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La construcción de la hegemonía

El acceso a la hegemonía de la izquierda abertzale pasada la página de


ETA o a punto de pasarla ha dejado de ser una cuestión teórica para
plantearse en el terreno práctico.

Conviene pues reflexionar sobre la hegemonía. Esta no consiste en la


suma de votos, sino en un cierto liderazgo intelectual y moral. No
significa imposición, sino capacidad de persuasión sobre ideas y
proyectos en la sociedad en su conjunto, incluyendo a quienes
defienden intereses y proyectos contrar ios: proceso erizado de
dificultades que excluye toda autocomplacencia.

Describiré pues los pasos a dar para construir la hegemonía, con la


heterodoxia consciente de quien, aunque simpatiza con los proyectos
de Bildu y Sortu, no forma parte de ninguna de s us estructuras
orgánicas.

Izquierda abertzale, Aralar, Nafarroa: La fórmula feliz de Bildu


amplía en el plano simbólico los dos elementos de la izquierda
abertzale: el elemento abertzale a través de Eusko Alkartasuna, el de
izquierda con Alternativa. Pero queda por reconstruir el tronco
central de la izquierda abertale; lo que exige resolver el tema de
Aralar, y finalmente, el de la política vasca en Nafarroa.

Tras los pobres resultados de Aralar en la Comunidad Autónoma hay


quien juzgará innecesaria tal operación. Pero la hegemonía no es un
tema de suma de votos, sino de convergencia de entidades. La fórmula
organizativa que se elija para la reconstrucción es lo de menos; lo que
importa es el proceso y la imagen de unidad.

Pero en este tema hay factores que van más allá de lo simbólico y que
afectan a temas tan centrales como es la dimensión territorial de la
política vasca. El problema de Aralar es el problema navarro. Si no se
aborda esta cuestión por sectarismos recíprocos, podemos asistir a la
bifurcación de dos abertzalismos, uno vascongado bildutarra y otro
navarro aralarizado y nabaitarra. ¿Puede ser oportuna la presencia de
dos fuerzas abertzales en el territorio navarro, repartiéndose distintas
clientelas y alianzas? Tal vez; siempre que sea de común acuerdo, sin
luchas fratricidas y con una estrategia previamente acordada.

Sortu: la izquierda abertzale, y ésta es una cuestión de simple


democracia, precisa el pleno acceso a los derechos civiles y políticos de
quienes son sus dirigentes ilegalizados. P ero también lo precisan los
españoles: aquellos están liderando el movimiento hacia la solución
democrática, y como todo el mundo sabe, su presencia es
imprescindible para pasar definitivamente la página de ETA. Todos
los procesos políticos de calado han t enido por otra parte un
interlocutor central; la permanencia en la cárcel Arnaldo Otegi es hoy
un escándalo surrealista y sangrante.

PNV: Como la acción armada ha dejado de ser como un elemento de la


acumulación de fuerzas (fue siempre así en la práctica, y ahora lo es en
el discurso), la acumulación sólo puede extenderse en la dirección del
nacionalismo vasco en su conjunto, como un pacto o programa común
entre las dos familias, PNV e izquierda abertzale. Es esto lo que
ocurrido en procesos de liberación nacional como el de Irlanda del
Norte, en forma de acuerdo SDLP -Sinn Fein. Lo que supone
finalmente dos procesos de construcción de la hegemonía: el del
nacionalismo vasco en su conjunto, y el de cada una de las familias,
siendo pues compatible con la competencia entre sí de estas para
conseguirla.

En lo que respecta al PNV, ello le exige resistir a los cantos de sirenas


del PSE, por ejemplo, que le proponen sumarse a la política de
apartheid de Bildu a cambio de cargos locales de relevancia. Incluso
desde el punto de vista partidista ésta sería la peor opción. Si
sucumbiera a estas tentaciones, socialistas vascos y ellos caerían las
próximas elecciones en el mismo precipicio cogidos de la mano; y creo
que el PNV lo sabe.

PSE y PP: Estos dos partidos están pagando con su raquítica suma de
votos haber querido oponer su artificial proyecto de cambio basado en
la amputación a las aspiraciones de paz y de cambio real del conjunto
del pueblo vasco. No vale con imputar estas pérdidas al descalabro del
socialismo en España; ello no explica que el tsunami electoral del PP
no haya llegado a estas tierras, donde también este partido ha perdido
votos. Llaman ahora ³estabilidad´, y piden la ayuda del PNV para
mantenerla, al mantenimiento del absurdo status quo por el que le
echaron antes del poder autonómico.

Estas fuerzas quieren cerrarle el paso a Bildu. El PP mantiene por su


parte las posturas más duras en el tema de los presos, y habla de volver
a ilegalizar a la izquierda abertzale cuando llegue al poder. Lo que les
pediría el cuerpo a los ediles abertzales sería pues utilizar sus mayorías
para pagarles con la misma moneda.

Pues bien: hay que hacer exactamente lo contrario. Hay que ser
humildes, sin prepotencia ni fanfarronería, llegando incluso a la
exquisitez de trato. Por razones de cautela: no hay más que abrir los
ojos para ver la situación al sur de Pancorbo. Pero sobre todo, porque
quedan pendientes temas tan claves como la legalización de Sortu, y
algo tan sensible para todos como la liberación de los presos, cu ya llave
la tienen los españoles, y no los vascos.

Un factor que juega a favor de esta voluntad es la posibilidad ±sobre


todo para el PP-de pasar a la historia como el pacificador de España.
En contra, por supuesto, juega la sed de venganza de los grupos
mediáticos ultraderechistas y las asociaciones de víctimas. Los
testimonios de sus ediles en tierras vascas en el sentido de que los
abertzales son personas correctas y de trato incluso amable podría
ejercer un efecto positivo, tal vez decisivo, en tal sent ido. El horizonte
final sería el necesario pacto de convivencia entre todas las fuerzas,
nacionalistas y estatalistas, del país vasco.

Economía y sociedad: al argumento de la estabilidad se ha sumado


otro económico: Bildu está contra los ³grandes proyectos ´ del país.
Ello refleja el temor a que ideologías como el ecologismo y el anti -
neoliberalismo abandonen su estatus angélico y académico para
convertirse en políticas prácticas. Pero hay una clase social a la que
hay que atraer al proyecto de la izquierda abertzale: el pequeño y
medio empresariado vasco. Hay en tal sentido corrientes teóricas, lo sé
porque las explico en mis doctorados, que dicen contra los postulados
neo-liberales que combatir la exclusión y aumentar la capacidad
adquisitiva de las clases populares es asegurar que los productos de las
empresas se realicen en el mercado. Por no hablar de las teorías de la
democracia económica, en las que PYMES, sindicatos, poderes locales
e instituciones de formación, de capital riesgo, etcétera« intercambia n
conocimientos y ponen las bases de una construcción nacional
económica desde abajo.

De las dos ideas-fuerza sindicales vascas, la Estrategia de Contrapoder


y el Espacio Socioeconómico Vasco, la primera, necesaria para luchar
contra la degeneración neoliberal, debe ser ahora completada con la
del desarrollo de las potencialidades del espacio económico vasco.

Los indignados: he tenido el privilegio de vivir en el plazo de un mes


dos noches irrepetibles. La primera fue la noche mágica del Arenal del
5 de mayo en un ambiente de increíble calor humano, con múltiples
reencuentros del que el más conmovedor fue el abrazo 30 años después
con Gatza.

La segunda fue la del viernes 20 de mayo en el Arenal. Allá, gente de


todas las edades machacada por todo tipo de band idos millonarios, que
sufrían hasta entonces su marginación en silencio, gritaban su
indignación recuperando su dignidad ante un público entregado.
También había allí, como en el Arenal, solidaridad y calor humano.
Pensé que era un proceso perfecto de movi lización desde la base; y que
era importante que se manifestara aquí, pues que yo sepa, es el primer
nexo de unión multitudinario entre el sentir de Madrid y el del pueblo
vasco.

Bildu está siendo un gran cauce de expresión de la indignación de este


pueblo; pero no agota todos los motivos para sentirse indignado. En tal
sentido, la existencia de este movimiento debe ser para él un motivo de
concienciación y un saludable ejercicio de humildad.
Francisco Letamendia Belzunce

Francisco Letamendia Belzunce (San Sebastián, Guipúzcoa, febrero de


1944) es un profesor universitario, escritor y político nacionalista
vasco. Es conocido bajo el sobrenombre de Ortzi.

Su implicación en política comenzó durante la dictadura franquista


cuando comenzó a destacarse como abogado defensor de presos vascos
que luchaban contra la dictadura, especialmente tras el Proceso de
Burgos, en el que participó como defensor y sobre el cual escribió un
libro.

Regresó del exilio en abril de 1975 y en las elecciones del 15 de junio de


1977 es elegido diputado y se convierte en el único representante de EE
en el Congreso. Durante la Legislatura Constituyente de España (1977 -
1979) fue un diputado muy activo y se convirtió en una de las voces
más críticas y polémicas del Congreso.

En el verano de 1978 se enemistó con su partido, abandonó EIA y


manifestó públicamente su apoyo a la recién creada coalición Herri
Batasuna. En 1982 marchó a vivir a París para evitar varios procesos
judiciales abiertos y un suplicatorio en marcha por el que se le
pretendía juzgar (a pesar de no estar aquel día presente) por el
incidente de la Casa de Juntas de Gernika en el que cargos electos de
HB cantaron el Eusko gudariak» en la visita del rey Juan Carlos I.

En Francia se produce su distanciamiento político con H B al


considerar que era necesario que disminuyera la influencia de ETA -m
en Herri Batasuna. En 1983 abandona la coalición.

En 1985 regresa al País Vasco dedicándose a partir de entonces a la


docencia como profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de l
País Vasco y la publicación de libros de carácter histórico y político,
centrados principalmente en el nacionalismo vasco. Desde 1985 ha
permanecido alejado de la actividad política.

Francisco Letamendia se ha destacado a lo largo de estos años como un


prolífico autor. Fue uno de los coautores de El Proceso de Euskadi en
Burgos obra publicada en Francia por Ruedo Ibérico, bajo el
seudónimo de Kepa Salaberri y que describe el Proceso de Burgos.
Una vez exiliado en Francia publicó en 1975 Historia de Euskadi: el
nacionalismo vasco y ETA, obra que es valiosa ya que maneja
documentación de primera mano procedente de ETA. En 1976 publica
otra obra de carácter histórico. Los vascos: ayer, hoy y mañana.

En sus obras Denuncia en el parlamento (1978) y El no vasco a la


reforma (1979), donde explica su actuación en el Parlamento durante
la Legislatura Constituyente de España.

Se desexas coñecer otras obras de Francisco Letamendia, podes ir a :


http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Letamendia

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