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La Piedra
de
Rhem
Sandra Viglione.
Acuña de Figueroa Manz 19 Solar 5
El Pinar, Ciudad de la Costa, Canelones.
Guión.
Capítulos 1 a 4.
La Piedra de Rhem – Guión. 2
Sinopsis.
contestar por él. Ella lo salva con ayuda de su medallón. Descubren que el objeto
mágico que buscan puede estar en el piso de arriba.
El tercer capítulo, La galería de los retratos, narra el pasaje de Nadruk y
Sagraz por la sala de los retratos en el piso superior de la casa. Al tratar de encontrar a
Rhem para hablar con él, son arrastrados a determinados momentos de su pasado. En
el último cuadro presencian la muerte de la esposa del Antiguo, y éste se enfurece,
atacándolos. Escapan por la zona virtual entre los cuadros.
El último capítulo, El pozo embrujado, cuenta la huída de la casa. Primero a
través de un laberinto de espejos, luego por la biblioteca, y finalmente el patio. En el
patio, deben resolver el acertijo de la puerta para poder salir. La historia termina
cuando Nadruk y Sagraz logran salir de la casa, y parten a buscar el Talismán de
Rhem, sin saber que es el mismo medallón que lleva Sagraz desde el principio de la
historia.
Personajes.
Los personajes de esta historia son magos o hechiceros. Cada uno de ellos
tiene un color distintivo en su ropa, y es el mismo color que identifica los
encantamientos que cada uno hace. Además de los personajes principales, Nadruk y
Sagraz, los demás personajes son o bien recuerdos o bien la personificación de un
encantamiento. Para indicar esto, la imagen de estos personajes se esfuma de vez en
cuando, o aparece borrosa, o el personaje desaparece sin más. La luz que los rodea es
característica, de tonos verdosos, ya que el verde es el color de los encantamientos de
Rhem.
La Piedra de Rhem – Guión. 4
• Recibidor;
• Biblioteca de Rhem,
• Biblioteca del Adamantis;
• Sótano o bodega;
• Sala del Inquisidor.
Set 4. Pasillo.
• Pasillo de los dormitorios (capítulo 1),
• Pasadizo secreto (capítulo 2).
Exteriores.
• Entrada a la casa (capítulo 1)
• Salida de la casa (capítulo 4)
• Claro en el bosque (parte de los recuerdos de Sagraz en capítulo 2)
• Patio interior (capítulo 4)
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La Piedra de Rhem.
Escena 1.
firme para la magia. Hm... Quizá zumo de tiamín azul... Eso podría ser
sino que sigue murmurando, inclinado sobre su bolsa. Se oyen también gritos de
Nadruk: ¡Maldición!
Se escucha un tercer aullido, y ella se acerca más a él. Ella lleva un broche
Se ven unas chispas de luz en el camino que se supone que siguieron los
Sagraz (mirándolo con algo de miedo): Todos somos un poco magos. Él...
Sagraz (muy alterada, arranca la botella rota de las manos de Nadruk y la arroja
mano a Sagraz y la aleja de la puerta con evidente aprensión cuando ella hace
Sagraz: ¡Ay!
Nadruk (de mal humor): Perfecto... (La cara en la puerta se mueve de nuevo)
poco más nítida: una cara monstruosa, con una boca llena de dientes, tratando
de lamer las gotas de sangre de Sagraz que cayeron con el líquido de la botella
Nadruk: Una puerta-demonio. Mejor guardián no hay. Nadie puede entrar sin la
doncella.
Nadruk: ¡Corre!
Escena 2.
Nota: este ‘set’ puede ser el mismo utilizado más adelante como sótano y
habitación carece de mobiliario y de ventanas. Ver la nota sobre los cinco sets.
estamos?
Nadruk (se da vuelta sobresaltado): — ¿¡Qué haces aquí?! Te dije que huyeras.
Sagraz (manos a la cadera, enfrentándolo): — Sí, afuera, para que me persigan los
perros de Nando.
Nadruk (enojado): — Sí, porque estarás muerta. Te dije que este lugar está lleno de
trampas.
Nadruk: — ¡Maldita sea! (gruñe. Luego avanza unos pasos hasta el centro de la
Queremos verte.
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Sagraz: — ¿Y?
Nadruk: — Sh.
Sagraz: — Pero...
Nadruk: — ¡Sh!
gesto rápido que la hace callar. Un juego de luces (en azul) puede insinuar un
hechizo o algo similar. Ella le clava las uñas en el brazo. Ambos miran asustados a
ruidosamente.
ensancha y roza los pies del hechicero. Otro juego de luces señala un hechizo,
esta vez de parte de Rhem. De pronto, la luz pasa entre Nadruk y Sagraz con un
ama de llaves, una mujer delgada y menuda, muy pálida y envuelta en una
Fantasma 1: — Oh. Bienvenidos, señores, a esta casa. Soy el ama de llaves. ¿En qué
puedo servirles?
Fantasma 1 (pestañeando un poco): — Así es. Pero el señor está ocupado ahora.
Nadruk (incrédulo) — ¿Ahora? Creía que el Antiguo había muerto hacía tiempo.
Qué tontería. El señor está arriba, trabajando. ¿Tal vez quieran esperarlo
en la biblioteca?
iluminada.
Escena 3.
Puede haber una estufa a leña. Si hay una ventana, las cortinas
Fantasma 1.
silencio de Sagraz (lo cual se expresa mediante un juego de luces del color
apropiado).
Nadruk: — Tenías que estarte callada. No sabía lo que venía hacia nosotros.
Nadruk la mira y hace una mueca. Empieza a desconfiar que ella sea la
misma persona que entró con él a la casa; podría haber sido afectada por uno de
Nadruk: — Sí, tal vez. Una sirvienta para un hombre que murió hace cien años.
años es poco para nosotros. El Antiguo tiene que haber muerto hace uno
o dos siglos.
Nadruk: — Que vivió al menos doscientos años. (Nadruk mira alrededor, a los
supongo...
Nadruk (en voz baja, con los ojos brillantes) : — Estos libros... (Se acerca a las
estanterías y pasa el dedo por los lomos, leyendo los títulos en un
Sagraz (fastidiada) : — Toma uno y léelo, si tanto te agradan. Ese Sacris... no sé qué.
se trasladara aquí.
Nadruk (sin prestarle atención, hablando con voz fuerte que denota su orgullo):
Nadruk se sienta frente a ella, y se hace el silencio. Sagraz cierra los ojos,
Fantasma 1: — El señor Rhem no puede atenderlos esta noche, pero con gusto les
preparadas.
Escena 4.
Sagraz se estremece mirando los retratos, y hace ruido con las pulseras.
Nadruk, cerca de ella, puede pasarle la mano por lo hombros al alejarla de allí.
Hay un cuadro faltante (la pared se ve más clara que el resto). Ella se lo señala
con un gesto, pero él le hace señas de que no diga nada. Unos destellos verdes
esta habitación.
Junto a la puerta hay un jarrón con rosas rojas. Sagraz las roza (acaricia)
Sagraz: — ¡Ay!
moriré de esto.
una persona real. De repente la mujer empieza a caminar hacia la habitación del
final del pasillo sin decir nada. Abre la puerta e invita a pasar a Nadruk.
estrecha. Parece un estudio, un lugar de trabajo o una celda monacal. Hay una
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cama pequeña junto a la ventana, pero la mayor parte del espacio está ocupada
ilumina la mesa.
Fantasma 1 (manteniendo abierta la puerta, pero sin entrar): — Este solía ser el
Nadruk (con fastidio, levantando un poco la voz): — Dije que está bien.
Escena 5.
dirige al escritorio. Las llamas de las velas están inmóviles, y la luz cae
unos pasos. Experimenta una intensa atracción hacia los manuscritos (expresada
como una luz blanca brillante que sale de los papeles), pero se contiene.
unos momentos brilla una luz verdosa sobre el escritorio. Cuando ésta también se
ha apagado, Nadruk enciende su propia luz con su propia yesca. Se ven las
chispas. La luz es más pobre, pero desaparece el juego de luces sobre los
llenos de telarañas y polvo. Nadruk hace un gesto de disgusto. Sopla sobre ellos,
en los papeles. Se ve un ligero destello verdoso, pero antes de que se vuelve muy
Sagraz. Nadruk hace un gesto con la mano, invitándola a pasar. Ella sacude el
Sagraz (con un resoplido): — No iba a dejar que ese... (se contiene a tiempo) Que
Nando me alcanzara. ¿Sabes lo que iba a hacer, no? Iba a dejar que los
Nadruk (observándola con más detenimiento): — ¿No dijiste que era tu novio?
Sagraz: — No. Dije que quería que me casara con él. Contesté que no.
Sagraz (mirando alrededor): — Te dieron una habitación más pequeña que a mí.
Nadruk: — No los toques. Están hechizados. Probablemente cuando los lea atraparán
Nadruk: — Ah, aquí está. (Muestra una hoja de papel amarillento a la que le falta
cambia de opinión.
muy pronto.
todavía.
Nadruk: — No te asesinaría...
Sagraz: — No lo conoces, te dije. ¿No sabes cuál es el castigo para los que desafían a
Nando? Los persiguen con los perros y dejan que los perros los
alcancen. Hace mucho que los perros de Nando no comen bien... Pero si
Luego prosigue en voz baja) Una vez vi a uno... cuando era pequeña.
pergamino lo tomé del libro de Rhem. Dice que hay un objeto de gran
poder escondido en alguno de los sitios que Rhem visitó en vida... Eso
Nadruk: — No lo entenderías...
Sagraz: — ¿Porqué? ¿Porque soy mujer, o porque soy estúpida? ¿O porque soy
gitana?
Nadruk: — Por supuesto que no... Es otra cosa. Está bien. Te lo diré. O mejor, te lo
porcelana y una jarra con agua limpia. Con gesto decidido, hace espacio en el
aguamanil sale una columna de luz azulina. La escena se tiñe de color azul,
Escena 6.
Mago 1: — ...Es así que, en su séptimo viaje, el Antiguo ocultó su talismán secreto,
el único objeto capaz de romper todas las maldiciones, de curar todas las
hechiceros...
Nadruk (más joven, o vestido con menos adornos; se supone que es todavía un
Adamantis (le lanza una mirada calculadora y siniestra): — Ah, ésa es una
trata?
Adamantis (continúa hablando como para sí mismo. Mago 1 lo mira con el ceño a
El Adamantis toca con su báculo o vara o cetro el libro que el Mago 1 había
mira fugazmente a Nadruk y le hace señas de que calle. Nadruk baja la cabeza y
Adamantis (se ríe con una risa burlona, desagradable): — Bueno, si le das tanta
Adamantis...
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Escena 7.
muchas cosas antes de partir... pero nada de lo que dijo me preparó para
después...
Nadruk: — Pero...
Mago 1: — No debiste haber dicho nada. ¿Porqué tenías que abrir la boca, Drukka?
Mago 1: — Sí, mi querido Nadruk. A veces eres tan torpe como uno de esos
Nadruk: — ¿Porqué?
objeto para vehiculizar la magia es... Sería como reconocer que su poder
Nadruk: — ¿Y qué tiene eso de malo? ¿Acaso el poder no crece con la persona?
Nadruk: — Pero... Pero tú me enseñaste que la cima debe ser alcanzada cada
Mago 1: — ¿Y tú lo crees?
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Nadruk: — ¿Qué?
Nadruk (dudando al principio, pero con voz que se va haciendo más segura) : —
construcción, y que debo trabajar cada día de mi vida por ser mejor de lo
Mago 1 (complacido): — Veo que tienes buena memoria, discípulo... Ahora, ¿Qué le
Mago 1: — Sin duda es una jugada inteligente. Si triunfas, consigue la famosa piedra.
Mago 1: — Claro que sí... Se siente amenazado, Drukka. ¿cuándo te darás cuenta de
eso?
duda...
que aparece rota en la escena 1), una bolsita de piel roja (que vuelve a aparecer
Mago 1 (como sobresaltado): — ¿Eh? Ah, buscando... Sí, eso... Necesitarás varias
Nadruk (asombrado, toma la caja de las manos del anciano): — ¿Me darás los
polvos?
Mago 1 (con una sonrisa cómplice): — Claro que te daré los polvos. Quiero que mi
La imagen se difumina.
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Escena 8.
tinte azulado.
de la escena 6)
Nadruk (voz en off): — Fui a buscar la Piedra. Me llevó muchos años de estudio y
tiempo puede señalarse ya sea por las barbas más largas y más blancas de los
magos, o por el cambio en los adornos de las ropas y las varas de los magos. La
para...
piedra. Algunos de los magos se acercan para ayudarlo, y el efecto pasa de unos
Nadruk (voz en off): — Permanecí junto a la puerta un par de días. Nadie salió,
único objeto que tiene color es el libro que permanece en el atril (mismo libro que
cautela al libro, que destella débilmente en su sitio. Se para frente al libro y toca
las hojas con suavidad. El libro reconoce al mago, y la luz que sale de él se vuelve
que el Libro del mago guardaba muchos de los poderes del Antiguo. A
veces creo que era cierto. Aprendí muchas cosas en ese libro... Como
acercar a todo aquel que tocara... a lo que sea que estuviese más cerca
de su corazón.
poder...
Sagraz (sentándose junto a él y tomándole las manos con una sonrisa): — Creo
que lo lograrás.
Sagraz: — Creo que los salvarás, a todos ellos. Incluso a ese brujo gruñón... el
Adamantis.
Nadruk (la mira entre divertido e incrédulo): — Si vas a llamar viejo gruñón al
salvarte...
Sagraz: — No veo porqué. Vamos a estudiar ese mapa... Si puedo hacerlo volver...
acerca a la vela.
Escena 9.
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La luz del sol entra por la ventana y brilla sobre la página blanca de uno de
los libros que hay sobre el escritorio. El brillo no es natural, sino que se hace más
intenso hasta que despierta a Nadruk. Nadruk se levanta, mira los pergaminos
con el ceño fruncido. Les da la espalda, y busca sus ropas. Examina su túnica,
rota en algunos lugares, echando ocasionales miradas hacia los papeles cada vez
que estos vuelven a destellar. Cada vez que mira los papeles, frunce el ceño y
acerca a la ventana. Se mira en el reflejo de los cristales. Cierra las cortinas con
cierra los ojos al inclinarse sobre los papeles. Se aprecia el esfuerzo que hace
Nadruk (haciendo los papeles a un lado como para hacer ver que había estado
acompañarla.
Salen.
Escena 10.
el desayuno.
Nadruk (levantando las cejas): — Ah. Interesante. Tu doncella. ¿Y qué le pasó a tus
collares?
sabes.
no lo recuerdes?
Apenas. Creo que sería mejor no tocar nada de este lugar... Los libros,
Sagraz (con la boca llena): — ¡Qué tontería! Este desayuno no está hechizado; es
delicioso...
Sagraz (volviendo la página. Al parecer olvidó por completo que hace unos
Nadruk: — Sagraz...
Sagraz: — ¿Devolver? Mis ropas están hechas jirones. Y nunca tuve un vestido como
éste... (Ella mueve los pliegues del vestido, o acaricia la tela con
placer)
Ella se incorpora furiosa, y Nadruk nota con agrado que ella tiene la misma
Sagraz (echando chispas por los ojos): — ¿Qué estás insinuando? ¿Qué te crees que
soy?
Nadruk (en tono conciliador): — Sh. Siéntate. Creo que el vestido también está
embrujado... Si no puedes recordar nada de... antes. Tal vez harías mejor
Nadruk: — Tú misma me dijiste que cada una de tus pulseras tenía un significado...
para sí, acariciando de nuevo el libro) ¿Sabes que este libro fue
Sagraz (todavía enojada): — ¿Y qué te impide tomarlo y leerlo ahora? No creo que
luces que indiquen magia. Nadruk apoya los dedos en el lomo del libro y
Nadruk: — No. Es mejor dejarlo donde está. Mejor bajemos al jardín de invierno.
típicos de ella, que la cámara habrá subrayado en las escenas anteriores (una
manera de mover la cabeza, o un gesto con las manos, etc) También falta el
habitaciones.
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Escena 11.
Fantasma 1: — No hay ningún retrato del señor aquí, señora. Hay uno en el saloncito
Sagraz: — Pero... (El ama de llaves se da vuelta y la mira fijamente) Allí... falta un
Nadruk: — Esta noche voy a salir a caminar un poco. Tengo curiosidad por ver la
Sagraz (mordiéndose los labios): — Sí. Creo que es una excelente idea. Iré contigo.
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Fantasma 1: — Las habitaciones han sido limpiadas ya. Encontrará sus pertenencias
junto a la cama.
Sagraz (indiferente): — Muchas gracias. ¿Está mi vestido limpio? Creo que tendré
Sagraz: — Gracias.
lamento.
Nadruk (casi irónico): — Espero que no hayan retirado los manuscritos por mi
Nadruk (gruñe): — Así que todavía están aquí. Bien, mis amiguitos... Ahora me lo
La luz brilla sobre ellos como siempre. Nadruk enciende su propia vela, y
Escena 12.
Personajes: Nadruk.
La ventana muestra la luz gris del amanecer. La vela está casi consumida
inmóvil allí una eternidad. El viento mueve la cortina un poco y la vela se apaga.
Con un gesto furioso los echa en la estufa casi apagada. Se levanta una
cubre con la mano, y cuando la vuelve a mostrar está entera, salvo por el pabilo
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se ve oscura. Nadruk frunce el ceño. Las flores junto a la puerta están secas. Más
que marchitas, muertas. Nadruk toca una de ellas, que se deshace en polvo. Se
Escena 13.
suavemente en la penumbra.
La habitación de Sagraz está vacía y la cama sin usar. Junto a ella, en una
silla, el vestido que Sagraz usó la víspera. Y otro, limpio, esperando para mañana.
ligeramente verde.
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cortinas. Se ve algo pálida y con expresión ausente. Abre la boca para decir algo,
Sagraz: — ¿Qué?
Nadruk: — No, no me puedes engañar esta vez... Ella no está aquí. ¿Qué hiciste con
ella?
Nadruk mira alrededor, confuso. Las cosas de Sagraz no están allí. Camina
espejo. Una sombra se mueve detrás de él, en el fondo plateado del espejo (un
transforma en una figura borrosa, tal vez la forma de Sagraz. Nadruk toma uno de
habitación.
La Piedra de Rhem.
para dar a entender que la que pasó el día con Nadruk no era la
verdadera Sagraz.
adentro.
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Escena 1.
ella cuando rompe el espejo. Del otro lado, un ventanal también con
o los candelabros).
otra habitación llena de vestidos, ropa, joyas, accesorios. Se vislumbra una luz
misteriosa, que proviene del reflejo de las velas en un espejo de cuerpo entero,
dormitorio.
¿Quién eres?
Sagraz (cambiando la sonrisa por una mueca irónica): — Mm. Gracias. Pero yo no
momento.
Sagraz (con cierta vacilación): — Dime, Milena. ¿Qué me puedes decir del señor de
la casa?
Fantasma 2: — ¿Señora?
es...
Fantasma 2 (confidencial): — Hechicero, sí... Eso dicen. Sin duda la señora lo sabrá
mejor...
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expresión de cansancio): — Mm. Está bien, Milena, no te haré más preguntas hoy.
espera a la señora.
La doncella conduce a Sagraz por una puerta junto al arco de los vestidos.
de pie, en un costado de la habitación, con unas toallas, o una bata color verde,
pronta para cuando Sagraz salga del agua. La gitana mueve un poco el agua, tal
vez asoma un pie por entre la espuma, se reclina en el mármol y cierra los ojos.
Fantasma 2: — Yo... eh... llegué aquí cuando era niña, señora. Me vendieron. El
El silencio se hace muy largo. Sagraz abre los ojos y mira a la muchacha.
gigantesco espejo, y la deja frente a él. Sagraz sigue a la muchacha con la mirada
mientras ella retrocede a buscar un vestido azul, largo, elegante, bordado con un
presencia de magia. La luz es plateada, pero puede tener toques de verde (el
Escena 2.
lados, ocultando una de las paredes. Por allí entrará Nadruk cuando
puede servir para la parte del encuentro con Nadruk y para la parte
disgusto cuando toca las telarañas y se limpia la mano en la pollera. Tropieza con
va vestida con las ropas que tenía al principio de la historia. Se hamaca contra la
gestos pueden intercalarse con las escenas de los recuerdos de Sagraz, en las
estaban teñidos de luz azul, los recuerdos de Sagraz están teñidos con luz
amarilla o dorada, o bien rojiza. La imagen que conecta toda la serie de recuerdo
es la de las llamas de las fogatas (la hoguera de Nadruk, las fogatas de los
ramas para tomar el camino. Tintineando con las pulseras, se acerca a la luz.
del fuego hay una mochila a medio deshacer. Se ven los restos de una cena. Al
otro lado del fuego hay una persona dormida. No se ve quién es, sólo se distingue
el cabello (negro) sobresaliendo por uno de los extremos de una manta violeta
con dibujos en dorado y azul. Sagraz está espiando el claro desde los árboles,
pero al escucharse otra vez el aullido de los perros, mira hacia atrás asustada,
observa en silencio.
Sagraz no responde.
frunciendo el ceño.
Nadruk (sonriendo): Veo que eres orgullosa, gitana. Me llamo Nadruk. Soy
Hechicero.
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Nadruk avanza más allá de ella hacia el borde de la luz y hace un gesto
como si moviera una cortina. Un juego de luces puede subrayar el gesto. El ruido
¿Quién te persigue?
Sagraz retrocede otro paso y pisa uno de los leños de la hoguera, que se
Nadruk (moviendo una mano en el aire para reacomodar el leño, que vuelve solo
hombros.
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jefe de la caravana.
desorbitados.
Nadruk (desde adentro de la manta): No. Dije que tal vez pudiera hacerlo. No
Sagraz: ¿Porqué?
Escena 3.
los árboles. Entre las tiendas hay antorchas o pequeñas fogatas para iluminar el
acerca mucho. Ella se muestra incómoda y elude el abrazo. Se escurre entre las
tiendas.
y más lejos a Nando que la busca. La Bruja sale de una tienda rotosa y lo llama.
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Se ve cómo lo toma por el brazo y lo lleva hacia la tienda. Nando hace un gesto
Gitana 1: Sagraz...
Sagraz: Tizia.
Gitana 1: Sagraz... tengo algo que mostrarte... Madre me dijo que te advierta...
Gitana 1 (mirando alrededor, muy asustada): — Madre dice que... (baja la voz)
Gitana 1 (asiente): — Lo sé. Y no debe ser de nadie más. Madre dice que la
Sagraz: — No, Ti. Debes estar equivocada... Es sólo mi medallón. ¿Para qué lo
Gitana 1 (sigue susurrando): — El medallón es tuyo... ahora. ¿Pero sabes quién fue
su dueña anterior?
Sagraz: — No lo sé. Alguien se lo regaló hace mucho tiempo... ¡Es lo único que
qué lo quiere, pero sí que hará cualquier cosa para someterte y que se lo
Encontrará la manera...
Sagraz: — Pero...
Gitana 1 (toma a Sagraz por los hombros y la sacude): — Tienes que irte...
Gitana 1: — ¿No?
Sagraz: — No. No puedo irme. ¿Adonde iría? ¿Qué sería de mi? Nando no puede
Sagraz (de pronto comprensiva): Tizia, todos sabemos que quieres a Nando para
ti.
Gitana 1 (con un hilo de voz): Huye... Por favor vete... antes de que sea tarde...
una furia.
Nando (gritando por sobre su hombro hacia la tienda): ¡Si vuelves a repetir eso,
también...
Gitana 1: — ¡Madre!
entre las sombras. Nando no la ve. La imagen se pierde en las llamas de nuevo.
La Piedra de Rhem – Guión. 64
Escena 4.
la luz cambia en el claro, indicando que la barrera mágica fue retirada. Ella se
los hombres ni los perros parecen ver a Sagraz, que ahora está pálida y
Algún efecto sobre la imagen de Sagraz puede subrayar esto (imagen traslúcida o
Nando: Mm... Algo muy valioso, sí... Una... joya de la tribu. Un talismán. Sí, eso,
un talismán.
camino.
Nadruk:— ¿Seducir?
La Piedra de Rhem – Guión. 66
Gitano 1: Dejaremos que los perros la arrastren un poco. Lo suficiente, nada más.
dejaremos morir.
de oro.
Sagraz (chillando fuera de sí): ¿Me vas a entregar por unas sucias monedas?
Nadruk (canturrea): Lleven su rastro lejos, por los montes, por los poblados...
de luz azul. Una a una, las monedas se sacuden y salen de la bolsa, convertidas
Sagraz.
quisiera dormir. Esta misma noche, a ser posible. Todavía tengo un largo camino por
delante, mañana.
Escena 5.
La Piedra de Rhem – Guión. 69
Nadruk abre los ojos, y mira por un rato el techo de hojas verdes sobre su
Nadruk: Mm.
Sagraz (en voz baja que intenta pasar por seductora): Pensé que ibas a pedirme
Sagraz: Está bien. Me iré por mi camino. Pero te acompañaré por un día hasta que
cosas en la mochila. Sagraz intenta apagar el fuego y esparcir las cenizas, pero
los leños desaparecen como si jamás hubieran estado allí. Sagraz se inclina y toca
Escena 6.
Sagraz (gruñe): — Maldición, ni siquiera hay una puerta... ¿Cómo voy a salir de
aquí?
La Piedra de Rhem – Guión. 72
Saca algunas de las cosas de los estantes, como buscando algo que le
algo pesado que es arrastrado, y cristal que se rompe. Sagraz empieza a vaciar
¡Nadruk!¡Estoy aquí!
Sagraz, pasando sobre los estantes caídos, golpea la pared con los puños. La
imagen se oscurece.
Escena 7.
una pared blanca. Puede usarse la misma pared exterior de la casa (entrada a la
Estarás segura.
Nadruk: Ahá.
Sagraz: ¿Porqué?
Sagraz: — ¿Un objeto? ¿Qué clase de...? (se detiene al notar la expresión de
Sagraz (mirándolo con confianza y dejando la broma): ¿Una caza del tesoro? Lo
harás bien.
La Piedra de Rhem – Guión. 74
Nadruk (con media sonrisa): Tal vez. Se dice que el hogar del Antiguo está lleno
de trampas.
Estarás bien...
Nadruk: ¡Maldición!
quedarme aquí.
Sagraz (muy alterada, arranca la botella rota de las manos de Nadruk y la arroja
a Sagraz antes de que toque la puerta embrujada, pero antes de que lo logre, la
Sagraz: ¡Aaaaahhhhhhhhh!
La imagen cambia en los cristales del espejo que se rompe, del capítulo 1,
¡Nadruk!¡Estoy aquí!
golpean.
Levanta los brazos y hace unos gestos frente al muro vacío. De pronto, unas luces
verdes destellan en la pared. Nadruk vuelve a mover las manos, y la luz azul se
(el efecto que resulte más conveniente). Cuando el polvo o la luz se disipa,
Nadruk atraviesa el agujero. Sagraz está del otro lado, parada sobre los restos de
cuello.
pasadizo.
La Piedra de Rhem – Guión. 77
Escena 8.
Han pasado varias horas desde que Nadruk sacó a Sagraz de la bodega.
Ambos se ven cansados. Sagraz va haciendo ruido con las pulseras y Nadruk se
detiene varias veces con intención de hacerla callar. Se para a escuchar un par de
hace un gesto con la mano a espaldas de Sagraz. El tintineo cesa. Ella se detiene
con gesto preocupado y él le hace un gesto para que guarde silencio. Ella asiente
Nadruk: — Es un pasadizo secreto, no un pasillo. Puede ser tan largo o corto como la
Sagraz (un tono más agudo): — ¿¡Cómo que tal vez?! ¿Qué quieres decir con tal
vez?
Sagraz (bajando la voz, sobresaltada): — ¿Qué nos encuentre quién? ¿No dijiste
Nadruk: — ¿Y tú no viste a los fantasmas? Los hechizos que dejó el Antiguo para
Sagraz: — Pero...
Nadruk: — ¿Pero?
boda de su señora...
que con los años, estas ilusiones han tomado vida propia, o algo
parecido.
buscando?
cabeza.
La Piedra de Rhem – Guión. 79
Nadruk: — No lo sé. No lo creo... Pero las precauciones no están demás. Así que...
Escena 9.
desaparece. Ahora, Sagraz y Nadruk están en medio de una gran sala vacía,
iluminados desde arriba con una luz neutra. No se alcanzan a ver las paredes, y la
luz no les deja ver más allá. Sagraz se acerca a Nadruk, que se endereza con
gesto desafiante.
Nadruk: — ¡Sh!
De pronto, el suelo donde está parado Nadruk empieza a elevarse, formando una
plataforma. Sagraz retrocede hacia las paredes invisibles y queda fuera de la luz,
Nadruk: — Pasar.
— No lo creo. Nadie viene aquí por tan poco. Esta es la casa de Rhem, el poderoso.
Inquisidor (con otra carcajada): — Solo los tontos responden una pregunta con otra.
Nadruk: — El Adamantis.
Nadruk (vacila, dándose cuenta que el Inquisidor no conoce más Adamantis que
el propio Rhem, porque no ha recibido información del exterior de la
Antiguo.
como Adamantis?
Nadruk (sospechando algo. Los destellos verdes han ido subiendo por el
parapeto en el cual está parado Nadruk, y ya están casi alcanzando
sus pies): — ¿Es eso importante? ¿Me juzgarás solo por intermedio de
Inquisidor (cediendo, pero todavía con expresión maligna): — Está bien, pero si
no puedes decir nada bueno de tus maestros, ¿qué puedo esperar de ti?
Inquisidor (soltando una risa desagradable que hace que la luz verde destelle de
con sangre, pero no de animal. Tiene que ser sangre humana... caliente,
fresca.
Inquisidor (con voz dura, se supone que el sacrificio es algo imperdonable para
los magos de la Orden. La luz verde brilla de nuevo, pero no sube
más arriba de los pies de Nadruk): — ¿Te has ensuciado las manos con
un sacrificio, Hechicero?
Nadruk: — No dije eso. Dije que compré un poco de sangre. Un par de gotas...
‘nosotros’?
Inquisidor (no muy convencido): — Hm. ¿Cuál es el secreto del cuarto de estudio?
Nadruk (sin vacilar, haciendo que la luz verdosa a sus pies retroceda un poco) :
Inquisidor: — Mal hecho. Sólo enfrentándote a los desafíos es que puedes crecer.
Nadruk: — Sí, pero no se puede enfrentar un peligro para el que uno no está
rompiste el encantamiento?
Nadruk: — No leí bajo las luces de la casa, sino a la luz de mi propia vela.
Inquisidor: — Eso no debió ser suficiente, si sabes lo que encierran los manuscritos.
Nadruk (avergonzado): — La última vez, olvidé apagar las luces de la casa antes de
encender la mía...
la habilidad.
Inquisidor (haciendo una mueca que podría ser de dolor. La luz verde destella un
Nadruk (con una mirada rápida hacia el lugar donde está Sagraz) : — Eh... Por
Nadruk (sin ver como la luz verde a sus pies se vuelve cada vez más intensa) : —
Pregunta, entonces.
Nadruk: — Eso son dos preguntas. Cuando la encontré, la Piedra estaba en una vieja
con una roca gris y me pareció que había sido sellada por el mismo
Rhem.
tragó.
convirtieron en piedra.
Nadruk: — Transforma a todo lo que toca en aquello que esté mas cerca de su
corazón... El Adamantis...
La Piedra de Rhem – Guión. 86
deshacer la maldición.
Inquisidor (con una sonrisa malvada): — Ya ves que no puedes ocultarme las cosas,
Nadruk: — ¿Qué?
Dorada.
Inquisidor: — Ah, conoces el Libro de Rhem. Ahora tienes que seguir la pista hasta
el mismo Antiguo.
Inquisidor (con una sonrisa diabólica que desmiente sus palabras): — Tal vez.
Inquisidor (con otro destello): — ¡Calla, mentiroso! ¡Discípulo del traidor Dhernak!
Nadruk: — Yo no...
La Piedra de Rhem – Guión. 87
Nadruk: — Yo...
Nadruk se interrumpe. Una luz verde, más brillante que los destellos
1.
Escena 10.
negro.
durante casi toda la escena anterior y entra en la luz. Trepa hasta la plataforma
Inquisidor (empleando el mismo tono que empleó para Nadruk cuando empezó a
Sagraz (que se vuelve de nuevo hacia Nadruk, revisándolo para ver si puede
formando una pantalla o una pared. Sagraz se levanta y tantea alrededor la pared
En ese momento, ella toma de su mano la bolsita de piel que él tiene todavía en
la mano.
¡Déjame salir! Quiero que lo liberes y nos dejes ir. ¡Lo exijo!
Antiguo.
Inquisidor: — Yo nunca hago nada sin razón. Era un aprendiz de Dhernak. Debería
haberlo matado.
Sagraz (irónica): — ¡Qué misericordioso! ¿Quién es ese Dhernak para que lo odies
Inquisidor: — ¡No lo llames así! ¡Dhernak jamás podría haber llegado a Adamantis!
Inquisidor (bajando la voz): — Robó lo que era más preciado para mí.
pagará caro! ¡Jamás podrá volver a esta casa, y jamás volverá a verla de
nuevo!
Sagraz (inclinándose un poco hacia delante, con interés): — ¿Verla? ¿Una mujer?
¿Esposa o prometida?
Inquisidor: — ¿Qué?
Sagraz: — Ella. ¿Era tu esposa o tu prometida? La doncella de arriba cree que está de
viaje.
Inquisidor (de nuevo con una sonrisa malévola): — Pronto las seguiré yo también.
estas tierras? ¿No puedo acaso, dejar una parte de mí guardando mis
Inquisidor (exaltado): — ¡Nadie me deja atrás a mí, Rhem el poderoso! ¡El Antiguo!
Sagraz (conciliadora): — Está bien, admitiendo que tú ya no estás más aquí, o que
salir de aquí.
Inquisidor: — No. No has contestado aún mis preguntas, ni te has mostrado digna de
entrar...
Sagraz: — Me llamo Sa... (se interrumpe con una tos fingida y aprovecha el
movimiento para arrojar los polvos mágicos de la bolsita de piel hacia
Inquisidor: — Tzarina, la bruja... Hace años que no vienes por aquí. ¿Qué deseas
esta vez?
Sagraz: — No deseo entrar sino salir. Me estás confundiendo con alguien más...
La Piedra de Rhem – Guión. 92
Inquisidor (con un gesto que apaga la cortina de chispas que los polvos mágicos
El Inquisidor levanta las manos bruscamente y las mueve hacia ella como
Sagraz : — ¡Nooo!
su alrededor como unos minutos antes lo había hecho alrededor de Nadruk. Una
Escena 11.
como Sagraz están al nivel del suelo. Nadruk se mueve un poco, y Sagraz se
Nadruk: — Sí... (Se tantea el cuerpo, flexionando las piernas y los brazos,
Nadruk: — Sí. Los retratos del pasillo fueron retirados por alguna razón. Pienso que
Nadruk (en tono de advertencia): — Creí que preferirías salir de la casa cuanto
en su cuello.
La Piedra de Rhem – Guión. 94
Sagraz: — Pero ya estamos aquí... ¿Qué importan uno o dos fantasmas más?
Nadruk: — Que no es una pared real. Vamos, mi curiosa dama. El Talismán nos
Sagraz deja escapar una risita nerviosa, y Nadruk la toma del brazo. Se
acercan a la pared, y se ven destellos de luz azul. Los dos desaparecen a través
de la pared.
La Piedra de Rhem.
Capítulo 3 – La galería de los retratos.
Escenas del capítulo anterior.
La historia se retoma en la pared del pasadizo secreto, por
donde Sagraz y Nadruk han salido después de vencer al Inquisidor.
Las imágenes de los capítulos anteriores pueden marcar la entrada
a la casa, Sagraz y Nadruk descubriendo el mapa, Sagraz entrando
en el espejo, Nadruk encontrándola en el sótano, la sala del
Inquisidor. Del intercambio con este fantasma en particular, es
conveniente resaltar la mención de Tzarina y la pista que le dio a
Nadruk, respecto a que si ya tiene el mapa, ahora tiene que seguirlo
hasta el propio Rhem.
Escena 1.
Nadruk: — Pensé que era una aparición la que había usado ese vestido amarillo...
Sagraz lo mira sorprendida.
Sagraz: — ¿Vestido amarillo? No, yo... Sólo me probé un vestido con lavandas
azules... Antes de que el espejo... (se estremece)
Nadruk deja escapar una carcajada.
Nadruk: — Coqueta.
Sagraz (sorprendida): — ¿Qué?
Nadruk se encoge de hombros.
Nadruk mira en la dirección que Sagraz señala una hebra plateada apenas
visible en el mapa. Acerca el papel a la cara para ver mejor.
Escena 2.
Sagraz: — ¿No te parece extraño que Rhem haya encantado tantos objetos, cuando
los de tu Orden no practican esa clase de magia?
Nadruk (volviéndose a medias): — Mm... Sí, es extraño. Verás, todos los magos de
la Orden que yo traté, menos Raduk, despreciaban la magia concreta...
Sagraz: — ¿Porqué?
Nadruk (se encoge de hombros): — Realmente nunca lo pregunté.
Sagraz: — ¿Porqué?
Nadruk (reprimiendo una sonrisa): — Hm... Tú los viste, en mi recuerdo. No era
nada fácil preguntar lo que uno quería saber... No siempre obtenías la
respuesta esperada. (Nadruk se frota un brazo de forma inconsciente,
como recordando algún golpe o castigo)
Sagraz: — Pero... ¿Cómo se suponía que aprendieran algo de esa manera?
Nadruk: — Leyendo. Estudiando. No hay respuestas fáciles.
Sagraz: — ¡Qué tontería!
Sagraz se aparta unos pasos. Nadruk se para delante del espacio vacío y
levanta los brazos. Cuando mueve las manos, unas luces azules empiezan a
concentrarse sobre él, y Nadruk las proyecta hacia la pared. La pared responde
con destellos de luz verde amarillento.
Nadruk: — El hechizo... Antes estuvo en este lugar, todavía hay rastros... Pero ya no.
No queda nada de Rhem en este lugar.
Sagraz: — ¿Crees que ya no esté en la casa?
Nadruk: — No, eso nunca. No está aquí, en el lugar que ocupaba el cuadro. Pensé
que habían quedado residuos suficientes de él como para despertarlo de
nuevo... Sin poderes suficientes como para que intente atraparnos otra
vez.
Sagraz: — ¡Cuidado!
Escena 3.
sobre la mesa de noche, el florero está lleno de rosas rojas. Todo vuelve a
aparecer como en los capítulos 1 y 2.
Escena 4.
Nadruk está en la cama. Sagraz entra con una bandeja con el desayuno.
Se sienta junto a él y lo mira unos momentos. Él la mira perplejo. Ella lo mira
seria, pero sonríe de pronto.
Sagraz (con la boca llena): — Sí, pero ¿sabes qué? Rhem era muy bueno
embrujando cosas. Este desayuno es excelente. Y necesitarás tus fuerzas
para enfrentar al Antiguo.
Nadruk: — ¿Qué?
Sagraz se limita a sonreír y alcanzarle la taza de té. Nadruk la toma en sus
manos.
Escena 5.
Sagraz entra en primer término, seguida por Nadruk. En uno de los sillones
está sentada una muchacha, vestida con elegancia, pero con ropa anticuada.
Lleva un medallón idéntico al de Sagraz, pero ni Nadruk ni la gitana reparan en él.
La muchacha es Rhenara, la hija de Rhem. Sagraz se adelanta y saluda con una
inclinación tan anticuada como el vestido. La jovencita levanta la vista de lo que
está haciendo y sonríe. Se levanta para saludar.
Rhenara (besándolos a ambos): — Ah, qué alegría que hayan subido... Temo que
mi padre esté siempre demasiado ocupado como para ser cortés...
Sagraz (con una sonrisa): — Sé muy bien a qué te refieres... Él es igual...
Nadruk hace un gesto de disgusto, pero no replica. Está observando el
lugar con interés.
Rhenara: — Y cuéntenme... ¿Qué han venido a hacer aquí, tan lejos de todo?
Sagraz: — Oh, bueno... Ya sabes. Negocios...
Nadruk: — Tengo un antiguo libro de hechizos, y quiero verificar su autenticidad.
Además estoy buscando el Sacris Scentia... Me han dicho que tu padre
lo tiene.
Rhenara se encoge un poco, pero se rehace enseguida. Se endereza en su
asiento.
Rhenara: — Creo que sí... Pero yo no le hablaría de ese libro si fuera ustedes.
Sagraz: — ¿Por qué?
Rhenara (enrojeciendo): — Mm... Un... un amigo mío le pidió una vez que le dejara
copiarlo. Mi padre no se puso de muy buen humor.
Nadruk: — Bueno, es que se trata de el mayor compendio de magia superior que se
haya escrito... No cualquiera tiene la posibilidad de leerlo, y sin duda no
todos los que quieren, tienen la capacidad de hacerlo.
Sagraz: — ¿Qué estás diciendo?
Nadruk (mirándola sorprendido por la violencia con que ella reaccionó): — Lo
siento. Es que la magia de las esencias es una de las formas más sofistica
(das)...
Sagraz (interrumpe): — ¿Otra vez saldrás con esas tonterías de la magia superior y
la inferior? ¿La magia de las cosas?
Nadruk: — Yo...
Rhenara (interrumpe sorprendida por sobre la voz de Nadruk): — ¿Magia de las
cosas? ¿Tú sabes magia? ¿Magia de las cosas?
Sagraz: — Oh, no... No mucho, en realidad. Mi abuela me enseñó algunas cosas...
Rhenara: — ¡Qué bueno debió haber sido! Mi padre no quiere que aprenda magia...
Dice que no es para mujeres.
Nadruk: — La Orden jamás ha admitido mujeres.
Sagraz (en voz muy baja): — Y así están.
La Piedra de Rhem – Guión. 103
Sagraz: — Hace tiempo que nos dijeron que los retratos de la familia del Antiguo
estaban en esta salita...
Nadruk se vuelve lentamente. En la pared a la que Sagraz se acercó hay
un retrato. Es Rhem, de pie frente a su escritorio, en la biblioteca. También hay
otros retratos, el de Rhenara y el de la esposa de Rhem, que aparecerán de
nuevo en las escenas siguientes y en el capítulo 4.
Escena 6.
Escena 7.
Nadruk abre la boca como para contestar algo, pero se detiene cuando ve
a Rhem levantar la vista. Aprieta el brazo de Sagraz. Rhem se levanta y se oyen
unos golpes en la puerta.
Rhem: — Adelante.
Entra una mujer muy parecida a Sagraz, tanto en la vestimenta como en
las facciones. Es Tzarina.
Tzarina:— Tendrás que esconderla, y sellar el lugar. Un objeto tan poderoso será
seguramente una tentación muy grande para cualquier buscador de
poder.
Rhem: — Tzarina, ¿te parece..?
Tzarina:— ¡No! ¡No me lo digas! La escondas donde la escondas, no me lo digas. Y
no lo digas a nadie más. Tú y yo hemos quedado ligados a la piedra... al
menos en tanto no la contrarrestemos.
Rhem: — ¿Y después?
Tzarina duda un momento, como si evaluara cuánto decirle al hechicero.
Rhem: — Está bien, de acuerdo. Tenemos que reparar el mal que hicimos.
El hechicero se acerca a la gitana y le toma las dos manos, mirándola a los
ojos.
Rhem: — Tzarina...
Tzarina:— ¿Qué?
Rhem: — Lo siento.
La Piedra de Rhem – Guión. 108
Escena 8.
Escena 9.
Dhernak (tratando de ser amable): — No sabía que el maestro tenía una hija.
Rhenara (sobresaltándose): — ¿Eh? Ah, bueno... Mi madre y yo hemos vivido aquí
desde... (la conversación se pierde en el sonido de fondo)
Nadruk (en voz baja, a Sagraz): — No entiendo porqué estamos aquí. Esto no es
más que una tonta conversación de enamorados...
Sagraz: — Precisamente por eso es importante. Por algo nos han traído a este
cuadro...
Nadruk: — Sí, para hacernos perder el tiempo.
Sagraz: — O para mostrarnos algo importante relacionado con el Talismán. El
Inquisidor dijo que Dhernak le había robado su hija a Rhem...
Nadruk: — ¿Robado a la chica? ¿Crees que la secuestró?
Sagraz (sonríe y menea la cabeza): — Por la manera como ella lo está mirando,
huyeron juntos.
Nadruk: — Bah.
Sagraz: — ¡Sh! Escúchalos.
Dhernak (que ahora parece más tranquilo): — ...Por eso es que necesito que el
maestro me permita copiar el libro. Es muy importante para nosotros.
Rhenara (tendiéndole la mano): — Estoy seguro que mi padre podrá...
En ese momento, entra Rhem. Los jóvenes se sobresaltan y se sueltan las
manos. Rhem mira a Dhernak con desconfianza.
Dhernak:— Eh... Está bien. Maestro, el Adamantis me envió a pedirte que nos dejes
hacer una copia del Sacris Scentia...
Rhem: — ¿Qué? ¿El Sacris Scentia?
Dhernak:— Sí, señor. El Adamantis lo necesita para...
Rhem: — Jamás.
Dhernak:— Señor, yo...
Rhem (con una mirada dura a Dhernak): — Por nada del mundo permitiré que el
Adamantis tenga el Sacris Scentia. ¡Jamás, he dicho!
Rhenara: — Padre... Ni siquiera has escuchado sus razones...
Rhem: — No existen buenas razones para copiar ese libro. ¡Fuera de mi casa!
Dhernak:— Señor, yo solo soy un mensajero... Yo...
Rhenara: — ¡Padre!
Rhem: — Hija, créeme que esto lo hago por ti. ¡Fuera!
Y poniéndose de pie saca a Dhernak de la casa.
Escena 10.
Sagraz: — Pero... ¿Porqué no nos encontró antes? ¿Qué sentido tienen estas visitas al
pasado de Rhem?
Nadruk (vacila un momento antes de contestar): — No lo sé. Quizá hay otras
fuerzas en juego aquí. Este lugar está lleno de trampas, ya te lo dije.
Busquemos otra puerta...
Sagraz: — ¿La salida?
Nadruk: — No. Quiero saber porqué el Antiguo no permitía que nadie tocara el
Libro de las Esencias.
Sagraz: — Sacris Scentia...
Nadruk: — Exactamente... Y quiero saber porqué cada vez que se lo menciona los
fantasmas se alteran hasta el punto de romper el hechizo.
La niebla se disipa un poco, y Sagraz y Nadruk ven otra puerta, muy cerca
de la anterior. Se miran unos momentos en suspenso.
Escena 11.
Rhenara: — Sí.
Tzarina espera, mirando a Rhenara.
Tzarina: — ¿Robarte? Amigo, todo lo que tengo es tuyo. ¿Cómo podría robarte?
Rhenara: — Papá, yo...
Tzarina le hace señas de que calle. Rhenara la mira asustada.
Rhenara: — Tzarina...
Tzarina: — Quédate ahí. No te muevas.
Rhem (soltando una carcajada malévola): — Me obedecerás, Tzarina. Igual que
todos los demás.
La imagen de Rhem se ha ido iluminando en verde. Rhenara palidece.
Tzarina lo enfrenta con calma.
Tzarina: — Lo lamento.
Rhenara: — ¿Qué le hiciste?
Tzarina: — Lo golpeé con el Talismán. Rhenara, tengo que hablar con tu madre. Tu
padre caerá en el poder de la Piedra muy pronto, y será mejor que las
dos se vayan de aquí cuanto antes...
Rhenara: — ¿Irnos? ¿Adónde?
Tzarina: — No lo sé. Pero no será seguro permanecer con él. Puedo darles unas
semanas, si el Talismán me ayuda, pero...
Rhenara: — Tzarina...
Tzarina: — Lo lamento, niña.
Rhenara: — Mi padre...
La Piedra de Rhem – Guión. 115
Escena 12.
Escena 13.
La Piedra de Rhem – Guión. 116
Rhem (en tono de suave reproche): — Tienes que comer más, querida...
Esposa (tose): — No tengo apetito. Estoy muy cansada, querido.
Rhem: — Tienes que hacer un esfuerzo. Si no, no te mejorarás...
Esposa (sonríe, indulgente): — Sabes que no...
La voz se apaga. La enferma mira por la ventana unos momentos. Rhem
sigue la mirada. Se ven las ramas de un rosal (rojo) golpeando contra la ventana.
El hechicero se acerca, saca la mano por la ventana y toca las ramas. Se ve un
suave destello de luz verde, y cuando Rhem vuelve a meter la mano, tiene una
rosa rojo oscuro. Se la tiende a su esposa.
Esposa: — Esposo mío... Me gustaría ver a Rhenara... Hace días que no veo a nuestra
niña...
Rhem (con un gesto de dolor): — Mi amor, ella no está en casa... ¿Recuerdas que la
enviamos con tu hermana, para que pudiera divertirse y ver a otros
jóvenes de su edad?... Tú misma dijiste que...
Esposa: — Es cierto... Tiene que estar con personas de su edad... Pero la extraño
tanto... Quisiera...
Rhem: — ¿Qué, mi amor?
Esposa (con voz débil): — ...quisiera despedirme... Esposo mío, estoy tan cansada...
Rhem (nervioso): — ¿Despedirte, amor? Ella volverá la semana próxima... Entonces,
tú y ella...
Esposa (extendiendo la mano para tomar la de Rhem): — Mi querido... Estoy tan...
cansada... Dile a nuestra hija que la amo.
La mano de la enferma aprieta un segundo la de Rhem y luego cae, laxa.
Rhem la aprieta un momento en vano.
La Piedra de Rhem.
Capítulo 4 – El pozo embrujado.
Escenas del capítulo anterior.
Escena 1.
Nadruk y Sagraz caen hacia atrás desde la puerta, que se cierra con
estrépito. La luz verde destella un momento tras la puerta, y luego se apaga.
Nadruk (burlón, y luego enojado): — Sí, por supuesto. Te dije que estoy cansado de
los juegos de Rhem. Nos iremos solos, si no te importa.
Sagraz: — Nadruk...
La Piedra de Rhem – Guión. 119
Nadruk: — ¿Qué?
Sagraz: — Ella puede saber por donde está la salida...
Nadruk: — ¡Maldición! ¿Otra vez le haremos caso a los fantasmas?
Sagraz (casi suplicante): — Nadruk...
Nadruk: — Maldición.
Tzarina: — Si ya han terminado de discutir...
Sagraz: — Hemos terminado. Muéstranos el camino, madre.
Tzarina comienza a caminar, y Nadruk y Sagraz la siguen. Sagraz se
coloca a la par de ella para hablarle mientras caminan. Nadruk va un poco más
atrás.
Nadruk: — ¿Dónde?
Delante de ellos se abre otra puerta como las otras, entre la neblina. La
única diferencia es que esta puerta está apoyada en un muro de piedra.
Escena 2.
Nadruk y Sagraz están en medio del pasadizo por el que Nadruk sacó a
Sagraz del sótano en el capítulo 2. Miran unos momentos a un lado y a otro,
tratando de decidir la dirección correcta.
Nadruk: — ¿Adonde?
Rhenara (se vuelve y lo mira): — Pensé que Tzarina se los habría dicho... A la
biblioteca, por supuesto.
Sagraz (mirando enojada a Nadruk): — Sí, lo dijo. ¿Por qué la biblioteca?
Rhenara: — Toda la casa está construida en torno a la biblioteca. Es decir... No era
así cuando éramos humanos... Fue después de que... (Rhenara baja la
voz y hace un gesto vago)
Nadruk: — ¿Después de qué?
Rhenara (suspira): — Ah. Cuando vivíamos aquí esta era una casa hermosa. El
patio, las habitaciones de arriba. Mi balcón lleno de flores... El jardín
estaba lleno de rosas...
Sagraz (con una sonrisa): — Las he visto en los jarrones...
Rhenara (menea la cabeza con tristeza): — Sí, pero están muertas ahora...
Sagraz: — ¿Qué sucedió?
Nadruk (da un codazo a Sagraz): — La Piedra, ¿recuerdas?
Rhenara: — Sí, la Piedra. Yo no lo sabía, por supuesto. Mi padre nunca quiso que yo
aprendiera magia. Fue mi esposo quien me enseñó. Y cuando Tzarina
vino a mí... Yo ya estaba preparada.
Sagraz (curiosa): — ¿Esposo?
Nadruk (al mismo tiempo, pero curioso acerca de otra cosa): — ¿Preparada?
Rhenara (se detiene, se da vuelta y les sonríe): — Sí, eso dije.
Sagraz: — Cuéntanos.
Rhenara: — En realidad no hay mucho que decir. Cuando mi padre me prohibió ver
a Dhernak, después de la fiesta de la cosecha, me escapé de casa.
Tzarina me ayudó. Mi madre cubrió la pista; creo que le dijo a mi padre
que me había ido con una tía... No regresé. (Rhenara comienza a
caminar de nuevo) Mamá enfermó. Tzarina nos lo dijo. La Piedra
enfermó a mi madre.
[Aquí se pueden intercalar escenas mudas de la fiesta de la
cosecha, en el pueblo, o en un escenario similar al de la fiesta de
los gitanos en la escena 3 del capítulo 2, en los recuerdos de
La Piedra de Rhem – Guión. 123
Nadruk: — O a la Piedra.
Rhenara: — O a la Piedra... Llenó la casa de fantasías. Imágenes vivientes de un
pasado que fue, y un futuro que pudo ser...
Sagraz: — ¿Futuro?
Rhenara: — En la salita de arriba todavía estoy cosiendo mi vestido de bodas. En el
altillo mi madre juega con sus nietos... que nunca conoció.
Sagraz: — ¡Qué soledad tan terrible debió experimentar tu padre!
La imagen de Rhenara se vuelve un poco más difusa. Nadruk se detiene
bruscamente y retiene a Sagraz por el brazo, alejándola de la aparición. Sagraz lo
mira, y él le hace señas de que calle.
Rhenara: — Sí.
Sagraz (susurra): — Pero tú nos estás llevando ahí...
Rhenara: — Sí...
Nadruk: — ¿Eres otra de las trampas?
Rhenara no responde, se estremece y se encoge un poco. La luz verde se
intensifica.
Sagraz: — ¡Aaaah!
Nadruk: — ¡Sagraz!
Nadruk se lanza tras la gitana. En el muro se ven ahora destellos azules
(magia de Nadruk, no de Rhem), y el hechicero también cae a través del muro.
Escena 3.
Sagraz: — ¿Dónde diablos estaré ahora...? (Pausa para mirar en los espejos)
¿Nadruk? (Levanta más la voz) ¡Nadruk! ¿Dónde estás? (Sólo se oyen
ecos lejanos. No hay respuesta)
Sagraz: — Maldición...
Sagraz camina entre los espejos. Los reflejos se comportan normalmente
frente a ella, pero una vez que ella pasó, se dan vuelta para mirarla. Sagraz
presiente algo, y se vuelve una o dos veces, pero no acierta a descubrir lo que
está pasando. La luz verde la va siguiendo a través de los reflejos. Cada vez está
más cerca, y cuando parece que va a alcanzarla, Sagraz llega a un ‘claro’ rodeado
por tres espejos iguales. Son espejos antiguos, de pie, de cuerpo entero, con
marco de madera labrada. Cuando Sagraz llega, los espejos están oscuros, pero a
medida que Sagraz se acerca, cada uno se ilumina de un color diferente: azul el
que mantiene el reflejo de Sagraz, a la derecha; dorado, el que va a ocupar
Tzarina, en el centro; verde el de la izquierda, que también mantendrá el reflejo
de Sagraz.
Sagraz (mirándolas una a una, responde pensativa): — No... (luego, más segura):
No, ustedes no son Sagraz... Son partes de Sagraz... ¡Tengo que adivinar
qué significa cada una de ustedes! ¿No es eso?
Sagraz dorada (sin negar ni asentir): — ¿Quién eres tú?
Sagraz (volviéndose a ella en particular): — ¿De donde vienes?
Sagraz dorada: — Del bosque, vine con Nadruk... Hace dos días , creo...
Las otras corean la misma respuesta.
Sagraz: — Madre...
Tzarina (con una sonrisa): — De nuevo, temo que solo soy un reflejo. Dime, ¿cómo
resolviste el acertijo?
Sagraz: — Bueno... La Sagraz de Rhem no sabía qué cosa quería proteger yo cuando
me fui del campamento. Creo que podía adivinar que era un objeto de
poder, pero nada más. La segunda Sagraz sabía que se trataba de un
recuerdo de mi abuela. Creyó que solo me importaba por eso... Pero tú
sabías más. Sabías que es un objeto que hay que proteger...
Tzarina: — Sí.
Sagraz: — ¿Dónde está el Talismán, Tzarina?
Tzarina: — No puedo decirlo.
Sagraz (asiente con la cabeza): — Está bien. ¿Dónde está Nadruk? Tengo que
volver con él...
Tzarina: — Sí, eso sería lo correcto. Solo podrán salir de aquí trabajando juntos...
Sagraz (mira alrededor y de pronto observa a Tzarina. Ella lleva un medallón igual
al de Sagraz. Sagraz frunce el ceño): — ¿Porqué no podía entregar el
medallón de mi abuela, Tzarina?
Tzarina empieza a esfumarse en una neblina dorada. Sagraz se endereza.
Escena 4.
Nadruk (gruñe): — Maldición. Espejos. Odio los espejos. ¿Dónde diablos estará
Sagraz...? (Pausa para mirar en los espejos) Maldición.
Nadruk da varias vueltas entre los espejos, y para él, los reflejos no se
comportan en forma anormal. Él se limita a mirarlos con el ceño fruncido y las
imágenes se vuelven borrosas o desaparecen. No se detiene mucho con ellos. Al
fin llega a la zona con los tres espejos de Sagraz. No están rotos. Tampoco está
Sagraz.
Rhem (de nuevo con apariencia divertida y voz suave): — Pero ahora es tu turno,
al parecer...
Nadruk: — ¿Qué quieres decir?
Rhem: — Ahora tú puedes recuperar lo que Tzarina me robó.
Nadruk: — ¿Recuperar tu vida? Antiguo, hace mucho que tu familia desapareció.
Todos los que conocías están... bueno, muertos. Han pasado siglos desde
que tú...
Rhem: — ¿Y qué es el tiempo para mí? O para ti. Te estoy ofreciendo poder sobre el
tiempo.
Nadruk: — ¿Poder sobre el tiempo?
Rhem: — Y sobre la misma muerte...
Nadruk: — ¿Qué estás diciendo?
Rhem: — Es muy sencillo, en realidad. Si tú me devuelves lo que Tzarina robó, yo te
daré el poder de la Piedra mágica...
Nadruk: — Ah, la Piedra. Estás atrasado de noticias, me parece... La Piedra está en el
estómago del último Adamantis, el descendiente de Dhernak... Que a ti
no te cae muy bien, tengo entendido.
La Piedra de Rhem – Guión. 129
Nadruk: — Maldición, Rhenara tenía razón. Todos los pasajes llevan a la biblioteca.
¿Dónde diablos estará Sagraz?
Nadruk avanza hacia la pared por la que ya había salido antes, y sale.
Escena 5.
Escenario: La biblioteca de Rhem. Como en el episodio 3, la
habitación está a oscuras. Los sillones están cubiertos por sábanas
manchadas. Hay telarañas en los libros y los muebles. Sagraz está
escondida bajo una de las sábanas, en uno de los sillones.
Personajes: Sagraz, Nadruk.
Escena 6.
Una puerta vista desde el lado de adentro se abre a un patio lleno de luz
(el amanecer). Sagraz corre afuera sin cuidarse de nada más.
La Piedra de Rhem – Guión. 132
Nadruk: ¡Maldición!
Sagraz (risueña, desde atrás de los arbustos) ¿Qué pasa?
Nadruk ( de mal humor): La puerta se cerró. No podemos volver atrás.
Sagraz (riéndose): Por nada del mundo volvería yo a ese agujero. No seas gruñón.
La salida tiene que estar cerca. Y mientras tanto ¡mira! Este lugar es
maravilloso.
Nadruk: No toques nada. Este lugar está encantado. No confíes en na...
La gitana comienza a caminar por uno de los senderos que se abren entre
la vegetación. Cada paso que da, las pulseras de sus brazos, y las cuentas de sus
collares tintinean como campanitas. Nadruk hace un gesto de disgusto, y levanta
la mano como si pensara echarle un encantamiento de silencio, pero cambia de
opinión. (Pueden intercalarse las imágenes del pasadizo secreto, con Sagraz
hechizada para que no hiciera ruido como parte de los recuerdos de Nadruk).
Sagraz camina con energía, apartando las ramitas colgantes y los arbustos
que le estorban. Dan la vuelta a una mata espesa de rosales y otras plantas.
Nadruk la mira con calma, como sólo un hechicero podría mirarla. Ella le
devuelve la mirada, con fuego en los ojos.
Sagraz lo mira con suspicacia. Abre la boca como si fuera a lanzarle otra
pulla, pero lo piensa mejor y lo deja así.
Sale.
Escena 7.
Sagraz: ¿Agua?
Nadruk: Sí. Se abre con agua. Creo que debemos mojar la cerradura para que la
puerta se abra.
Sagraz: Excelente. Encontré un pozo allá atrás, pero...
Nadruk: Vamos.
Escena 8.
Sagraz guía a Nadruk por otro sendero entre las plantas. El calor es ahora más
evidente. Las hojas cuelgan mustias, y no hay brisa.
Sagraz avanza unos pasos y se sienta en uno de los bancos de madera que
rodean el pozo.
Sagraz (con voz apagada): He estado todo este rato tratando de sacar el agua.
Ella lo mira con desesperación. Abre la boca y la cierra sin decir nada. Se
pasa la lengua por los labios resecos y sacude la cabeza.
Nadruk mira alrededor. La cámara enfoca los detalles de la hierba. Se
observa que el círculo marchito, se ha ensanchado. Nadruk se levanta de un
salto, y tira de Sagraz para levantarla también.
Escena 9.
Nadruk le besa la frente y la recuesta sobre el asiento. Aprieta los labios con
decisión: tiene que conseguir el agua ahora.
El balde cuelga de la cadena. Nadruk lo alcanza, y lo toca con la varita,
pronunciando unas palabras en voz baja. Se ve una nube de humo azul que se
desvanece rápidamente. Nadruk baja el balde con lentitud. Se escucha el rechinar de
la polea. Se escucha el sonido del balde cuando llega al agua. Y se ve un destello
verde que sube por el pozo. Nadruk se aparta con una mueca de disgusto.
Desde el pozo asoma un destello verde que se hace cada vez más intenso.
Nadruk se cubre los ojos con la mano. La luz baja lentamente, y se ve al
Fantasma 7, con la forma de una cabeza verdosa, la cabeza de Rhem, como ya se
ha visto en los capítulos anteriores. Nadruk lo observa con atención.
Fantasma 7 (con una mueca que la deforma por completo): ¡Una gitana! No
hay agua para ella. ¡Para ninguna de las hijas de Tzarina!
Nadruk (mira la cabeza del Antiguo con repulsión): No discutiré contigo.
Dámela para mí.
Fantasma 7: Está bien. Sólo un hechicero puede sacar el agua. Ven y tómala...
Nadruk vuelve junto a Sagraz para darle de beber. La cabeza hace una
mueca y desaparece con un estallido de furiosa luz verde.
La Piedra de Rhem – Guión. 139
Nadruk le hace beber todo el contenido del cuenco. Regresa al pozo, y ve que
el espejo de agua está todavía allí. Con una sonrisa de satisfacción llena el cuenco por
segunda vez. Se levanta y se dirige hacia Sagraz con el cuenco chorreando agua en la
mano.
Escena 10.
Del lado de afuera del muro, Sagraz y Nadruk se detienen un momento a mirar
la casa que acaban de dejar. Luego miran el camino que se extiende ante ellos, largo y
desierto en el atardecer. Sagraz mira a Nadruk.
Nadruk: — No solo eso. Viste que Rhem juega también con el tiempo. No solo hay
que buscarlo por todo el mundo sino a lo largo de todo el tiempo...
Sagraz lo mira atónita. Nadruk la mira unos momentos.
Nadruk: — Es un viaje demasiado largo como para intentarlo solo. ¿Quieres venir
conmigo?
Ella duda solo unos segundos.
Fin de
La Piedra de Rhem.