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Texto de Experto - El valor de la educación frente al trabajo infantil - Iciar Bosch

Mogín

En los Objetivos de Desarrollo del Milenio se establece como meta para el 2015 la enseñanza primaria
universal en todo el mundo y con este fin, los Estados son llamados a mejorar la educación en términos
cuantitativos y cualitativos. Sin embargo, el cumplimiento de dicha meta no es suficiente y es necesario
dotar de mayor valor la escuela para asegurar la retención escolar y la prevención del trabajo infantil.
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El segundo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio hace referencia a lograr la enseñanza primaria
universal y establece como meta para el año 2015 que todos los niños y niñas terminen el ciclo completo
de la enseñanza primaria. Sin embargo, desde el movimiento de Educación para Todos se considera
necesario ser más ambiciosos y ampliar la educación obligatoria dos o tres años más (primeros años de
educación secundaria) para asegurar: por un lado, que la finalización de la educación obligatoria
coincida con la edad mínima de admisión al empleo y por otro, que la población joven tenga las
competencias básicas para su futura incorporación en un trabajo decente.

La obligación de los Estados de garantizar una educación primaria, universal y gratuita se debe concretar
en una cobertura educativa suficiente pero también en una educación de calidad. De esta manera, la
educación en términos de cantidad y calidad significa un número adecuado de profesores/as y aulas, la
formación continua de éstos/as, la eliminación de los gastos de matrícula, la reducción de los costes de
útiles y libros escolares, y las transferencias condicionadas a familias en caso de necesidad, entre otras
acciones.

En el caso de niños y niñas trabajadores, acciones como la promoción de la educación no formal como
medida transitoria y la formación profesional para la transición de la educación al trabajo, han tenido
notables éxitos en el retiro de niñas y niños del trabajo infantil y en prevenir su exclusión del sistema
educativo.

Por tanto, el reto para los Estados es que todos los niños y niñas sean escolarizados pero también que
permanezcan en el sistema educativo hasta que finalicen la educación obligatoria o incluso, hasta que
tengan las competencias básicas para su futura incorporación laboral. Así, la permanencia del niño o la
niña depende en gran medida de la cobertura y calidad anteriormente mencionados pero también del
valor que se da desde el ámbito local a la educación, es decir, el valor que la comunidad educativa
(niños y niñas, profesorado, madres y padres, gobierno local a través de autoridades competentes en
educación) otorga a la escuela.

De esta manera, por medio de este texto se pretende generar una reflexión sobre elementos claves para
dotar de mayor valor la escuela a ojos de niñas y niños en riesgo de trabajar (o trabajadores/as), de sus
familias y del resto de la comunidad educativa. En definitiva, se trata de reflexionar sobre cómo hacer de
la escuela la mejor opción, la más atractiva para niñas y niños, sus familias y el resto de agentes que
intervienen en la educación.

A continuación se señalan algunos de estos elementos claves y se citan ejemplos ilustrativos de su


aplicación en la práctica:
• Adaptación al contexto. La escuela debe partir del conocimiento, experiencia y realidad de cada
niño o niña, y por tanto, es imprescindible la adaptación del currículo y del calendario escolar a
las necesidades del niño o niña y de su entorno. Este elemento tiene especial importancia en el
caso de las escuelas rurales dado que de acuerdo a datos del último Informe Global para el
seguimiento de la Declaración de la OIT (2010), el mayor número de niñas y niños trabajadores
se concentra en el sector de la agricultura, donde la mayor parte trabaja de forma no remunerada
conjuntamente con su familia; por ejemplo, los “cuartos” en la zafra de la caña de azúcar en
Bolivia.

La adaptación de la escuela rural debe hacerse partiendo de los conocimientos de quiénes


intervienen. Sirva como ejemplo la experiencia del Colegio de Profesores de Chile que en
colaboración con la OIT a través del programa IPEC, ha formado a profesores/as rurales para
realizar un diagnóstico sobre el trabajo infantil en las zonas donde trabajan; el diseño de
estrategias de prevención y erradicación de trabajo infantil y finalmente, la intervención para la
prevención y eliminación del trabajo infantil.

• El niño o niña es el protagonista de la educación. Dado que el niño o niña es el protagonista


principal y el mejor conocedor de la vida escolar, debe considerarse su participación en la
escuela tanto en el aula, con el uso de metodologías participativas superando otras de carácter
tradicional, como en el propio funcionamiento de la escuela. El alumnado debe ser informado,
consultado, y su opinión debe ser escuchada. En el máximo nivel de participación, el alumnado
debe formar parte de la toma de decisiones de cuantos temas les afecten.

Un ejemplo de participación escolar son la organización de municipios escolares en Perú que se


trata de un organismo (formado por alcalde o alcaldesa y su junta directiva) que representa a
estudiantes de un centro educativo (primaria y secundaria) elegidos por voto secreto y universal.

• Participación de toda la comunidad educativa. La comunidad educativa debe sentirse parte del
proyecto educativo de la escuela y propiciar un entorno educativo que integre todas las acciones
y opciones de educación (formal, no formal e informal) que tienen lugar en el
barrio/distrito/municipio y que permitan a niños y niñas desarrollar y practicar los conocimientos
y habilidades adquiridos.

La asociación internacional de Ciudades Educadoras es un buen ejemplo al respecto. Este


movimiento que se inició en 1990 promueve la Carta de Ciudades Educadoras y cuenta con más
de 400 ciudades miembro en todo el mundo.

• La integración de las nuevas tecnologías en el aula. El surgimiento de las nuevas tecnologías y


la configuración de la sociedad del conocimiento ha hecho necesario repensar la educación dado
que se ha modificado, no sólo lo que se aprende pero también cómo se produce este aprendizaje.
Las nuevas tecnologías han pasado a ser consideradas como parte integral de la enseñanza, es
decir, son una herramienta para el aprendizaje de las asignaturas y no una simple asignatura más.

En este contexto, la alfabetización digital es necesaria para que niñas y niños adquieran
habilidades informáticas que hoy son una competencia básica más. Pero también es necesaria la
alfabetización audiovisual para que el niño o niña sea capaz de discernir ante el exceso de
información y sea capaz de hacer una lectura crítica de los mensajes.
El Programa Educared de la Fundación Telefónica dispone de un portal de recursos para que el
profesorado aproveche las nuevas tecnologías en la actividad docente y constituye un buen
ejemplo de la integración de las nuevas tecnologías en la educación.

• La escuela, un espacio abierto a su entorno. El miedo a la “calle”, la desconfianza del otro, el


conflicto entre familias y los centros escolares, entre otros aspectos, ha propiciado el aislamiento
de la escuela con respecto a su entorno. Una escuela abierta a su entorno no sólo mejora la
calidad de la enseñanza también mejora el barrio, construye ciudadanía y genera un mayor
prestigio social de la escuela.

Las iniciativas de aprendizaje servicio son un buen ejemplo de la escuela como espacio abierto.
El aprendizaje servicio es una propuesta que mezcla el voluntariado y el aprendizaje y cuyo
objetivo es aprender trabajando sobre necesidades reales del entorno. La Fundación Esplai
(España) cuenta con un programa de aprendizaje servicio denominado “Conecta Joven” donde
jóvenes de institutos (centros de educación secundaria) conocen y mejoran sus habilidades
informáticas y posteriormente enseñan a personas mayores del barrio.

Estos son algunos elementos que pueden dotar de mayor valor y prestigio a la escuela a ojos de los
diversos actores sociales. Varios de estos elementos apuntan a la participación social en la construcción
de una mejor escuela, más acorde con los intereses y necesidades de sus protagonistas y del contexto.

Contar con una educación obligatoria, universal y primaria no es condición suficiente para retener a
niñas y niños todo el ciclo de primaria y los primeros años de educación secundaria y por tanto, para
prevenir el trabajo infantil. Es imprescindible que desde el ámbito local, es decir, desde la comunidad
educativa, la escuela sea valorada como una mejor opción que el trabajo infantil.

BIBLIOGRAFÍA

• AA. VV. (1999). Participando que es gerundio. Pautas educativas para trabajar la
participación infantil. Ed. Consejo de la Juventud de España. Madrid.
• AA.VV. (2010). Reinventando el PENIA. Taller de Soluciones Creativas a la Política de
Infancia. Ed. Plataforma de Infancia. Madrid.
• Batlle, Roser. Aprender haciendo un servicio a la comunidad (en línea). Disponible en:
http://roserbatlle.wordpress.com/aprendizaje-servicio/ Consultado el 30 julio de 2010.
• Gutiérrez Martín, A. (2007). Políticas tecnológicas para la sociedad del conocimiento. Revista
Iberoamericana de Educación, nº 45 (141-156). Ed. Organización de Estados Iberoamericanos.
• Naciones Unidas. (2010). Objetivos de desarrollo del Milenio. Ed. Naciones Unidas. Nueva
York.

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