticristo?” o “¿Cuánto tiempo falta para el juicio final?”. Este tipo de títulos
deben usarse reservadamente o de preferencia no deben usarse.

PROPUESTA.
Es el mensaje resumido en una oración (frase), y a veces se le llama la “tesis” del sermón.
Debe estar redactado en una forma que haga sentido al decirlo en voz alta, aunque no
necesariamente se utilice así. Es un medio de disciplinar la preparación del predicador
obligándolo a reducir la escencia de sus pensamientos hasta que puedan ser resumidos en
una sola frase.
Un sermón no está listo para ser predicado hasta que el orador pueda decir la propuesta
claramente, aunque sea a sí mismo. La propuesta no es una descripción, no es una extensión
del título, es el sermón puesto en una sola frase.

BOSQUEJO.
Por bosquejo nos referimos al marco estructural del sermón; el enrejado donde deben crecer
las rosas. En este manual me refiero a él más como “la estructura” que como “el bosquejo”,
porque el concepto de bosquejo es frecuentemente relacionado con reglas complicadas de
sub-puntos y sub-subpuntos. Para cualquier mensaje, un arreglo tan complicado no es
solamente innecesario, sino además indeseable. La estructura sencillamente es una lista de
ideas que se quieren comunicar. Estas ideas son los puntos del bosquejo. Claro que pueden
existir “sub-ideas” para cada una de ellas, pero éstas no necesitan que se les asignen letras o
números para compartir con el auditorio. Normalmente, la estructura de un mensaje
necesita solamente una secuencia breve de pensamientos principales.

Recuerda:
Los puntos de un bosquejo son ideas y no citas bíblicas o ilustraciones. Las ilustraciones o
versículos asociados con cada punto pueden ser escritas entre paréntesis después de la idea
(como recordatorio), pero es la idea lo que es el punto del bosquejo. Las ideas pueden ser
expresadas en palabras sencillas, frases u oraciones completas. Aquí, la brevedad es una
virtud importante, así como la razón principal para que la estructura ayude a que el mensaje
permanezca en la memoria del oyente.

APUNTES.
Consisten en cualquier apoyo escrito que el predicador utilice para refrescar su memoria
mientras predica. El término, como lo usamos aquí, no se aplica a las anotaciones que se
hayan hecho durante la investigación, o a los datos utilizados durante la preparación del
mensaje. Los apuntes contienen la estructura (bosquejo) del mensaje, aunque también
puedan contener datos a recordar como estadísticas, nombres, citas, etc.
Un predicador deberá siempre tener una estructura, pero podrá aprender a predicar sin
utilizar apuntes que le recuerden el sermón que preparó habiéndolo aprendido de memoria
con todo y citas bíblicas.

Los mejores apuntes consisten no de largas oraciones que llenen toda una hoja, sino de
frases breves, acomodadas en grupos verticales. ¡Piensa verticalmente!

El papel o tarjeta que se use no debe de ser más grande que una hoja de la Biblia que se esté
usando para predicar. Esto te ayudará a mantener los apuntes ocultos y no distraerás la
atención del auditorio innecesariamente. Nunca debes avergonzarte de usar apuntes. A
medida que estés más familiarizado con el mensaje, menos tendrás que consultarlos. Es
bueno tener apuntes preparados, aun cuando pienses no necesitarlos.

ILUSTRACIONES.

Una ilustración es cualquier cosa que el predicador use para crear una imagen en la mente
del auditorio. Esta imagen mental a su vez provoca que la verdad que está siendo
presentada se sienta más real y personal.
Todos los siguientes pueden ser considerados como ilustraciones:
Un cuento.
Una comparación.
Una descripción.
Una figura de lenguaje(expresión idiomática)
Un proverbio.
Un poema.
Una cita.
Un diagrama o gráfica.
Un dibujo.
Un objeto tridimensional.

Las imágenes mentales son las ventanas a través de las cuales la verdad penetra al corazón
y la mente del oyente. Un predicador debe tener por lo menos una ilustración conveniente
para cada verdad que presente. El sermón no está terminado hasta que dichas ilustraciones
sean encontradas y preparadas. Las ilustraciones son absolutamente necesarias, no son
artículos decorativos.

En el caso de Jesús, sus parábolas fueron sus ilustraciones y Él dependía mucho de ellas.
De hecho se nos dice que durante una buena parte de su ministerio enseñó solamente en
parábolas, y que sin parábolas no enseñaba (Mt. 13:34). Esto es una declaración muy fuerte.
Aparentemente, si no tenía una ilustración para decir lo que quería, ni siquiera hacía el
intento.

Cuando le preguntaron a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?” (Lc. 10:29) Él pudo haber


contestado con una buena definición como: “Un prójimo es cualquier persona que necesite
tu ayuda, y también es aquella persona que tiene la capacidad de ayudarte”. Pero desde
luego, no contestó así. En lugar de eso respondió: Un hombre descendía de Jerusalén a
Jericó y cayó en manos de ladrones...” Y Jesús relata la emocionante historia de policías y
ladrones que conocemos como la parábola de El Buen Samaritano.

El relato aclaró muy bien la situación ya que cuando Jesús le preguntó a su cuestionador:
“¿Quién fue el prójimo de este hombre?”, el que le preguntaba supo y comprendió le
respuesta. Jesús sabía que la gente no entiende tanto una definición como un ejemplo. Tú
debes tener una ilustración para que tu idea sea transmitida efectivamente.

¿Dónde encontramos ilustraciones? Éste es uno de los problemas mas difíciles para
cualquier orador. El problema es que no se puede sacar una ilustración de la manga cuando
se necesita una. Otros elementos del mensaje (como el bosquejo) pueden ser creados
simplemente tomándose el tiempo para hacer el trabajo. Pero una ilustración es diferente,
no puedes hacer una cita contigo mismo para una hora específica para crear o producir una
ilustración. Así que un buen orador o predicador está constantemente a la caza de
ilustraciones durante el transcurso de su vida, ilustraciones de todo tipo de verdades, y no
solamente del tema que piensa predicar el domingo siguiente. Las obtiene de:
Lo que lee.
Lo que ve.
Lo que escucha.
Lo que experimenta.

Las mejores ilustraciones vienen de fuentes muy allegadas al orador mismo, porque él las
puede usar con mayor veracidad y sentido de la realidad, que aquellas que pueda encontrar
en libros. Pero para tenerlas listas para utilizarlas, debe estar constantemente alerta y en
observación para notarlas. Y, para poder capturarlas, cuando se suscitan inesperadamente,
debe traer siempre papel y lápiz a la mano.

Recuerda, una ilustración debe crear una imagen en la mente del oyente. Su poder y
efectividad dependerá en proporción directa a la intensidad y de la imagen y de los
sentimientos que la imagen evoque.
Al momento de utilizar ilustraciones, tenemos dos caminos a escoger:

Tratar el punto, luego dar la ilustración, o


Dar la ilustración y después tratar el punto.

La primera forma es la más segura, especialmente si no eres muy hábil en dar ilustraciones.
Por que si das ilustración sin que el auditorio sepa lo que quiere decir, existe el peligro de
que el auditorio escuche algo equivocado y llegue a una conclusión diferente a lo que
habías intentado comunicar. Pero, si la ilustración es inusualmente fuerte, y estás adiestrado
a contarla, entonces puedes tener más poder si permites que exprese el punto por sí misma.
Simplemente cuéntala.

CONTEXTO.
Es el entorno total, cultural, situacional, y literario de la porción de la Escritura escogida.
Obviamente, ninguna porción de la Biblia puede presentar toda la verdad por sí sola. Por lo
tanto debe ser explicada con base en las implicaciones de las circunstancias en las que fue
escrita, y en los términos del tema que se esté tratando.
Por ejemplo, varios pasajes en la Biblia hacen referencia a la fe, la esperanza y el amor.
Pero el orden en el que se enlistan varían dependiendo del énfasis que el pasaje está dando.
En la carta a los Hebreos, la secuencia es “amor, esperanza, fe” porque la fe es elemento al
cual Hebreos da atención especial. Pero en la primera carta a los Tesalonicenses, capitulo 1,
verso 3, la secuencia es “fe amor, esperanza”, porque la carta habla acerca de la esperanza
de la segunda venida de Cristo. Y en la primera carta a los Corintios, capitulo 13, verso 13,
la secuencia es “ fe, esperanza, amor”, porque aquí el énfasis está sobre la grandeza del
amor.

En cada caso, el contexto nos ayuda a comprender el significado y el sabor del pasaje.
Cualquier Escritura tomada “fuera de contexto” puede distorsionar la verdad.

EXPOSICIÓN.
Es la explicación de los significados de las palabras de las Escrituras y sus implicaciones, la
cual deriva en principios útiles, que transportan la verdad bíblica a una aplicación práctica.
Es abrir o desenvolver el significado de una porción de la Biblia. Éste es uno de los
objetivos mas importantes de una buena predicación.

EXHORTACIÓN.
Es el urgir, a través de una amonestación, imperativamente a la acción, declarando la
verdad de la Escritura en forma de mandamiento: “¡Amaos los unos a los otros!”, “¡Tengan
fe!”, “¡Arrepiéntanse!”.

La exhortación es uno de los elementos más básicos de la predicación, pero debe ser
equilibrada con otros ingredientes. Un predicador que no hace otra cosa mas “dar ordenes”
en sus predicaciones de la impresión de estar azotando continuamente a su congregación.

Obtendrás mejores resultados si exhortas con amor y ternura en lugar de con ardientes
amenazas de juicio.

CONTENIDO.
Es la carne del mensaje: ideas, explicaciones, argumentos, significados o verdades. No
incluye ilustraciones o estilo de exposición. El contenido es el cargamento, no el vehículo.
Un orador puede tener un estilo atractivo y precioso, pero no tener algo importante que
decir. El contenido sólido, práctico, inspirado de parte de Dios es el punto de inicio para la
preparación de cualquier sermón.

PRESENTACIÓN.
Es la manera de presentar el sermón. Es la técnica del predicador, a diferencia del
contenido, éste es el vehículo que carga el mensaje. La presentación consiste en el uso de la
voz, movimiento corporal, de los ojos, ademanes, gestos, estilo, etc., para transmitir el
mensaje. Una vez que el predicador tenga un buen “contenido” que compartir, debe igualar
su calidad con una buena presentación para que el mensaje pueda ser transmitido y
recibido. Es un error común, pero serio, el asumir que si el contenido de la predicación es
excelente, la presentación no tiene mayor importancia. Muchas veces la presentación es la
que determina si el auditorio recibe un mensaje o no, y la forma en la que lo recibe.
¿ C ómo se organiza un sermón?
La forma mas sencilla de organizar un sermón (o cualquier discurso) es una casi
automática. Toda presentación oral tiene estas partes:

Una introducción. Es la manera de comenzar, y como tienes que empezar de una manera
u otra, sea que lo hagas con gracia o no, ya tienes una introducción.

Un cuerpo. Es la carne del mensaje, la razón o razones por las cuales te paraste a hablar. Y
debes haber tenido en mente algo que decir o no te hubieras levantado, ¿verdad? Así que tu
mensaje ya tiene un cuerpo, bonito o no.

Una conclusión. Es la forma de terminar, lo cual harás tarde o temprano. Puede ser un
clímax apoteótico o puede ser algo completamente improvisado, pero para bien o para mal,
ahí está.

Si las dejamos al azar, ninguna de estas partes serán satisfactorias, ni para el orador ni para
el auditorio. Más adelante es este manual sugiero algunos elementos que estas partes deben
contener, mientras tanto consideremos su función.

La introducción. Tiene la función de atraer la atención y enlazar los intereses del


auditorio con el mensaje. Hace que la gente quiera escuchar más.

La conclusión. Tiene la función de sugerir una respuesta apropiada de parte del auditorio.
Le dice a la gente qué hacer acerca del mensaje.

Sólo resta considerar el cuerpo del mensaje. En el cuerpo están al s ideas principales que
quieres transmitir. Primero anótalas en una lista. Después anota al lado de cada una el
recordatorio de la ilustración que usarás para lograr el objetivo, y ¡listo! ¡Un bosquejo del
mensaje! Sé que se dice más fácil de lo que es en realidad, pero ésta es la manera más
primitiva y elemental de pensar en la estructura de un sermón.

Recuerda, predicar sin una estructura clara (bosquejo) es como entregarle cien huevos a
alguien, uno tras otro, sin un recipiente para cargarlos. Nunca logrará que lleguen a casa
completos. La estructura es la canasta que les das para que se puedan llevar los huevos.
Una ilustración ayudará al oyente a recordar un punto específico; una buena estructura le
ayudará a recordar todo un sermón.

Desde el punto de vista del oyente, no es particularmente importante que el bosquejo tenga
una redacción perfecta o que se vea muy bien. La estructura es un recurso para que el
público y el orador puedan memorizar el mensaje, ¡debe ser memorable!
Recuerda, la estructura es sencillamente un listado de ideas. Pero la fuerza del mensaje
depende considerablemente de la solidez de las ideas en la lista.

Los sermones pueden ser clasificados de acuerdo a la fuente de su estructura; ¿de dónde
vino la lista de ideas?

1. UN MENSAJE TEXTUAL es aquel cuyos puntos principales se derivan de divisiones


claras en el texto bíblico mismo..
Ejemplo: Miqueas 6:8 ¿Qué pide Jehová de ti?
Hacer justicia.
Amar misericordia.
Humillarte ante Dios.
Esta sería la lista de ideas:
Justicia.
Misericordia.
Humildad.

Obviamente la lista es tomada directamente de los elementos nombrados en el versículo.


Un mensaje organizado de esta manera se le denomina sermón textual.

2. UN SERMÓN TEMÁTICO. Es aquel cuyas divisiones principales son derivadas de las


divisiones lógicas del tema, no de divisiones del texto.
Ejemplo: Texto: Juan 3:16. Tema: Amor.
Amor sensual.
Amor fraternal.
Amor divino.

Esta lista consiste de tres tipos de amor, pero no está sugeridos por ningún listado del texto
mismo. Un mensaje organizado de esta manera es un mensaje temático.

Cualquiera de estas estructuras pueden ser la base de un buen sermón. Los sermones
temáticos son los más comunes, porque son más fáciles de preparar sin tener que escarbar
más profundo en las Escrituras.

Los sermones textuales tienen el potencial de una impresión poderosa, ya que siempre son
más allegados a las escrituras y menos sujetos a los caprichos y prejuicios del predicador.
Pero esto no quiere decir que los mensajes temáticos sean malos o deban ser evitados.
Además es posible que un bosquejo sea una combinación de ambas formas, usando
divisiones que solamente se sugieren vagamente en el texto, pero que el predicador resalta
en forma de una lista de puntos lógicos. Algunos libros de texto se refieren a este tipo de
sermones como temático-textual.

3. UN SERMÓN EXPOSITIVO es un sermón textual, pero con ciertas características


adicionales. Además de tener una estructura claramente tomada del texto, generalmente
será:
- Basado en un pasaje de la Escritura más largo que el texto que normalmente se usa.
-Depende de una exposición más a fondo de lo normal, buscando significados no obvios
para el lector casual de la Biblia. Siempre hay que tener en mente que UNA ESCRITURA
IDENTIFICABLE, ES SUMAMENTE IMPORTANTE para que un sermón sea recordado
por el oyente.
UNA ILUSTRACIÓN ayuda al oyente a recordar cierta verdad.
UN BOSQUEJO (estructura) le ayuda a recordar todo el mensaje.

Una vez que el bosquejo se ha definido tentativamente, debe ser revisado para asegurarse
que en alguna parte existen elementos que sean atractivos a las tres partes de la
personalidad humana. El intelecto, las emociones y la voluntad.

En el mensaje de Miqueas 6:8, por ejemplo, se puede apelar:


AL INTELECTO: La lógica de la justicia.
A LAS EMOCIONES: La compasión de la misericordia.
A LA VOLUNTAD: La opción del desinterés.

Estos elementos forman parte de un bosquejo psicológico del sermón. No son necesidades
absolutas. Puede ser que de vez en cuando alguno falte. Pero es buena idea tomarlos en
cuenta.
Pero proveen una valiosa lista de verificación contra la cual podemos revisar el sermón
antes de predicarlo. ¿Estas dando al auditorio algo en que PENSAR, que SENTIR, y algo
que DECIDIR?

Hay infinidad de posibilidades en cuanto al formato del bosquejo del sermón. No debe ser
un análisis erudito. Es solamente un listado de ideas. Pero sus divisiones (puntos) son más
útiles si comparten una o más de las siguientes cualidades:

Novedad: Uso de una palabra, o palabras, poco usuales para las divisiones del bosquejo.
Aliteración: Los puntos principales de la estructura comienzan con la misma letra.
Estructura gramatical paralela: Las palabras que designan los puntos principales
consisten en la misma parte del lenguaje, por ejemplo: todos sustantivos; todas expresiones
verbales; todos adjetivos; misma terminación o derivación etimológica; etc.
Importancia paralela: Ningún punto es mas importante o vital que otros.
Orden lógico, como estos:
Ascendente en forma de importancia.
Orden cronológico.
Orden de causa y efecto.
Orden de sencillo a difícil.

Algunas veces puede existir una buena razón para presentar tu lista de pensamientos en un
orden diferente al que está en el texto. Por ejemplo el Salmo 1, el hombre piadoso es
descrito al principio y después el impío. Para efectos de la predicación puedes preferir usar
al orden al reverso, para terminar con un aspecto positivo. No es aconsejable forzar o
distorsionar las ideas del mensaje, por darles un orden atractivo de aliteración. Pero si
dentro del sentido de los pensamientos puedes etiquetar tus puntos principales
creativamente para que sean más fáciles de recordar, entonces estarán mucho mejor.
¿ C ómo me preparo?
Podemos clasificar la preparación de sermones de diversas maneras. Por ejemplo en:
preparación espiritual y preparación técnica. Algunos predicadores descuidan una o la otra,
pero ambas merecen atención, se necesita un balance.
Sin embargo existe una división más allá de cada una de estas, y consisten en.

LA PREPARACIÓN GENERAL:
Esta es la suma total de la experiencia de uno, incluyendo los sermones anteriores.
Probablemente puedes pensar en un tema o texto sobre el cual podrías predicar de
improviso por que estás más o menos familiarizado con él. Usarías tu preparación general
para cumplir.

LA PREPARACIÓN ESPECÍFICA:
Es el esfuerzo de preparación para predicar en un tiempo y lugar determinados. Es el tipo
de esfuerzos que harías si fueras invitado a compartir en un congreso o congregación el día
de mañana. Estos dos tipos de preparación los podemos comparar, respectivamente, con el
dinero que guardas en el banco, y con el dinero que llevas en tu bolsillo. Cuando te
preparas para compartir en una ocasión particular, es como retirar el dinero exacto para
pagar algo. Después de haber expuesto tu mensaje, la misma preparación que has hecho
ahora es depositada automáticamente en una “cuenta” de preparación general sobre la cual
puedes efectuar retiros para preparaciones específicas en el futuro. Predicadores
principiantes deben “ganarse” su camino invirtiendo más tiempo en preparaciones
específicas, predicadores experimentados tendrán más material en su depósito de
preparación general.
Una tentación para el ministro experimentado, conforme pasan los años, es depender
demasiado de su depósito general; esto convierte sus mensajes en algo pasado de moda.

La dirección divina es la primera y la más grande necesidad en la preparación de un


mensaje. Cuando predicas lo que es la idea de Dios, su bendición va incluida. Es riesgoso
pedir su bendición después de haber tomado tus propias decisiones. Esto no significa que
debas esperar recibir una señal espectacularmente sobrenatural para saber qué decir. La
dirección de Dios para el predicador es muy similar en la que un creyente guía a otro.
Puede venir a través de infinidad de canales.

En el capitulo 11, he hecho unas sugerencias de posibles fuentes de temas para mensajes.
Dios puede utilizarlos pero definitivamente no está limitado a ellos.
Mas allá de la preparación espiritual a través de la oración, algunas de las mejores
herramientas prácticas para la preparación de sermones son las siguientes.

LA BIBLIA.
Esta es la herramienta más importante de preparación. Cada predicador y maestro de la
Biblia debería ser coleccionista de Biblias y ciertamente deberían de tener como mínimo
una versión en cada idioma que sepan leer. En inglés hay un gran numero de versiones
disponibles y cada una es útil. Como parte de la preparación de sermones es aconsejable
buscar el mismo texto en más de una versión.
Sin llegar a mostrarte una tabla comparativa de varias versiones, es suficiente con
mencionarte que la Biblia que usas para tu “lectura de entrenamiento” tal vez no sea la
mejor para predicar. Algunas de las versiones más modernas son paráfrasis que traducen los
“equivalentes culturales” de las Escrituras en lugar de los significados literales. Éste es un
acercamiento válido de traducción bíblica en cuanto al sentir y significado del pasaje. No
obstante, predicar de una versión así corre el riesgo de basar un punto principal en un
significado que no se encuentre en el original. Asimismo, algunas versiones facilitan el
encontrar una estructura que se presta a la elaboración de bosquejos textuales. La versión
Reina-Valera, revisión 1960, y la Biblia de las Américas son muy buenas en este aspecto
(*). Otras versiones son igualmente fieles, pero pueden minimizar la estructura a favor de la
fluidez.

No teman hacer anotaciones o recordatorios a los márgenes de sus Biblias. Subrayar,


encerrar en un circulo, resaltar o anotar referencias, aumentará la utilidad de Biblia
especialmente para predicar o enseñar.

UN SISTEMA DE ALMACENAMIENTO.
Para aprovechar al máximo el “depósito” de la preparación general, se necesita un sistema
de almacenamiento de los apuntes, donde se puedan encontrar cuando se necesiten. Yo no
llamo un sistema de archivo porque eso sugiere algo muy complicado. Mantenlo sencillo.
Elaborar archivos detallados puede perjudicar más que ayudar. Muchos predicadores
pueden ministrar exitosamente durante años usando algo sencillo como una caja de zapatos
u otro contenedor pequeño que guarde sus apuntes, bosquejos e ilustraciones.

Cuando necesites preparar algo, comienza con lo que hay en la caja de zapatos y crea tus
apuntes. Muchas veces encontrarás algo útil en tu “archivo” y lo puedes acoplar con
material nuevo que uses para la ocasión. Después de predicar, guarda tu nuevo bosquejo
(apuntes) en la caja de zapatos para futuras referencias.

Cuando ya sea necesario tener un sistema de archivo más convencional (quizás después de
varios años), mantenlo lo más sencillo posible.

Muchos predicadores tienen material valioso que no pueden localizar cuando lo necesitan
por tener sistemas complicados de archivo. Lo mejor es guardar el material en carpetas con
títulos que se relacionen con el tema y su uso probable, y no con su fuente. No tengas un
archivo llamado “revista time”, pero si uno marcado como “Material acerca de
resurrecciones”.

UNA CONCORDANCIA EXHAUSTIVA.


Una concordancia es sencillamente un lista de palabras, como se encuentran en alguna
versión en particular de las Escrituras, que muestra todas las veces que cada palabra ocurre
en esa versión de la Biblia. Normalmente, bajo la palabra se enlistan los versículos donde
se puede encontrar esa palabra, y usualmente, cada cita en la lista muestra algunas palabras
del contexto para que se pueda discernir el sentido del pasaje.
Obviamente palabras comunes (como por ejemplo “y” o “el” ), ocurren cientos o miles de
veces. Dado que este tipo de palabras carecen de significado doctrinal, una concordancia
podría no incluirlas. El problema es, ¿qué tan común debe ser una palabra para ser omitida?
Algunas concordancias (especialmente las que se encuentran al final de las Biblias) pueden
listar solamente palabras “importantes. El uso de este tipo de concordancias puede ser
frustrante, porque muchas veces ignoran el pasaje que intentas encontrar. Una concordancia
exhaustiva es una que está completa, ya que enlista todos los casos en los que aparece una
palabra en cierta versión de la Biblia.

Dichas concordancias normalmente incorporan léxicos en Hebreo y Griego, que dan


información semántica del término original del cual las palabras fueron traducidas, dando
así una perspectiva más detallada del significado que tienen. Antes de predicar acerca del
infierno usando ciertos pasajes, sería mejor verificar si el verdadero significado de la
palabra infierno en ese verso es “sepulcro” o “lago de fuego”.

Una concordancia es muy útil para el predicador. Estas son algunas maneras en cómo
puede ayudar:

Mostrar la distribución de cierto tema a través de la Biblia.


Encontrar pasajes con ideas afines.
Encontrar un pasaje del cual sólo se recuerda un fragmento.
Mostrar diferentes matices del significado de la palabra.
Revelar todas las circunstancias en las cuales dicha palabra fue usada.
Rastrear el origen histórico de una palabra y sus declinaciones.

UN DICCIONARIO BÍBLICO.
Este es un tipo de enciclopedia de términos bíblicos importantes que da algunos
antecedentes culturales, históricos o lingüísticos de cada uno. Es sumamente valioso para
verificar el sentido de una palabra que tenga un significado especializado.

COMENTARIOS.
Un comentario es un juego de tomos con explicaciones o análisis de las Escrituras pasaje
por pasaje. La desventaja de este material de ayuda es que ningún comentario intenta tratar
con cada uno de los versículos de la Biblia, y muchos prefieren omitir su opinión en los
lugares difíciles donde más ayuda necesitas, mientras dan una amplia explicación en los
pasajes donde tu propia percepción es bastante adecuada. Los comentarios de muchos
volúmenes normalmente no valen su precio.

Comentarios de un sólo volumen que tratan acerca de únicamente un libro de la Biblia


normalmente tienen una mejor calidad y una mayor profundidad que la porción respectiva
en un juego de comentarios que intentan abarcar toda la Biblia, porque probablemente ha
sido escrito por alguien que le ha tomado años estudiar el libro en particular. Nadie puede
tener ese mismo tipo de autoridad acerca de toda la Biblia.

Cualquier comentario esta matizado por el enfoque teológico del comentarista, por lo que
los comentarios varían desde los radicalmente “liberales” hasta los estrechamente
“fundamentalistas”.
LA OBSERVACIÓN PERSONAL.
La experiencia directa o vicaria de la vida es la mejor fuente de ilustraciones. Puedes
recolectar no sólo de lo que te pasa a ti, sino también de lo que lees u observas en las vidas
de otros. Encontrar una ilustración no puede ser planeado. Deben ser captadas al momento
que aparecen. Un predicador debe estar alerta a las escenas y eventos en la vida diaria que
le ayudarán a crear imágenes mentales para su auditorio.

LA MEDITACIÓN.
Este método de estudio de la Biblia podría asemejarse a “rumiar” los mismos pasajes
repetidamente. La meditación es reflexionar intensa y prolongadamente sobre una porción
de las Escrituras. Se facilita, si te haces a ti mismo todas las preguntas posibles que puedas
imaginar acerca de las circunstancias en el pasaje ¿Quién lo hizo o lo dijo? ¿Por qué?
¿Quién más estuvo ahí? ¿Qué actitudes muestran? ¿Cuál fue la historia del evento? ¿Hay
otros pasajes similares en la Biblia? Cientos de preguntas son posibles acerca de cualquier
pasaje, y son una manera muy importante de recibir revelación o de hacer un
descubrimiento

LA DISCIPLINA.
La preparación para predicar es un asunto serio, que no debe ser tomado a la ligera.
Además de la preparación requerida en oración y estudio, algunas reglas prácticas de
comportamiento te ayudarán a tener éxito.

Procura no ingerir alimentos pesados justo antes de la reunión en la cual predicarás. Esto
evidentemente se aplica a la preparación de cualquier esfuerzo físico o mental, pero los
predicadores tienen una tentación adicional en esta área, porque normalmente se les invita a
cenar o a comer antes de la reunión o servicio. Si puedes, discúlpate delicadamente, o por
lo menos, ingiere sólo una pequeña cantidad de alimento ligero.

Usa la disciplina también para evitar situaciones de tensión emocional horas antes de la
predicación (camino a la congregación, mi es esposa usa el tiempo para contarme que se
descompuso la lavadora, o que los niños se pelearon con los vecinos). De ser necesario,
pide la cooperación de los familiares para evitar controversias, noticias que trastornan,
decisiones críticas y situaciones sociales escandalosas. Necesitas tiempo de quietud, no de
conversación. La soledad es un ingrediente necesario, para meditar y orar.
¿ C ómo me oigo?
Una vez que sientas que el cielo te ha confiado un mensaje de parte de Dios, que lo has
equipado con ilustraciones poderosas, y lo has estructurado de una manera efectiva, te resta
lograr que se plante en los corazones y mentes de los oyentes. Esto depende de la calidad de
la exposición de tu sermón. En los capítulos 8 y 9 consideramos cada una de las
herramientas básicas que utiliza el predicador para lograr que el mensaje sea transmitido a
los oyentes de manera que asegure una buena recepción de parte del público. Empecemos
con la más importante:

LA VOZ.
Ésta es la herramienta vital de la exposición, pero es muchas veces ignorada.
Desafortunadamente, la tecnología de los micrófonos y amplificadores han dado a los
predicadores la impresión de que cualquier manera de hablar es suficiente, ya que el
encargado del sistema de sonido se hará cargo de cualquier detalle. Pero la mala oratoria no
se hace buena por usar un equipo costoso de sonido. Sencillamente será mala oratoria,
expuesta con mayor volumen, que no es un gran avance.

Un buen predicador no debería necesitar un amplificador excepto para auditorios de


trescientos o más. Jesús habló a cinco mil sin amplificador. John Wesley y George
Whitefield no tenían gigantes marca Bose o Peavey para ayudarlos cuando se dirigían a
grupos de hasta cincuenta mil. No sugiero que trates de hacer lo mismo, sencillamente hago
un llamado para que no dependas demasiado de equipo electrónico. Correctamente usada tu
voz puede fortalecerse lo suficiente para llenar un recinto de buen tamaño, pero nunca lo
lograrás si no la desafías a hacer algo más que alcanzar un par de centímetros de distancia a
un micrófono.

La voz humana es un delicado, pero poderoso instrumento de posibilidades infinitas. Puede


transmitir sentimiento y expresar mucho más allá del simple significado de las palabras que
hablas. Y tú tienes el control sobre cómo se oye tu voz. Aunque heredas las características
físicas del mecanismo vocal, tu puedes, con práctica y atención modificar y mejorar tu voz
considerablemente. La producción de la voz es realmente una actividad muscular, y como
tal, se puede beneficiar ejercitándola cuidadosamente. Tu puedes controlar y modificar tu
voz en los cinco parámetros siguientes de forma útil.

A) TONO.
Es el lugar del sonido de tu voz en la escala musical. Puedes ser bajo o soprano, pero aún
así dentro de tu rango tienes la opción de usar la parte alta, la parte baja, o la parte media de
tu tesitura.

Posiblemente piensas que el tono está relacionado con el canto, y no con el habla, sin
embargo también la voz al hablar tiene tono. La diferencia entre cantar y hablar es
solamente que en el canto el tono se mantiene el suficiente tiempo para que sea
identificado. Hablando, el tono se mueve tan rápidamente de abajo hacia arriba con cada
sílaba que no se puede identificar fácilmente.

Para el que habla en público, dos principios del tono se encuentran contrapuestos entre sí:
• El tono alto puede viajar una distancia más grande con menor esfuerzo.
• El tono bajo es más placentero y menos cansado para la persona que escucha

La gran mayoría de oradores profesionales (locutores, actores), ya sean hombres o mujeres


usan la parte baja de su tesitura, sencillamente porque al público le es más agradable
escucharlos. Existe una razón científica para esto: En la naturaleza (o en la civilización) los
tonos altos tienden a ser asociados con trauma y dolor. Un grito de terror es un tono alto, así
como el grito de un animal herido. Un vidrio que se rompe, el chillido de frenos, el sonido
del metal retorciéndose cuando se estrellan dos autos, todos estos son tonos altos. Así que,
el subconsciente, asocia los sonidos vocales altos con estrés y situaciones desagradables.

Éste no es el sentir que quieres transmitir al auditorio, o sea, que debes usar más
frecuentemente la mitad inferior de tu rango vocal cuando hables. Usa la mitad superior
sólo para hacer ocasionalmente un contraste o cuando tengas dificultades para que te
escuchen. No hagas como muchos predicadores que gritan en tono alto durante varios
minutos a la vez, pensando ser más efectivos, o que presentan una unción especial.

¿Cómo puedes encontrar tu mejor nivel de tono? Acércate a un piano, identifica las notas
más altas y las más bajas que puedas cantar cómodamente, encuentra el punto intermedio
entre ambos. Ahora córrete al lado bajo (izquierda) unas cuantas notas de ese punto
intermedio. Así encontrarás probablemente el mejor tono para tu voz en particular.

B) VOLUMEN.
Este es el rango de amplitud o volumen. Este es controlable independientemente del tono,
aunque acostumbramos variar los dos juntos, yendo de alto y fuerte a bajo y suave. Pero es
posible y a veces deseable ser alto y suave, o bajo y fuerte.
La regla general para volumen es ésta: usa un nivel algo más fuerte del necesario, no tres
veces más alto. Tres buenas razones requieren de ese volumen adicional.

Primero: Hablando un poco arriba del nivel mínimo mantendrá mejor la atención del
público (muy fuerte mucho tiempo anula este efecto).

Segundo: En un auditorio de tamaño considerable, probablemente haya gente con


problemas auditivos. Un poco de volumen les ayudará a escuchar mejor y más
cómodamente.

Tercero: En cualquier auditorio es seguro encontrar algún tipo de interferencia ya sea


esporádica o continua. El ruido del aire acondicionado, o de un auto pasando, compite con
la voz del orador. Una tos ocasional puede opacar palabras aquí y allá. Para evitar estas
situaciones habla un poco más fuerte de lo absolutamente necesario. Será de gran utilidad
pensar que hablas a las últimas filas y no a las del frente.
C) VELOCIDAD.
Es la cantidad de palabras habladas por minuto. Se controla de dos maneras: por el uso de
intervalos entre palabras, y por el ritmo de la enunciación real.

Breves minutos de silencio en algunas partes, no es necesariamente un enemigo del orador.


Unos de los malos hábitos más persistente es tratar de rellenar los puntos silenciosos con
“ah”, “eh”, “este”, o “y”.
Los libros sobre hablar en público denominan algunas veces este tipo de expresiones sin
significado como “garabatear”. Igual de malas son las expresiones trilladas usadas (a veces
inconscientemente) una y otra vez como “tu sabes ...”, “quiero decir”, “okey”, “me
explico”, “o sea”, “¿no?”, “¿verdad?”, “eso significa”, “hoy por hoy”, “etcétera”, “más sin
embargo” (lo cual es pleonasmo terrorífico), y otras.

Muchos factores pueden determinar la selección del orador en cuanto a velocidad, pero un
principio universal es esta generalidad: mientras más grande sea el auditorio, más baja debe
ser la velocidad que use el orador.

Eso tiene que ver básicamente con el problema de interferencia. Si de un auditorio de cien,
diez personas tienen tos, entonces en un auditorio de trescientas, treinta tendrán tos.

Cada tosido borra la voz del orador para un pequeño círculo de oyentes alrededor de la tos.
Si el orador está hablando muy rápido, la gente comenzará a hablar entre sí; habrá más
movimiento de entrada y salida; y más bebes llorando. Así que, recuerda: mientras más
grande el público, más despacio se habla.

D) TIMBRE.
Este elemento tan difícil es por lo general (desafortunadamente) hereditario. El timbre es
realmente un patrón únicos de tonos bajos y tonos altos (armónicos) que identifican la voz
de una persona de otra. Para muchos de nosotros esto se encuentra sólo bajo un control
limitado.

Escúchate a ti mismo y sencillamente busca un sonido suave y agradable. Evita ser áspero,
ronco y gangoso.

E) ARTICULACIÓN.
Los movimientos complejos y la colocación de todo el mecanismo vocal se llama
articulación. Las cuerdas vocales, las superficies de la garganta, el paladar, la campanilla, la
lengua, los labios, los dientes y la quijada se mueven en cierto grado u otro. Es la
colocación de estas partes en una infinita variedad de posiciones relativas que crean la
variedad de sonidos que conocemos.

En todos los idiomas del mundo combinados hay más de 1,200 diferentes sonidos de habla
en uso. Un solo idioma usa a lo mucho solamente 50 o 60 de ellos (en el ingles se usan sólo
44), pero, aún así, cualquier voz es capaz de producir cualquiera de ellos. El principio de la
fonética es éste: Si todas tus partes vocales están exactamente en las mismas posiciones que
las de los africanos que hablan Zulú, ¡tu voz también podrá hacer ese sonido exótico! Esto
es meramente una cuestión física. Nuestro problema es que normalmente no prestamos
atención a lo que están haciendo realmente nuestros órganos vocales.

La fonética es la ciencia de los sonidos del habla o del lenguaje hablado. Su estudio puede
ayudar a una persona a vencer cualquier pronunciación defectuosa, o a imitar cualquier
“acento”. Si te percatas de un problema de articulación, y piensas en serio acerca de
predicar, puedes remediar la dificultad si estas dispuesto a que te ayuden a entrenar la voz y
a trabajar muy duro. Los hábitos de habla son muy antiguos, pero no es imposible hacerlo.

Normalmente usamos dos términos especializados relacionados con la articulación.

PRONUNCIACIÓN: Es el concepto que tiene el orador de cómo debe decirse y escucharse


una palabra, el sonido propuesto o intentado.

ENUNCIACIÓN: Está relacionado con qué tan claramente dice eso de esa manera. Regla
general: ¡No tengas miedo de abrir la boca cuando hables!

No hay un sustituto para hablar claro. Tus ideas pueden ser sensacionales, tu motivación
sincera, tu preparación impecable, pero si no hablas con claridad todo estará perdido. Tu
voz es el eslabón final entre tu mensaje y la congregación.
¿ C ómo me veo?
Aunque la voz de la herramienta más importante de la exposición, ciertamente no es la
única. Todos sabemos que escuchar un mensaje en un cassette no es igual que escucharlo
en persona. La diferencia es fundamentalmente, que todos los elementos visuales de la
comunicación están faltando en la grabación de audio. A continuación damos unas
herramientas no vocales.

LOS OJOS.
La parte más expresiva de la cara, y la más observada por el auditorio, son tus ojos y son lo
segundo en importancia después de tu voz. Usados adecuadamente, tus ojos pueden ayudar
a la efectividad de tu predicación; usados inapropiadamente, pueden ser una desventaja.
Los actores usan maquillaje en los ojos, no para ser más atractivos, sino para hacer más
visible la expresión de los ojos. Puede ser que tú no uses maquillaje, pero la visibilidad de
los ojos es muy importante. Evita barreras; intenta predicar sin anteojos, al menos que
realmente los necesites. Pon atención a lo que hagas con tus ojos; la gente lo hace.

ALGUNOS PUNTOS A EVITAR.


No mires fijamente al piso, fuera de la ventana o a un punto en la pared. Tú puedes sentir
que te ayuda a controlar tu miedo o parecerá que estas pensativo, pero el publico piensa que
los estas evadiendo. Éstas hablando a la gente, mira a la gente.

No mires solamente a amigos o personas importantes. A todo orador le gusta recibir


aprobación y refuerzo de su auditorio, o sea que la tendencia es buscarlo en los amigos, o
en el liderazgo. Pero un auditorio se percata rápidamente cuando un orador sólo ve a dos o
tres, más que al resto. Mira a todos.

No voltees a ver a alguien que esté sentado en la plataforma, atrás de ti, no importa que tan
importante pueda ser. Ellos saben que el auditorio está frente a ti. Además puedes hacer el
penoso descubrimiento de que los que están atrás de ti no te están prestando atención, lo
que los hace un pésimo modelo para el auditorio.

No cierres los ojos durante periodos largos. Este es un mal hábito de muchos directores de
alabanza y ha pasado a los predicadores. Puedes quererte ver muy espiritual, pero el público
se siente ignorado.

No voltees a mirar la fuente de distracción que pueda ocurrir. Alguien que entre tarde, que
salga, o haga ruido sorpresivo pueden distraer a algunos en el auditorio. Pero la manera más
efectiva de hacer que se distraiga todo el auditorio es que el orador volteé y vea el origen
del problema. No lo veas, ignóralo.
ALGUNOS PUNTOS A RECORDAR.
Mantén un contacto visual breve sobre todo el auditorio incluyendo aquellos que pueden
estar a la extrema derecha o a la izquierda.

Observa la mayor parte del tiempo a aquellas personas que se encuentren lo más lejos de ti.
Deja que tus ojos “barran” de izquierda a derecha la fila de atrás, no la del frente. Tu vista
crea un plano invisible que va de ti hacia el público. Si ves la fila trasera, los que están al
frente se sienten incluidos. Pero si solo ves la fila del frente los de atrás se siente excluidos.

Alza la vista de la Biblia o de tus apuntes lo más que puedas. Aún cuando estás leyendo el
texto, la mejor técnica es poner el dedo en el lugar, leer una frase (o porción)
silenciosamente y después ver al público al decirla. Con un poco de práctica esto se hace
natural, y puede hacerse sin que existan pausas largas.

LA POSTURA.
Un orador debe tener una presentación alerta t enérgica. Esto se puede conseguir en gran
parte, manteniendo el peso del cuerpo hacia delante en la punta de los pies, no en los
talones. Párate de tal manera que en cualquier momento puedas pararte de puntas sin perder
el equilibrio. “Mantente en la punta de los pies” , es un buen consejo, no solamente para
atletas, sino también para oradores. No solamente te verás más alerta, sino que muchas
veces ese dinamismo saldrá a través de tu voz también.

En cuanto a la posición de los pies, la posición más útil es tenerlos lo suficientemente


separados como para que quepa otro zapato entre los pies. En las escuelas de modelaje, a
las mujeres se les recomienda tener los pies juntos cuando están paradas, normalmente con
el talón de un pie en el empeine del otro con un ángulo de apertura hacia a fuera. Esta
posición hace definitivamente que las mujeres se vean con más gracia. Pero el predicador
no está en una pasarela de modelos y para poder moverse con más libertad el orador
necesita una postura más firme.
El otro extremo es tener ambas piernas separadas como si estuvieras en la cubierta de un
barco. No lo hagas.

EL MOVIMIENTO.
A excepción de las congregaciones más formales, y tradicionales, ya no se espera que los
predicadores permanezcan estáticos detrás del púlpito para exponer sus sermones. Algunos
predicadores todavía prefieren este método y algunos auditorios lo esperan. Y, en los
lugares donde sea necesario usar un micrófono y el único disponible esté empotrado en el
púlpito, no hay alternativa. Pero, donde sea posible y aceptable, un poco de movimiento es
deseable al predicar. Una razón sencilla es que el público pone más atención a un objeto
móvil que a uno fijo, y además, es el hecho que el movimiento puede ser usado para realzar
y reforzar el mensaje. Para lograr esto, el movimiento no debe ser sin sentido, sino
relacionado con el significado o intención de lo que se está diciendo. Tomar una nueva
postura cuando empiezas a hablar de una idea nueva, es una manera de dar al mensaje
“comienzo fresco”. Cuando cambias de lugar, el oyente voltea su cabeza hacia ti. Esto es un
pequeño cambio para él, una renovación del foco de su atención. Además, él ahora se
enfrenta a un fondo ligeramente diferente al de antes, eso le añade frescura a tu exposición .
Muévete cuando empieces una idea nueva, una nueva ilustración, cuando quieras dar un
nuevo énfasis.

No simplemente te pasees de un lado a otro, y regreses atrás del púlpito porque encontraste
un obstáculo (como el final de la plataforma). Este tipo de movimiento como “animal
enjaulado” no agrega nada a la efectividad.

Estudios como el “alcance a la atención al público” nos dicen que, un orador debe de atraer
la atención del auditorio como quince o veinte minutos. El movimiento corporal,
coordinado con el contenido del mensaje, puede ayudar a lograr esto.

MANOS Y ADEMANES.
Si detienes la Biblia, tarjeta de apuntes u otro material mientras hablas , puedes solucionar
el problema de qué hacer con las manos. Asimismo, si estás parado detrás de un púlpito
grande, es natural que descanses las manos en las orillas. Pero si no tienes notas que
detener, ni un púlpito separándote del auditorio, ¿entonces qué hacer? Algunos libros de
texto recomiendan lo siguiente: “permite que tus brazos y manos cuelguen holgadamente a
tus lados”. Muy pocos oradores pueden hacer esto sin sentirse ridículos.

Para la mayoría de la gente, una mejor idea es tener los codos ligeramente doblados, con las
manos casi juntas hacia el frente del cuerpo. Pueden tocar o casi tocarse. Este es un consejo
general, no una posición que debe ser mantenida rígidamente. Haz lo que te sea cómodo,
mientras que no se vea mal para el auditorio. Pero, en circunstancias normales, los codos
doblados, y las manos al frente es la posición más común.

En cuanto a la posición de las mismas manos, la posición más natural para la mayoría de
los oradores es como si estuvieran detenido una pluma para escribir. Planas las manos se
ven raras; cerradas, parecen amenazar. Mantén cada mano como si fueras a escribir con un
bolígrafo invisible. Te veras relajado y bien.

¡No mantengas tus manos detrás de la espalda! Hacer esto provoca que los hombros se
muevan, comprimiendo un poco el pecho, provocando dificultad al respirar. No necesitas
esa desventaja. Recuerda, los cantantes de opera siempre mantienen sus manos al frente del
cuerpo muchas veces presionándolas entre sí. Ayuda a controlar la respiración. Oradores
profesionales y cantantes experimentados nunca juntan sus manos detrás de la espalda
durante más de varios segundos a la vez. Sigue su ejemplo.

No hables con las manos cerca de la cara, particularmente de tu boca. Te veras cohibido y
puedes crear un obstáculo físico para la voz.

ADEMANES.
Al igual que los movimientos corporales, los movimientos de las manos (ademanes) pueden
ayudar o perjudicar un sermón. Tanto los ademanes, como las palabras, son un lenguaje.
Como lenguaje son parte de una cultura, y tienen diferentes significados para diferentes
gentes.
Por esto es imposible prescribir cierto tipo de ademanes para usar en todos lados. Lo que
puede ser “simpático” en una cultura, puede ser obsceno en otra.

No obstante podemos identificar unos principios que pueden ayudar.

Shakespeare dijo: “Acomoda la acción a la palabra y la palabra a la acción”. Esto es un


buen consejo. La idea principal de un ademán es coordinarlo con el pensamiento que se ésta
expresando. Pensamiento amplio, ademán amplio, pensamiento mezquino, ademán
mezquino.

Entonces la relación es ésta: No hagas ademanes sólo para crear movimiento. El


movimiento debe significar algo.

Otro principio general muy importante es que entre más grande el auditorio, más grande el
ademán. El orador debe mantener la atención visual del auditorio, si éste aumenta en
número, incrementar el tamaño del patrón de ademanes ayudará.

Los ademanes también pueden convertirse en un hábito involuntario. Vigila (o pídele a un


amigo, o cónyuge, que vigile) cualquier tendencia que tengas a repetir algún movimiento de
mano que no tenga significado o distraiga. Apretarse el cinturón, o jalarse la oreja, apuntar
a ningún lado con el dedo índice, aflojarse el cuello aunque ya esté flojo, una comezón
imaginaria. Este tipo de movimientos involuntarios se adhieren fácilmente a una persona
que habla en público y frecuentemente contaminan los estilos de predicar.

La medida definitiva del valor de un ademán es: ¿Ayuda? Si no, mejor elimínalo.
¿ E stoy ungido?
Hasta ahora he hablado de muchas cosas que ayudan a predicar mejor, pero los tres
elementos absolutamente indispensable de un sermón efectivo son estos.

ILUSTRACIONES VÍVIDAS: Aquellas ventanas de verdad necesarias.

ESTRUCTURA MEMORABLE: Aquella canasta tan necesaria en la cual el oyente


puede llevar la verdad a casa.

EL TOQUE DE DIOS: El elemento vital que hace de un sermón no un discurso, sino un


mensaje celestial.

Cualquier sermón que tenga estas tres cualidades con toda seguridad ayudará a alguien.
Cualquier sermón que carezca de cualquiera de éstas tres, puede o no ser de ayuda. Es el
último de estos tres aspectos el que nos interesa tratar aquí. Puede ser llamada
“inspiración”, “unción” o de alguna otra forma, pero si lo has experimentado, ya sea en tu
ministerio o en el de otro, sabes que es real.

En este manual hemos tratado primero con los asuntos de estructura e ilustraciones, no
porque sea más importante que la unción, sino porque los predicadores jóvenes piensan que
no son importantes. Ellos piensan que si son lo suficientemente espirituales, los aspectos de
técnica no tendrán importancia. Esto es delicado como pensar que, si eres lo
suficientemente espiritual, milagrosamente llegarás a la congregación sin el inconveniente
físico de transportarte en un auto por el tráfico. Como lo dijo una autoridad en la
predicación, “La ignorancia ungida no deja de ser ignorancia”.

Aclarando esto, agregaremos inmediatamente que el toque de Dios es ciertamente el


elemento más importante en el éxito de cualquier sermón. También es cierto que muchos
mensajes, tristemente deficientes en técnica, han traído milagros y avivamiento gracias a la
presencia especial de Dios. Imagínese lo que hubiera logrado si también hubiera tenido el
complemento de una buena habilidad de comunicación.

El finado hermano J.C Hibbar, que durante más de treinta y cinco años fue pastor de
“Gospel Lightouse Church”, Texas, fue un hombre ungido poderosamente, aunque era un
predicador sin pulir. Él nunca tuvo la oportunidad de estudiar en un instituto bíblico o
seminario, pero a través de los años desarrolló una excelente habilidad de predicar (que a
propósito, demostraría la mayoría de los principios que hemos tratado de enseñar en este
manual).
La señora Hibbard su esposa nell, se gradúo de un colegio bíblico muy conocido. Ella
comenta que un día al comienzo de su ministerio, quiso ayudar a J.C. con la preparación de
su próximo mensaje del domingo en la mañana, usando los principios de homilética que
había estudiado. El hizo sus apuntes, y trató de adaptarse a las reglas que ella le explicó,
pero la estructura no quedaba bien.

Cuando llegó el domingo, y predicó el sermón, resultó ser uno de esos que están tomando
la pista eternamente, pero que nunca logran despegar. Él estaba asolado, y condujo a casa
sintiéndose un fracaso. Nell trató de consolarlo tratando los puntos y momentos brillantes
del mensaje, pero no pudo quitarle su abatimiento.

Finalmente J.C. dijo: “¡Bueno, te voy a decir, que si alguien sacó algo bueno de este
mensaje, yo merezco todo el crédito porque el Señor nunca se me acercó mientras estaba
predicando!”.

Muchos predicadores conocen la miseria de ese sentir, nadie lo disfruta. Ya que la unción
es un don de Dios mismo, no existe fórmula para obtenerla. Él la confiere sobre el hombre
sin preparación académica, así como sobre el hombre educado. Pero hay varias cosas que
puedes hacer para que seas un mejor candidato para recibir su toque especial.

Prepara tu corazón: Limpia por medio del arrepentimiento cualquier desobediencia o


rebelión que lleves dentro. Limpia por medio del perdón, cualquier mal sentir hacia otros.
Y predica solamente algo que sientas profundamente.

Prepara tu mente: Dale a Dios la oportunidad de sembrar sus pensamientos, y su mensaje,


ahí. Si no recibes instrucción directa, usa tu propio juicio santo. Al usar tu propio juicio en
oración también puedes escuchar la voz de Dios en la forma de tus propios razonamientos
santos.

Prepara tu mensaje: Piensa y ora sobre la lista de ideas que has seleccionado para
compartir. Busca las ilustraciones adecuadas. Planea el principio y el fin, elabora apuntes
sencillos y cuidadosos.

Prepara tu cuerpo: Descansa bastante, no te sobrealimentes. Se pulcro en cuerpo y


vestido. Que sea tu mejor momento.

James Weldon Jonson, un poderoso poeta negro, en su libro “trombones de Dios”, expresa
la oración de un predicador como sigue:

“Y ahora oh Señor, este hombre de Dios,


quien parte el pan de vida en esta mañana,
cobíjalo en el hueco de tu mano,
y mantenlo fuera de la línea de fuego del diablo.

Tómalo, Señor, esta mañana,


lávalo con hisopo por dentro y por fuera,
cuélgalo y exprímele seco de pecado,
sujeta su oído al poste de sabiduría,
y haz que sus palabras sean mazos de verdad
golpeando en el corazón de acero del pecado.

Señor Dios, esta mañana,


pon su ojo en el telescopio de la eternidad,
y permítele ver sobre las paredes de papel del tiempo.

Señor incrementa su imaginación,


pon movimiento perpetuo en sus brazos,
llénalo de la dinamita de tu poder,
úngelo con el aceite de tu salvación,
y prende fuego a su lengua”.

¡Que elocuente expresión de los anhelos de un predicador! ¡Que Dios conteste ésta oración
para todos nosotros!

¿Qué es la unción, realmente? A pesar de las aparentes opiniones de algunos, no es ninguna


clase de estas:

No es volumen.
No es ronquera.
No es frenesí.
No es misticismo.
No es personalidad.
No es transpiración.
No es palabrería.
No son declaraciones extravagantes.
No son reclamos de infidelidad.

La unción divina, como se aplica al predicar, es sencillamente un fuerte sentir de la


presencia de Dios mismo en lo que se está diciendo. Puede ser fuerte o callado, exuberante
o solemne, alentador o impresionante. Algunas veces sentimos que la mano de dios está
tangiblemente sobre su siervo quien está hablando por Él. Algunas veces sentimos la
presencia divina, no tanto por la persona, sino por las palabras que salen, rápidas y certeras
como flechas a los corazones de los oyentes. Dios hace sentir su presencia en muchas
maneras y no hay substituto para ello.

Un sencillo predicador sureño dio esta explicación de su procedimiento de preparación:


“Primero, me lleno leyendo; luego aclaro mi mente; me caliento orando, y después
sencillamente me dejo ir”.

Nunca pienses que la unción de Dios es una bendición agregada derramada sobre el
mensaje una vez terminado. Busca y ora por esa unción a lo largo del proceso de
preparación. Entonces, la preparación en sí seguramente tendrá la presencia de Dios.
¿ Q ué me falta aún?

Mientras más predicas, mejor predicador te debes de volver. Y, conforme desarrollas más
experiencia, tendrás que pensar menos en los detalles mecánicos de los que hemos hablado:
a dónde voltear, cómo pararte, etc. Todos esos aspectos se harán más automáticos y podrás
poner más atención al contenido, a tu selección de palabras para transmitirlo, y a escuchar
la voz del Espíritu Santo para guiarte a concluir el mensaje.

Anímate, el predicar no es solo cuestión de seguir las reglas de comunicación, no obstante


para mejorar constantemente, debes estar dispuesto a prestarle mayor atención a los
pequeños detalles, detalles en los cuales los principiantes no piensan. La inexorable “ley de
retornos menguantes”, significa que, para mejorar un diez por ciento, un buen predicador
debe trabajar mucho más que un predicador mediocre. Y ese trabajo normalmente se hace
simplemente observando detalles que suceden en su propia experiencia o en la experiencia
de otros. Algunos consejos de este tipo están en este capítulo.

CÓMO RESPETAR EL RELOJ.


El más común de los problemas del predicador es que predique mucho más tiempo. No seas
un predicador común y corriente.

Qué poder puede adormecer los sentidos,


como cuando un mensaje, es fatalmente aburrido,
pone la mente y al cuerpo, ambos a dormir,
¡con pensamientos que son más densos que profundos!
Seguido, un discurso meditativo
se convierte en un simple “sedativo”,
mientras, adormilados y soñolientos
tenemos que estar sentados, y sentados, y sentados.....

Asegúrate que haya un reloj donde lo puedas ver sin que el auditorio se percate de que lo
estás viendo. Esto puede significar el quitarte el reloj de pulso y colocarlo sobre el púlpito.
Mientras hablas no intentes voltear a ver el reloj que tengas en el pulso. Esto de seguro
provocará que todo el auditorio vea su reloj, distrayéndose de lo que estás diciendo.

En la mayoría de las congregaciones denominacionales tradicionales de E.U.A.


acercándonos al siglo veinte, veinte minutos son considerados como un lapso normal y
estándar para un sermón dominical. En algunas congregaciones independientes,
carismáticas o evangélicas entusiastas, la norma es de más tiempo, treinta minutos, cuarenta
y cinco minutos o hasta una hora. Y también hay aquellas en las que no han oído hablar de
limite de tiempo (éstas son a las que únicamente los fanáticos regresan para la siguiente
reunión).
Considera las EXPECTATIVAS DEL AUDITORIO. Obviamente, es el predicador mismo
el que tiene el control del tiempo del mensaje, y muchos están indisciplinados en el
cumplimiento de esta responsabilidad. Las expectativas de los oyentes deben de ser
consideradas. Si una congregación tiene una larga tradición de terminar la reunión
dominical al medio día, podemos asegurar que hay muchas situaciones encaminada a esta
expectativa.

• Los maestros de niños esperan liberar a los niños al medio día.


• El marido gruñón e inconverso de una viejita santa espera recogerla a la entrada al medio
día en punto.
• La familia sin auto del otro lado de la ciudad espera tomar el autobús a casa a las 12:15 en
punto.
• Varias familias tienen el asado en el horno y hay que sacarlo antes de las 12:30 para que no
se queme.
• Algunos voluntarios de la congregación planean una evangelización en la cárcel a la 1:00
p.m., y esperan tener suficiente tiempo para llegar si salen de la congregación a las 12:05.

Estas consideraciones pueden no ser tan importantes para ti como tomar más tiempo para tu
mensaje inspirado, pero otros pueden sentirse de otra manera ¿Quieres que te vuelvan a
invitar a compartir otra vez? Respeta el reloj y a la gente que depende de él.

Mi consejo: Si eres orador invitado, no preguntes “¿Cuánto tiempo debo hablar?. Mejor
pregúntale a alguien confiable, “ ¿A qué hora termina normalmente la reunión?”, Después
averigua si usualmente hacen algo antes de despedir la reunión después que termina tu
mensaje y permite el tiempo necesario. Después APÉGATE A LOS LIMITES DE
TIEMPO.

Tu tema fue oportuno


tu bosquejo formidable,
pero, por favor, ¿te puedo sugerir algo?
Tuviste muchas oportunidades para detenerte, ¡pero no lo hiciste!
La próxima vez, ¡hazlo!

CÓMO USAR APOYOS VISUALES.


Desafortunadamente, los predicadores le han dejado casi totalmente los apoyos visuales al
sector de maestros, privándose a sí mismos de un gran recurso. La gente recuerda muchas
veces mejor lo que les ha impresionado visualmente.

Cierto, las situaciones más comunes en la predicación no facilita el uso de apoyos visuales.
No hay lugar adecuado para poner un pizarrón donde todos lo puedan ver; hay un coro en la
plataforma; la gente de las filas traseras están muy lejos para ver lo que haces; tampoco se
ve bien cargar todos los apoyos visuales a la plataforma cuando pasa uno al púlpito; etc. Yo
sé todo eso. El hecho sigue siendo que, si puedes ingeniártelas, usar apoyos visuales hará tu
mensaje más poderoso.

Si hay un PIZARRÓN, úsalo. Pero no lo llenes de material detallado de antemano. Un


pizarrón es muy útil para cosas que son:
Sencillas: Usa frases sencillas, no oraciones completas.

Simbólicas: Líneas, flechas, círculos.

Simultáneas con el mensaje: Hacerlo mientras se habla.

UN RETROPROYECTOR es algo diferente. Es muy difícil (aunque no imposible) marcar


algo o hacer cambios mientras hablas. Los acetatos se resbalan; el marcador se seca; el
salón está muy iluminado; el aparato está en el nivel equivocado del piso, etc. Pero puedes
usarlo para colocar material preparado de antemano que solamente necesite pasarse.

LOS OBJETOS tridimensionales son probablemente la mejor opción para el predicador. No


necesitan ser espectaculares. Yo he usado un huevo, un reloj, una maceta, muñecos de
peluche, algunas velas, una calabaza, una pistola de juguete, un plátano, un montón de
palitos, un instrumento musical y muchos otros objetos comunes. La idea es sencillamente
enfocar la atención del auditorio y provocar una imagen mental que ilustre el punto que
quieres comunicar.

No cometas el error de pensar que los apoyos visuales sólo son para los niños. Caemos en
esta creencia por el hecho de que el adulto esconde mejor su aburrimiento. Cuando pierdes
la atención de los niños, te das cuenta inmediatamente por las travesuras que empiezan a
hacer: Cuando pierdes la atención del adulto, permanece sentado con una sonrisa de
satisfacción en la cara, mientras que su mente está en el campo de golf o en la cena.
Adultos o niños, da a tu audiencia algo que ver, más frecuentemente de lo que muchos
predicadores lo hacen.

¿CÓMO TERMINAR UNA REUNIÓN?


Si eres invitado a predicar en una reunión donde otra persona es la encargada de despedir a
la gente, esto probablemente no sea tu responsabilidad. Se puede esperar de ti que termines
tu mensaje y te sientes. Pero no asumas que esto sea así, consulta con el liderazgo.
Ten un plan preparado para despedir a la gente.

Normalmente es el predicador quien al término del mensaje concluye la reunión con un


llamado. El tema del llamado es mucha más grande de lo que pueda tratar a detalle en este
manual, pero estas son algunas de las alternativas:

LA ORACIÓN. Esta es una buena forma de concluir un mensaje, aún cuando la reunión no
haya terminado. Puedes pedir a Dios que siembre el mensaje en los corazones de la gente.
Si la intención de la oración es concluir la reunión, hay que dejar claro antes de comenzar a
orar.

INVITACIÓN. La naturaleza de la invitación dependerá del tema del mensaje. Si es una


invitación a la salvación recuerda el principio de dar indicaciones que puedan seguir
fácilmente. El clásico: “levante la mano, póngase de pie, venga al frente”. Asegúrate que
haya consejeros y literatura disponible. No hay nada peor que un líder desorientado cuando
hay gente que trata de tomar la decisión más importante de su vida.
Puedes guiarlos en oración mientras están al frente. O puedes invitarlos a seguir un
consejero a un cuarto de oración.

MÚSICA. Congregación, coro o músicos. Esto se puede combinar con una invitación. La
gente muchas veces siente más confianza de pasar al frente cuando hay música, que cuando
solamente estás hablando.

El imperativo más importante para el cierre de una reunión es ¡PLANEAR! Todo es


posible, pero planea. Aunque tengas algo mejor que otros, planea. Después, está dispuesto a
cambiar el PLAN si el Espíritu Santo así lo guía. Conclusiones no planeadas tienden a
alargarse para siempre en una serie de posdatas e ideas de ultima hora.
No permitas que esto te suceda.

CÓMO VESTIRSE PARA PREDICAR.


Si tus mensajes logran su objetivo por medio de cassettes de audio, entonces obviamente en
tu caso la ropa no importa. Para la mayoría de los predicadores, la ropa si tiene un efecto
global en el impacto del mensaje. Un predicador vestido extravagantemente no tendrá
mucho éxito predicando sobre la necesidad de sacrificio. Los tiempos cambian y lo que
puede ser imprudente para una generación puede ser prudente en otra. Lo que importa aquí
es la RECEPCIÓN DEL AUDITORIO. Puedes usar joyas de fantasía, pero si el público
piensa que son diamantes, serás juzgado de acuerdo a su percepción.

Quédate del lado conservador. Esto no significa que siempre debas ser la persona más
elegantemente vestida entre los presentes, pero ciertamente no debes ser el más informal.
Trata de vestirte un poco más formal que la persona promedio del auditorio. Esto tiene
mucho que ver con lo que ellos perciben en cuanto tu respeto por la ocasión y por el
evangelio.

En cuanto a los colores, hay dos principios contradictorios que deben ser considerados. Los
colores mantienen la atención del público más fácilmente en auditorios muy grandes. (pero
los trajes obscuros proyectan más sinceridad y seriedad.

Aunque este tipo de cosas varían de una cultura a otra, algunos estudios modernos han
medido la reacción de la gente a vestimenta de diferentes colores y han concluido en
algunas generalidades como éstas:

El color más “sincero” para traje de hombre es el azul marino.


El color menos “creíble” es el verde, seguido del café chocolate.

El resultado neto de este tipo de estudios es que hombres de negocios (incluyendo


japoneses) han adoptado el azul marino casi como un uniforme. Las otras alternativas son
negro o gris; el beige es la última opción. Señores, esto no es precisamente un arcoiris de
elecciones.

Para mujeres las reglas son más amplias y tienen que ver más con el estilo que con el color.
No obstante, es importante recalcar que si el revelar la forma femenina es catalogado como
inmodesto, colores muy claros son menos modestos que los obscuros. Esto es porque los
colores claros crean sombras y así se nota más la forma (considera un suéter negro y un
suéter blanco del mismo diseño, el negro se vería más modesto).

Vale la pena notar que la mayoría de las mujeres predicadoras experimentadas (Katheryn
Kuhlman por ejemplo) siempre predica con vestidos de manga larga; las mangas con los
puños apretados para que se queden en su lugar. Vestidos de manga corta, o sin mangas, no
son apropiados para predicar, al menos no en este punto del tiempo en la mayoría de las
culturas.

Para ambos, hombres y mujeres: Eviten objetos raros que distraigan. Aretes tamaño hula-
hula y zapatos con una plataforma de quince centímetros están fuera de lugar, así como las
corbatas fluorescentes y los sacos deportivos a cuadros.

EL BUEN ARREGLO ES IMPORTANTE.


No es posible dar descripciones permanentes para estilos de peinados, tanto para hombres
como para mujeres. Pero el principio permanente. Sean un poco más conservadores que el
público. Una mujer predicadora no debe tener el maquillaje más espectacular en el
auditorio. Un hombre no debe tener el corte de más moda.

Universalmente, no obstante, el predicador debería estar escrupulosamente limpio. ¿Barba?


Está bien, pero que no parezca que se te olvidó rasurarte. ¿Pelo largo? Depende de las
circunstancias, pero no debe parecer descuido durante más de un mes. A través de las
generaciones el descuido en el arreglo personal algunas veces es aceptado, pero la limpieza
siempre es aceptable. Necesitas uñas limpias, zapatos limpios, ¡todo limpio!

Particularmente ten cuidado de tener un aliento fresco. Si tienes problemas crónicos


consigue tabletas de clorofila en una tienda naturista. La gente querrá saludarte, hablarte,
hacerte preguntas, solicitar oración personal. Asegúrate que el mal aliento no los ahuyente.
Y no dependas del chicle, porque puede ser ofensivo en muchos lugares.

CÓMO USAR EL PÚLPITO.


Desde el punto de vista del predicador, el único propósito real, el uso práctico del púlpito es
el de apoyar la Biblia y los apuntes. De otra manera representa un obstáculo separándolo
del auditorio. Esto no era siempre así. Tradicionalmente, un púlpito simbolizaba el
pronunciamiento y las interpretaciones autorizadas de la palabra de Dios, la Biblia. En
algunas iglesias el púlpito aún está reservado solamente para clérigos ordenados. Otras
personas como líderes de adoración, no se les permite pararse ahí. En su lugar, se les
facilita un púlpito más pequeño.

En algunas tradiciones de iglesias, el púlpito nunca está al centro de la plataforma. El


significado de esto es que el púlpito es un lugar donde se para un hombre, y un hombre
nunca debe ser el centro. Un altar, que representa la presencia de Dios, está al centro.
Normalmente es una mesa masiva con velas y una cruz.

En otras tradiciones, el púlpito siempre está al centro, porque es donde se predica la Palabra
de Dios, y la Biblia siempre debe ser el centro. Este tipo de iglesias también tienen otro
concepto del altar, considerándolo como el lugar de arrepentimiento y dedicación, no
solamente un símbolo de la presencia de Dios. En este caso el altar es una barra para
arrodillarse.

Hasta tiempos recientes un púlpito era más que una pieza de madera vertical. Era un recinto
elevado con acceso por escaleras y una pequeña reja. Por esto, aún hablamos de estar en el
púlpito.

“Podium” no es sinónimo de púlpito. A través del uso frecuente, lentamente se está


combinando su significado, sin embargo un podium es realmente algo sobre lo cual se para
uno, y no algo en donde uno recarga la Biblia. “Podium está más cerca de ser sinónimo de
plataforma”.

Éstas son algunas sugerencias relacionadas con el uso de los púlpitos:

De ser posible no permanezca todo el tiempo detrás del púlpito mientras predicas. Tendrás
una mejor comunicación con el auditorio si te sales de detrás de la barrera, al menos parte
del tiempo.

No uses el púlpito como apoyo físico, no fue hecho para recargarse. Por un lado, los
púlpitos son más frágiles de lo que parecen. Las molduras y porciones superiores tienden a
soltarse (aflojarse). Por otro lado no proyectarás una imagen de fortaleza si parece que te
estás deteniendo del púlpito.

Sé cauteloso de la confiabilidad del púlpito para sostener tu Biblia y tus apuntes: Muchas
veces, está demasiado inclinado, lo que causa que se caigan los apuntes al piso,
especialmente si los colocas sobre tu Biblia, ya que a veces no los puede detener el tope de
la orilla inferior del púlpito.

Si tienes la opción usa un púlpito pequeño y menos ostentoso, en lugar de uno grande y
voluminoso. La tendencia es hacia formas menos obstructivas, y muchas congregaciones
están usando modelos transparentes, con la idea de hacer el púlpito lo más invisible posible.
Esto va de acuerdo con nuestro entendimiento moderno, de que la comunicación es mejor
con menos obstáculos.

CÓMO USAR EL MICRÓFONO.


Ya he expresado el punto de vista que los amplificadores se usan más de lo que realmente
son necesarios.. Desarrollarás una mejor, más natural y efectiva forma de hablar, sin el uso
de estos apoyos artificiales. No obstante, los sistemas de sonido son un hecho en la vida de
un predicador, y necesitas saber tarde o temprano, como usarlos efectivamente cuando sea
necesario. Desafortunadamente hay muy poca orientación o intrusión disponible sobre el
tema.

Los avances en la alta tecnología han sobrepasado cualquier avance en la educación


humana acerca del uso adecuado del producto. Los siguientes son los comentarios de un
observador empírico.
NO asumas que el micrófono confiadamente hará lo que esperas de él. El micrófono más
seguro de usar es uno que hayas visto que alguien más haya usado en la reunión. Asegúrate
que tenga prendido el switch. Cuando uses el micrófono por primera vez, di algo amistoso
o entusiasta, pero no algo de vital importancia, ya que si no se escucha, tu mensaje sufrirá.
El control de volumen puede estar hasta abajo, o puesto a un nivel inconveniente y la
persona en los controles necesita tiempo para ajustarlo.

NO asumas que el artefacto más moderno siempre será el mejor. Algunos micrófonos
modernos que se sujetan a la ropa no son tan buenos en la reproducción como los antiguos
grandes. Y los micrófonos inalámbricos aunque maravillosamente cómodos, es más
probable que den problemas.

NO pruebes un micrófono golpeándolo. Es conocido que esto puede causar daños serios. Se
diseñó para recibir una voz, o sea que pruébalo con la voz, contando números de cinco en
cinco, recitando libros de la Biblia, o algo similar.

NO intentes usar un micrófono frente a una bocina que es parte del sistema. El rechinido
que se escucha llamado Retroalimentación de audio” es provocado por el sonido que sale
de la bocina y regresa al micrófono en un circuito infinito.

NO te acostumbres (como los músicos) a depender de un monitor para escucharte a ti


mismo (¡Esto da una grata sensación de poder!). Tendrás una mejor idea de qué tan bien
llenas el auditorio si sencillamente escuchas lo que regresa de las bocinas que está
escuchando el público.

Lo más importante que DEBES HACER al estar usando un micrófono es: MANTENERLO
A UNA DISTANCIA CONSTANTE DE LA BOCA. La distancia en sí no es importante,
ya que el hombre que controla el sonido puede ajustar la sensibilidad del micrófono y el
volumen dentro de ciertos límites; lo importante es que una vez que la persona encargada
del sonido haya ajustado el volumen de tu micrófono cuides que la distancia entre tu boca y
el aparato sea SIEMPRE la misma.

CÓMO OBTENER IDEAS PARA LOS SERMONES.


Los sermones que predicas o las clases que enseñas, siempre deben estar relacionados a las
necesidades reales de tu gente. No prediques acerca de un tema sólo porque te gusta. Aquí
están algunas ideas que te pueden guiar a obtener el tema de un sermón.

1. Tu propia lectura bíblica.


Lee la Biblia frecuentemente no solamente para preparar mensajes. En tu lectura
devocional, el Espíritu Santo traerá a tu atención algún pasaje que contenga una verdad que
tu gente necesita.

2. Las condiciones de tu gente.


Luto, celebración, eventos especiales familiares, actos dignos de elogio, aun pecados que
estés notando en la congregación pueden ser el punto de partida para un sermón que ayude
a cambiar o mejorar la situación,
3. Noticias actuales.
Los acontecimientos en tu país o en el mundo, inclusive las tragedias pueden influenciar a
la gente en tal forma que sean más receptivos a ciertas verdades en ciertos tiempos.

4. La intervención divina.
Dios te puede hablar a través de las circunstancias o a través de los dones del Espíritu,
instándote a que prediques sobre cierto tema.

5. Un sentido de equilibrio.
No prediques sólo lo que te venga fácil. Cuando te des cuenta que cierta doctrina no ha sido
predicada a tu gente por mucho tiempo, es una buena idea elaborar un sermón sobre esa
doctrina para que tu gente tenga un balance en la verdad que está recibiendo.

6. Los sermones de otros predicadores.


Ocasionalmente, escucharás un mensaje que realmente capte tu atención, y te .entusiasme.
Probablemente no te funcionará si lo predicas tal como lo escuchaste. ¡Así que mejóralo!
Usa las ideas, editadas o suplementadas, y fortalécelas con tus propias ilustraciones. O
toma prestadas las mejores ilustraciones para tu propio sermón. No te engañes, Los mejores
predicadores se toman prestado los unos de los otros continuamente. Da el crédito a quien
se lo merece. Usar los verdaderos nombres de personas en una ilustración la fortalece, no la
debilita.

7.Tu propia vida.


Algunos de los sermones más fuertes vienen de las verdades aprendidas por la experiencia
personal. Ya he recomendado la experiencia como una rica fuente de ilustraciones; pero
todo un mensaje puede brotar de una revelación hecha realidad para ti por eventos en tu
propia vida. Jack Hayford Jaime Buckingham, para nombrar dos personas, son predicadores
muy respetados que muy a menudo basan sus mensajes en sus propias experiencias.
Recuerda, un testimonio por sí solo no es un sermón; pero lo que te pasa en la vida real
puede darle vida a una escritura de tal forma que te puede dar el texto y la estructura para
un sermón.

Un predicador que en realidad está en contacto con Dios y con un mundo tan necesitado
tiene abundancias de tema para predicar.

Estamos totalmente rodeados por tales temas. Mientras Dios hable a su mundo, sus
mensajeros hablarán también. Tú ve y predica, no porque debes decir algo, sino porque
tienes algo que decir.

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