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MEDITACIÓN DE DOS BANDERAS
REFLEXIONES PREVIAS
A esta altura de los Ejercicios abiertos, sobre todo después de las contemplaciones
del llamamiento del Rey eternal y de la Encamación, Nacimiento y Vida de Jesús en
Nazaret, ¿estás sintiendo que «el mismo Criador y Señor se comunica» contigo y te va
«abrazando en su amor y alabanza»? ¿Has Experimentado algunas mociones con las que la
unción del Espíritu Santo te va disponiendo «por la vía que mejor podrás servirle adelante»
(EE 15)? ¿Descubres en ti un deseo sincero y eficaz de «buscar y hallar la voluntad divina
en la disposición de tu vida» (EE 1)? ¿Te estás esforzando por quitar afecciones
desordenadas que has ido descubriendo durante estos meses, para que no obstaculicen ni
distorsionen tu discernimiento y puedas ordenar tu vida movido «por el amor que
desciende de arriba»" (EE 184)? Estas y otras preguntas semejantes puedes hacerte antes
de pasar a la siguiente etapa de la experiencia, que es la elección o la reforma de vida.
Cuando llegue el momento propicio para hacer la elección o reforma de vida, más
1
CG 33, d.1, 38.
2
CG 32, d.2, 1; cf Autobiografía, 96.
2
adelante (EE. 169-189, Guía No. 20), el texto de los Ejercicios nos indicará el objeto
posible de dicha elección, sus tiempos y modos de hacerla. Por el momento el preámbulo,
nos pide algo previo: examinar y disponer el sujeto que se prepara a discernir, para ver
qué tan “dispuestos” nos encontramos para emprender un discernimiento auténtico y una
sana elección de la voluntad de Dios sobre nosotros hoy. Tal es el sentido de este tríptico
de las Dos Banderas, Tres binarios y Tres maneras de humildad. Una especie de “test”,
para acondicionamos, nosotros mismos, antes de iniciar el discernimiento.
Nos examinamos sobre los engaños con los que el mal espíritu puede haber logrado
falsear el seguimiento del auténtico Jesús del Evangelio, induciéndonos a conciliar su
seguimiento con la codicia de riquezas, la seducción del prestigio, la ambición del poder. Y
pedimos la gracia de reconocer «la vida verdadera que muestra Cristo nuestro Señor».
Es un tiempo fuerte de discernimiento que está íntimamente relacionado con las
Reglas de discreción de espíritus, especialmente de la segunda Semana (EE 328-336). En
el fondo se trata de discernir entre lo verdadero y real, y lo que es aparente y falso.
3
KOLVENBACH, PETER-HANS, S.J., «La vida según el Espíritu en la Compañía», Selecciones de Escritos
del P. Peter-Hans Kolvenbach, editado por la Provincia de España de la Compañía de Jesús, pp.81-82.
3
«Será aquí pedir conocimiento de los engaños del mal caudillo, y ayuda para
dellos me guardar; y conocimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y
verdadero capitán, y gracia para le imitar» (EE 139).
Pedimos lucidez para detectar el mal espíritu que insensiblemente nos tienta y
«echando redes y cadenas», se infiltra furtivamente y distorsiona nuestra imagen de Jesús.
Pedimos también luz para conocer más íntimamente al Jesús del Evangelio. Juntamente
demandamos gracia para guardamos de «los engaños del mal caudillo» y para adherimos a
«la vida verdadera» que nos enseña el Señor. Vida verdadera, en la que consiste la genuina
realización y felicidad como personas nuevas del Reino. Esta petición tiene parentesco con
la del triple coloquio de la primera Semana: «pedir conocimiento del mundo, para que,
aborreciendo, aparte de mí las cosas mundanas y vanas» (EE 63).
4
SOBRINO, JON, S.J., «El seguimiento de Jesús como discernimiento», CONCILIUM, 139 (1978), 516-529.
La cita se encuentra en pp. 518 y 521-522.
4
TEXTO IGNACIANO
«La imaginación aporta su contribución valiosísima, ¡mas no por eso debe pensarse que se
trata de un combate y de un lugar imaginarios! Jerusalén y Babilonia hacen parte de la
historia, como dato de fe procedente de la memoria de la Iglesia, traído ahora a la
consideración del ejercitante para su contemplación. En toda la humanidad pervive una
imagen arquetípica de confrontación entre dos campos, desarrollada por autores
espirituales y profanos, desde donde le llega a Ignacio, a quien le gusta presentar las cosas
por contrastes y confrontación como ayuda para ver más claro. Un párrafo de la «Leyenda
áurea» que Ignacio leyó en Loyola, dice, hablando de Agustín: “escribió sobre dos
ciudades, Jerusalén y Babilonia, y de sus reyes respectivos; porque Cristo es llamado Rey
de Jerusalén, y el diablo, rey de Babilonia. Estas dos ciudades, son construidas, dice él, por
dos amores: porque es el amor de sí, que crece hasta el desprecio de Dios, el que construye
la ciudad del diablo, y es el amor de Dios, que crece hasta el desprecio de sí, el que
construye la ciudad de Dios”»5.
5
Cita tomada de un texto inédito de Iván Restrepo, S.J., sobre las Dos Banderas.
5
San Ignacio nos traza en este ejercicio una visión global de la vida de Jesús desde
la perspectiva de su intención, es decir, de su estilo de vida y modo de realizar la misión,
de sus criterios y valores. Jesús es presentado como el Rey y el Capitán, bajo cuyo
estandarte militamos; como el Camino, la Verdad y la Vida, «en lugar humilde hermoso y
gracioso»6.
Dos mentalidades aparecen retratadas, que se repiten en todas las épocas y que
influyen también implacablemente en nuestro tiempo sobre las personas, las sociedades,
los sistemas. Es el mundo de todos los tiempos, descrito por Juan: «nada de lo que el
mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece:
los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el
orgullo de las riquezas. Pero el mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; en
cambio, el que hace la voluntad de Dios vive para siempre» (1 Jn 2, 16-17).
Nuestra tarea va a consistir en preguntarnos sobre lo que implica seguir a Jesús y
dónde nos encontramos: ¿cuáles han sido mis “Babilonias”?; ¿Dónde está mi actual
“Babilonia”? O sea, mis relaciones, mis deseos e intenciones, mis espacios, mis cosas…
¿Dónde se asienta el mal espíritu? Descubrir también “mis Jerusalenes”. ¿En dónde se da
una y otra bandera? Porque los campos se detectan, pero no se separan. Nos movemos en
un mundo ambiguo que nos ofrece otros criterios y nos puede inducir engañosamente a un
falso seguimiento. Y en ese mundo debemos vivir, pero con los criterios y valores de Jesús,
con el «sensus Christi».
- «2ª. Parece que con mayor afecto se une [la Compañía] con la Iglesia, seyendo
uniformes en no tener cosa alguna, considerando en el sacramento a Cristo pobre»;
- 12. «Esta [pobreza] tomando nuestro común Señor Jesú para sí, mostró la misma a sus
apóstoles y discípulos queridos, invíandolos a predicar»;
- «13. Esta [pobreza] eligiendo todos diez [compañeros], nemine discrepante [por absoluta
unanimidad], tomamos por cabeza al mismo Jesú, nuestro Criador y Señor, para ir debajo
de su bandera para predicar y exhortar, que es nuestra profesión»7.
San Ignacio desenmascara aquí la dinámica del pecado que se inicia en la opción
por la riqueza y el bienestar que ella proporciona. La codicia de tener más y más bienes, se
nos vuelve una necesidad, y nos lleva a desentendernos progresivamente de los pobres y
de la solidaridad con sus necesidades. Llegamos con facilidad a una alianza más o menos
explícita con grupos poderosos, aceptamos las reglas de juego que nos impone la
contracultura de una sociedad de bienestar y consumo, buscamos un tipo de prestigio y de
reconocimiento social que lleva a competir, a desplazar a otros, a triunfar por lo que
tenemos, sabemos o dominamos14.
FUENTES DE ORACIÓN PARA LA SEMANA
Textos bíblicos
Mt 4, 1-11; Mc 1, 12-13; Lc 4, 1-13: la prueba de Jesús en el desierto
Mt 20, 20-28: petición de la madre de los Zebedeos; instrucción de Jesús sobre el servicio
y la humildad; cf Mc l0, 35-45; Lc 22, 24-30, sobre el mismo tema
11
«De Statu Societatis», Discurso del P. General, Loyola, 20 septiembre 1990. Información S.J., n. 23, enero-
febrero 1991.
12
Documentos de la CG 33. Homilía en la Basílica de San Pedro, 15 octubre 1983, pp.123-126, n. 170.
13
Información S.J., n.95, Enero 1985, pp.11-12.
14
Reflexión tomada de ENRIQUE GUTIÉRREZ, S.J., «Apuntes para dirigir Ejercicios de mes», manuscritos
personales, México, 1987.
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Textos de la Compañía