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La Piedra de Rhem – Guión.

La Piedra
de
Rhem

Sandra Viglione.
Acuña de Figueroa Manz 19 Solar 5
El Pinar, Ciudad de la Costa, Canelones.

Guión.
Capítulos 1 a 4.
La Piedra de Rhem – Guión. 2

Sinopsis.

La piedra de Rhem es una historia de fantasía, ambientada en un lugar


indefinido y atemporal. El hechicero (Nadruk) y la gitana (Sagraz) que se han
encontrado previamente en el camino, entran a la casa del Hechicero Rhem, el
Antiguo. Nadruk busca un objeto mágico, mientras que Sagraz huye de Nando, el jefe
de la caravana.
La casa de Rhem está habitada sólo por los residuos de los hechizos que Rhem
empleaba para proteger sus objetos de poder. Desde el punto de vista de Nadruk y
Sagraz, está llena de trampas.
El primer capítulo, La casa del Hechicero, narra la entrada a la casa, y las
primeras trampas: el ama de llaves, los manuscritos embrujados y el cuarto de los
espejos. El ama de casa se presenta como una mujer inofensiva que los aloja en la
misma. Los manuscritos se encuentran en la habitación de Nadruk. Al intentar leerlos,
el hechicero queda hipnotizado por ellos, su mente bloqueada. La trampa de los
espejos es para Sagraz. En su habitación hay una colección de espejos de cuerpo
entero, y al empezar a probarse ropa y mirarse en ellos, ella queda atrapada dentro del
espejo. Una figura de sí misma, una imagen o fantasma, la sustituye frente a Nadruk,
que lentamente se da cuenta de la impostura, y trata de recuperar a la gitana.
El segundo capítulo, La habitación de los espejos, cuenta cómo fue atrapada
Sagraz en los espejos, y cómo Nadruk baja a la bodega, o sótano, buscándola. Cuando
el hechicero la encuentra, salen a través de un pasadizo secreto, y llegan a una sala
oculta, en la que otra aparición generada por Rhem les propone una serie de acertijos.
Al tratar de contestar, Nadruk es convertido en piedra, y Sagraz se ve obligada a
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contestar por él. Ella lo salva con ayuda de su medallón. Descubren que el objeto
mágico que buscan puede estar en el piso de arriba.
El tercer capítulo, La galería de los retratos, narra el pasaje de Nadruk y
Sagraz por la sala de los retratos en el piso superior de la casa. Al tratar de encontrar a
Rhem para hablar con él, son arrastrados a determinados momentos de su pasado. En
el último cuadro presencian la muerte de la esposa del Antiguo, y éste se enfurece,
atacándolos. Escapan por la zona virtual entre los cuadros.
El último capítulo, El pozo embrujado, cuenta la huída de la casa. Primero a
través de un laberinto de espejos, luego por la biblioteca, y finalmente el patio. En el
patio, deben resolver el acertijo de la puerta para poder salir. La historia termina
cuando Nadruk y Sagraz logran salir de la casa, y parten a buscar el Talismán de
Rhem, sin saber que es el mismo medallón que lleva Sagraz desde el principio de la
historia.

Personajes.
Los personajes de esta historia son magos o hechiceros. Cada uno de ellos
tiene un color distintivo en su ropa, y es el mismo color que identifica los
encantamientos que cada uno hace. Además de los personajes principales, Nadruk y
Sagraz, los demás personajes son o bien recuerdos o bien la personificación de un
encantamiento. Para indicar esto, la imagen de estos personajes se esfuma de vez en
cuando, o aparece borrosa, o el personaje desaparece sin más. La luz que los rodea es
característica, de tonos verdosos, ya que el verde es el color de los encantamientos de
Rhem.
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• Nadruk, el hechicero. Cabello oscuro, ojos grises, más o menos


alto, manos finas. Su color distintivo es el azul. Puede estar
vistiendo túnica de mago. Su historia personal (que aparece en el
capítulo 1 como recuerdos) lo ha llevado a perder a todos sus
compañeros magos en un ‘accidente’ y está empeñado en encontrar
una solución para ello. Se trata de una persona poco comunicativa,
y muy reservada. Mientras viaja en busca del mentado talismán de
Rhem para contrarrestar el efecto de la piedra de Rhem, encuentra
a Sagraz, la gitana, y la ayuda. (Este fragmento aparece como
recuerdos en el capítulo 2, mientras Sagraz está encerrada en el
sótano de la casa de Rhem). La gitana lo sigue hasta la casa, a
pesar de su negativa a que ella lo acompañe. Ella se convierte en su
mano derecha, y lo ayuda a atravesar las distintas trampas de la
casa. Poco a poco, la distante atención que le prestaba a Sagraz se
hace más personal, hasta trasformarse en amistad y compromiso.

• Sagraz, la gitana. Muy joven, cabello oscuro, de preferencia


suelto, ojos oscuros. Muchos collares y pulseras, el tintineo cuando
ella se mueve es constante. Su color distintivo es el rojo, pero
cuando hace algún encantamiento, la luz que la identifica es
amarilla o dorada. Vivía en un campamento gitano, hasta que se
enemistó con el líder de la caravana, Nando. Él quería apoderarse
de un medallón que Sagraz estima mucho, y que siempre lleva
consigo. Para ello estaba dispuesto a cualquier cosa. Sagraz huye y
Nando la persigue. Está casi por alcanzarla cuando encuentra a
Nadruk. Nadruk despista a los gitanos y deja que Sagraz lo
acompañe hasta el pueblo. Pretende dejarla allí, pero ella escapa de
la posada, y lo sigue hasta la casa. De carácter fuerte, un poco
atrevida y bastante irrespetuosa, desde que Nadruk la ayuda, le
profesa una fe sin límites, y confía plenamente en él. Poco a poco,
la amistad se va haciendo más personal. Al finalizar el capítulo 4,
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los dos personajes tienen la intención de continuar la búsqueda


juntos.

• Rhem, el Antiguo. Antagonista principal y eje de la historia. No


aparece explícitamente, sino a través de sus encantamientos y la
referencia constante a su persona. Se caracteriza por el color verde;
cada vez que algún hechizo proviene de él la luz que lo identifica
es verdosa. Puede aparecer como una cara que observa la acción en
diferentes pantallazos. En el capítulo 2 y el 4, aparece en forma de
imagen que interroga o prueba a los protagonistas. Puede tomar la
figura de un viejo, vestido con túnica verde, bordada en oro.

• El Adamantis. Personaje del pasado de Nadruk, líder de la orden


de los magos. Aparece sólo en la escena de los recuerdos de
Nadruk. Es su antagonista secundario.

• Nando: Personaje del pasado de Sagraz, jefe de la caravana de


gitanos. Aparece solo en la escena de los recuerdos de Sagraz. Es
su antagonista secundario.

• Los personajes secundarios:

El ama de llaves (Fantasma 1 en capítulo 1): mujer mayor, menuda,


pálida, seria. Su objetivo es lograr que Nadruk caiga en la trampa de los
manuscritos y Sagraz en la de los espejos.

Mago 1 (capítulo 1). Anciano maestro y guía de Nadruk, lo aconseja y


ayuda a buscar la piedra de Rhem.

Milena, la doncella (Fantasma 2, capítulo 2): un desdoblamiento de la


anterior, muchacha muy joven, también pálida, muy tímida en apariencia. Su
objetivo es empujar a Sagraz hacia el espejo.
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Koren, el segundo de Nando (Gitano 1 en capítulo 2); ayuda a Nando a


perseguir a Sagraz.

Tizia (Gitana 1 en capítulo 2): presuntamente enamorada de Nando, en


realidad le teme, busca neutralizar su locura y ambición. Es hija de la Bruja.

La Bruja (capítulo 2) también intenta detener a Nando. Entre las dos


incitan a Sagraz a huir.

El Inquisidor (capítulo 2). Otro de los hechizos y trampas de Rhem. En


una sala secreta, a la salida del pasadizo de la bodega, guarda la entrada al estudio
de Rhem, que para los personajes representa la salida.

Escenarios (en cinco sets básicos).

Debido a la naturaleza de la historia, se hace muy difícil reducirla a cinco


escenarios fijos. Por ello, establecí cinco marcos que, con pequeñas modificaciones
pueden simular los escenarios requeridos. La descripción de los escenarios
específicos se encuentra en el cuerpo del guión.

Set 1. Habitación grande y cerrada.


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• Recibidor;
• Biblioteca de Rhem,
• Biblioteca del Adamantis;
• Sótano o bodega;
• Sala del Inquisidor.

Set 2. Dormitorio grande.


• Habitación de Sagraz en capítulos 1 y 2.
• Salita de arriba en capítulos 3 y 4.

Set 3. Dormitorio pequeño.


• Habitación de Nadruk,
• Celda del Mago 1 (capítulo 1).

Set 4. Pasillo.
• Pasillo de los dormitorios (capítulo 1),
• Pasadizo secreto (capítulo 2).

Exteriores.
• Entrada a la casa (capítulo 1)
• Salida de la casa (capítulo 4)
• Claro en el bosque (parte de los recuerdos de Sagraz en capítulo 2)
• Patio interior (capítulo 4)
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La Piedra de Rhem.

Capítulo 1 – La casa del Hechicero.

Escena 1.

Escenario: Se trata de la puerta de entrada de una casona de

campo. La pared es blanca, algo descascarada, mohosa a tramos.

Una casa antigua en evidente estado de descuido. Hay una puerta

de madera, grande, vieja, pero con aspecto resistente. El pestillo de

hierro es muy elaborado, negro. La iluminación es escasa,

amarillenta o rojiza (es el atardecer), y las sombras se ven

alargadas contra la pared de la casona. El camino que conduce a la

puerta está muy descuidado, se ven malas hierbas asomando por

entre las piedras desparejas.

Personajes: Nadruk, frente a la puerta; Sagraz unos pasos

detrás de él, al principio no se ve.

Nadruk el hechicero se encuentra de pie frente a la puerta. Extiende la

mano para tocar el pestillo, y se ve un destello de luz. El hechicero retira la mano

con un estremecimiento. Se quita la mochila del hombro, se arrodilla en el suelo,

apartado de la puerta, y empieza a rebuscar en la bolsa, murmurando.

Nadruk: — ¿Polvos de sedrak? No, demasiado livianos... Necesito un vehículo más

firme para la magia. Hm... Quizá zumo de tiamín azul... Eso podría ser

más apropiado. El zumo resbalaría por...


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Se escucha el aullido de un perro de caza. Nadruk no levanta la cabeza,

sino que sigue murmurando, inclinado sobre su bolsa. Se oyen también gritos de

hombres azuzando a los perros.

Nadruk:  ¡Maldición!

Sagraz:  ¿Qué pasa?

Nadruk:  La botella de tiamín... (Nadruk se vuelve sorprendido y se encuentra a

Sagraz, la gitana, envuelta en su pañoleta roja y parada detrás de

él.) ¿Qué estás haciendo aquí?

Sagraz:  Te dije que el pueblo no me gustaba. Además...

Se escucha un tercer aullido, y ella se acerca más a él. Ella lleva un broche

dorado en forma de mariposa en el cabello, que aletea un poco. Nadruk la mira

unos momentos frunciendo el ceño.

Nadruk:  Maldita traidora...

Sagraz (sorprendida, se lleva la mano al cuello, a un llamativo medallón que


lleva. Este será un gesto recurrente del personaje, cada vez que se

altera o se asusta)  Yo no...

Nadruk:  No, no tú; la mariposa... (y toma el broche del cabello de la gitana). Ha

estado tomando magia de ti, y ahora está llamando a las otras...

Se ven unas chispas de luz en el camino que se supone que siguieron los

personajes (si es una toma exterior).


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Sagraz:  Las monedas...

Se vuelve a oír el aullido. Nadruk aprieta el broche-mariposa en un puño

murmurando algo. Luego lanza lejos lo que parece una ennegrecida .

Nadruk (mira a Sagraz con expresión culpable):  Lo lamento. Creí que te

ayudaría, pero por lo que veo, tu Nando es también hechicero.

Sagraz (mirándolo con algo de miedo):  Todos somos un poco magos. Él...

Nadruk (firme):  No te encontrará. Mira, las monedas están de nuevo en el suelo.

Sagraz:  Abre la puerta. No quiero quedarme aquí.

Nadruk se inclina sobre la mochila y levanta una botella azul rota.

Nadruk:  El zumo de tiamín se perdió. No puedo romper el hechizo de la puerta.

Sagraz:  Bueno, queda un poco en el fondo...

Nadruk (sacudiendo la cabeza):  No alcanzará.

Se vuelve a escuchar el aullido de los perros.

Sagraz (muy alterada, arranca la botella rota de las manos de Nadruk y la arroja

contra la puerta):  ¡Maldita sea, prueba igual!¡Déjanos pasar!

Se ve la imagen de una cara borrosa en la madera. Nadruk le agarra la

mano a Sagraz y la aleja de la puerta con evidente aprensión cuando ella hace

ademán de empezar a golpearla.


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Sagraz:  ¡Ay!

Nadruk:  ¿Te cortaste?

Sagraz:  Sí, creo...

Se ven unas gotas de sangre manchando la mano de ella.

Nadruk (de mal humor):  Perfecto... (La cara en la puerta se mueve de nuevo)

Ahora quiere más.

Sagraz:  ¿Quién quiere qué?

Nadruk:  Míralo tú misma.

Nadruk hace un gesto con la mano, y la cara en la puerta se vuelve un

poco más nítida: una cara monstruosa, con una boca llena de dientes, tratando

de lamer las gotas de sangre de Sagraz que cayeron con el líquido de la botella

rota y salpicaron la puerta. Sagraz da un paso atrás.

Sagraz:  ¿Qué es eso?

Nadruk:  Una puerta-demonio. Mejor guardián no hay. Nadie puede entrar sin la

adecuada cuota de sangre. (Y hacia la puerta): ¿Sangre de doncella,

verdad? (La cara se relame) ¿Y quieres más? (Nadruk aferra el brazo


de Sagraz y lo acerca a la boca en la puerta. La puerta se sacude, y

la cara en ella trata de salirse de la madera)

Sagraz (grita):  ¿¡Qué haces?!

Nadruk:  Me debes un favor, tú misma lo dijiste. Necesito tu sangre...


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Sagraz forcejea para liberarse. De pronto, Nadruk sostiene una extraña

daga plateada en la mano. La acerca lentamente al brazo de Sagraz, que sigue

debatiéndose. La boca en la puerta comienza a abrirse más y más. Sagraz grita.

Sagraz (Chilla): — ¿¡Qué estás haciendo?!

Nadruk (a la puerta):  Debes dejarme pasar. Sólo entonces te daré la sangre de la

doncella.

Nadruk apoya la daga plateada en el antebrazo de Sagraz. Ella se queda

quieta de repente, como si se hubiese congelado, mirando a Nadruk. El ruido de

los perros se oye más cerca. La sombra de la puerta se aparta, y la puerta se

abre. Nadruk libera a Sagraz y la empuja un poco.

Nadruk:  ¡Corre!

Pincha apenas a Sagraz para sacar una gotita de sangre y rápidamente

clava la daga plateada en el suelo, justo fuera del alcance de la sombra. El

demonio atrapado en la puerta empieza a sacudirse. Nadruk corre adentro y la

puerta se cierra tras él.

Escena 2.

Escenario: Un recibidor oscuro. Se adivinan apenas unos

muebles altos y elegantes en la penumbra (un par de sillas, y tal

vez una mesa lateral). Cortinados de terciopelo o seda verde oscuro

cubren las ventanas. La puerta de entrada se encuentra detrás de


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los personajes, y hay otra puerta frente a ellos. También se ve una

escalera. No se ven señales de abandono aquí adentro, pero

tampoco hay mucha luz para apreciar los detalles.

Nota: este ‘set’ puede ser el mismo utilizado más adelante como sótano y

sala secreta del episodio 2. En este caso, la habitación está a oscuras, y no se

distingue el mobiliario, y las cortinas simulan las ventanas. En el otro caso, la

habitación carece de mobiliario y de ventanas. Ver la nota sobre los cinco sets.

Personajes: Nadruk. A espaldas de él, Sagraz. Luego entra

Fantasma 1, el ama de llaves.

Una habitación oscura (un recibidor).

Sagraz (acercándose por detrás a Nadruk y tomándole el brazo):  ¿Dónde

estamos?

Nadruk (se da vuelta sobresaltado): — ¿¡Qué haces aquí?! Te dije que huyeras.

Sagraz (manos a la cadera, enfrentándolo): — Sí, afuera, para que me persigan los

perros de Nando.

Nadruk: — Estarías más segura que aquí.

Sagraz: — Ahora al menos me perderá el rastro.

Nadruk (enojado): — Sí, porque estarás muerta. Te dije que este lugar está lleno de

trampas.

Sagraz: — Oh, vamos. Danos luz. Ya verás que no es tan malo.

Nadruk: — ¡Maldita sea! (gruñe. Luego avanza unos pasos hasta el centro de la

habitación y habla con voz fuerte). ¡Rhem el Antiguo! Preséntate.

Queremos verte.
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La iluminación ha ido aumentando un poco, pero aún así no hay respuesta.

Sagraz: — ¿Y?

Nadruk: — Sh.

Sagraz: — Pero...

Nadruk: — ¡Sh!

Sagraz se acerca a Nadruk, y abre la boca para protestar. Nadruk hace un

gesto rápido que la hace callar. Un juego de luces (en azul) puede insinuar un

hechizo o algo similar. Ella le clava las uñas en el brazo. Ambos miran asustados a

la puerta interior de la casa, como sintiendo venir algo. Sagraz respira

ruidosamente.

La presencia llega a la puerta. Las bisagras chirrían. Una hebra de luz

entra en el cuarto oscuro, y se ve moverse una sombra. La línea de luz se

ensancha y roza los pies del hechicero. Otro juego de luces señala un hechizo,

esta vez de parte de Rhem. De pronto, la luz pasa entre Nadruk y Sagraz con un

destello verdoso, y la puerta termina de abrirse.

La luz de la otra habitación entra en el recibidor. En la puerta aparece el

ama de llaves, una mujer delgada y menuda, muy pálida y envuelta en una

pañoleta oscura de lana. Mira alternativamente a Sagraz y a Nadruk. No parece

sorprendida por su presencia.

Fantasma 1: — Oh. Bienvenidos, señores, a esta casa. Soy el ama de llaves. ¿En qué

puedo servirles?

Nadruk avanza un par de pasos, observando fijamente a la mujer.


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Nadruk (cauteloso y desconfiado): — Queremos ver a Rhem, el Hechicero. Tengo

entendido que este es su hogar.

Fantasma 1 (pestañeando un poco): — Así es. Pero el señor está ocupado ahora.

Nadruk (incrédulo) — ¿Ahora? Creía que el Antiguo había muerto hacía tiempo.

Fantasma 1 (estremeciéndose casi imperceptiblemente, y luego sonriendo): —

Qué tontería. El señor está arriba, trabajando. ¿Tal vez quieran esperarlo

en la biblioteca?

Nadruk mira a Sagraz. Ella parece hipnotizada por la mujer.

Nadruk: — Sí, será perfecto.

Fantasma 1: — ¿A quién debo anunciar?

Nadruk: — Nadruk, el hechicero. Y ella es Sagraz.

Fantasma 1 (sonriendo con frialdad y asintiendo): — Síganme por favor.

Y el ama de llaves se hace a un lado para dejarlos pasar a la habitación

iluminada.

Escena 3.

Escenario: Una biblioteca. Los estantes con libros cubren

completamente las paredes. Hay una mesita con tres sillones.

Puede haber una estufa a leña. Si hay una ventana, las cortinas

están corridas. Se supone que afuera es de noche.


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Personajes: Nadruk. Sagraz. Al final de la escena entra

Fantasma 1.

Nadruk y Sagraz están solos en la biblioteca. Nadruk quita el hechizo de

silencio de Sagraz (lo cual se expresa mediante un juego de luces del color

apropiado).

Sagraz (boqueando y gesticulando con la boca como si le hubieran quitado una

mordaza)— ¡Ah! ¿Porqué hiciste eso?

Nadruk: — Tenías que estarte callada. No sabía lo que venía hacia nosotros.

Sagraz: — ¡Sólo era una sirvienta!

Nadruk la mira y hace una mueca. Empieza a desconfiar que ella sea la

misma persona que entró con él a la casa; podría haber sido afectada por uno de

los encantamientos de Rhem. Ella está parada en medio de la habitación,

enfrentándolo con las manos en las caderas, con aire impertinente.

Nadruk: — Sí, tal vez. Una sirvienta para un hombre que murió hace cien años.

Sagraz (perpleja, bajando los brazos): — ¿Qué?

Nadruk: — El Antiguo fue fundador de mi orden. Mi orden es muy antigua, cien

años es poco para nosotros. El Antiguo tiene que haber muerto hace uno

o dos siglos.

Sagraz: — Pero eso quiere decir...

Nadruk: — Que vivió al menos doscientos años. (Nadruk mira alrededor, a los

antiguos libros que llenan las paredes) Sí es posible. Hay muchas


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maneras de burlar a la muerte... Este lugar es maravilloso (empieza a

caminar distraído hacia los estantes).

Sagraz (mirando alrededor y encogiéndose de hombros con indiferencia) — Sí,

supongo...

Nadruk (en voz baja, con los ojos brillantes) : — Estos libros... (Se acerca a las
estanterías y pasa el dedo por los lomos, leyendo los títulos en un

susurro) El libro de Thot... El Sacris scentia... Los secretos de Akalia...

Sagraz (fastidiada) : — Toma uno y léelo, si tanto te agradan. Ese Sacris... no sé qué.

Parece que se tratara de sacrificar cosas.

Nadruk (deteniéndose con el dedo en el lomo del libro y volviéndose a mirarla) :

— Sacris Scentia es el libro de las esencias sagradas. Lo escribió el

primer Adamantis después de Rhem, Yakkaden I. Antes de que la orden

se trasladara aquí.

Sagraz lo mira con cara de aburrimiento.

Nadruk (sin prestarle atención, hablando con voz fuerte que denota su orgullo):

— El quinto Adamantis, Dhernak fue quien ordenó el traslado. Eso fue

después de la desaparición de Rhem. Cuando trasladaron la orden se

perdió el objeto que estoy buscando.

Sagraz (de pronto) : — ¿Qué objeto?

Nadruk (levanta la cabeza de golpe, y responde con brusquedad) — No importa.

Sagraz está sentada en uno de los sillones de la biblioteca de Rhem,

bostezando indolente. Lo mira por un segundo y desvía la mirada.


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Sagraz: — Como quieras...

Nadruk se sienta frente a ella, y se hace el silencio. Sagraz cierra los ojos,

y pasa el tiempo. Al fin se oye un golpe en la puerta. Entra el Fantasma 1.

Fantasma 1: — El señor Rhem no puede atenderlos esta noche, pero con gusto les

daremos alojamiento. Si me acompañan, sus habitaciones ya están

preparadas.

Nadruk y Sagraz se miran, y se levantan para seguir al Fantasma 1.

Escena 4.

Escenario: Un pasillo, alfombra llamativa, mesitas con jarrones

de flores contra las paredes, y algunos retratos. Al menos tres

puertas, la de Sagraz, una o dos más, cerradas, y al fondo la de

Nadruk. Iluminación suave (candelabros). Retratos en las paredes.

Personajes: Nadruk, Sagraz, Fantasma 1.

Sagraz se estremece mirando los retratos, y hace ruido con las pulseras.

Nadruk, cerca de ella, puede pasarle la mano por lo hombros al alejarla de allí.

Hay un cuadro faltante (la pared se ve más clara que el resto). Ella se lo señala

con un gesto, pero él le hace señas de que no diga nada. Unos destellos verdes

pueden verse en la pared cuando Nadruk y Sagraz han pasado de largo.


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Fantasma 1 (señalando la puerta, y abriéndola): — La señora puede quedarse en

esta habitación.

Junto a la puerta hay un jarrón con rosas rojas. Sagraz las roza (acaricia)

con la mano al pasar.

Sagraz: — ¡Ay!

Nadruk: — ¿Qué sucede?

Sagraz (llevándose la mano a la boca) — Me... me pinché... (Mira a Nadruk un

momento a los ojos, y sonríe con malicia). Pero no te preocupes. No

moriré de esto.

Nadruk (sonríe) — Estoy seguro de eso.

Fantasma 1 (impávido) — Si la señora necesita algo, haga sonar la campanilla. El

caballero estará en la habitación al final del pasillo.

Sagraz (en un murmullo) : — Gracias...

Y Sagraz entra a la habitación.

El ama de llaves permanece un momento rígida junto a la puerta, mirando

adelante. Nadruk pestañea, y mueve la mano frente a la mujer. La imagen del

Fantasma 1 se vuelve un poco imprecisa (se debe cuidar no exagerar el efecto

hasta lo grotesco), como si no estuviera realmente allí. Nadruk se pregunta si es

una persona real. De repente la mujer empieza a caminar hacia la habitación del

final del pasillo sin decir nada. Abre la puerta e invita a pasar a Nadruk.

Desde la puerta, se ve la habitación de Nadruk. Es una habitación

estrecha. Parece un estudio, un lugar de trabajo o una celda monacal. Hay una
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cama pequeña junto a la ventana, pero la mayor parte del espacio está ocupada

por un escritorio cubierto de libros y papeles en desorden. Un par de candelabros

ilumina la mesa.

Fantasma 1 (manteniendo abierta la puerta, pero sin entrar): — Este solía ser el

cuarto de estudios del señor. Temo que no hay otra habitación en

condiciones de recibir invitados.

Nadruk (indiferente, mirando la habitación desde afuera): — Está bien.

Fantasma 1: — El señor se disculpa por este inconveniente...

Nadruk: — Está bien.

Fantasma 1: — Realmente no tenemos...

Nadruk (con fastidio, levantando un poco la voz): — Dije que está bien.

La mujer pestañea y lo mira. Nadruk frunce el ceño.

Fantasma 1: — Si el señor necesita alguna cosa...

Nadruk asiente con la cabeza y entra en la habitación.

Escena 5.

Escenario: La habitación de Nadruk. Con la puerta cerrada por

dentro parece más estrecha todavía. La brisa mueve un poco las

cortinas, pero la luz de las velas no se mueve.

Personajes: Nadruk. Luego entra Sagraz.


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Nadruk se queda junto a la puerta cerrada, en actitud de escuchar.

Silencio en el pasillo. Después de unos segundos, da la espalda a la puerta y se

dirige al escritorio. Las llamas de las velas están inmóviles, y la luz cae

directamente en los manuscritos abiertos sobre la mesa. Nadruk se detiene a

unos pasos. Experimenta una intensa atracción hacia los manuscritos (expresada

como una luz blanca brillante que sale de los papeles), pero se contiene.

Nadruk (murmura): — No, no de esta forma...

Busca en la mochila y encuentra una vela. Apaga los candelabros

meticulosamente, y cuando l as luces se han apagado completamente, durante

unos momentos brilla una luz verdosa sobre el escritorio. Cuando ésta también se

ha apagado, Nadruk enciende su propia luz con su propia yesca. Se ven las

chispas. La luz es más pobre, pero desaparece el juego de luces sobre los

papeles, indicando que el encantamiento ya no tiene efecto. Nadruk se acerca a

la mesa y se inclina sobre los papeles. Se muestran los manuscritos, sucios,

llenos de telarañas y polvo. Nadruk hace un gesto de disgusto. Sopla sobre ellos,

y los mueve un poco. Se sienta en la silla frente al escritorio, y comienza a buscar

en los papeles. Se ve un ligero destello verdoso, pero antes de que se vuelve muy

intenso, Nadruk hace un gesto de fastidio y se endereza gruñendo.

Nadruk: — Estaba seguro que no revelarías tan fácilmente tus secretos...

En ese momento se oye un ruido en la puerta. Nadruk se vuelve, y entra

Sagraz. Nadruk hace un gesto con la mano, invitándola a pasar. Ella sacude el

polvo de otra de las sillas y se sienta frente a él.

Sagraz: — ¿Y bien? ¿Porqué estamos aquí?


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Nadruk le sonríe con ironía.

Nadruk: — Porque tú corriste en la dirección equivocada, supongo. (Ella hace un

gesto de incomprensión, y él se encoge de hombros) Allá abajo, en la

puerta (aclara con un gesto).

Sagraz (con un resoplido): — No iba a dejar que ese... (se contiene a tiempo) Que

Nando me alcanzara. ¿Sabes lo que iba a hacer, no? Iba a dejar que los

perros me alcanzaran, y probablemente que me destrozaran.

Nadruk (la mira incrédulo): — No lo creo.

Sagraz (con un estremecimiento): — No lo conoces.

Nadruk (observándola con más detenimiento): — ¿No dijiste que era tu novio?

Sagraz: — No. Dije que quería que me casara con él. Contesté que no.

Nadruk la mira con curiosidad, pero ella está enojada, y él prefiere no

preguntar. Hay una pausa.

Sagraz (mirando alrededor): — Te dieron una habitación más pequeña que a mí.

¿Qué son esos papeles?

Nadruk: — No los toques. Están hechizados. Probablemente cuando los lea atraparán

mis pensamientos lejos de aquí... O me transformarán en piedra. O

cualquier cosa por el estilo. No es un hechizo muy elaborado.

Sagraz: — A mi me parecen unos papeles de lo más inofensivos.

Nadruk se encoge de hombros y comienza a buscar algo en la mochila.

Sagraz lo observa unos momentos. Al fin, no se contiene más y pregunta:


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Sagraz: — ¿Qué estás buscando?

Nadruk: — Ah, aquí está. (Muestra una hoja de papel amarillento a la que le falta

la esquina). Esto es lo que estoy buscando...

Sagraz se levanta y se sienta junto a él. Juntos miran el papel.

Sagraz (mirando a Nadruk): — ¡No entiendo nada!

Nadruk reprime una risita.

Nadruk: — Claro que no. No eres iniciada.

Sagraz: — Iniciada, qué tontería. Déjame ver...

Ella toma el pergamino de las manos de Nadruk y se acerca

peligrosamente a las velas. Nadruk la sigue, nervioso y protestando.

Nadruk: — Vas a quemar...lo.

En el papel, los símbolos parecen cambiar de posición, y ahora muestran

una especie de mapa.

Sagraz (sorprendida): — ¡Es un mapa!

Nadruk (todavía más sorprendido que ella): — ¿Qué?

Sagraz (devolviendo el papel): — Es un mapa. ¿Porqué estamos aquí, Nadruk?


La Piedra de Rhem – Guión. 24

Nadruk (mirando el papel, que vuelve a la normalidad): — Caramba, lo

perdimos... ¿Cómo pudiste...? Si yo...

Sagraz: — ¡Respóndeme! ¿Para qué vinimos aquí?

Nadruk la mira y por un momento parece que va a contestar. Luego

cambia de opinión.

Nadruk: — Ya te lo dije. Corriste en la dirección equivocada allá abajo en la puerta.

Estarías a salvo en el pueblo.

Sagraz (ocultando su frustración en una fingida expresión ofendida): — Te dije

que el pueblo no me gustaba. Además Nando me hubiera encontrado

muy pronto.

Nadruk se limita a mirarla.

Sagraz (se levanta y se apoya en la mesa, dándole la espalda): — No quiero morir

todavía.

Nadruk: — No te asesinaría...

Sagraz: — No lo conoces, te dije. ¿No sabes cuál es el castigo para los que desafían a

Nando? Los persiguen con los perros y dejan que los perros los

alcancen. Hace mucho que los perros de Nando no comen bien... Pero si

el perseguido sobrevive, puede quedarse. (Sagraz hace una pausa.

Luego prosigue en voz baja) Una vez vi a uno... cuando era pequeña.

Le faltaba un ojo, y no tenía nariz. Era horrible mirarle la cara, todo

desfigurado como estaba. No hablaba nunca. Todavía podía caminar,

pero... (Ella se estremece y no continúa. Nadruk se acerca, y parece


La Piedra de Rhem – Guión. 25

que va a abrazarla. Ella se da vuelta de repente y lo encara con las

manos en la cintura) Así que, de nuevo ¿porqué estamos aquí?

Nadruk (haciendo un gesto de impotencia): — Está bien. Mira: (Vuelve a

enseñarle el papel, de nuevo cubierto con extraños símbolos). Este

pergamino lo tomé del libro de Rhem. Dice que hay un objeto de gran

poder escondido en alguno de los sitios que Rhem visitó en vida... Eso

es lo que estoy buscando. Y el mapa...

Sagraz: — ¿Un objeto? ¿Qué clase de objeto?

Nadruk: — No lo sé. Un talismán... En el Libro del Antiguo no dice de qué se trata.

Sagraz: — ¿Y para qué lo quieres entonces?

Nadruk: — Porque es un objeto de gran poder, ya te dije. Y el mapa que tú...

Sagraz (clavándole una mirada impertinente): — ¿Y qué? ¿Para qué lo quieres?

¿No eres ya un hechicero? ¿Qué más puedes querer?

Nadruk la mira frunciendo el ceño.

Nadruk: — No lo entenderías...

Sagraz: — ¿Porqué? ¿Porque soy mujer, o porque soy estúpida? ¿O porque soy

gitana?

Nadruk baja la vista, dándose cuenta de lo peligroso que sería contestarle.

Hay una pausa.

Sagraz: — ¿Y bien? ¿Tanto necesitas el poder?

Nadruk: — Por supuesto que no... Es otra cosa. Está bien. Te lo diré. O mejor, te lo

mostraré. Será más práctico...


La Piedra de Rhem – Guión. 26

Nadruk se dirige hacia un rincón, donde hay un anticuado aguamanil de

porcelana y una jarra con agua limpia. Con gesto decidido, hace espacio en el

escritorio y coloca el aguamanil en el centro, y lo llena con agua de la jarra.

Nadruk (murmurando): — Espera un poco...

Se vuelve a la mochila y saca un cristal azul que echa en el agua. Del

aguamanil sale una columna de luz azulina. La escena se tiñe de color azul,

mientras van apareciendo los recuerdos de Nadruk.

Escena 6.

Escenario: La siguiente escena está bañada en una luz azul.

Representa los recuerdos de Nadruk. Se ve una biblioteca, muy

parecida a la de Rhem (puede tratarse del mismo ‘set’, con algunas

modificaciones; algunas estanterías cambiadas de lugar, la ventana

con un marco diferente, cortinas diferentes, etc). Hay varias mesas

con magos sentados a ellas.

Personajes: Nadruk, sentado a una de las mesas con los

demás magos. El Adamantis, sentado en un estrado; Mago 1, frente

al atril; varios hechiceros en las mesas.

En una especie de estrado, se encuentra hechicero anciano, vestido de

blanco y oro. Es el Adamantis. Está escuchando, aburrido, a un segundo mago

que, parado frente a un atril lee en voz alta de un viejo libro.


La Piedra de Rhem – Guión. 27

Mago 1: — ...Es así que, en su séptimo viaje, el Antiguo ocultó su talismán secreto,

el único objeto capaz de romper todas las maldiciones, de curar todas las

enfermedades, aún capaz de volver el tiempo atrás; la panacea de los

hechiceros...

Nadruk (más joven, o vestido con menos adornos; se supone que es todavía un

discípulo): — ¿Y qué clase de objeto es ese talismán?

Adamantis (le lanza una mirada calculadora y siniestra): — Ah, ésa es una

pregunta interesante. Dime, joven aprendiz... ¿Importa de qué objeto se

trata?

Nadruk baja los ojos, con respeto o vergüenza.

Adamantis (continúa hablando como para sí mismo. Mago 1 lo mira con el ceño a

medias fruncido, pero no se atreve a desafiarlo): — Porque la magia

de las cosas no es sino el vago reflejo del verdadero poder. Aunque

algunos aquí (y mira al Mago 1, que no replica) insistan en hacer perder

el tiempo a sus discípulos con trucos de magos inferiores, los auténticos

hechiceros sabemos que el poder se expresa en fuerza y energía, y que

no puede encerrarse en un objeto.

Nadruk (mirando a Mago 1 y luego al Adamantis): — Pero... ¿y si...?

Adamantis (furioso): — ¿¡Te atreves a contradecirme, aprendiz!? (El Adamantis se

levanta, y de repente parece muy alto) Esto merece un... correctivo. O

una lección. Aprendiz Nadruk, irás y me traerás un objeto. Deseo que

sea un objeto mágico, un talismán... tan poderoso que desafíe mi poder.


La Piedra de Rhem – Guión. 28

El Adamantis toca con su báculo o vara o cetro el libro que el Mago 1 había

estado leyendo. El libro destella un momento y se cierra con un golpe.

Adamantis (con tono petulante): — No necesitamos estas tonterías aquí. Los

verdaderos hechiceros estamos por encima de estas cosas... (Hace un


gesto con la mano, despidiendo a los magos, y continúa hablando

para sí mismo) ... Muy por encima...

El Mago 1 mira unos momentos al Adamantis y menea la cabeza. Luego

mira fugazmente a Nadruk y le hace señas de que calle. Nadruk baja la cabeza y

mira al Adamantis. Mago 1 vuelve a menear la cabeza y se retira. Nadruk y el

Adamantis quedan solos.

Nadruk se inclina un momento frente al Adamantis, y pregunta:

Nadruk: — ¿Qué objeto es el que deseas, señor?

Adamantis (se ríe con una risa burlona, desagradable): — Bueno, si le das tanta

importancia al vehículo del poder... Quiero un objeto mágico capaz de

desafiar el poder del Adamantis. Podría ser... Hm... (finge

concentración) la piedra de Rhem.

Nadruk ahoga una exclamación.

Nadruk: — ¿La Piedra de Rhem, señor?

Adamantis (condescendiente) : — Sí mi joven estudiante. Para desafiar el poder de

un Adamantis, necesitarás algún objeto encantado por lo menos por otro

Adamantis...
La Piedra de Rhem – Guión. 29

Las imágenes azules se desdibujan un poco.

Escena 7.

Escenario: La habitación del Mago 1. Una habitación estrecha,

similar a la de Nadruk, pero falta el escritorio. Los muebles son

exiguos, la ventana está cerrada.

Personajes: Nadruk, Mago 1.

Sagraz (voz en off): — ¿Qué es la Piedra de Rhem?

Nadruk (voz en off): — Ya lo oíste, una piedra encantada. Mi maestro me explicó

muchas cosas antes de partir... pero nada de lo que dijo me preparó para

lo que sería la búsqueda de esa piedra maldita, ni para lo que pasaría

después...

Nadruk entra a la habitación del Mago 1 después de llamar discretamente

a la puerta. El anciano lo invita a entrar con un gesto.

Mago 1 (sin darle tiempo a Nadruk de decir nada): — No debiste desafiarlo...

Nadruk: — Pero...

Mago 1 lo hace callar con un gesto de la mano.

Mago 1: — No debiste haber dicho nada. ¿Porqué tenías que abrir la boca, Drukka?

Nadruk (enrojeciendo visiblemente): — ¡Maestro! Yo...


La Piedra de Rhem – Guión. 30

El viejo mago lo mira y le sonríe. Nadruk se tranquiliza.

Mago 1: — Sí, mi querido Nadruk. A veces eres tan torpe como uno de esos

animalitos... Pero no te culpo. Todavía eres muy joven... No entiendes lo

que está sucediendo aquí, ¿verdad?

Nadruk menea la cabeza.

Mago 1 (continúa moviendo cosas de lugar como si estuviese buscando algo): —

El Adamantis no cree en la magia concreta, la magia de los objetos.

Nadruk: — ¿Porqué?

El mago hace una pausa, se endereza lentamente y mira a Nadruk. Habla

lentamente, remarcando sus palabras con gestos de las manos.

Mago 1: — Él considera que la magia concreta es magia inferior. Depender de un

objeto para vehiculizar la magia es... Sería como reconocer que su poder

no está completo, que es insuficiente.

Nadruk: — ¿Y qué tiene eso de malo? ¿Acaso el poder no crece con la persona?

¿Durante toda su vida?

Mago 1 (sonriendo ligeramente): — No para todos, Nadruk. Muchas personas se

creen superiores, creen que han alcanzado la excelencia...

Nadruk: — Pero... Pero tú me enseñaste que la cima debe ser alcanzada cada

momento... Que... (y Nadruk baja la voz) Que quien deja de crecer es

como si estuviera muerto...

Mago 1: — ¿Y tú lo crees?
La Piedra de Rhem – Guión. 31

Nadruk (levantando la vista lentamente): — Sí.

Mago 1: — Entonces repítelo.

Nadruk: — ¿Qué?

Mago 1: — Que lo repitas. Si lo crees de verdad, repítelo sin miedo.

Nadruk (dudando al principio, pero con voz que se va haciendo más segura) : —

Creo que la plenitud y la perfección son estados en permanente

construcción, y que debo trabajar cada día de mi vida por ser mejor de lo

que fui en los días precedentes...

Mago 1 (complacido): — Veo que tienes buena memoria, discípulo... Ahora, ¿Qué le

traerás al Adamantis para satisfacerlo?

Nadruk (estremeciéndose): — Quiere que le taiga la Piedra de Rhem.

El Mago 1 se endereza de golpe y mira a Nadruk unos momentos.

Nadruk (perturbado por la mirada): — ¿Qué? ¿Qué es lo que piensas , maestro?

Mago 1: — Sin duda es una jugada inteligente. Si triunfas, consigue la famosa piedra.

Si fracasas, se libra de ti.

Nadruk (interrogante): — ¿Librarse de mí?

Mago 1: — Claro que sí... Se siente amenazado, Drukka. ¿cuándo te darás cuenta de

eso?

Nadruk menea la cabeza, cada vez más confundido. Mago 1 lo encara.

Mago 1: — Eres el mejor estudiante de esta orden, y el mismo Adamantis lo sabe.

¿Porqué si no te mandaría por la Piedra? Si no la consigues, no

regresarás: es el compromiso del mago, vencer o perecer intentándolo. Y


La Piedra de Rhem – Guión. 32

si por algún designio secreto la consiguieras... Eres muy joven. Sería

muy fácil dominarte antes de que lograses vencerlo a él.

Nadruk (azorado): — ¿Vencer al Adamantis?

Mago 1: — La Piedra es un objeto de gran poder... Quien la obtenga podrá reclamar

el título, sin duda. La línea de Dhernak se extinguiría en Dharnal, y

comenzaría la línea de Nadruk. Pero si la piedra ya no existe, tampoco

existirá peligro para el Adamantis. Dharnal es un hombre prudente, sin

duda...

Nadruk mira al Mago 1 que sigue revolviendo su dormitorio buscando

distintos objetos y apilándolos en el escritorio. Se ve una botella azul (la misma

que aparece rota en la escena 1), una bolsita de piel roja (que vuelve a aparecer

en el capítulo dos) etc.

Nadruk: — Maestro... ¿Qué estás buscando?

Mago 1 (como sobresaltado): — ¿Eh? Ah, buscando... Sí, eso... Necesitarás varias

cosas... O no regresarás de una pieza... Déjame decirte, muchacho, que

ni el mismo Adamantis sería capaz de obtener la Piedra sin ayuda de una

botella de tiamín azul... (Mago 1 señala la botella) o de una caja de

polvos de sedrac... (Mago 1 toma una caja de madera)

Nadruk (asombrado, toma la caja de las manos del anciano): — ¿Me darás los

polvos?

Mago 1 (con una sonrisa cómplice): — Claro que te daré los polvos. Quiero que mi

mejor discípulo regrese... (y más bajo) Y haga tragarse su orgullo a ese

viejo necio del Adamantis.

La imagen se difumina.
La Piedra de Rhem – Guión. 33

Escena 8.

Escenario: La biblioteca del Adamantis. Continúan los

recuerdos de Nadruk, por lo tanto la iluminación sigue siendo de un

tinte azulado.

Personajes: Nadruk, Adamantis, Mago 1, otros magos (mismos

de la escena 6)

Sagraz (voz en off): — ¿Y qué hiciste entonces?

Nadruk (voz en off): — Fui a buscar la Piedra. Me llevó muchos años de estudio y

búsqueda, y varias veces seguí pistas falsas... Hasta que encontré la

famosa Piedra. No sabía lo que iba a suceder. Si lo hubiera imaginado,

creo que nunca la hubiera llevado al Adamantis.

De nuevo la imagen se centra en la biblioteca del Adamantis. El paso del

tiempo puede señalarse ya sea por las barbas más largas y más blancas de los

magos, o por el cambio en los adornos de las ropas y las varas de los magos. La

imagen que se ve por la ventana es diferente (si en la escena anterior se veía un

árbol en flor, ahora se ve un paisaje de otoño o de invierno)

Nadruk entrega ceremoniosamente la Piedra al Adamantis, y éste se la

mete en la boca y la traga. Nadruk lo mira disimulando su sorpresa.

Adamantis: — Como ves, esta piedra, aún no es lo suficientemente poderosa como

para desafiar el poder del Adamantis. No es la verdadera Piedra de


La Piedra de Rhem – Guión. 34

Rhem... o la Piedra de Rhem no es lo suficientemente poderosa como

para...

Poco a poco, el Adamantis ha ido perdiendo el color, tornándose agrisado.

Nadruk lo mira sin ocultar ahora su miedo. El Adamantis se está convirtiendo en

piedra. Algunos de los magos se acercan para ayudarlo, y el efecto pasa de unos

a otros. Nadruk corre hacia Mago 1.

Nadruk: — ¡Maestro! ¿Qué es lo que...?

Mago 1: — ¡Es la maldición de la Piedra...! ¡Vete de aquí! ¡Corre, Drukka!

Y Nadruk huye de la habitación. De nuevo se esfuma la imagen.

Nadruk (voz en off): — Permanecí junto a la puerta un par de días. Nadie salió,

nadie entró. No se oían voces, ni se veían señales de gente en el interior.

Al tercer día, forcé la entrada...

Mientras Nadruk habla, la cámara va mostrando a los magos petrificados

en distintas posiciones. La biblioteca del Adamantis aparece en blanco y negro, el

único objeto que tiene color es el libro que permanece en el atril (mismo libro que

Mago 1 había estado leyendo en la secuencia anterior).

Nadruk entra a la biblioteca. Él también está en colores. Se acerca con

cautela al libro, que destella débilmente en su sitio. Se para frente al libro y toca

las hojas con suavidad. El libro reconoce al mago, y la luz que sale de él se vuelve

más intensa. Nadruk pasa las hojas con lentitud, leyendo.


La Piedra de Rhem – Guión. 35

Nadruk (voz en off) : — Nunca antes me habían permitido acceder al Libro de

Rhem, ¿sabes? No está permitido a los aprendices. Ni al Libro de Rhem,

ni a ninguno de los otros libros de los Adamantis. Nosotros teníamos las

viejas traducciones, la mayoría de las veces equivocadas. Pero ninguno

de ellos podía acercase al Libro ahora, y yo tenía que ayudarlos. Decían

que el Libro del mago guardaba muchos de los poderes del Antiguo. A

veces creo que era cierto. Aprendí muchas cosas en ese libro... Como

que la maldición de la Piedra de Rhem consistía precisamente en

acercar a todo aquel que tocara... a lo que sea que estuviese más cerca

de su corazón.

Sagraz (voz en off): — ¿Porqué se convirtieron en piedra?

Nadruk (voz en off, con amargura): — ¿Porqué? El Adamantis tenía un corazón de

piedra, por eso se convirtió en piedra, literalmente... Era un hombre

ambicioso y egoísta. Los demás... Bueno, todos dependemos de nuestro

Adamantis. Todos aspirábamos a ser como él... por lo menos en magia y

poder...

La imagen azulada se cierra con la vela que se consume.

Sagraz (mientras la imagen vuelve a la habitación de Nadruk): — Pero tú... Eres

diferente... Me ayudaste, en el bosque...

Nadruk (encogiéndose de hombros): — Bueno, eso... Te apareciste de repente en

mi fogata, con un puñado de tipos desagradables tras de ti...

Sagraz: — No tenías porqué ayudarme, y lo hiciste. No eres como ese Adamantis...


La Piedra de Rhem – Guión. 36

Nadruk la mira sin saber qué decir.

Sagraz (continúa): — Estoy segura que tu Adamantis no me hubiera ayudado.

Nadruk (reprimiendo una sonrisa): — Dudo que el Adamantis hubiera acampado en

el bosque alguna vez...

Sagraz: — ¿Lo ves? Eres mejor que él.

Nadruk (menea la cabeza): — ¿Mejor? ¿Por dormir en el suelo? El Adamantis era

fuerte. El más fuerte. La Piedra de Rhem es un objeto demasiado

poderoso, si pudo transformarlo en piedra... No sé cómo voy a

ayudarlos... (Y Nadruk se deja caer sentado en el borde de la cama,


con las manos en la cabeza)

Sagraz (sentándose junto a él y tomándole las manos con una sonrisa): — Creo

que lo lograrás.

Nadruk (sorprendido) : — ¿Qué?

Sagraz: — Creo que los salvarás, a todos ellos. Incluso a ese brujo gruñón... el

Adamantis.

Nadruk (la mira entre divertido e incrédulo): — Si vas a llamar viejo gruñón al

Adamantis, necesitaré mucho más que el talismán de Rhem para

salvarte...

Sagraz: — No veo porqué. Vamos a estudiar ese mapa... Si puedo hacerlo volver...

De nuevo sentados juntos se inclinan sobre el pergamino que Sagraz

acerca a la vela.

Escena 9.
La Piedra de Rhem – Guión. 37

Escenario: La habitación de Nadruk.

Personajes: Nadruk, Fantasma 1.

La luz del sol entra por la ventana y brilla sobre la página blanca de uno de

los libros que hay sobre el escritorio. El brillo no es natural, sino que se hace más

intenso hasta que despierta a Nadruk. Nadruk se levanta, mira los pergaminos

con el ceño fruncido. Les da la espalda, y busca sus ropas. Examina su túnica,

rota en algunos lugares, echando ocasionales miradas hacia los papeles cada vez

que estos vuelven a destellar. Cada vez que mira los papeles, frunce el ceño y

sacude la cabeza, como si algo no estuviera bien. Finalmente se levanta y se

acerca a la ventana. Se mira en el reflejo de los cristales. Cierra las cortinas con

brusquedad, y enciende los candelabros del escritorio. Se sienta al escritorio y

cierra los ojos al inclinarse sobre los papeles. Se aprecia el esfuerzo que hace

para combatir la magia de los pergaminos. Comienza a contar en voz baja.

Cuando la cuenta llega al mil, se oyen golpes en la puerta. Deja que

suenen varias veces, por lo menos cuatro, antes de contestar.

Nadruk (fingiéndose irritado): — Sí... ¿Qué?

Fantasma 1 (desde la puerta): — Señor, el desayuno está servido.

Nadruk (haciendo los papeles a un lado como para hacer ver que había estado

leyendo toda la noche) : — Ah, bien. Ya bajo.

Nadruk se vuelve hacia el ama de llaves y la mira vagamente. Tiene el

cabellos revuelto y los ojos enrojecidos, como si realmente hubiera estado

leyendo demasiado. El ama de llaves se ve algo difuminada a la luz del día.

Nadruk (levantándose torpemente): — ¿Dónde está Rhem?


La Piedra de Rhem – Guión. 38

La mujer se encoge un poco y se vuelve más nítida de repente, como si el

encantamiento se fortaleciera para atrapar a Nadruk.

Fantasma 1: — El señor no puede acompañarlos en este momento. Ha salido para

responder a una llamada urgente.

Nadruk (con aparente indiferencia): — ¿Y cuándo regresará?

Fantasma 1: — En una semana.

Nadruk asiente. El ama de llaves hace un gesto con la mano invitándolo a

acompañarla.

Nadruk (de repente): — ¿Y la señora? Es decir... mi acompañante...

La figura del ama de llaves se altera de nuevo. Nadruk sonríe.

Fantasma 1: — Lo está esperando.

Salen.

Escena 10.

Escenario: La biblioteca de Rhem. Esta vez hay una mesa con

el desayuno.

Personajes: Sagraz, Nadruk que entra.

Sagraz está sentada a la mesa leyendo. Va vestida con elegancia, el

cabello arreglado en un peinado elaborado, faltan la mayoría de sus pulseras y


La Piedra de Rhem – Guión. 39

collares. Sobre todo, falta el medallón. No parece perturbada por el lujo de la

mesa como el día anterior.

Nadruk se sienta frente a ella y la observa. Al cabo de unos momentos,

ella levanta la mirada y le sonríe, coqueta.

Sagraz: — ¿Qué pasa?

Nadruk: — Nada. No sabía que supieras leer.

Ella se sonroja un poco, y algo de la antigua chispa centellea en sus ojos.

Sagraz (petulante): — Sé. ¿Qué creías?

Nadruk (avergonzado): — No, nada. ¿De dónde sacaste ese vestido?

Sagraz: — Mm. Me lo dio Milena, mi doncella.

Nadruk (levantando las cejas): — Ah. Interesante. Tu doncella. ¿Y qué le pasó a tus

collares?

Sagraz: — Milena dijo que no iban con el vestido. ¿Qué...?

Nadruk: — ¿Y tu medallón, dónde esta?

Sagraz se lleva la mano a la garganta, y no encuentra el medallón. Sus

ojos se llenan de lágrimas.

Sagraz: — ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio? ¿Porqué me hablas así?

Nadruk la observa frunciendo el ceño. La ve diferente, pero no acierta a

darse cuenta qué es lo que sucede.

Nadruk (severo): — Dime quién eres.


La Piedra de Rhem – Guión. 40

Sagraz (frunciendo el ceño): — ¿Qué clase de pregunta es esa? Soy Sagraz, ya lo

sabes.

Nadruk: — No, no lo sé. ¿De dónde vienes?

Sagraz: — Eh, yo... Del pueblo, allá. Vine contigo. ¿Porqué...?

Nadruk (inflexible): — Antes de eso.

Ella frunce el ceño, perpleja y pestañea. Nadruk la observa.

Sagraz (confusa): — Yo... no lo recuerdo.

Nadruk (mirándola fijamente): — ¿Cómo que no recuerdas? ¿Cómo es posible que

no lo recuerdes?

La imagen no se desdibuja en ningún momento. Nadruk supone que

pudiera ser la verdadera Sagraz. La observa, desconfiado.

Sagraz (rompiendo a llorar y hablando entre hipos) — ¿Porqué me haces esto?

¿Porqué me hablas así? ¿Qué te hice yo para que me hables así?

Nadruk (cediendo, bastante perturbado por el llanto de ella): — Está bien,

cálmate. Vamos a desayunar. ( Nadruk le tiende una taza de té. Al cabo


de un rato, cuando la ve más tranquila, agrega en voz más baja):

¿Sabes? Creo que esto es una trampa.

Sagraz (algo llorosa): — ¿Porqué?

Nadruk: — Me dijeron que no veríamos a Rhem en toda la semana.

Sagraz (más calmada, después de tomar un poco de té): — ¿Y?

Nadruk (lanzándole una mirada extrañada): — Viste los manuscritos en mi

habitación. Te dije que están cargados de magia.


La Piedra de Rhem – Guión. 41

Sagraz: — ¿Los revisaste?

Nadruk (observándola cuidadosamente. Ahora ella conversa con él sin mirarlo, la

vista fija en lo que está leyendo. Él finge un tono indiferente) : — Mm.

Apenas. Creo que sería mejor no tocar nada de este lugar... Los libros,

los manuscritos... Todo está hechizado.

Sagraz (con la boca llena): — ¡Qué tontería! Este desayuno no está hechizado; es

delicioso...

Nadruk: — Debe estarlo también. No deberíamos probar nada...

Sagraz: — ¿Estás loco? Si Rhem no va a volver hasta dentro de una semana

moriríamos de hambre antes de que él llegue.

Nadruk: — No seas absurda. Rhem está muerto. No va a volver nunca.

Sagraz (volviendo la página. Al parecer olvidó por completo que hace unos

momentos estaba llorando): — Razón demás para comer tranquilos...

Nadruk: — Sagraz...

Ella lo mira levantando las cejas y rompe a reír.

Sagraz: — ¡No seas tonto!

Nadruk: — Deberías devolver ese vestido.

Ella lo mira de repente como si él estuviera loco.

Sagraz: — ¿Devolver? Mis ropas están hechas jirones. Y nunca tuve un vestido como

éste... (Ella mueve los pliegues del vestido, o acaricia la tela con
placer)

Nadruk (intenta): — La seda no te queda...


La Piedra de Rhem – Guión. 42

Ella se incorpora furiosa, y Nadruk nota con agrado que ella tiene la misma

actitud desafiante de siempre.

Sagraz (echando chispas por los ojos): — ¿Qué estás insinuando? ¿Qué te crees que

soy?

Nadruk (en tono conciliador): — Sh. Siéntate. Creo que el vestido también está

embrujado... Si no puedes recordar nada de... antes. Tal vez harías mejor

en conservar tus ropas y tus joyas y tu pañoleta. Te protegerían.

Ella lo mira con el ceño fruncido. Él continúa:

Sagraz: — ¿Qué quieres decir?

Nadruk: — Tú misma me dijiste que cada una de tus pulseras tenía un significado...

La que te dio tu madre, la que te dio tu hermana, la de la bruja... Eran

tantas que ya no me acuerdo.

Sagraz (sonríe de repente): — Son solo supersticiones de gitanos... (Y se encoge de


hombros. Nadruk la mira ahora muy serio)

Nadruk: — Son tus raíces.

Sagraz (entre dientes): — Tonterías.

Nadruk le lanza una mirada fugaz y se aparta de ella. Va hacia los

estantes. Ella no dice nada más.

Nadruk (al cabo de un silencio incómodo): — Ah... Sacris Scentia... (murmura

para sí, acariciando de nuevo el libro) ¿Sabes que este libro fue

destruido hace mucho tiempo? Se dice que no quedan ya ejemplares.


La Piedra de Rhem – Guión. 43

Sagraz (todavía enojada): — ¿Y qué te impide tomarlo y leerlo ahora? No creo que

Rhem tenga nada que objetar.

Nadruk se vuelve a medias y la mira. Ella se encoge de hombros otra vez,

restando importancia a sus palabras.

Sagraz: — Él ni siquiera está aquí. ¿Qué podría decir?

Nadruk vacila. No se distingue en el libro nada especial, no hay juego de

luces que indiquen magia. Nadruk apoya los dedos en el lomo del libro y

comienza a retirarlo de su lugar. Cuando casi lo ha sacado del estante, se ve el

destello de luz verdosa. Se detiene un segundo y vuelve el libro a su sitio de un

golpe. Sagraz hace un fugaz gesto de fastidio.

Nadruk: — No. Es mejor dejarlo donde está. Mejor bajemos al jardín de invierno.

Estoy seguro que lo encontrarás interesante...

Nota: En este punto de la historia se hace necesario marcar el pasaje de

un largo día de espera en el que no pasa nada interesante. Pueden sucederse

algunas imágenes del jardín de invierno, o de los dos personajes en la biblioteca;

la luz que se va de las ventanas, alguna imagen de la cena (elegante, casi

fastuosa, pero fría y silenciosa). Nadruk observa a Sagraz con creciente

desconfianza, y parece que ella no se da cuenta. Faltan algunos de los gestos

típicos de ella, que la cámara habrá subrayado en las escenas anteriores (una

manera de mover la cabeza, o un gesto con las manos, etc) También falta el

medallón. Al final de la comida, el ama de llaves los conduce de nuevo a las

habitaciones.
La Piedra de Rhem – Guión. 44

Escena 11.

Escenario: Pasillo. Parte final en la habitación de Nadruk.

Personajes: Nadruk, Sagraz, Fantasma 1.

En el pasillo, al pasar junto a los cuadros, Sagraz pregunta en voz alta:

Sagraz: — ¿Son estos los retratos de la familia del señor Rhem?

Fantasma 1: — Sí, señora.

Sagraz: — ¿Y cuál es nuestro anfitrión, si puedo preguntar?

Nadruk se estremece y mira a las dos mujeres con atención.

Fantasma 1: — No hay ningún retrato del señor aquí, señora. Hay uno en el saloncito

de arriba, creo. Aquí abajo solo quedaron los retratos de la familia...

Sagraz: — Pero... (El ama de llaves se da vuelta y la mira fijamente) Allí... falta un

cuadro. ¿De quién era?

Fantasma 1 (rígidamente): — Allí no falta ningún cuadro, señora.

Una luz verdosa ilumina al ama de llaves por un momento. Sagraz se

encoge y acepta su palabra. Cuando el ama de llaves se adelanta, Nadruk retiene

a Sagraz por el brazo y la hace demorarse.

Nadruk: — Esta noche voy a salir a caminar un poco. Tengo curiosidad por ver la

salita de arriba. ¿No te parece?

Sagraz (mordiéndose los labios): — Sí. Creo que es una excelente idea. Iré contigo.
La Piedra de Rhem – Guión. 45

El ama de llaves se detiene frente a la puerta de Sagraz. Las rosas siguen

en la mesa junto a la puerta.

Fantasma 1: — Las habitaciones han sido limpiadas ya. Encontrará sus pertenencias

junto a la cama.

Sagraz (indiferente): — Muchas gracias. ¿Está mi vestido limpio? Creo que tendré

que remendarlo un poco. El camino...

Fantasma 1: — Está sobre la silla.

Sagraz: — Gracias.

Sagraz desaparece por la puerta. Nadruk continúa hasta la suya.

Fantasma 1: — Seguimos sin poder habilitar una habitación más apropiada, lo

lamento.

Nadruk (casi irónico): — Espero que no hayan retirado los manuscritos por mi

causa. No quisiera ocasionar molestias.

Fantasma 1: — No, no hemos tenido tiempo...

El ama de llaves se retira. Nadruk le muestra los dientes en una sonrisa

casi feroz. Entra en la habitación y se enfrenta a los manuscritos.

Nadruk (gruñe): — Así que todavía están aquí. Bien, mis amiguitos... Ahora me lo

dirán todo. Qué le sucedió a la verdadera Sagraz, qué le hicieron al

Adamantis... Y dónde está el Talismán de Rhem.


La Piedra de Rhem – Guión. 46

La luz brilla sobre ellos como siempre. Nadruk enciende su propia vela, y

apaga las de los candelabros. La luz disminuye, y desaparece el brillo de los

papeles. Nadruk sonríe, satisfecho, y se sienta al escritorio. Se inclina sobre los

papeles, y se ve un destello verdoso. Nadruk se endereza, mirando fijamente

hacia delante, como si estuviera en trance, envuelto en el resplandor verde.

Parece que el hechizo de los pergaminos al fin lo atrapó.

Escena 12.

Escenario: La habitación de Nadruk. Luego, el pasillo.

Personajes: Nadruk.

La ventana muestra la luz gris del amanecer. La vela está casi consumida

y apagándose. Nadruk está quieto, la mirada vacía, en trance. Puede aparecer

agrisado, y podría estar cubierto de polvo y telarañas, como si hubiera pasado

inmóvil allí una eternidad. El viento mueve la cortina un poco y la vela se apaga.

Sube una voluta de humo. Nadruk se estremece y mira alrededor confundido.

Vuelve el color a él. Se levanta y se sacude la ropa, el polvo y las telarañas.

Nadruk: — Malditos pergaminos... Casi me atrapan esta vez...

Con un gesto furioso los echa en la estufa casi apagada. Se levanta una

llamarada verde y la habitación queda en penumbras.

Nadruk: — Tenemos que salir de aquí. ¿Dónde estará Sagraz?

Se vuelve a buscar la mochila, toma la vela consumida de la mesa, la

cubre con la mano, y cuando la vuelve a mostrar está entera, salvo por el pabilo
La Piedra de Rhem – Guión. 47

quemado (destellos de luz azul indican la magia). La guarda en la mochila. Se

detiene junto a la puerta, escuchando, y no se oye nada. Sale al pasillo.

Se detiene en el pasillo, junto a la mesa con las rosas. La puerta de Sagraz

se ve oscura. Nadruk frunce el ceño. Las flores junto a la puerta están secas. Más

que marchitas, muertas. Nadruk toca una de ellas, que se deshace en polvo. Se

estremece y abre la puerta.

Escena 13.

Escenario: Habitación de Sagraz. Elegante, refinada. La cama

tiene cortinas de seda púrpura. A la derecha, una mesa de noche

con una lámpara y un libro (el mismo de la escena de la biblioteca;

tapas características o algún detalle que permita reconocerlo). Del

otro lado, un ventanal también con cortinas púrpura y visillos. Los

visillos dejando entrar una luz gris. Afuera empieza a amanecer.

Detrás de Nadruk se ve la sección del guardarropas, separada por

una cortina también púrpura, y un espejo de cuerpo entero destella

suavemente en la penumbra.

Personajes: Nadruk, Sagraz (fantasma que la personifica).

La habitación de Sagraz está vacía y la cama sin usar. Junto a ella, en una

silla, el vestido que Sagraz usó la víspera. Y otro, limpio, esperando para mañana.

La gitana no aparece. El espejo refleja vagamente la habitación, con un tinte

ligeramente verde.
La Piedra de Rhem – Guión. 48

Nadruk (en voz baja): — Sagraz...

Nadruk (un poco más alto): — Sagraz.

Se oye un ruido en la habitación contigua y Sagraz aparece tras las

cortinas. Se ve algo pálida y con expresión ausente. Abre la boca para decir algo,

pero Nadruk la interrumpe.

Nadruk: — ¿Qué hiciste con ella?

Sagraz: — ¿Qué?

Nadruk: — ¿Qué hiciste con Sagraz?

Sagraz: — Yo soy Sagraz.

Nadruk: — No, no me puedes engañar esta vez... Ella no está aquí. ¿Qué hiciste con

ella?

Nadruk toma a la aparición por los hombros y la sacude. La figura se

desvanece como humo, sin dejar rastro.

Nadruk mira alrededor, confuso. Las cosas de Sagraz no están allí. Camina

hacia el centro de la habitación, con cara de concentración. Capta algo en el

espejo. Una sombra se mueve detrás de él, en el fondo plateado del espejo (un

pantallazo o un juego de luces). Algo se mueve tras la superficie. Nadruk se

acerca más. El espejo refleja la habitación, pero no a Nadruk. La sombra se

transforma en una figura borrosa, tal vez la forma de Sagraz. Nadruk toma uno de

los floreros de la habitación y lo lanza contra el espejo.

Sagraz (desde el espejo) — ¡Aaaahhh! ¡Nadruk! ¡Nadruk!¡...druk! ¡...druk!

Nadruk: — ¡Sagraz! ¡No te preocupes! ¡Te encontraré!

Sagraz (voz cada vez más lejana) — ¡Aaahhh! ¡Dru-u-ukk....!


La Piedra de Rhem – Guión. 49

El último pedazo de cristal cae al suelo. Nadruk queda allí, sumido en la

desazón y el silencio, mientras la luz gris del amanecer inunda lentamente la

habitación.

Fin del capítulo 1.


La Piedra de Rhem – Guión. 50

La Piedra de Rhem.

Capítulo 2 – La habitación de los espejos.

Escenas del capítulo anterior.

La historia se retoma en la puerta de la habitación de Sagraz,

cuando ésta regresa de hablar con Nadruk. Las imágenes del

capítulo anterior no deberían sobrepasar este punto; porque en este

capítulo se contará la historia desde el punto de vista de Sagraz,

cómo fue atrapada y qué le sucedió a ella. Si se opta por dar

imágenes posteriores a ese momento (escena 8 del capítulo 1)

deberían ir intercaladas con imágenes de la gitana en el sótano,

para dar a entender que la que pasó el día con Nadruk no era la

verdadera Sagraz.

Pueden sucederse unas imágenes de Sagraz en el pasillo.

[Alfombra llamativa, mesitas con jarrones con flores contra las

paredes. Al menos tres puertas, la de Sagraz, una o dos más, y al

fondo la de Nadruk. Iluminación suave (candelabros). Varios

retratos, y uno o dos lugares vacíos en la pared que indican retratos

faltantes. Los espacios vacíos pueden subrayarse con luces verdes

que señalan la magia de Rhem en el lugar] Junto a la puerta de

Sagraz hay un jarrón con rosas rojas. Sagraz vuelve a rozarlas

distraída, como en el capítulo anterior, y saca una para llevarla

adentro.
La Piedra de Rhem – Guión. 51

Escena 1.

Escenario: La habitación de Sagraz. Una habitación refinada,

con una zona de guardarropa y un baño en suite, o similar (parte

del diálogo transcurre en el baño de burbujas). La parte del baño

puede sustituirse por una conversación con Sagraz cambiándose

tras un biombo. La cama tiene cortinas de seda púrpura. A la

derecha, una mesa de noche con una lámpara y un libro (como si la

hubiera estado esperando). Es el mismo libro que Sagraz lee en la

escena del desayuno, y que Nadruk encuentra en la habitación de

ella cuando rompe el espejo. Del otro lado, un ventanal también con

cortinas púrpura y visillos. Los visillos se mueven suavemente,

dejando adivinar los jardines. Iluminación suave (de nuevo, la araña

o los candelabros).

Personajes: Sagraz, Fantasma 2.

Sagraz entra a la habitación. Avanza hacia el centro de la habitación. Mira

a su alrededor y huele la rosa que lleva en la mano con gesto nervioso. Se da

vuelta y abre la boca con admiración y asombro. Se ve la parte del guardarropas;

otra habitación llena de vestidos, ropa, joyas, accesorios. Se vislumbra una luz

misteriosa, que proviene del reflejo de las velas en un espejo de cuerpo entero,

que no se ve directamente desde la habitación. Sagraz empieza a caminar hacia

los vestidos, llega hasta ellos, y adelanta la mano para tocarlos.

Fantasma 2: — ¿La señora necesita algo?


La Piedra de Rhem – Guión. 52

Sagraz se sobresalta, y vuelve atrás. Una muchacha la espera allí, en el

dormitorio.

Sagraz (aparentando calma, con una sonrisa condescendiente en los labios): —

¿Quién eres?

Fantasma 2: — Soy Milena, la doncella. Estoy aquí para atender a la señora.

Sagraz (cambiando la sonrisa por una mueca irónica): — Mm. Gracias. Pero yo no

soy una señora.

La muchacha la mira con expresión vacía, como el ama de llaves en el

capítulo anterior. No parece que la estuviera escuchando. Sagraz la observa un

momento.

Sagraz (con cierta vacilación): — Dime, Milena. ¿Qué me puedes decir del señor de

la casa?

Fantasma 2: — ¿Señora?

Sagraz se acerca y la examina con atención. Los ojos grises de la

muchacha miran al frente sin ninguna expresión. Sagraz frunce el ceño.

Sagraz: — ¿Qué me puedes decir del señor Rhem?

Fantasma 2 (parpadeando, en un susurro): — El señor es... magnífico, señora. Es...

es...

Sagraz: — ¿Brujo? ¿Hechicero?

Fantasma 2 (confidencial): — Hechicero, sí... Eso dicen. Sin duda la señora lo sabrá

mejor...
La Piedra de Rhem – Guión. 53

Sagraz se acerca un poco más. La muchacha parece casi natural ahora.

Sagraz: — ¿Y qué hace aquí?

Fantasma 2: — Este es... es su hogar, señora.

Sagraz: — Sí, lo sé. Me refiero a qué hace. A qué se dedica...

Fantasma 2 (bajando la cabeza): — No lo sé, señora. El señor pasa los días en su

estudio, trabajando. Yo no sé lo que hace allí.

Sagraz (reprimiendo una palmada reconfortante a la muchacha, y con

expresión de cansancio): — Mm. Está bien, Milena, no te haré más preguntas hoy.

Estoy muy cansada... Quisiera lavarme y dormir, si es posible.

La cara de la muchacha se ilumina.

Fantasma 2 (ceremoniosa, pero con una sonrisa complacida): — El baño caliente

espera a la señora.

La doncella conduce a Sagraz por una puerta junto al arco de los vestidos.

Sagraz hundida hasta el cuello en un baño de burbujas. La doncella está

de pie, en un costado de la habitación, con unas toallas, o una bata color verde,

pronta para cuando Sagraz salga del agua. La gitana mueve un poco el agua, tal

vez asoma un pie por entre la espuma, se reclina en el mármol y cierra los ojos.

Sagraz (somnolienta): — Cuéntame como es tu vida aquí.

Fantasma 2: — Yo... eh... llegué aquí cuando era niña, señora. Me vendieron. El

señor Rhem me recogió. Fue hace tiempo... El amo iba a casarse y

necesitaba criados... La señora era muy hermosa, recuerdo. Yo la servía


La Piedra de Rhem – Guión. 54

en esta misma habitación... (Algo parece despertar en la mente de


Sagraz, pero no llega a hacerse consciente)

Sagraz: — ¿Y dónde está la señora ahora?

El silencio se hace muy largo. Sagraz abre los ojos y mira a la muchacha.

La doncella sigue de pie en el mismo sitio, como si no hubiera escuchado. Sagraz

se incorpora para salir, y la chica le tiende la bata.

Sagraz (repite): — La señora... ¿dónde está ahora?

Por un momento, la imagen de la muchacha vacila y desaparece. Sagraz

pestañea y mira las velas.

Fantasma 2 (con expresión extraña): — La señora... está de viaje.

Sagraz: — Ah, bien... Entiendo.

Las manos de la doncella están muy frías, y Sagraz se estremece cuando

la ayudan a ponerse la bata.

Fantasma 2 (con tono diferente, entusiasta, pero sospechoso): — Ahora, si la

señora lo desea, elegiremos el conjunto para mañana...

Varias expresiones cruzan la cara de Sagraz: primero como si fuera a

negarse, y luego como si no pudiera resistirse. Milena la conduce frente al

gigantesco espejo, y la deja frente a él. Sagraz sigue a la muchacha con la mirada

mientras ella retrocede a buscar un vestido azul, largo, elegante, bordado con un

anticuado diseño de lavandas en la cintura y el escote. La bata verde cae al

suelo, y Sagraz se lo prueba. Se mira al espejo. Un juego de luces indica la


La Piedra de Rhem – Guión. 55

presencia de magia. La luz es plateada, pero puede tener toques de verde (el

color de Rhem). La habitación se vuelve borrosa y desaparece.

Escena 2.

Escenario: Un sótano o una bodega. Las paredes son de

piedra o de revestimiento rústico, están descascaradas. El piso es

de tierra. Si hay ventilación, es un ventanuco profundo, que no deja

pasar la luz de afuera. Si se trata de un depósito, puede haber unas

estanterías con cajas y otras cosas, llenas de polvo y telarañas. Si

es una bodega, uno de los soportes de botellas bloquea uno de los

lados, ocultando una de las paredes. Por allí entrará Nadruk cuando

llegue desde el pasadizo secreto.

Escenario de los recuerdos de Sagraz: un claro en un bosque o

zona arbolada. El mismo claro, tomado desde diferentes ángulos

puede servir para la parte del encuentro con Nadruk y para la parte

del campamento de los gitanos en la escena siguiente.

Personajes: Sagraz, Nadruk.

Sagraz se mueve un poco, explorando el sótano al tacto. Hace un gesto de

disgusto cuando toca las telarañas y se limpia la mano en la pollera. Tropieza con

unas cajas. Mira a su alrededor con gesto de desesperación y se acurruca contra

la pared, abrazándose las rodillas y envolviéndose en la pañoleta roja; de nuevo

va vestida con las ropas que tenía al principio de la historia. Se hamaca contra la

pared unos momentos, y apoya la cabeza contra la pared. Pantallazos de estos


La Piedra de Rhem – Guión. 56

gestos pueden intercalarse con las escenas de los recuerdos de Sagraz, en las

escenas siguientes. La imagen se esfumina.

La imagen cambia. Sagraz está recordando cómo conoció a Nadruk y cómo

llegó a la casa. Así como la serie de recuerdos de Nadruk en el capítulo anterior

estaban teñidos de luz azul, los recuerdos de Sagraz están teñidos con luz

amarilla o dorada, o bien rojiza. La imagen que conecta toda la serie de recuerdo

es la de las llamas de las fogatas (la hoguera de Nadruk, las fogatas de los

gitanos) Cuando la imagen conduce a una escena de Sagraz en el sótano, el

fuego se oscurece. En este caso (primer recuerdo) el sótano se vuelve borroso, la

imagen se aclara, se vuelve grisácea y se transforma en follaje.

Un camino entre árboles. Un bosque o un descampado. A lo lejos se oye el

ruido de perros persiguiendo un rastro. Sagraz se sobresalta y lleva la mano al

medallón. Se apoya en uno de los troncos y espía el camino. No se ve a nadie,

pero un poco más allá hay un resplandor.

Sagraz (pensando en voz alta): — ¿Fuego? Habrá alguien por aquí?

Sagraz sacude la cabeza como desechando sus temores, y salta unas

ramas para tomar el camino. Tintineando con las pulseras, se acerca a la luz.

La luz proviene de una fogata rodeada de piedras en un claro. A un lado

del fuego hay una mochila a medio deshacer. Se ven los restos de una cena. Al

otro lado del fuego hay una persona dormida. No se ve quién es, sólo se distingue

el cabello (negro) sobresaliendo por uno de los extremos de una manta violeta

con dibujos en dorado y azul. Sagraz está espiando el claro desde los árboles,

pero al escucharse otra vez el aullido de los perros, mira hacia atrás asustada,

salta hacia delante y entra en el claro. Un juego de luces indica la presencia de


La Piedra de Rhem – Guión. 57

magia (en tonos de dorado, si es magia de Sagraz, o de azul, si es la magia de

Nadruk). El hombre dormido (Nadruk) se mueve y se levanta rápidamente. La

observa en silencio.

Nadruk (severo, sin alterarse):  ¿Quién eres?

Sagraz:  Me llamo Sagraz. ¿Quién eres tú?

Nadruk (pestañeando sorprendido y mirándola con atención)  ¿Eres gitana?

Sagraz:  Sí. ¿Quién eres tú?

Nadruk (sin responderle):  ¿Porqué estás aquí?

Sagraz no responde.

Nadruk (irguiéndose) :  ¿Cómo te llamas?

La manta azul cae al suelo. Nadruk viste la túnica que llevaba en el

capítulo anterior, menos empolvada. La mira desde arriba, serio y desconfiado,

frunciendo el ceño.

Nadruk:  ¿Cómo entraste aquí?

Sagraz se endereza también y le hace frente.

Sagraz (fuerte):  ¿Quién eres tú?

Nadruk (sonriendo):  Veo que eres orgullosa, gitana. Me llamo Nadruk. Soy

Hechicero.
La Piedra de Rhem – Guión. 58

Sagraz (con tono ofendido):  No me llamo ‘gitana,’ me llamo Sagraz. Y

respondiendo a tu pregunta, me perdí en el bosque.

Nadruk la mira fijo unos momentos y sonríe con ironía.

Nadruk:  Mm, perdida...

Nadruk avanza más allá de ella hacia el borde de la luz y hace un gesto

como si moviera una cortina. Un juego de luces puede subrayar el gesto. El ruido

de los perros se oye de nuevo, nítido y acercándose. Sagraz retrocede hacia el

fuego, la mano en el pecho, visiblemente asustada.

Nadruk (dejando caer la cortina invisible. Los ruidos afuera se apagan): 

¿Quién te persigue?

Sagraz retrocede otro paso y pisa uno de los leños de la hoguera, que se

desmorona. La luz vacila.

Nadruk (moviendo una mano en el aire para reacomodar el leño, que vuelve solo

a su sitio):  Estás a salvo aquí. Y si me dices porqué te persiguen, tal

vez pueda ayudarte...

Sagraz no contesta. Nadruk la mira de arriba abajo y se encoge de

hombros.
La Piedra de Rhem – Guión. 59

Nadruk:  Bueno, como quieras. Si no vas a hablar, déjame dormir. En la mochila

grande hay provisiones, déjame la cantimplora de agua. No llevo dinero,

así que no revuelvas mi equipaje tratando de conseguirlo.

Nadruk se inclina para levantar la manta que está en el suelo.

Sagraz (enojada):  ¡No soy una ladrona!

Nadruk la mira de nuevo y se encoge de hombros, sin decir nada. Sacude

la manta y la extiende en el suelo, para acostarse otra vez. Sagraz rodea la

fogata para interponerla entre ambos.

Sagraz (murmura enfurruñada):  Me persigue porque no quise obedecerlo...

Nadruk (sentándose sobre la manta, pero sin mirarla):  ¿Quién?

Sagraz (mirándolo buscar el bulto que usa de almohada):  Nando... el

jefe de la caravana.

Nadruk (esponjando su almohadón):  ¿Y porqué no le obedeciste?

Sagraz (chillando):  ¡No me voy a casar con él!

Nadruk (lanzándole una breve mirada y encogiéndose de hombros):  Por mí

está bien. Buenas noches.

Nadruk se cubre la cabeza con la manta. Sagraz lo mira con ojos

desorbitados.

Sagraz (grita):  ¡Dijiste que me ibas a ayudar!


La Piedra de Rhem – Guión. 60

Nadruk (desde adentro de la manta):  No. Dije que tal vez pudiera hacerlo. No

creo que necesites mi ayuda en eso. (Nadruk se da vuelta de espaldas

al fuego) Además, no te encontrará mientras estés en el claro conmigo.

Sagraz:  ¿Porqué?

Nadruk (con un suspiro):  Puse un hechizo para que no me molestaran. ¿Me

dejarás dormir ahora?

Sagraz no contesta. Se acurruca contra el bulto grande, y se abraza las

rodillas, apoyando en ellas el mentón. Nadruk le da la espalda y se cubre la

cabeza con la manta. La imagen se funde en las llamas.

Escena 3.

Escenario: Claro en el bosque. Campamento de gitanos.

Iluminación en tonos dorados; todavía es un recuerdo de Sagraz.

Personajes: Sagraz, Nando, Gitana 1, Bruja.

La imagen de las llamas dan paso a un recuerdo anterior (un recuerdo

dentro de otro recuerdo). Se ve un campamento de gitanos, varias tiendas entre

los árboles. Entre las tiendas hay antorchas o pequeñas fogatas para iluminar el

camino, pero la mayoría de los gitanos están bailando alrededor de la hoguera

principal. Se ve a Sagraz, bailando y riendo con uno y otro de sus compañeros.

Uno de ellos (Nando) la observa fijamente. Se acerca a ella para bailar, y la

acerca mucho. Ella se muestra incómoda y elude el abrazo. Se escurre entre las

tiendas.

Nando la sigue. Se ve a Sagraz escondida tras una tienda, en las sombras,

y más lejos a Nando que la busca. La Bruja sale de una tienda rotosa y lo llama.
La Piedra de Rhem – Guión. 61

Se ve cómo lo toma por el brazo y lo lleva hacia la tienda. Nando hace un gesto

de disgusto, pero no se atreve a contradecir a la Bruja. Cuando desaparecen,

Sagraz sale de su escondite. Casi inmediatamente, una mano se apoya en el

hombro de Sagraz, y ella se sobresalta.

Gitana 1:  Sagraz...

Sagraz:  Tizia.

Gitana 1:  Sagraz... tengo algo que mostrarte... Madre me dijo que te advierta...

Sagraz: — ¿Qué sucede, Ti?

La otra gitana sacude la cabeza.

Gitana 1: — Es Nando... Madre lo vio en la bola...

Sagraz la mira ladeando la cabeza, en gesto de prestar atención.

Gitana 1 (mirando alrededor, muy asustada): — Madre dice que... (baja la voz)

que desea la joya... La joya de tu abuela...

Sagraz se lleva la mano al medallón y lo aprieta contra su pecho.

Sagraz (susurra): — Es mía...

Gitana 1 (asiente): — Lo sé. Y no debe ser de nadie más. Madre dice que la

oscuridad está despertando en él a causa de tu medallón, Sagraz. Madre ha visto como

la locura crece y la muerte llena el campamento...

Sagraz (tartamudeando): — ¿La muerte? Pero, Ti... ¿la muerte?...


La Piedra de Rhem – Guión. 62

Gitana 1 (susurra): — La muerte, Sagraz. Tu medallón es un objeto poderoso... Muy

poderoso... Puede traer la vida, puede traer la riqueza... pero también

puede traer muerte.

Sagraz: — No, Ti. Debes estar equivocada... Es sólo mi medallón. ¿Para qué lo

querría Nando? ¿Porqué hablas de muerte y locura?

Gitana 1 (sigue susurrando): — El medallón es tuyo... ahora. ¿Pero sabes quién fue

su dueña anterior?

Sagraz (con un estremecimiento): — Mi abuela...

Gitana 1 (sacudiendo la cabeza): — No. Antes.

Sagraz sacude también la cabeza, y mira a Tizia.

Sagraz: — No lo sé. Alguien se lo regaló hace mucho tiempo... ¡Es lo único que

tengo de la abuela! ¿Para qué lo quiere Nando?

Gitana 1: — Es un objeto de poder. Ten cuidado, Sagraz... Madre no ha visto para

qué lo quiere, pero sí que hará cualquier cosa para someterte y que se lo

des... (agrega, ante la vacilación de Sagraz) Debes irte ahora antes de

que Nando se dé cuenta...

Sagraz (asustada): — ¿Irme?

Gitana 1: — Nando lo reclamará como suyo, si no se lo das por ti misma...

Encontrará la manera...

Sagraz: — Pero...

Gitana 1 (toma a Sagraz por los hombros y la sacude): — Tienes que irte...

antes de que sea demasiado tarde...

Sagraz (de pronto decidida): — No.


La Piedra de Rhem – Guión. 63

Gitana 1: — ¿No?

Sagraz: — No. No puedo irme. ¿Adonde iría? ¿Qué sería de mi? Nando no puede

quitarme lo que es mío... No va a sacarme mi medallón.

Gitana 1 (desesperada):  Sagraz, sabes que te digo la verdad... Madre lo vio en la

bola... Lo destruirá todo para tener tu collar...

Sagraz (de pronto comprensiva):  Tizia, todos sabemos que quieres a Nando para

ti.

Tizia retrocede y palidece. No parece en absoluto una mujer enamorada.

Se la ve aterrorizada por la idea, en realidad.

Gitana 1:  No, Sagraz. No es eso... Yo...

Sagraz:  Tizia, está bien. Yo no lo quiero. Y él no me quiere...

Gitana 1 (con un hilo de voz):  Huye... Por favor vete... antes de que sea tarde...

En ese momento se oye un grito. Nando sale de la tienda de la bruja hecho

una furia.

Nando (gritando por sobre su hombro hacia la tienda):  ¡Si vuelves a repetir eso,

vieja, te mato! ¡Sagraz es mía! (Y añade en voz baja) Y su medallón

también...

Gitana 1: — ¡Madre!

La Bruja no sale. Tizia corre hacia la tienda, y Sagraz se oculta de nuevo

entre las sombras. Nando no la ve. La imagen se pierde en las llamas de nuevo.
La Piedra de Rhem – Guión. 64

Escena 4.

Escenario: Claro en el bosque, hoguera de Nadruk.

Personajes: Nadruk, Sagraz, Nando, Gitano 1.

La imagen vuelve a la hoguera de Nadruk.

Nadruk (mirándola fijamente):  ¿Y qué pasó luego?

Sagraz (sobresaltándose):  ¿Después de qué? No estaba hablando.

Nadruk:  Piensas tan fuerte que es casi lo mismo. ¿Qué sucedió?

Sagraz:  Me propuso matrimonio... Es decir, me ordenó que lo aceptara. Yo me

negué. Entonces me expulsó de la caravana.

Nadruk:  Eso todavía no explica porqué te persigue... (De repente Nadruk se

interrumpe y se incorpora, alerta.) Están cerca. Tu rastro es muy

nítido... (Mira alrededor un momento y mueve las manos sobre la

fogata) Quédate quieta y callada. Ya está aquí...

Nadruk echa la manta polvorienta sobre Sagraz con un solo movimiento, y

la luz cambia en el claro, indicando que la barrera mágica fue retirada. Ella se

arranca el trapo de la cara con expresión de desagrado.

Nadruk:  ¿Quién está ahí?

Dos hombres entran en el claro precedidos por un par de perdigueros. Ni

los hombres ni los perros parecen ver a Sagraz, que ahora está pálida y

acurrucada contra el equipaje.


La Piedra de Rhem – Guión. 65

Nando:  Nando, jefe de los gitanos, y Koren. ¿Quién eres tú?

Nadruk:  Me llamo Nadruk. ¿Qué buscas?

Nando:  Una fugitiva. Ladrona. Mujer. ¿No la has visto?

Sagraz contiene la respiración. Al parecer los gitanos no pueden verla.

Algún efecto sobre la imagen de Sagraz puede subrayar esto (imagen traslúcida o

borrosa). Nadruk hace un amplio gesto con la mano.

Nadruk:  Como ves, no hay nadie más aquí.

Nando asiente con la cabeza mirando alrededor. No ve a Sagraz.

Nadruk:  ¿Qué te robó, para que la persigas con perros?

Nando:  Mm... Algo muy valioso, sí... Una... joya de la tribu. Un talismán. Sí, eso,

un talismán.

Nadruk:  Hm. Ya veo. ¿Y qué harás con ella cuando la encuentres?

Los gitanos miran significativamente a los perros que gruñen, olfateado el

camino.

Nando:  Me aseguraré que no vuelva a seducir a nadie.

Nadruk lo mira levantando las cejas.

Nadruk:— ¿Seducir?
La Piedra de Rhem – Guión. 66

Gitano 1:  Dejaremos que los perros la arrastren un poco. Lo suficiente, nada más.

En la caravana se necesitan todavía manos útiles y brazos fuertes. No la

dejaremos morir.

Nadruk (ocultando su desprecio):  Muy razonable. Pero tu ladrona no está aquí.

Nando (volviéndose para marcharse):  Si la ves...

El segundo hombre se acerca, tendiendo a Nadruk una bolsa que tintinea.

Nadruk no se mueve, y la bolsa cae al suelo derramando su contenido. Monedas

de oro.

Gitano 1:  Si la ves... hay más de esto para pagarte.

Nadruk:  Hm. El... talismán debe ser muy valioso en verdad.

Nando (que ya se retira, lo mira por sobre el hombro):  No sabes cuánto.

Los dos hombres desaparecen en el bosque. La luz vuelve a fluctuar,

indicando la restauración del círculo mágico.

Sagraz:  ¡Es mentira! ¡Yo no robé nada!

Nadruk la mira enarcando las cejas. Ella se lleva de nuevo la mano al

medallón, y mira a Nadruk con ojos llenos de fuego.

Sagraz:  Este medallón... ¡Era de mi abuela!

Nadruk no dice nada. Se agacha y levanta la bolsa de las monedas.


La Piedra de Rhem – Guión. 67

Sagraz (chillando fuera de sí):  ¿Me vas a entregar por unas sucias monedas?

Nadruk hace una mueca. La mira un segundo, y luego acerca la bolsa

semiabierta a los labios y sopla; luego se la tiende a ella.

Nadruk (con calma):  Sopla.

Ella obedece. Las monedas empiezan a vibrar y tintinear.

Nadruk (canturrea):  Lleven su rastro lejos, por los montes, por los poblados...

Llévense sus huellas, llévense su perfume, llévense su aliento, la

cadencia de su andar y el ritmo de su corazón... adonde ella no esté,

adonde ella no se encuentra... Llévense sus pasos en la brisa más allá

de donde terminan todos los rastros...

Mientras murmura, hace sonar las monedas en la bolsa. Se ve un destello

de luz azul. Una a una, las monedas se sacuden y salen de la bolsa, convertidas

en mariposas amarillas o doradas. Las mariposas revolotean en torno de Sagraz y

vuelan con el humo de la hoguera. Sagraz las mira alejarse.

Nadruk:  Bueno, gitana. Tu enamorado ya no podrá encontrarte. Tus huellas se

acaban de dispersar a los cuatro vientos.

Sagraz señala la bolsa.

Sagraz:  No del todo.


La Piedra de Rhem – Guión. 68

Nadruk mira la bolsa, en la que todavía queda una moneda. La saca y la

sostiene entre sus dedos La moneda todavía se mueve un poco.

Nadruk:  Mm. Bueno, no querrás que todo tu espíritu se disperse, me imagino.

Nadruk hace un hueco con las manos, cubriendo la moneda-mariposa y

vuelve a soplar. La moneda se transforma en un broche dorado. Se lo tiende a

Sagraz.

Sagraz:  Gracias. ¿Cómo podré agradecértelo?

Nadruk se encoge de hombros.

Nadruk:  En realidad, no tiene demasiada importancia. Pero, si insistes,

quisiera dormir. Esta misma noche, a ser posible. Todavía tengo un largo camino por

delante, mañana.

Sagraz (insiste, sorprendida):  ¿No me pedirás nada a cambio?

Nadruk (se encoge de hombros otra vez):  No. De todas maneras

podremos hablar de ello por la mañana.

Nadruk vuelve a tender su manta en el suelo, se envuelve en ella y sin

decir nada más, se duerme.

Sagraz lo espía con los ojos entrecerrados. Lo observa unos momentos, y

luego, encogiéndose también de hombros se acurruca contra la mochila grande y

ella también se duerme.

Escena 5.
La Piedra de Rhem – Guión. 69

Escenario: Claro en el bosque, hoguera de Nadruk.

Personajes: Nadruk, Sagraz.

Nadruk abre los ojos, y mira por un rato el techo de hojas verdes sobre su

cabeza. Sagraz cocina el desayuno sobre la fogata. Nadruk la observa unos

momentos. Cuando ella está por darse vuelta y descubrirlo, él habla.

Nadruk:  ¿Todavía aquí?

Sagraz (con un gesto de indiferencia):  Tenemos una conversación pendiente.

Sagraz se inclina para servir el desayuno a Nadruk, y se ve el medallón,

balanceándose frente a su escote. Nadruk desvía la mirada, perturbado.

Sagraz (alegre, al cabo de un rato):  ¿Sabes? Nunca creí que un fuego

mágico sirviera para cocinar...

Nadruk:  Mm.

Sagraz:  ¿No me vas a contestar?

Nadruk:  Mm. Estoy desayunando.

Sagraz:  ¿Y qué haremos hoy?

Nadruk:  ¿ ‘mos’? ¿Nosotros? No sé qué harás tú. Yo seguiré mi camino.

Sagraz lo mira de arriba abajo, confundida, como si hubiera esperado que

él la tomara bajo su protección, o algo similar.


La Piedra de Rhem – Guión. 70

Sagraz (en voz baja que intenta pasar por seductora):  Pensé que ibas a pedirme

algo a cambio de haberme salvado.

Nadruk (indiferente):  Mm.

De nuevo, Nadruk no responde. Sagraz lo observa, sin entender que él

también está incómodo por la situación.

Sagraz (insinúa):  Si me dejas aquí me encontrarán enseguida...

Nadruk (lanzándole una mirada rápida):  Tienes razón. A menos que

empieces a moverte te encontrarán muy rápido.

Sagraz:  ¿Y adónde iremos?

Nadruk:  No. Yo iré por mi camino. Tú seguirás el tuyo.

Sagraz se mueve inquieta. Nadruk la observa a medias divertido. Ella

tiembla un momento, se pone intensamente roja, aprieta los labios, furiosa, y a

último momento se contiene.

Sagraz:  Está bien. Me iré por mi camino. Pero te acompañaré por un día hasta que

decidas que me pedirás para saldar mi deuda... (Nadruk abre la boca

para protestar, y ella se adelanta) Es mi derecho.

Nadruk no responde. Se levanta con un suspiro y empieza a empacar sus

cosas en la mochila. Sagraz intenta apagar el fuego y esparcir las cenizas, pero

no lo logra. Se da cuenta que él la está mirando, se da vuelta.

Nadruk:  Te dije que era fuego mágico. No se apaga así.


La Piedra de Rhem – Guión. 71

Sagraz:  Oh, bueno... Hazlo tú.

Nadruk avanza un paso y mueve la mano frente a la hoguera. El fuego y

los leños desaparecen como si jamás hubieran estado allí. Sagraz se inclina y toca

la tierra sobre la cual había ardido la fogata.

Sagraz:  No está caliente siquiera...

Nadruk:  No. Ahora vayamos por agua.

Sagraz (con inocencia):  ¿No puedes llenarla con magia también?

Nadruk (suspira):  No. El agua mágica no te sacaría la sed. Es mayormente

una ilusión. Vamos. Sé donde podemos encontrar agua...

Y los dos emprenden la marcha, perdiéndose entre los árboles. La imagen

se oscurece, y vuelve al sótano donde está Sagraz.

Escena 6.

Escenario: El sótano o la bodega.

Personajes: Sagraz, Nadruk como voz en off.

Sagraz se encuentra recostada contra la pared. Mira a su alrededor. Se

levanta, y vuelve a explorar la habitación.

Sagraz (gruñe): — Maldición, ni siquiera hay una puerta... ¿Cómo voy a salir de

aquí?
La Piedra de Rhem – Guión. 72

Saca algunas de las cosas de los estantes, como buscando algo que le

permita escapar. De repente se detiene y escucha. Se oye ruido de movimiento,

algo pesado que es arrastrado, y cristal que se rompe. Sagraz empieza a vaciar

una de las estanterías frenéticamente, junto a la pared de donde proviene el

ruido. Se escucha débilmente la voz de Nadruk.

Nadruk: — ¡Sagraz! ¿Dónde estás?

Sagraz (desde adentro, golpeando la pared con la estantería) — ¡Aquí! ¡Nadruk!

¡Nadruk!¡Estoy aquí!

Nadruk: — ¡Sagraz! ¡No te preocupes! ¡Te encontraré!

Sagraz (más angustiada) — ¡Aaahhh! ¡Nadru-u-ukk....!

Sagraz tironea de la estantería y la hace caer. Aparece una pared lisa.

Sagraz, pasando sobre los estantes caídos, golpea la pared con los puños. La

imagen se oscurece.

Escena 7.

Escenario: El pasadizo secreto. Se trata de un pasillo mal

iluminado, sin adornos, paredes rústicas. Paredes irregulares, con

algunos huecos, ya sean mirillas o rincones donde esconderse.

Personajes: Nadruk, Sagraz.

Se muestra a Nadruk recostado en uno de los rincones, dormido. El resto

de la escena es parte del sueño de Nadruk.


La Piedra de Rhem – Guión. 73

El sueño transcurre en el pueblo. Sagraz y Nadruk se encuentran junto a

una pared blanca. Puede usarse la misma pared exterior de la casa (entrada a la

casa, capítulo 1).

Sagraz (volviéndose de repente y mirando a Nadruk):  ¿Qué miras?

Nadruk (señalando a lo lejos):  La casa del Hechicero... Rhem, el Antiguo... allá.

Sagraz se detiene junto a él y se protege los ojos con la mano.

Sagraz:  No la veo. Debe estar muy lejos. ¿Allá es adonde vamos?

Nadruk (suspirando):  Allá es adonde yo voy. Tu puedes quedarte en el pueblo.

Estarás segura.

Sagraz (dudosa):  ¿El pueblo? ¿Este pueblo?

Nadruk (con un encogimiento de hombros):  Parece un lugar agradable.

Sagraz:  Mm. ¿Y tú seguirás a la casa?

Nadruk:  Ahá.

Sagraz:  ¿Porqué?

Nadruk (de mala gana):  Necesito un objeto que hay en la casa.

Sagraz: — ¿Un objeto? ¿Qué clase de...? (se detiene al notar la expresión de

fastidio de Nadruk) ¿Lo vas a pedir o a comprar? (y con los ojos

brillantes y expresión maliciosa) ¿O a robar?

Nadruk: — Lo voy a encontrar. La casa está abandonada, y el objeto está escondido.

Sagraz (mirándolo con confianza y dejando la broma):  ¿Una caza del tesoro? Lo

harás bien.
La Piedra de Rhem – Guión. 74

Nadruk (con media sonrisa):  Tal vez. Se dice que el hogar del Antiguo está lleno

de trampas.

Sagraz (encogiéndose de hombros):  Si lo está, tú también estás lleno de trucos.

Nadruk sonríe halagado y mirando alrededor, cambia de tema.

Nadruk:  Estarás bien. Él no te buscará aquí... (Ella se pone de pronto tensa).

Estarás bien...

Sagraz no contesta. Se da media vuelta y se aleja. Nadruk hace un gesto

de disgusto y se aleja en dirección opuesta.

La imagen se funde en la escena de la puerta del capítulo 1, pero ahora es

parte de la pesadilla de Nadruk, y está teñida en la correspondiente luz azul.

Nadruk se encuentra de pie frente a la puerta. Extiende la mano para

tocar el pestillo, y se ve un destello de luz. El hechicero retira la mano con un

estremecimiento. Se quita la mochila del hombro y empieza a rebuscar en ella

murmurando. Se escucha el aullido de un perro de caza. Nadruk no levanta la

cabeza, sino que sigue murmurando. Se oyen también gritos de hombres

azuzando a los perros.

Nadruk:  ¡Maldición!

Sagraz:  ¿Qué pasa?

Nadruk:  La botella de tiamín... (Nadruk se vuelve sorprendido y se encuentra a

Sagraz, la gitana, envuelta en su pañoleta roja y parada detrás de

él.) ¿Qué estás haciendo aquí?


La Piedra de Rhem – Guión. 75

Sagraz:  Te dije que el pueblo no me gustaba. Además... (Un tercer aullido la

interrumpe, y ella se acerca más a él) Abre la puerta. No quiero

quedarme aquí.

Nadruk se inclina sobre la mochila y levanta una botella azul rota.

Nadruk:  El zumo de tiamín se perdió. No puedo romper el hechizo de la puerta.

Sagraz:  Bueno, queda un poco en el fondo...

Nadruk (sacudiendo la cabeza):  No alcanzará.

Se vuelve a escuchar el aullido de los perros.

Sagraz (muy alterada, arranca la botella rota de las manos de Nadruk y la arroja

contra la puerta):  ¡Maldita sea, prueba igual!¡Déjanos pasar!

Se ve la imagen de una cara borrosa en la madera. Nadruk intenta detener

a Sagraz antes de que toque la puerta embrujada, pero antes de que lo logre, la

cara en la madera se vuelve súbitamente nítida y la alcanza.

Sagraz:  ¡Aaaaahhhhhhhhh!

La imagen cambia en los cristales del espejo que se rompe, del capítulo 1,

y retoma el audio de aquella escena; luego se oscurece, indicando el final de la

pesadilla. Nadruk está en el pasillo.


La Piedra de Rhem – Guión. 76

Nadruk (despertándose sobresaltado):  ¡Sagraz! (Mira alrededor, tratando de

saber dónde está, y llama más fuerte): ¡Sagraz! ¿Dónde estás?

Sagraz (voz en off, apagada, desde atrás de la pared) — ¡Aquí! ¡Nadruk!

¡Nadruk!¡Estoy aquí!

Se oyen ruidos apagados, de la estantería que cae, y cosas que se

golpean.

Nadruk: — ¡Sagraz! ¡No te preocupes! ¡Te encontraré!

Sagraz (más angustiada) — ¡Aaahhh! ¡Nadru-u-ukk....!

Nadruk se pone de pie, y queda inmóvil unos segundos, mirando la pared.

Levanta los brazos y hace unos gestos frente al muro vacío. De pronto, unas luces

verdes destellan en la pared. Nadruk vuelve a mover las manos, y la luz azul se

superpone a la verde y la hace desaparecer. La pared estalla, o se disuelve en luz

(el efecto que resulte más conveniente). Cuando el polvo o la luz se disipa,

Nadruk atraviesa el agujero. Sagraz está del otro lado, parada sobre los restos de

la estantería. Ella lo mira, en suspenso unos momentos y le echa los brazos al

cuello.

Sagraz: — Sabía que llegarías a tiempo...

Nadruk la abraza con cierta torpeza.

Nadruk (turbado): — Vámonos de aquí.

Tiende la mano a Sagraz para pasar sobre los escombros y salen al

pasadizo.
La Piedra de Rhem – Guión. 77

Escena 8.

Escenario: Pasadizo secreto.

Personajes: Nadruk, Sagraz.

Han pasado varias horas desde que Nadruk sacó a Sagraz de la bodega.

Ambos se ven cansados. Sagraz va haciendo ruido con las pulseras y Nadruk se

detiene varias veces con intención de hacerla callar. Se para a escuchar un par de

veces, y al fin, cansado del ruido, o preocupado de que puedan encontrarlos,

hace un gesto con la mano a espaldas de Sagraz. El tintineo cesa. Ella se detiene

sorprendida, sacude las pulseras y no se oye ningún ruido. Se vuelve a Nadruk,

con gesto preocupado y él le hace un gesto para que guarde silencio. Ella asiente

frunciendo el ceño. Siguen caminando.

Sagraz (en un susurro): — ¿Hasta cuando tendremos que seguir?

Nadruk: — ¡Sh! Hasta encontrar una salida...

Ella calla unos momentos.

Sagraz: — Este pasillo es interminable.

Nadruk: — Es un pasadizo secreto, no un pasillo. Puede ser tan largo o corto como la

magia quiera que sea...

Sagraz (deteniéndose de golpe y haciendo que Nadruk tropiece con ella): —

¿Quieres decir...? ¿Qué puede no tener fin?

Nadruk: — Tal vez.


La Piedra de Rhem – Guión. 78

Sagraz (un tono más agudo): — ¿¡Cómo que tal vez?! ¿Qué quieres decir con tal

vez?

Nadruk (fastidiado): — ¡Sh! ¿Quieres que nos encuentre?

Sagraz (bajando la voz, sobresaltada): — ¿Qué nos encuentre quién? ¿No dijiste

que la casa estaba vacía?

Nadruk: — ¿Y tú no viste a los fantasmas? Los hechizos que dejó el Antiguo para

que defendieran sus secretos todavía están en pie.

Sagraz: — ¿Quieres decir que el ama de llaves y Milena eran... fantasmas?

Nadruk (con algo menos de impaciencia): — Fantasmas, ilusiones... como quieras

llamarlos. Eran los residuos de los hechizos de Rhem.

Sagraz: — Pero...

Nadruk la mira fijamente unos momentos. Ella frunce el ceño.

Nadruk: — ¿Pero?

Sagraz (dudosa): — Pero... se sentían reales. Como si tuvieran vida propia...

Milena... Ella se sonrojaba como una chiquilla... Y cuando hablaba de la

boda de su señora...

Nadruk (moviendo la cabeza afirmativamente): — Sí, yo también lo sentí. Creo

que con los años, estas ilusiones han tomado vida propia, o algo

parecido.

Sagraz (mirando alrededor y acercándose un poco): — ¿Crees que nos estén

buscando?

Nadruk la mira unos momentos, con expresión condescendiente. Sacude la

cabeza.
La Piedra de Rhem – Guión. 79

Nadruk: — No lo sé. No lo creo... Pero las precauciones no están demás. Así que...

Sagraz: — Ya lo sé. Que me calle y no haga ruido...

Nadruk (gruñe): — Exactamente...

La imagen se pierde en el pasadizo, o bien, en un recodo del mismo.

Escena 9.

Escenario: Sala del interrogatorio.

Personajes: Nadruk, Sagraz. Luego, el Inquisidor.

Sagraz y Nadruk están en el pasadizo. De repente, Nadruk tropieza con

algo y se apoya en la pared. Se ven destellos de luz verde y el pasadizo

desaparece. Ahora, Sagraz y Nadruk están en medio de una gran sala vacía,

iluminados desde arriba con una luz neutra. No se alcanzan a ver las paredes, y la

luz no les deja ver más allá. Sagraz se acerca a Nadruk, que se endereza con

gesto desafiante.

Nadruk (con voz fuerte): — ¡Rhem, el Antiguo! ¡Exijo que te muestres!

Sagraz (en un susurro nervioso): — ¿Qué haces?

Nadruk: — ¡Sh!

Y la empuja suavemente hacia un lado. La luz cambia, y se oye un trueno.

De pronto, el suelo donde está parado Nadruk empieza a elevarse, formando una

plataforma. Sagraz retrocede hacia las paredes invisibles y queda fuera de la luz,

que ahora forma una especie de jaula dorada alrededor de Nadruk.


La Piedra de Rhem – Guión. 80

Inquisidor (voz en off): — ¿Quién se atreve a perturbar el sueño del Antiguo?

Nadruk: — Mi nombre es Nadruk. Muéstrate.

Una figura empieza a perfilarse en la luz, frente a Nadruk. Todavía no se le

ven las facciones, solo la silueta de un hombre a contraluz.

Inquisidor: — ¿Qué es lo que deseas?

Nadruk: — Pasar.

La silueta suelta una carcajada desagradable.

Inquisidor: — ¡Qué petición tan humilde! ¿Tan solo deseas... pasar?

Nadruk (vacila un momento): — S-sí.

Inquisidor (avanzando otro paso. Ahora la luz permite distinguir su ropa):

— No lo creo. Nadie viene aquí por tan poco. Esta es la casa de Rhem, el poderoso.

Repetiré la pregunta: ¿para qué viniste hasta aquí?

Nadruk: — Ah, ahora has cambiado la pregunta.

Inquisidor: — No, en realidad. Responde.

Nadruk: — ¿Me dejarás pasar?

Inquisidor (con otra carcajada): — Solo los tontos responden una pregunta con otra.

¿Por qué viniste hasta aquí?

Nadruk (al parecer divertido por la impaciencia que se detecta en la silueta) : —

¿De nuevo cambias la pregunta? Dime ¿A cuál de ellas debo contestar?

Mejor, no, no me lo digas... podrías cambiar la pregunta otra vez. Me


La Piedra de Rhem – Guión. 81

estás confundiendo, amigo... ¿Y quién eres tú, después de todo para

reclamar ninguna respuesta?

Mientras habla, Nadruk va metiendo la mano en su mochila, que lleva al

hombro, y tantea a ciegas, mientras sigue hablando para distraer a la silueta.

Inquisidor: — Soy el Inquisidor, el guardián del estudio secreto de Rhem.

¿Satisfecho? Si deseas pasar, como dices, deberás mostrarte digno.

Nadruk (dejando de buscar en la mochila): — ¿Digno?

Inquisidor: — Digno de pasar y acceder a los secretos del Antiguo.

Nadruk se endereza, y saca la mano de la mochila. En la mano lleva,

semioculta la bolsa de piel del capítulo 1, escena 7. El desafío del Inquisidor

evidentemente atrae a Nadruk. Se escucha un ligero gemido de temor de Sagraz,

pero el hechicero no le presta atención.

Nadruk: — Pruébame, entonces.

Se ve un destello de luz verdosa.

Inquisidor: — ¿Quién eres?

Nadruk: — Me llamo Nadruk.

Inquisidor: — Eso no es suficiente. ¿Quién eres?

Nadruk: — Soy hechicero.

Inquisidor: — Nadruk el hechicero... Eso está mejor. ¿Quién es tu maestro?

Nadruk: — El Adamantis.

Inquisidor: — El único Adamantis es Rhem, el poderoso. Mientes.


La Piedra de Rhem – Guión. 82

Nadruk (vacila, dándose cuenta que el Inquisidor no conoce más Adamantis que
el propio Rhem, porque no ha recibido información del exterior de la

casa): — No, espera... Afuera... Ha pasado mucho tiempo desde que

Rhem dejó la Orden. Ha habido muchos Adamantis desde la época del

Antiguo.

Inquisidor (enfurecido, avanzando un paso. La luz empieza a iluminarle el rostro.


Si ha habido pantallazos de Rhem, como se sugirió en la

presentación de los personajes, el Inquisidor es la misma persona.

Nadruk se sobresalta cuando lo reconoce. Incluso puede vocalizar su

nombre en un susurro): — ¡La época del Antiguo! Mientes de nuevo, y

van dos. Te advierto que el castigo se acerca.

Nadruk: — ¡Es cierto! Pero bueno, si no eres capaz de reconocer la verdad... Mi

Maestro en la Orden fue Raduk.

Inquisidor: — No hay ningún Raduk en la Orden. ¿Cómo se llama el que tu conoces

como Adamantis?

Nadruk (sospechando algo. Los destellos verdes han ido subiendo por el
parapeto en el cual está parado Nadruk, y ya están casi alcanzando

sus pies): — ¿Es eso importante? ¿Me juzgarás solo por intermedio de

terceros, o por mí mismo?

Inquisidor (cediendo, pero todavía con expresión maligna): — Está bien, pero si

no puedes decir nada bueno de tus maestros, ¿qué puedo esperar de ti?

Nadruk: — ¡Soy digno! Conozco la magia, he llegado hasta aquí.

Inquisidor (soltando una risa desagradable que hace que la luz verde destelle de

nuevo): — ¡Has llegado hasta aquí! ¡Has llegado...! Sí, Hechicero

Nadruk, hasta aquí has llegado. La pregunta es si podrás salir. Dime el

secreto de la puerta de entrada.


La Piedra de Rhem – Guión. 83

Nadruk: — Hay un demonio en la puerta, un mimroc. Se puede comprar la entrada

con sangre, pero no de animal. Tiene que ser sangre humana... caliente,

fresca.

Inquisidor (con voz dura, se supone que el sacrificio es algo imperdonable para
los magos de la Orden. La luz verde brilla de nuevo, pero no sube

más arriba de los pies de Nadruk): — ¿Te has ensuciado las manos con

un sacrificio, Hechicero?

Nadruk: — No. (La luz verde a sus pies se apaga un poco)

Inquisidor: — ¿Cómo pasaste la puerta, entonces?

Nadruk: — Me ofrecieron la sangre como regalo. Se puede decir que la compré.

Inquisidor: — ¿Compraste una vida?

Nadruk: — No dije eso. Dije que compré un poco de sangre. Un par de gotas...

Engañamos al mimroc dejando la sangre justo fuera de su alcance...

mezclada con tiamín azul.

Inquisidor: — Hábil. El tiamín le impediría salir de la puerta. ¿Quiénes son

‘nosotros’?

Nadruk (vacila, no quiere delatar a Sagraz): — Una mujer que me acompañaba. Le

ordené que huyera.

Inquisidor (no muy convencido): — Hm. ¿Cuál es el secreto del cuarto de estudio?

Nadruk (sin vacilar, haciendo que la luz verdosa a sus pies retroceda un poco) :

— Los manuscritos están embrujados para atrapar la mente de quien los

lea dentro de ellos.

Inquisidor: — ¿Eso es todo?


La Piedra de Rhem – Guión. 84

Nadruk (moviéndose inquieto y bajando la cabeza): — Hay algo en ellos... Una

criatura encerrada... No es un mimroc, es otra cosa... Pero no me quedé a

averiguar qué era.

Inquisidor: — Mal hecho. Sólo enfrentándote a los desafíos es que puedes crecer.

Nadruk: — Sí, pero no se puede enfrentar un peligro para el que uno no está

preparado. No sería sabio enfrentarse a ciegas a algo así.

Inquisidor: — Aún así, has desperdiciado una oportunidad de aprender. ¿Cómo

rompiste el encantamiento?

Nadruk: — No leí bajo las luces de la casa, sino a la luz de mi propia vela.

Inquisidor: — Eso no debió ser suficiente, si sabes lo que encierran los manuscritos.

Nadruk (avergonzado): — La última vez, olvidé apagar las luces de la casa antes de

encender la mía...

Inquisidor (complacido): — Ahá. ¿Y cómo saliste?

Nadruk: — Mi vela se apagó, y rompió el hechizo.

Inquisidor (asintiendo con la cabeza): — Hm. De nuevo, te ayuda la casualidad, no

la habilidad.

Nadruk: — No puedes culparme por eso.

Inquisidor (mirándolo con altivez): — No lo hago. Saber aprovechar lo que la

casualidad nos pone en el camino también da fe de tu sutileza. Pero no

es suficiente. ¿Cómo llegaste aquí?

Nadruk: — Por el pasadizo secreto, detrás del espejo en la habitación principal.

Inquisidor (haciendo una mueca que podría ser de dolor. La luz verde destella un

momento): — ¿Cómo lo encontraste?

Nadruk (con una mirada rápida hacia el lugar donde está Sagraz) : — Eh... Por

casualidad rompí el espejo.


La Piedra de Rhem – Guión. 85

Inquisidor: — Ah, de nuevo la casualidad. Eres un hombre con suerte, hechicero

Nadruk. Si contestas una última pregunta podrás pasar.

Nadruk (sin ver como la luz verde a sus pies se vuelve cada vez más intensa) : —

Pregunta, entonces.

Inquisidor: — ¿Dónde se encuentra y cuál es el secreto de la Piedra de Rhem?

Nadruk: — Eso son dos preguntas. Cuando la encontré, la Piedra estaba en una vieja

mina, o una cueva, cerca de la Punta Dorada. La entrada estaba cerrada

con una roca gris y me pareció que había sido sellada por el mismo

Rhem.

Inquisidor: — ¿Y donde se encuentra la Piedra ahora?

Nadruk (bajando la voz y estremeciéndose): — En el estómago del Adamantis.

Inquisidor (con un destello verdoso): — ¿Qué?

Nadruk: — Cuando le entregué la Piedra al Adamantis se la llevó a la boca y se la

tragó.

Inquisidor: — Interesante. Eso muestra que tu Adamantis conocía el secreto de la

Piedra. ¿Cuál es ese secreto?

Nadruk: — El Adamantis no conocía el secreto. Se convirtió en piedra.

El inquisidor suelta una carcajada malévola que interrumpe a Nadruk.

Nadruk: — ¿De qué te ríes? El Adamantis y todos los magos de la Orden se

convirtieron en piedra.

Inquisidor: — Excepto tú. ¿Cuál es el secreto de la Piedra?

Nadruk: — Transforma a todo lo que toca en aquello que esté mas cerca de su

corazón... El Adamantis...
La Piedra de Rhem – Guión. 86

Inquisidor: — Deseaba poder. Pensó que la Piedra lo transformaría en alguien tan

poderoso como el mismo Rhem. Y cayó en la maldición de la Piedra.

Ahora responde, si quieres pasar. ¿Porqué has venido aquí?

Nadruk (haciendo un gesto de disgusto al darse cuenta que el Inquisidor le ha

sacado toda la información que quiso): — Para buscar el Talismán y

deshacer la maldición.

Inquisidor (con una sonrisa malvada): — Ya ves que no puedes ocultarme las cosas,

hechicero Nadruk. Sin embargo, el Talismán no está aquí. Tendrás que

resolver el secreto de su paradero antes de poder usarlo.

Nadruk: — ¿Qué?

Inquisidor: — El Talismán de Rhem fue entregado a un guardián hace mucho

tiempo, aún antes de que la Piedra de Rhem fuera escondida en la Punta

Dorada.

Nadruk: — No puede ser. El libro decía...

Inquisidor: — Ah, conoces el Libro de Rhem. Ahora tienes que seguir la pista hasta

el mismo Antiguo.

Nadruk: — ¿Me dejarás pasar?

Inquisidor (con una sonrisa diabólica que desmiente sus palabras): — Tal vez.

Pero antes dime el nombre del que tú conoces como Adamantis.

Nadruk (desprevenido): — Dharnal era su nombre. Lo llamaron así por...

Inquisidor (iluminándose en una intensa y furiosa luz verde): — ¡Dhernak otra

vez! ¡Maldito Dhernak!

Nadruk: — Dharnal, no Dhernak. Es el sép... (séptimo)

Inquisidor (con otro destello): — ¡Calla, mentiroso! ¡Discípulo del traidor Dhernak!

Nadruk: — Yo no...
La Piedra de Rhem – Guión. 87

Inquisidor: — No mereces entrar. (Grita) ¡Piedra!

Nadruk: — Yo...

Nadruk se interrumpe. Una luz verde, más brillante que los destellos

anteriores lo ilumina, y cuando la luz vuelve a bajar, la imagen de Nadruk está

congelada en blanco y negro, como le había sucedido al Adamantis en el capítulo

1.

Escena 10.

Escenario: Sala del interrogatorio.

Personajes: Inquisidor, Sagraz. Nadruk, congelado en blanco y

negro.

Sagraz se levanta de un salto del lugar donde ha estado acurrucada

durante casi toda la escena anterior y entra en la luz. Trepa hasta la plataforma

donde ha estado parado Nadruk, y lo toca. Nadruk no se mueve ni responde.

Sagraz: — ¡Nadruk! ¡Drukka! (intenta sacudirlo, y no logra moverlo. Se vuelve

hacia el Inquisidor, que no ha desaparecido). ¿Qué le hiciste?

Inquisidor (empleando el mismo tono que empleó para Nadruk cuando empezó a

interrogarlo): — ¿Quién eres?

Sagraz (que se vuelve de nuevo hacia Nadruk, revisándolo para ver si puede

hacer algo): — Eso no importa. Estoy con él. ¿Qué le hiciste? Él

contestó todas tus preguntas.


La Piedra de Rhem – Guión. 88

Inquisidor (con una risa despectiva): — Falló en la importante. Dhernak jamás

habría llegado a Adamantis.

Sagraz (parándose delante de Nadruk, las manos en las caderas, desafiando al

Inquisidor): — ¡Además de fantasma, eres sordo! ¿No escuchaste que él

dijo Dharnal, no Dher... no se qué?

El Inquisidor se mueve un poco, incómodo. Por un momento la figura

parece perder solidez. Luego la luminosidad verde vuelve a hacerse visible.

Inquisidor: — ¿Conoces a Dhernak, o Dharnal, o como lo llames?

Sagraz (con un movimiento brusco de hombros): — Más o menos. Lo vi una vez.

Inquisidor (con un destello maligno): — ¿Cómo te llamas? ¿Quién eres?

Sagraz (de nuevo en guardia): — No te importa. Quiero...

Inquisidor: — Yo hago las preguntas.¿Para qué has venido?

Sagraz: — Vengo con él. Y no tengo porqué responder a tus preguntas.

Sagraz hace ademán de bajar de la plataforma, pero ésta se mueve

bruscamente, haciéndola caer. La luz amarilla destella un momento, como

formando una pantalla o una pared. Sagraz se levanta y tantea alrededor la pared

invisible. Se vuelve hacia Nadruk, buscando ayuda, pero él continúa petrificado.

En ese momento, ella toma de su mano la bolsita de piel que él tiene todavía en

la mano.

Sagraz (volviéndose furiosa la Inquisidor, aferrando la bolsita en la mano): —

¡Déjame salir! Quiero que lo liberes y nos dejes ir. ¡Lo exijo!

Inquisidor: — Mm. No me parece que estés en posición de exigir nada, mujer.

¿Quién eres? ¿Bruja o hechicera?


La Piedra de Rhem – Guión. 89

Sagraz: — No soy bruja. Y no sé nada de magia.

Inquisidor: — ¿Para qué has venido, entonces?

Sagraz (cruzándose de brazos): — No responderé. ¿Quién eres tú?

Inquisidor: — Soy el Inquisidor, el guardián del estudio secreto de Rhem, el

Antiguo.

Sagraz: — Eso es muy interesante, considerando que el Antiguo está muerto.

Inquisidor: — ¿Quién te ha dicho semejante cosa?

Sagraz: — Este hombre, al que convertiste en piedra porque sí.

Inquisidor: — Yo nunca hago nada sin razón. Era un aprendiz de Dhernak. Debería

haberlo matado.

Sagraz (irónica): — ¡Qué misericordioso! ¿Quién es ese Dhernak para que lo odies

tanto? ¿Y qué te hizo?

Inquisidor: — Yo no respondo preguntas, las hago. ¿Dónde lo conociste?

Sagraz : — ¿A quién? ¿Nadruk o el Adamantis?

Inquisidor: — ¡No lo llames así! ¡Dhernak jamás podría haber llegado a Adamantis!

Sagraz: — Es la segunda vez que dices lo mismo. ¿Qué te hizo?

Inquisidor (bajando la voz): — Robó lo que era más preciado para mí.

Sagraz : — ¿Qué era...?

Inquisidor (visiblemente perturbado): — Mi... (rehaciéndose) ¡No importa! ¡Lo

pagará caro! ¡Jamás podrá volver a esta casa, y jamás volverá a verla de

nuevo!

Sagraz (inclinándose un poco hacia delante, con interés): — ¿Verla? ¿Una mujer?

Inquisidor (entre destellos de luz verdosa): — ¡Jamás la verá otra vez!

Sagraz (implacable): — ¿Porqué?


La Piedra de Rhem – Guión. 90

Inquisidor (mirando a Sagraz con expresión maligna. De nuevo la luz verde


empieza a subir por la plataforma, pero a diferencia de Nadruk,

Sagraz la vigila con atención mientras discute con el Inquisidor): —

Ella ya no está aquí.

Sagraz: — ¿Dónde está?

Inquisidor (mostrando los dientes en una sonrisa diabólica): — No está.

Sagraz (recuerda lo que le dijo Milena, la doncella, y pregunta con frialdad): —

¿Esposa o prometida?

Inquisidor: — ¿Qué?

Sagraz: — Ella. ¿Era tu esposa o tu prometida? La doncella de arriba cree que está de

viaje. Pero la mataste, ¿verdad?

Inquisidor: — ¡Niña tonta! Rhenara era mi hija. ¿Cómo podría matarla?

Sagraz lo mira unos momentos, incrédula.

Sagraz : — La doncella dijo que la señora estaba de viaje.

Inquisidor: — Por supuesto. Rhenara y su madre han salido de viaje... Un largo

viaje.

Sagraz: — ¿Permanente, tal vez?

Inquisidor (de nuevo con una sonrisa malévola): — Pronto las seguiré yo también.

Sagraz : — ¿Las seguirás? ¿No dijiste que eras el guardián de la puerta?

Inquisidor (mirándola con expresión extraviada y volviéndose un poco borroso) :

— Me confundes, mujer. ¿No soy acaso el hechicero más poderoso de

estas tierras? ¿No puedo acaso, dejar una parte de mí guardando mis

cosas, y partir con mi familia también?


La Piedra de Rhem – Guión. 91

Sagraz (comprendiendo de repente): — Tú... eres la parte de Rhem que quedó

atrás. ¡No eres real, eres otra ilusión!

Inquisidor (exaltado): — ¡Nadie me deja atrás a mí, Rhem el poderoso! ¡El Antiguo!

¡El sabio! ¡El Hechicero!

Sagraz (conciliadora): — Está bien, admitiendo que tú ya no estás más aquí, o que

pronto te marcharás... ¿porqué no dejas que mi amigo y yo continuemos

nuestro camino? De verdad, tus secretos no nos interesan, si podemos

salir de aquí.

Inquisidor: — ¿De veras? ¿Y porqué habría de creerte?

Sagraz: — ¿Porque digo la verdad? ¿No es esa una razón suficiente?

Inquisidor: — No. No has contestado aún mis preguntas, ni te has mostrado digna de

entrar...

Sagraz: — Es porque no deseo entrar. Sólo quiero irme de aquí...

Inquisidor: — Entonces responde.

Sagraz (baja la cabeza y asiente): — Está bien. ¿Qué quieres saber?

Inquisidor: — ¿Quién eres?

Sagraz: — Me llamo Sa... (se interrumpe con una tos fingida y aprovecha el
movimiento para arrojar los polvos mágicos de la bolsita de piel hacia

el Inquisidor. Se levanta una cortina de chispas frente al fantasma)

Inquisidor: — Tzarina. Así que has regresado. ¿De donde vienes?

Sagraz: — ¿Qué? ¿Cómo me llamaste?

Inquisidor: — Tzarina, la bruja... Hace años que no vienes por aquí. ¿Qué deseas

esta vez?

Sagraz: — No deseo entrar sino salir. Me estás confundiendo con alguien más...
La Piedra de Rhem – Guión. 92

Inquisidor (con un gesto que apaga la cortina de chispas que los polvos mágicos

han levantado): — No lo creo, bruja. Ese cabello, esa voz...

Sagraz: — Te digo que no soy...

Inquisidor (implacable, sin prestarle atención): — Tzarina, las puertas están

cerradas para ti. No importa cuánto lo intentes, no regresarás jamás.

¡Rhem así lo quiere! ¡Ladrona!

El Inquisidor levanta las manos bruscamente y las mueve hacia ella como

si estuviera empujando algo. Una luz verdosa acompaña el gesto.

Inquisidor (grita): — ¡No entrarás! ¡Piedra!

Sagraz : — ¡Nooo!

Sagraz se lleva la mano al medallón, mientras la luz verde se intensifica a

su alrededor como unos minutos antes lo había hecho alrededor de Nadruk. Una

luz dorada se superpone a la coloración verde. Se oyen gritos de Sagraz.

Sagraz: — ¡No! ¡Abuela! ¡Ayúdame!

Escena 11.

Escenario: Sala del interrogatorio.

Personajes: Sagraz, Nadruk.

El destello de luz dorada se apaga lentamente. La habitación aparece

vacía. El Inquisidor ya no está. La plataforma ha desaparecido, y tanto Nadruk


La Piedra de Rhem – Guión. 93

como Sagraz están al nivel del suelo. Nadruk se mueve un poco, y Sagraz se

vuelve hacia él.

Sagraz: — ¿Estás bien?

Nadruk: — Sí... (Se tantea el cuerpo, flexionando las piernas y los brazos,

comprobando su movilidad) Te debo una, parece.

Sagraz: — De nada, supongo. Tú me sacaste del sótano aquel.

Nadruk sonríe y se acerca a Sagraz. Ella lo mira un momento y baja la

cabeza. Él duda un momento y también se aparta.

Sagraz: — ¿Y ahora adonde vamos?

Nadruk: — Ya oíste al Inquisidor. El Talismán no está aquí... Tenemos que seguirle

la pista hasta el mismo Rhem.

Sagraz: — La salita de arriba...

Nadruk: — La salita de arriba.

Sagraz: — ¿Crees que los retratos que faltan...?

Nadruk: — Sí. Los retratos del pasillo fueron retirados por alguna razón. Pienso que

guardan algún secreto... Tal vez el paradero del Talismán.

Sagraz: — O la identidad de Tzarina. De modo que tendremos que subir.

Nadruk (en tono de advertencia): — Creí que preferirías salir de la casa cuanto

antes. Seguramente los retratos están embrujados también.

Sagraz sonríe y se encoge de hombros, mientras juguetea con el medallón

en su cuello.
La Piedra de Rhem – Guión. 94

Sagraz: — Pero ya estamos aquí... ¿Qué importan uno o dos fantasmas más?

Además... soy curiosa.

Nadruk sonríe, y se acerca a la pared desde donde llegó el Inquisidor y

hace un gesto amplio con el brazo invitando a Sagraz a pasar. La pared se ve

sólida, y Sagraz se acerca con cierta vacilación.

Sagraz: — ¿Por la pared? ¿No dirás...?

Nadruk: — Que no es una pared real. Vamos, mi curiosa dama. El Talismán nos

espera. Y todos los secretos de Rhem el poderoso.

Sagraz deja escapar una risita nerviosa, y Nadruk la toma del brazo. Se

acercan a la pared, y se ven destellos de luz azul. Los dos desaparecen a través

de la pared.

Fin del capítulo 2.

La Piedra de Rhem.
Capítulo 3 – La galería de los retratos.
Escenas del capítulo anterior.
La historia se retoma en la pared del pasadizo secreto, por
donde Sagraz y Nadruk han salido después de vencer al Inquisidor.
Las imágenes de los capítulos anteriores pueden marcar la entrada
a la casa, Sagraz y Nadruk descubriendo el mapa, Sagraz entrando
en el espejo, Nadruk encontrándola en el sótano, la sala del
Inquisidor. Del intercambio con este fantasma en particular, es
conveniente resaltar la mención de Tzarina y la pista que le dio a
Nadruk, respecto a que si ya tiene el mapa, ahora tiene que seguirlo
hasta el propio Rhem.

Escena 1.

Escenario: La biblioteca de Rhem. Sagraz y Nadruk aparecen


saliendo de la pared, detrás de los estantes de libros. Rodean la
estantería y llegan a la biblioteca donde pasaron la velada en el
capítulo 1. A diferencia del episodio anterior, en este caso la
La Piedra de Rhem – Guión. 95

biblioteca está a oscuras. Los sillones se ven cubiertos por sábanas


raídas y manchadas. Las telarañas cubren los libros y los muebles, y
cuelgan desde el techo. Hay una gruesa capa de polvo sobre todas
las cosas. Sagraz sopla sobre el juego de té que hay sobre la
mesita, y levanta una nube de polvo. Se aparta tosiendo.
Personajes: Sagraz, Nadruk.
Sagraz y Nadruk entran a la habitación por detrás de los estantes. Salen
de la misma pared. Rodean las estanterías de libros, mirándolo todo con
curiosidad. Sagraz se acerca a los sillones, apartando las telarañas y se inclina
sobre el juego de té que hay en la mesita. Lo sopla, y se aparta tosiendo.

Sagraz: — Parece que no hay nadie en casa...


Nadruk: — Ahá. Nadie nos espera.
Sagraz: — Mejor... Enciende la luz...
Nadruk busca en la mochila, y saca la vela que ya usó en el capítulo 1. La
enciende. La biblioteca se ilumina lentamente.

Sagraz: — ¿Y? ¿Qué opinas?


Nadruk se ha apartado y está examinando los libros. Toma el Sacris
Scentia que ya le había llamado la atención en su anterior visita y lo abre.

Sagraz: — ¿Ya no tienes dudas?


Nadruk: — Ya no hay magia en él... (Muestra a Sagraz cómo las páginas del libro
se deshacen en polvo) Este libro, y los otros estaban preparados para
atraparnos... como casi todo en esta casa. ¿Recuerdas el vestido?
Sagraz (con un suspiro): — Nunca tuve un vestido tan hermoso como ese...

Nadruk la queda mirando unos momentos con una sonrisa condescendiente.

Nadruk: — Pensé que era una aparición la que había usado ese vestido amarillo...
Sagraz lo mira sorprendida.

Sagraz: — ¿Vestido amarillo? No, yo... Sólo me probé un vestido con lavandas
azules... Antes de que el espejo... (se estremece)
Nadruk deja escapar una carcajada.

Nadruk: — Coqueta.
Sagraz (sorprendida): — ¿Qué?
Nadruk se encoge de hombros.

Sagraz: — Pensé que no querías que nos encontraran los fantasmas...


Nadruk (sin bajar la voz): — No nos están buscando... No hay magia aquí ahora... Y
si nos quisieran encontrar, no creo que pudiéramos evitarlo, de todas
formas.
La Piedra de Rhem – Guión. 96

Sagraz lo mira un momento y asiente en silencio. Observa cómo Nadruk


recorre uno a uno los libros del estante que tiene más cerca.

Sagraz: — ¿Qué estamos buscando, Nadruk?


Nadruk (volviéndose a medias): — Hm... una pista.
Sagraz: — Una pista... ¿De qué?
Nadruk: — De lo que dijo el Inquisidor. ¿No lo recuerdas? “Si conoces el libro
tienes que seguir la pista hasta el mismo Antiguo.”
Sagraz: — Si conoces el libro... Pero no le dijiste nada del mapa
Nadruk (enderezándose y dejando los libros): — El mapa... ¡Eres genial!
Sagraz (con una sonrisa): — Gracias, pero...
Nadruk: — Vamos a ver si podemos abrirlo ahora.

Sagraz se acerca al lugar donde está la vela de Nadruk. Él también se acerca,


con el mapa, que sacó de la mochila, en la mano. Lo sostiene cerca de la llama de la
vela, pero los símbolos se mantienen en su sitio, sin cambiar. Nadruk resopla.

Nadruk (disgustado y perplejo): — No puedo...


Sagraz: — A ver... permíteme.
Nadruk (se aparta un poco y tiende el papel a Sagraz): — Si crees que tú puedes...
Sagraz (lo mira algo sorprendida): — ¿Por qué ese tono?
Nadruk (sonríe avergonzado): — Lo siento. Es que siempre nos han enseñado que
la magia concreta, la magia de los objetos es una clase inferior de magia.
Sagraz: — ¿Y?
Nadruk: — Que no es digno de hechiceros tratar de hechizar objetos. Y es mucho
peor no poder dominarlos...
Sagraz: — ¡Qué tontería!
Nadruk (se encoge de hombros): — Es difícil dejar atrás algo que te han enseñado
durante tanto tiempo...
Sagraz: — Mm. Supongo que sí. Mira, creo que ya está...
Mientras hablaban, Sagraz ha estado trabajando en el mapa, acercándolo
a la luz de la vela, tocando suavemente algunas de las líneas, y mirándolo al
trasluz. Los símbolos han cambiado de posición, y ahora se trata de un mapa.

Nadruk: — ¿Cómo lo haces?


Sagraz (acaricia el papel y sonríe): — Magia de las cosas... Tienes que sentir el
mapa, antes de poder verlo. Tienes que saber que está allí. Tienes que
llamarlo... Mi abuela me lo enseñó.
Nadruk: — Debió ser genial aprender de tu abuela...
Sagraz: — Claro... ¿De quién aprendiste tú?
Nadruk (se encoge de hombros): — De Raduk, principalmente. A veces de alguno
de los otros... Si alguno tenía ganas de enseñarme.
Sagraz (lo mira con algo parecido a la compasión): — ¿La Orden?
Nadruk: — Ahá... Mira aquí. La Punta Dorada... (señala una estrella plateada en el
mapa, que destella brevemente cuando él la toca) Allí encontré la
Piedra de Rhem. Aquí estamos nosotros... (de nuevo señala) Y el
Talismán...
Sagraz: — ...No está.
La Piedra de Rhem – Guión. 97

Nadruk (la mira): — ¿Y qué esperabas? ¿Una cruz y una calavera?


Sagraz: — Muy gracioso. ¿Qué es esto?

Nadruk mira en la dirección que Sagraz señala una hebra plateada apenas
visible en el mapa. Acerca el papel a la cara para ver mejor.

Nadruk: — Parece un rastro...


Sagraz: — A ver...

Sagraz también se acerca al mapa. La cámara lo toma. La hebra plateada


de vueltas y revueltas por los lugares señalados en el mapa, aunque nunca se
acerca a la Punta Dorada. Termina en la propia casa de Rhem. Sagraz mira a
Nadruk...

Sagraz: — ...Parece que termina aquí...


Nadruk (intrigado): — Sí, eso parece...
Sagraz: — Pero el Inquisidor dijo...
Nadruk: — El Inquisidor no sabe nada de lo que sucedió después de que el hechizo
que le dio origen fuera establecido. En ese momento se separó del
Antiguo y no siguió creciendo.
Sagraz: — O sea que el Talismán salió de aquí antes de que naciera el Inquisidor.
Nadruk (indulgente): — Que naciera... ¿Sabes que tienes una manera curiosa de
expresar las cosas?
Sagraz (mira a Nadruk algo confundida): — Qué amable... No lo eras tanto en el
camino... ¿Qué te está pasando?
Nadruk (turbado, enrojece y desvía la mirada): — Nada, no importa...
Sagraz lo mira y sonríe no sin picardía. Pero elige cambiar de tema.

Sagraz: — ¿Qué haremos ahora?


Nadruk: — No lo sé. ¿Qué te parece si buscamos al Antiguo?
Sagraz: — ¿A Rhem? ¿Y dónde...?
Nadruk y Sagraz (juntos): — La salita de arriba...

Escena 2.

Escenario: Pasillo de los dormitorios. Como en el caso de la


biblioteca, el pasillo se encuentra en evidente estado de abandono.
Los jarrones están vacíos, o las flores muertas. Hay polvo y
telarañas por todas partes. Los cuadros también tienen una buena
cantidad de polvo, y la luz proviene solamente de la vela de Nadruk.
Personajes: Nadruk, Sagraz.

Nadruk y Sagraz se acercan por el pasillo hacia los cuadros. Vienen


conversando en voz baja. Sagraz se detiene a mirar las flores secas, pero no las
acaricia como la vez anterior.
La Piedra de Rhem – Guión. 98

Sagraz: — ¿No te parece extraño que Rhem haya encantado tantos objetos, cuando
los de tu Orden no practican esa clase de magia?
Nadruk (volviéndose a medias): — Mm... Sí, es extraño. Verás, todos los magos de
la Orden que yo traté, menos Raduk, despreciaban la magia concreta...
Sagraz: — ¿Porqué?
Nadruk (se encoge de hombros): — Realmente nunca lo pregunté.
Sagraz: — ¿Porqué?
Nadruk (reprimiendo una sonrisa): — Hm... Tú los viste, en mi recuerdo. No era
nada fácil preguntar lo que uno quería saber... No siempre obtenías la
respuesta esperada. (Nadruk se frota un brazo de forma inconsciente,
como recordando algún golpe o castigo)
Sagraz: — Pero... ¿Cómo se suponía que aprendieran algo de esa manera?
Nadruk: — Leyendo. Estudiando. No hay respuestas fáciles.
Sagraz: — ¡Qué tontería!

Nadruk se detiene y la mira. Ella también se detiene. Están frente a los


cuadros faltantes del pasillo.

Nadruk: — No veo porqué. Es solamente un sistema diferente al tuyo.


Sagraz (menea la cabeza): — Pues... No estoy de acuerdo con él. ¿Qué edad tenías
cuando te llevaron a la Orden?
Nadruk (restándole importancia): — No lo sé... Era pequeño, supongo. No lo
recuerdo.
Sagraz (manos a las caderas): — ¿Y tu madre? ¿Qué, ella no dijo nada?
Nadruk: — No lo sé. Nadie se queja de que su hijo sea escogido por la Orden. No
entiendo porqué te pones así...
Sagraz (bajando la cabeza): — Lo siento. Tienes razón. No es de mi incumbencia.
Pero me molesta que no hayas tenido una familia... Dime, ¿qué estamos
buscando aquí, Nadruk?
Nadruk (señalando el espacio vacío): — Eso.
Sagraz: — ¿El cuadro?
Nadruk (haciendo una mueca): — No. Al Antiguo en persona.
Sagraz: — ¿Aquí? Pensé que íbamos a la salita de arriba...
Nadruk (volviéndose a medias): — Dime... ¿Quién nos dijo que el cuadro estaba en
la salita de arriba?
Sagraz (con un gesto comprensión): — El ama de llaves... Entiendo.
Nadruk: — Lo más probable es que sea una trampa.
Sagraz: — Está bien, ya entendí.
Nadruk: — Apártate, por favor... Tataré de traer al Antiguo.

Sagraz se aparta unos pasos. Nadruk se para delante del espacio vacío y
levanta los brazos. Cuando mueve las manos, unas luces azules empiezan a
concentrarse sobre él, y Nadruk las proyecta hacia la pared. La pared responde
con destellos de luz verde amarillento.

Sagraz: — Mira eso.... El color... Parece como si la magia estuviera gastada...


Nadruk (bajando un poco los brazos): — Parece como si no estuviera aquí...
Sagraz (mirándolo): — ¿Qué quieres decir?
La Piedra de Rhem – Guión. 99

Nadruk: — El hechizo... Antes estuvo en este lugar, todavía hay rastros... Pero ya no.
No queda nada de Rhem en este lugar.
Sagraz: — ¿Crees que ya no esté en la casa?
Nadruk: — No, eso nunca. No está aquí, en el lugar que ocupaba el cuadro. Pensé
que habían quedado residuos suficientes de él como para despertarlo de
nuevo... Sin poderes suficientes como para que intente atraparnos otra
vez.

Mientras habla, Nadruk ha bajado los brazos, y se ha vuelto hacia Sagraz.


La luz verde se vuelve más intensa sin que él lo note, y de pronto se transforma
en un rayo de luz que golpea a Nadruk.

Sagraz: — ¡Cuidado!

El rayo de luz golpea a Nadruk, que se tambalea. Sagraz lo sostiene y lo


baja lentamente al suelo. Nadruk está desmayado.

Sagraz (bastante asustada): — ¡Nadruk! ¡Drukka!


Ella lo abraza. La vela se apaga. La imagen se oscurece.

Escena 3.

Escenario: Pasillo de los dormitorios. Dormitorio de Sagraz.


Personajes: Sagraz, Fantasma 2 (la doncella, Milena).

Sagraz está abrazando a Nadruk. Se ha dejado caer en el suelo, y lo mece


contra ella. Está asustada y bastante desesperada. La vela mágica está apagada.

Sagraz (llorosa): — Nadruk... Nadruk... Por favor no me dejes aquí, Drukka... No te


mueras...
Nadruk no responde. Ella lo aparta un poco de sí, y le acaricia la frente. Lo
mira y aprieta los labios.

Sagraz (decidida, aunque asustada): — Tengo que conseguir ayuda...

Sagraz mira alrededor. Apoya suavemente a Nadruk contra la pared y se


levanta. Lleva la mano al medallón, y siempre apretándolo, se dirige hacia la
puerta del dormitorio. La abre.

El dormitorio presenta el mismo aspecto de abandono que el resto de la


casa. Las telarañas y el polvo son evidentes. El jarrón de rosas está vacío. La
cadena de la campanilla cuelga cerca de la cama. Sagraz se dirige a ella con paso
decidido y apretando más el medallón, tira de la campanilla.

La habitación se ilumina de pronto. El polvo y las telarañas desaparecen


instantáneamente. En la silla junto a la cama está el vestido de las lavandas
azules que tanto le gusta a Sagraz. El libro que la esperaba en el capítulo 1 sigue
La Piedra de Rhem – Guión. 100

sobre la mesa de noche, el florero está lleno de rosas rojas. Todo vuelve a
aparecer como en los capítulos 1 y 2.

Fantasma 2: — ¿La señora necesita algo?


Milena, la doncella del capítulo 2, aparece en la entrada de la habitación
de los vestidos, como si nunca hubiera salido de allí. Sagraz la mira
sobresaltándose un poco.

Sagraz: — Sí. Nadruk... mi acompañante... Ayúdame.

Sagraz conduce a Milena hacia el pasillo. Al igual que en el dormitorio, al


entrar Milena en él, el pasillo de ilumina y el polvo y las telarañas desaparecen.

Sagraz: — Se ha desmayado... Es muy pesado para mí... Ayúdame a llevarlo al


dormitorio...
Entre las dos, levantan a Nadruk y lo llevan a la habitación.

Escena 4.

Escenario: Dormitorio de Sagraz (arreglado y limpio) Las


ventanas están abiertas, y las cortinas se mueven con la brisa. Hay
flores frescas en el florero, pero el espejo embrujado no está.
Personajes: Nadruk, Sagraz. Luego Fantasma 2 (Milena).

Nadruk está en la cama. Sagraz entra con una bandeja con el desayuno.
Se sienta junto a él y lo mira unos momentos. Él la mira perplejo. Ella lo mira
seria, pero sonríe de pronto.

Nadruk: — ¿Cómo es que estamos aquí de nuevo?


Sagraz (divertida): — Drukka... Nunca salimos de aquí.
Nadruk (enderezándose): — ¿Qué estás diciendo? ¿Dónde está Sagraz?
Sagraz (se ríe divertida): — Veo que ya estás bien, tan gruñón y desconfiado como
siempre. Yo soy Sagraz...
Nadruk (desconfiado): — ¿De dónde vienes?
Sagraz (con un suspiro): — Del bosque, llegué contigo... Hace dos días... creo.
Nadruk: — ¿Y antes de eso?
Sagraz (resoplando): — El bosque. Y antes de eso, el campamento de Nando... del
que me echaron, para perseguirme con perros. ¿Satisfecho?
Nadruk (asintiendo): — Sí. Eres Sagraz. Dime, ¿qué es eso?
Sagraz (mirándose el vestido azul): — ¿Esto? Te dije que nunca en mi vida había
visto un vestido tan hermoso...
Nadruk: — Y yo te dije que todas las cosas de esta casa están encantadas. Cámbiate.
Sagraz (reprimiendo la ira): — Cuando nos vayamos. Ahora desayuna.
Nadruk: — ¿Eso?
Sagraz (tomando una de las masitas y sirviendo té para los dos): — Por supuesto.
Nadruk (gruñe): — Estás loca. Eso está embrujado.
La Piedra de Rhem – Guión. 101

Sagraz (con la boca llena): — Sí, pero ¿sabes qué? Rhem era muy bueno
embrujando cosas. Este desayuno es excelente. Y necesitarás tus fuerzas
para enfrentar al Antiguo.
Nadruk: — ¿Qué?
Sagraz se limita a sonreír y alcanzarle la taza de té. Nadruk la toma en sus
manos.

Sagraz: — Cuando termines y te levantes, le pediremos a Milena que nos lleve a la


salita de arriba.
Nadruk: — Milena... La doncella fantasma.
Sagraz: — Sí. Cuando la luz verde te desmayó la vine a buscar... (baja la voz) No
sabía qué hacer... Pero he estado hablando con ella. Es confidente de
Rhenara...
Nadruk: — ¿Rhenara?
Sagraz: — La hija de Rhem.
Nadruk: — Otro fantasma.
Sagraz (sin prestarle mayor atención): — Le he pedido que nos lleve con ella. (mira
dudosa a Nadruk) Tendrás que ser más diplomático.
Nadruk (salta): — ¿¡Qué?!
Sagraz (apaciguadora): — Le he dicho que somos amigos de la familia de Rhem...
Ella cree que todo esto es real... Todos los fantasmas lo creen. Si les
sigues el juego nos llevarán a Rhem.
Nadruk: — Estás loca.
Sagraz: — Pero funcionará. Sólo muéstrate comprensivo.
Nadruk: — Gitana, ¡lo último que necesito es ser comprensivo con seres que no
existen!
Sagraz: — Pero sí existen. Sólo que son diferentes...
Nadruk: — Lo diré otra vez: estás loca, mujer.
Sagraz (con un gesto de indiferencia): — Está bien. Si no quieres ese Talismán.
Nadruk (de pronto interesado): — ¿Sabes donde está?
Sagraz (muestra los dientes en una especie de sonrisa): — Milena cree que
Rhenara puede saberlo.
Nadruk (frustrado): — Milena cree que Rhenara lo sabe... ¿Eres consciente que
ambas están muertas desde hace cien años, mínimo? (Sagraz hace un
gesto de disgusto. Nadruk cede) Está bien. Seguiremos a los
fantasmas.
En ese momento entra Milena. Sagraz la mira y le sonríe. Nadruk la saluda
reluctante con un gesto. La doncella se sonroja y saluda con una ligera
reverencia.

Fantasma 2: — Cuando la señora lo disponga, la conduciré con la señorita Rhenara.

Escena 5.

Escenario: La salita de arriba. Se trata de la salita donde


Rhenara recibe las visitas. Hay un juego de sillones frente a un
ventanal que da a un balcón con plantas, con un servicio de té. La
La Piedra de Rhem – Guión. 102

decoración es anticuada, muy rococó, los almohadones tiene


puntillas, los sillones tiene mantillas bordadas en los respaldos. Las
flores en esta habitación no son rojas como en la de Sagraz sino
rosa, y toda la decoración es en tonos pastel.
Personajes: Nadruk, Sagraz. Fantasma 3 (Rhenara, la hija de
Rhem).

Sagraz entra en primer término, seguida por Nadruk. En uno de los sillones
está sentada una muchacha, vestida con elegancia, pero con ropa anticuada.
Lleva un medallón idéntico al de Sagraz, pero ni Nadruk ni la gitana reparan en él.
La muchacha es Rhenara, la hija de Rhem. Sagraz se adelanta y saluda con una
inclinación tan anticuada como el vestido. La jovencita levanta la vista de lo que
está haciendo y sonríe. Se levanta para saludar.

Rhenara (besándolos a ambos): — Ah, qué alegría que hayan subido... Temo que
mi padre esté siempre demasiado ocupado como para ser cortés...
Sagraz (con una sonrisa): — Sé muy bien a qué te refieres... Él es igual...
Nadruk hace un gesto de disgusto, pero no replica. Está observando el
lugar con interés.

Rhenara: — Y cuéntenme... ¿Qué han venido a hacer aquí, tan lejos de todo?
Sagraz: — Oh, bueno... Ya sabes. Negocios...
Nadruk: — Tengo un antiguo libro de hechizos, y quiero verificar su autenticidad.
Además estoy buscando el Sacris Scentia... Me han dicho que tu padre
lo tiene.
Rhenara se encoge un poco, pero se rehace enseguida. Se endereza en su
asiento.

Rhenara: — Creo que sí... Pero yo no le hablaría de ese libro si fuera ustedes.
Sagraz: — ¿Por qué?
Rhenara (enrojeciendo): — Mm... Un... un amigo mío le pidió una vez que le dejara
copiarlo. Mi padre no se puso de muy buen humor.
Nadruk: — Bueno, es que se trata de el mayor compendio de magia superior que se
haya escrito... No cualquiera tiene la posibilidad de leerlo, y sin duda no
todos los que quieren, tienen la capacidad de hacerlo.
Sagraz: — ¿Qué estás diciendo?
Nadruk (mirándola sorprendido por la violencia con que ella reaccionó): — Lo
siento. Es que la magia de las esencias es una de las formas más sofistica
(das)...
Sagraz (interrumpe): — ¿Otra vez saldrás con esas tonterías de la magia superior y
la inferior? ¿La magia de las cosas?
Nadruk: — Yo...
Rhenara (interrumpe sorprendida por sobre la voz de Nadruk): — ¿Magia de las
cosas? ¿Tú sabes magia? ¿Magia de las cosas?
Sagraz: — Oh, no... No mucho, en realidad. Mi abuela me enseñó algunas cosas...
Rhenara: — ¡Qué bueno debió haber sido! Mi padre no quiere que aprenda magia...
Dice que no es para mujeres.
Nadruk: — La Orden jamás ha admitido mujeres.
Sagraz (en voz muy baja): — Y así están.
La Piedra de Rhem – Guión. 103

Nadruk (sin bajar la voz): — ¿Qué quieres decir?


Sagraz (irónica): — Oh, nada, nada... Que tal vez si hubiera habido una mujer en la
Orden, no estarían convertidos en piedra.
Nadruk: — ¿Por qué?
Sagraz: — Porque una mujer habría tenido la intuición suficiente como para sacarlos
de ahí. O para frenar al Adamantis...
Nadruk: — Pues no creo que...
Rhenara (preocupada, apoya la mano en el brazo de Sagraz que está sentada
junto a ella): — ¿Dices que la Orden se ha convertido en piedra? ¿Todos
ellos?
Nadruk: — No, no todos. La mayoría ha sufrido ese... inconveniente. Los demás
estamos trabajando para solucionarlo.
Sagraz (con una brevísima mirada a Nadruk): — Por eso veníamos a ver a tu
padre... Sabe tantas cosas... Después de todo, fue un Adamantis él
también... Dhernak dijo que...
Rhenara (baja la cabeza, visiblemente preocupada): — Sí... Supongo que mi padre
podrá ayudar. Si es por la Orden... Pero yo no mencionaría el nombre de
Dhernak en su presencia si fuera ustedes.
Sagraz: — ¿Por qué?
Rhenara (enrojece): — Eh... no importa. Un malentendido familiar. Díganme,
¿cómo van a ayudarlos?
Sagraz: — Eh, bueno... Yo...
Nadruk: — Nos han dicho que Rhem el Antiguo tiene en su poder un talismán... La
Panacea del Hechicero... Un objeto que puede anular el maleficio.
Rhenara (de nuevo baja la cabeza): — Tal vez... Pero no es mi padre el que guarda
los objetos mágicos. Como tú dices, es magia inferior.
Sagraz: — Oh, bueno... Inferior o superior... Si salva a nuestros amigos...
Nadruk (interrumpe): — ¿Quién guarda los amuletos?
Rhenara: — No... no lo puedo decir. Eso son asuntos de mi padre y de Sari.
Sagraz: — ¿Sari? ¿Quién es Sari?
Rhenara: — Tzarina. Hace años que va y viene por la casa. Ahora hacía unos años
que no la veíamos, pero mi padre ha dicho que vendrá para las fiestas...
Todos vienen para la fiesta de la cosecha.
Sagraz (pensativa): — La cosecha...
Nadruk: — Tengo que saber quién... (Volviéndose a Sagraz, que le tira de la
manga) ¿Qué te pasa?
Sagraz: — La fiesta de la cosecha... Nadruk... La fiesta...
Nadruk (impaciente): — ¿Qué pasa con la fiesta?
Rhenara: — ¿Pasa algo malo?
Sagraz: — No, querida, no pasa nada... La fiesta de las cosechas, me estabas
hablando de la fiesta...
Nadruk: — Y de Tzarina, que sabe quién guarda el Talismán.
Rhenara (confundida. Su imagen se vuelve más borrosa): — Yo...
Nadruk: — Va a desaparecer. (se acerca a la figura cada vez más transparente de
Rhenara) ¡Rhenara! ¿Quién tiene el talismán de Rhem?
Rhenara: — Yo... yo... ¡Oh, Dhernak!
Rhenara desaparece en el aire. La habitación se oscurece de repente.
La Piedra de Rhem – Guión. 104

Sagraz: — ¡Tenías que ser tan bruto!


Nadruk: — Yo... Estas apariciones... ¿Porqué tenía que ser amable con un fantasma
que lo único que quiere es demorarnos y atraparnos en algún lugar?
Sagraz: — ¡Rhenara no iba a atraparnos en ningún lugar!
Nadruk: — No lo sabes. Todas las cosas en este lugar...
Sagraz (enojada, levanta la voz): — ¡Maldición, Nadruk! ¡Ella iba a decírnoslo!
Nadruk (también enojado y levantando la voz): — No iba a decir nada. ¡Solo iba a
dar vueltas con tonterías y a envenenarnos con el té!
Sagraz: — Oh, pero qué necio. ¡Qué necio!
Nadruk: — ¡Cómo te atreves!... ¡Soy un Hechicero de la Orden! ¡No puedes...!
Sagraz: — Un hechicero de una Orden petrificada que no sabe lo que significa la
fiesta de las cosechas.
Nadruk (se interrumpe de golpe): — ¿Qué?
Sagraz: — Bien. Al menos no eres sordo. La fiesta de las cosechas se usa
normalmente para consagrar amuletos y talismanes... Cuando cae en
luna llena...
Nadruk: — ¿Qué luna tendremos este año?
Sagraz (suspira): — ¿Y qué importa este año? Rhenara tal vez iba a llevarnos al
momento en que el Talismán fue consagrado, y tal vez nos diría a quién
se lo dio Rhem... Pero la perdimos...
Nadruk (avergonzado): — Lo siento. Tienes razón. Soy un necio.
Sagraz (mirando más allá de él): — Oh, bueno... Ya sabes. Hasta los tontos pueden
redimirse...
Nadruk la mira sin comprender. Sagraz se levanta y avanza hacia la pared
que está detrás de él.

Sagraz: — Hace tiempo que nos dijeron que los retratos de la familia del Antiguo
estaban en esta salita...
Nadruk se vuelve lentamente. En la pared a la que Sagraz se acercó hay
un retrato. Es Rhem, de pie frente a su escritorio, en la biblioteca. También hay
otros retratos, el de Rhenara y el de la esposa de Rhem, que aparecerán de
nuevo en las escenas siguientes y en el capítulo 4.

Sagraz (al retrato): — Tenemos que hablar contigo... Antiguo.

Nadruk abre la boca asombrado. Luces verdes empiezan a destellar en el


cuadro, y se hacen cada vez más intensas. El destello verde marca el final de la
escena.

Escena 6.

Escenario: Una zona de niebla. Se trata del limbo entre las


escenas de los cuadros. Puede usarse la sala del Inquisidor, con la
adecuada cantidad de humo, e iluminación difusa, no cenital. Puede
también hacerse una toma general de la zona de niebla, mostrando
puertas aquí y allá, puertas separadas de sus paredes, que no
conducen a ninguna parte. De nuevo, tanto Nadruk como Sagraz
van vestidos con la ropa del comienzo de la historia.
Personajes: Nadruk, Sagraz.
La Piedra de Rhem – Guión. 105

Sagraz (mirando alrededor): — ¡Maldición! ¿Dónde estamos? ¿Dónde está Rhem?


Nadruk (extiende la mano para tomarle la de ella): — Tranquila...
Sagraz (patea): — Maldición, maldición, maldición...
Nadruk: — Tranquilízate. No pensarás que Rhem se iba a presentar de inmediato.
Sagraz: — No, pero...
Nadruk: — Nada de peros. ¿Dónde está tu decisión de enfrentar al Antiguo?
Sagraz: — En el mismo lugar que el Antiguo... Muy lejos de aquí.
Nadruk (disimula una risa nerviosa): — Bueno, vamos a buscarlo, entonces.

Sagraz empieza a caminar detrás de Nadruk. No se ve adónde van, y las


oleadas de neblina los ocultan de vez en cuando. Sagraz sigue tomada de la
mano de Nadruk. Caminan en silencio. Después de unos momentos:

Sagraz (señala adelante): — Parece que hay algo allá...


Nadruk: — Mm. Tienes razón. Vamos.
Sagraz: — Ten cuidado...
Nadruk (se da vuelta y la mira, levantando una ceja): — Tengamos... No voy a
dejarte aquí.
Sagraz (le aprieta la mano): — Más te vale...
Lentamente empieza a perfilarse una puerta en la niebla. Es una puerta de
madera, aparentemente sólida, la puerta de la biblioteca de Rhem.

Nadruk (con la mano en el pestillo): — ¿Preparada?


Sagraz: — Vamos.
Nadruk abre la puerta, y ambos la atraviesan.

Escena 7.

Escenario: La biblioteca de Rhem. En lugar de los sillones y la


mesita de té, se puede ver un escritorio, al cual está sentado Rhem.
Las ventanas están abiertas, las cortinas corridas. Hay buena luz. Es
de día.
Personajes: Nadruk, Sagraz, Fantasma 4 (Rhem), Fantasma 5
(Tzarina).

Cuando entran en la biblioteca, todo rastro de niebla desaparece. Rhem


está solo, inclinado sobre un manuscrito, con una pila de libros a un lado. Puede
haber pluma y tintero para escribir a un lado.
Nadruk y Sagraz entran con cierta cautela, pero Rhem no se mueve ni
levanta la cabeza. De pronto se dan cuenta que se trata de la imagen del cuadro;
o bien un efecto de la cámara puede dar esa información al espectador.
La Piedra de Rhem – Guión. 106

Nadruk (con voz fuerte): — ¡Antiguo! Hemos venido a verte.


Rhem no reacciona.

Sagraz (susurra): — ¿Qué sucede?


Nadruk (en el mismo tono): — No lo sé. (Agrega en voz más alta) ¡Rhem, el
Antiguo! ¡Nadruk, último hechicero de la Orden te está hablando!
De nuevo, el fantasma no responde ni parece oírlo.

Sagraz: — ¿Qué está pasando aquí?


Nadruk (menea la cabeza): — ¡Rhem!
Sagraz: — Sh. Parece que no nos oye...
Nadruk: — Ahá. ¿Dónde estamos? Parece la biblioteca, pero...
Sagraz: — ...tiene algo raro. Creo que no es la biblioteca... Creo que es... (mira a su
alrededor)
Nadruk: — ¿Qué?
Sagraz: — Creo que estamos en la pintura de la biblioteca. En el cuadro.
Nadruk la mira incrédulo.

Sagraz (continúa): — Mira las velas. No gotean. Y las cortinas, no se mueven...


Nadruk: — Es un fantasma.
Sagraz: — No, temo que nosotros somos los fantasmas aquí...

Nadruk abre la boca como para contestar algo, pero se detiene cuando ve
a Rhem levantar la vista. Aprieta el brazo de Sagraz. Rhem se levanta y se oyen
unos golpes en la puerta.

Rhem: — Adelante.
Entra una mujer muy parecida a Sagraz, tanto en la vestimenta como en
las facciones. Es Tzarina.

Nadruk: — Una gitana...


Rhem: — Tzarina. Bienvenida de nuevo. ¿Tienes el objeto?
Tzarina:— Ya te dije, viejo amigo, que el objeto lo tienes que escoger tú. Tiene que
ser algo personal, algo que ames, para que no rechace el encantamiento.
Sagraz (en un susurro asombrado): — Le está enseñando...
Nadruk: — Sí. Le está enseñando la magia de las cosas...
Rhem: — Ya encontraré algo adecuado. Tenemos que reparar el daño que la Piedra...
Tzarina:— Ya cálmate. La Piedra fue solo un accidente. No volverá a suceder.
Nadruk (susurra): — ¿La Piedra?
Sagraz: — ¡Sh!
Rhem: — Tzarina, no podemos tener esa clase de accidentes. Lo que está en juego...
Tzarina:— Ya lo sé, mi amigo, ya lo sé. Fue mi error. Yo... Debí haber sabido que un
hechicero de la Orden sería mucho más poderoso que una aprendiza de
bruja.
Rhem: — ¿Qué pasará con la Piedra?
La Piedra de Rhem – Guión. 107

Tzarina:— Tendrás que esconderla, y sellar el lugar. Un objeto tan poderoso será
seguramente una tentación muy grande para cualquier buscador de
poder.
Rhem: — Tzarina, ¿te parece..?
Tzarina:— ¡No! ¡No me lo digas! La escondas donde la escondas, no me lo digas. Y
no lo digas a nadie más. Tú y yo hemos quedado ligados a la piedra... al
menos en tanto no la contrarrestemos.
Rhem: — ¿Y después?
Tzarina duda un momento, como si evaluara cuánto decirle al hechicero.

Tzarina:— Uno de nosotros quedará ligado al Talismán, y el otro a la Piedra.


Rhem: — ¿Cómo?
Tzarina (baja la cabeza):— Lo lamento.
Rhem la mira un momento fijamente. Luego él también baja la cabeza.

Rhem: — Está bien, de acuerdo. Tenemos que reparar el mal que hicimos.
El hechicero se acerca a la gitana y le toma las dos manos, mirándola a los
ojos.

Rhem: — Prométeme una cosa, Tzarina...


Tzarina:— Lo que quieras.
Rhem: — Que cuidarás de los míos en caso de que yo... que yo no...
Tzarina (de nuevo baja la cabeza):— No sucederá. Y cuando yo... quede ligada a la
Piedra, deberás alejarme de aquí. Destruiré el amuleto, si no lo proteges
bien. Incluso podría intentar destruirte a ti... Tienes que matarme antes
de que lo haga.
Rhem: — No digas eso...
Tzarina:— Es así.
Rhem: — ¿Y si yo quedara ligado a la Piedra?
Tzarina (levanta la vista y lo mira de frente):— No permitiré que les hagas daño.
Rhem (asiente): — Cuida de mi niña, Tzarina. Rhenara es muy joven aún...
Tzarina (sonríe):— Descuida. Estarás aquí para entregarla el día de su boda. Ya lo
verás...
Rhem: — ¿Lo crees? (Luego sacude la cabeza) No, eso significaría que tú...
Tzarina:— Ya no importa. Ve a buscar el objeto. Tengo que prepararlo para la
consagración, mañana en la noche.
Rhem (susurra): — Luna llena.
Tzarina (asiente):— Fiesta de la cosecha.
Rhem comienza a retirarse de la habitación. Está cruzando la puerta
cuando se vuelve:

Rhem: — Tzarina...
Tzarina:— ¿Qué?
Rhem: — Lo siento.
La Piedra de Rhem – Guión. 108

Tzarina se limita a mirarlo y asentir de nuevo con la cabeza. Rhem se


retira. La mirada de la gitana vaga por la biblioteca unos momentos. Da la vuelta
al escritorio y mira el manuscrito en el cual Rhem ha estado trabajando. Nadruk y
Sagraz han permanecido inmóviles en el fondo de la escena. Ahora Sagraz
comienza a acercarse a Tzarina para leer sobre su hombro el papel. De pronto
Tzarina levanta la cabeza y mira directamente a Sagraz. Menea la cabeza, se
lleva un dedo a los labios y señala la puerta. Sagraz retrocede, y toma la mano de
Nadruk.

Sagraz (susurra): — Vámonos...


Sagraz y Nadruk salen por la puerta.

Escena 8.

Escenario: El limbo neblinoso entre los cuadros, ya descrito


para la escena 6.
Personajes: Nadruk, Sagraz.

Nadruk y Sagraz están de nuevo envueltos en remolinos de niebla.

Nadruk (asombrado): — ¡Vaya...!


Sagraz (lo mira y sonríe condescendiente): — Así que por eso Rhem el Antiguo
conocía la magia de los objetos. Aprendió de una gitana.
Nadruk: — Tzarina. ¡Increíble! ¿Qué significa eso de que la Piedra fue un error?
Sagraz: — No lo sé. Yo escuché lo mismo que tú. Aparentemente, al realizar el
hechizo sobre la Piedra algo salió mal.
Nadruk: — Ellos creen que la Piedra es maligna.
Sagraz: — Bueno... Convirtió a toda tu Orden en piedra...
Nadruk: — Pues... yo creí que era por causa del Adamantis.
Sagraz se encoge de hombros y no contesta. Caminan unos pasos en la
neblina.

Nadruk: — ¿Qué significa eso de quedar ligado a la Piedra y al Talismán?


Sagraz: — Tú eres el hechicero, dímelo tú.
Nadruk: — Tú eres la experta en magia concreta.
Sagraz (conteniendo una risita): — Bueno... Según me enseñó mi abuela, al
embrujar un objeto, viertes parte de tu energía o espíritu en él. Eso
mantiene la magia en el talismán. Cuanto más poderoso, tanto más
energía requiere... La Piedra...
Nadruk: — Era... no, es uno de los objetos más poderosos que se hayan encontrado.
Por eso la quería el Adamantis.
Sagraz: — Bien. Y el Talismán que estamos buscando...
Nadruk: — La Panacea del Hechicero...
Sagraz: — Si entendí bien, la van a fabricar para conjurar el daño de la Piedra.
La Piedra de Rhem – Guión. 109

Nadruk: — Pero entonces ¿No quedarían ambos ligados al Talismán? Y se liberarían


de la Piedra...
Sagraz (sacudiendo la cabeza): — No es tan fácil. Los dos objetos son muy
poderosos. Ambos reclamarán una parte del alma de los magos que los
hicieron. Habrá una batalla...
Nadruk: — ¿Y no pueden tener mitad y mitad? ¿La mitad de cada uno?
Sagraz: — No. Son demasiado poderosos, necesitan un espíritu entero. Si los dos
objetos fueran del mismo tipo... los dos buenos o los dos malos... Pero
siendo como son, cada uno de los objetos ganará a uno de los magos.
Nadruk: — ¿Y puedes saber quién ganará?
Sagraz: — Claro.
Nadruk: — ¿Quién?
Sagraz: — Bueno... Por lo que sabemos, Rhem se quedó con la Piedra. Entonces...
Nadruk: — Tzarina debe tener el Talismán.
Nadruk y Sagraz han seguido caminando en la niebla, y luego de unos
momentos han llegado a otra puerta muy parecida a la anterior.

Sagraz: — O caminamos en círculos, o es otra puerta.


Nadruk: — Vamos a ver... Tal vez sea la salida.
Sagraz lo mira incrédula, pero lo sigue. Ambos cruzan el umbral.

Escena 9.

Escenario: Recibidor. Bien iluminado, rosas en los floreros,


ventanas abiertas dejando entrar la luz del sol.
Personajes: Fantasma 3 (Rhenara), Fantasma 6 (Dhernak)
Nadruk y Sagraz.

Un efecto de la cámara indica que se trata de otro de los cuadros de la


galería. Rhenara, la hija de Rhem está sentada junto a la ventana, ocupada en
sus labores. Se oyen unos golpes en la puerta, y la muchacha se levanta a abrir.
Abre la puerta de un tirón, con una sonrisa, y se detiene turbada cuando ve que
el visitante no es quien ella espera. Dhernak es en esta escena un hombre joven,
apenas un aprendiz de hechicero. Llega en anticuadas ropas de viaje. Rhenara
retrocede un paso y se sonroja.

Rhenara: — Hola padre... Ah, lo siento.


Dhernak (también turbado): — Eh... Mis disculpas, señorita... Yo...
Rhenara: — Ha sido mi falta. ¿Qué desea el caballero?
Dhernak (con una sonrisa):— De ninguna manera. Mi nombre es Dhernak. Estoy
buscando a Rhem, el hechicero.
Rhenara (responde a la sonrisa, y levanta lentamente la mirada. Cuando llega a
los ojos del otro, vuelve a bajarla): — Mi padre no está en casa. Lo
estamos esperando... ¿Desea pasar?
Dhernak (algo contrariado): — Eh... No lo sé... Tal vez no sea adecua...(do)
Rhenara: — Tonterías. ¡Señora Fez!
Dhernak: — No deseo molestar... Puedo volver más tarde... Yo...
Rhenara: — Tonterías. La señora Fez se ocupará de usted. Mi padre volverá en
cualquier momento.
La Piedra de Rhem – Guión. 110

Dhernak (al fin atreviéndose a entrar):— Muchas gracias. La verdad es que el


camino está muy difícil en estos días...
Rhenara: — ¿De verdad? Siéntese, por favor. Le diré a la señora Fez que le traiga
algo fresco. ¿Hace calor, verdad?

Rhenara arrastra a Dhernak hasta uno de los sillones, y se sienta frente a


él. Toma de nuevo su labor (bordado o lo que haya estado haciendo antes de que
el invitado llegara). Intenta continuar su trabajo, pero tiene dificultades para
concentrarse.

Dhernak (tratando de ser amable): — No sabía que el maestro tenía una hija.
Rhenara (sobresaltándose): — ¿Eh? Ah, bueno... Mi madre y yo hemos vivido aquí
desde... (la conversación se pierde en el sonido de fondo)
Nadruk (en voz baja, a Sagraz): — No entiendo porqué estamos aquí. Esto no es
más que una tonta conversación de enamorados...
Sagraz: — Precisamente por eso es importante. Por algo nos han traído a este
cuadro...
Nadruk: — Sí, para hacernos perder el tiempo.
Sagraz: — O para mostrarnos algo importante relacionado con el Talismán. El
Inquisidor dijo que Dhernak le había robado su hija a Rhem...
Nadruk: — ¿Robado a la chica? ¿Crees que la secuestró?
Sagraz (sonríe y menea la cabeza): — Por la manera como ella lo está mirando,
huyeron juntos.
Nadruk: — Bah.
Sagraz: — ¡Sh! Escúchalos.
Dhernak (que ahora parece más tranquilo): — ...Por eso es que necesito que el
maestro me permita copiar el libro. Es muy importante para nosotros.
Rhenara (tendiéndole la mano): — Estoy seguro que mi padre podrá...
En ese momento, entra Rhem. Los jóvenes se sobresaltan y se sueltan las
manos. Rhem mira a Dhernak con desconfianza.

Dhernak (también turbado): — Maestro... Yo...


Rhenara: — Padre. El Hechicero Dhernak ha venido hasta aquí desde la Orden solo
para verte.
Rhem (gruñe): — Por lo que veo ha encontrado algo mejor que mirar (Dhernak se
sonroja visiblemente)
Dhernak (también turbado): — Maestro...
Rhenara: — ¡Padre!
Rhem (sonríe): — Está bien, mi hija es muy hermosa. (Se acerca y le acaricia la
mejilla a la muchacha). Dime, hechicero Dhernak. ¿Qué necesitas del
maestro, que la Orden se ha arriesgado a enviar a alguien tan lejos?
Dhernak:— Eh... Maestro... ¿No crees que sería mejor hablar en... privado?
Rhenara: — Subiré a mis habitaciones...
Rhem (haciendo un gesto con la mano): — Por mí no es necesario, Rhenara, hija
mía. Nuestro invitado debe saber que no hay secretos en nuestra familia.
Rhenara hace una pequeña inclinación.
La Piedra de Rhem – Guión. 111

Dhernak:— Eh... Está bien. Maestro, el Adamantis me envió a pedirte que nos dejes
hacer una copia del Sacris Scentia...
Rhem: — ¿Qué? ¿El Sacris Scentia?
Dhernak:— Sí, señor. El Adamantis lo necesita para...
Rhem: — Jamás.
Dhernak:— Señor, yo...
Rhem (con una mirada dura a Dhernak): — Por nada del mundo permitiré que el
Adamantis tenga el Sacris Scentia. ¡Jamás, he dicho!
Rhenara: — Padre... Ni siquiera has escuchado sus razones...
Rhem: — No existen buenas razones para copiar ese libro. ¡Fuera de mi casa!
Dhernak:— Señor, yo solo soy un mensajero... Yo...
Rhenara: — ¡Padre!
Rhem: — Hija, créeme que esto lo hago por ti. ¡Fuera!
Y poniéndose de pie saca a Dhernak de la casa.

Sagraz (aparte): — ¿Porqué hizo eso?


Nadruk: — ¡Sh! Esto sí se pone interesante...
Rhenara (a Rhem): — ¡Padre! Era nuestro invitado... ¡Mi invitado!
Rhem (intenta acercarse a la hija, pero ella se aparta): — Rhenara, créeme que...
Rhenara: — ¡No! ¡No te creo! ¿Porqué eres siempre tan descortés con todos los que
nos visitan? Mamá y yo estamos hartas de este aislamiento. ¡Yo estoy
harta! ¡Ya no lo soporto más!
Rhem: — Hija... No es por...
Rhenara se aparta violentamente de Rhem y sale corriendo de la
habitación.

Sagraz: — Pero ¿porqué...?


Nadruk: — Sh. Salgamos de aquí.
Sagraz: — Pero yo quiero saber...
Nadruk (tomándola por el brazo y arrastrándola hacia la puerta): — Vámonos.

Sagraz y Nadruk salen del recibidor.

Escena 10.

Escenario: El limbo neblinoso entre los cuadros, ya descrito


para las escenas 6 y 8.
Personajes: Nadruk, Sagraz.

Sagraz: — ¿Qué sucedió? ¿Qué fue lo que viste?


Nadruk: — Vamos, busquemos otra puerta... Esta ya no nos sirve.
Sagraz: — ¡Espera! ¿Qué viste?
Nadruk (se detiene y mira a Sagraz): — Cuando empezaron a hablar del Sacris
Scentia... El fantasma de Rhem empezó a concentrar magia... Creo que
hay otro espíritu aquí además de los personajes de las pinturas.
Sagraz: — ¿Y crees que nos está buscando?
Nadruk: — Puedes apostarlo.
La Piedra de Rhem – Guión. 112

Sagraz: — Pero... ¿Porqué no nos encontró antes? ¿Qué sentido tienen estas visitas al
pasado de Rhem?
Nadruk (vacila un momento antes de contestar): — No lo sé. Quizá hay otras
fuerzas en juego aquí. Este lugar está lleno de trampas, ya te lo dije.
Busquemos otra puerta...
Sagraz: — ¿La salida?
Nadruk: — No. Quiero saber porqué el Antiguo no permitía que nadie tocara el
Libro de las Esencias.
Sagraz: — Sacris Scentia...
Nadruk: — Exactamente... Y quiero saber porqué cada vez que se lo menciona los
fantasmas se alteran hasta el punto de romper el hechizo.
La niebla se disipa un poco, y Sagraz y Nadruk ven otra puerta, muy cerca
de la anterior. Se miran unos momentos en suspenso.

Sagraz: — ¿Esa puerta?


Nadruk: — Sí.

Escena 11.

Escenario: Biblioteca de Rhem, acondicionada como en la


escena 7.
Personajes: Fantasma 5 (Tzarina), Fantasma 3 (Rhenara),
Nadruk, Sagraz. Luego entra Fantasma 4 (Rhem).

Tzarina se encuentra en la biblioteca. Mira un medallón que tiene en las


manos y suspira. El medallón es el mismo que tenía Rhenara y que lleva Sagraz.
Es el objeto elegido por Rhem para Talismán, pero ni Nadruk ni Sagraz lo saben.
Tzarina lo mira unos momentos, lo esconde entre las ropas y se inclina sobre los
manuscritos que Rhem ha dejado en su escritorio. Entra Rhenara y vacila un
momento en la puerta. Sagraz y Nadruk están en un lado de la escena,
observando. Tampoco en esta ocasión notan el medallón.

Tzarina: — Ah, Rhenara... Tu padre no está aquí...


Rhenara: — No estoy buscando a mi padre.
Tzarina la mira unos momentos. El tono de la muchacha fue cortante.

Tzarina: — ¿Pasa algo malo?

Rhenara se acerca y se sienta frente a la gitana.

Rhenara: — Sí.
Tzarina espera, mirando a Rhenara.

Rhenara: — Es terrible... Papá... papá quiere enviarnos fuera.


Tzarina (levanta las cejas): — ¿Vacaciones?
La Piedra de Rhem – Guión. 113

Rhenara (sacude la cabeza): — No. (Baja la voz) Al otro lugar.


Tzarina: — ¿Al otro lugar? No puede ser. ¿No le habrás entendido mal?
Rhenara: — No. Él dijo... Dijo que si vuelvo a ver a Dhernak me va a mandar a un
lugar del que no me pueda escapar... Tzarina...
Tzarina: — No pudo haber hablado del otro lugar...
Rhenara: — Tú no lo escuchaste. Desde la fiesta de la cosecha ha estado... extraño.
Tzarina (se estremece): — La fiesta de la cosecha...
Rhenara: — Tzarina. Sé que estuviste trabajando con él esa noche. ¿Qué sucedió?
Tzarina (mira a Rhenara y menea la cabeza): — Es mejor no hablar de eso...
Rhenara: — ¿Porqué?
Tzarina: — Todo salió mal...
Rhenara: — ¿Qué cosa? Tzarina, por favor...
Tzarina (suspira): — Hace tiempo, tu padre y yo practicamos un encantamiento...
Tratábamos de despertar el corazón de la piedra... Pero, bueno, digamos
que no resultó como esperábamos. La piedra se rebeló.
Rhenara: — ¿Cómo?
Tzarina: — La piedra se rebeló. Su espíritu despertó, y rechazó nuestro dominio...
Adquirió vida propia. (Suspira otra vez y apoya la cabeza en las
manos) Nunca debimos intentar algo así... Ahora la Piedra intenta
poseer a cualquiera que la toque.
Rhenara: — Pero, ¿y la fiesta de la cosecha?
Tzarina: — Intentamos contrarrestar la Piedra con un Talismán...
Rhenara: — ¿Y qué pasó?
Tzarina: — El Talismán todavía no tiene fuerza suficiente para dominar a la Piedra.
Nos dimos cuenta demasiado tarde. El poder del Talismán necesita
madurar.
Rhenara: — Pero ¿porqué papá está tan preocupado? Si ya hechizaron el Talismán...
Tzarina: — El Talismán debe ser guardado hasta que su poder esté completo.
Mientras tanto, la Piedra debe permanecer oculta.
Rhenara: — ¿Y eso que tiene que ver con...?
Tzarina: — Tu padre escogió un libro, y encerró la piedra en él. El Libro de las
Esencias. Dijo que si había un libro con suficiente poder como para
capturar al espíritu de la piedra estaba en ese libro.
Rhenara: — Dhernak ha estado intentando que mi padre le permita copiar ese libro
para el Adamantis...
Tzarina (escéptica): — Lo sé. ¿Estás segura que realmente fue enviado por el
Adamantis?
Rhenara (ofendida): — Por supuesto. ¿Qué estás insinuando?
Tzarina: — Tu padre ha estado convencido de que tu Dhernak ha venido empujado
por su propia ambición, no por orden del Adamantis. Tal vez atraído por
la Piedra.
Rhenara (desesperada): — Pero tú no puedes creer eso. Mi padre ha estado
paranoico desde la fiesta, pero tú...
Tzarina: — Yo he tenido otros problemas. Te estoy preguntando a ti qué es lo que tú
crees.
Rhenara: — Yo creo en Dhernak. Lo amo.
Tzarina se lleva la mano al pecho y aferra algo que tiene bajo la ropa, en
un gesto muy parecido al de Sagraz. Mira unos momentos a Rhenara.
La Piedra de Rhem – Guión. 114

Tzarina: — Está bien. Te ayudaré...


Rhem: — ¿Perdón? ¿Ayudarás a quién?
Tzarina: — Rhem, viejo amigo.
Rhem: — Bruja hipócrita, no me llames así. Estás planeando robarme...
Rhenara se levanta y retrocede hacia las estanterías. Rhem muestra una
gran violencia, aunque contenida por el momento.

Tzarina: — ¿Robarte? Amigo, todo lo que tengo es tuyo. ¿Cómo podría robarte?
Rhenara: — Papá, yo...
Tzarina le hace señas de que calle. Rhenara la mira asustada.

Rhem (lanzando una breve mirada en dirección a su hija): — ¿Y tú me lo


preguntas, gitana? ¿Acaso olvidas de dónde te saqué?
Tzarina (levantando la cabeza con orgullo): — No, no lo olvido. También recuerdo
que te he pagado con creces mi rescate. No tienes ningún poder sobre
mí.
Rhem: — Eso es lo que tú crees, gitana.
Tzarina se levanta y se para frente al hechicero.

Rhenara: — Tzarina...
Tzarina: — Quédate ahí. No te muevas.
Rhem (soltando una carcajada malévola): — Me obedecerás, Tzarina. Igual que
todos los demás.
La imagen de Rhem se ha ido iluminando en verde. Rhenara palidece.
Tzarina lo enfrenta con calma.

Tzarina: — Rhem, regresa. La Piedra no tendrá poder sobre ti si tu no se lo das.


¡Regresa!
Rhem: — ¿Regresar? ¡Estás loca! Esto es verdadero poder... Gitana, no sabes lo
que...
Tzarina (de nuevo lleva la mano al pecho y aprieta lo que esconde bajo la ropa):
— ¡Basta! ¡No eres tú el que habla! El Talismán...
Rhem levanta los brazos para realizar un conjuro, pero de la mano que la
gitana aprieta contra su pecho sale una luz dorada que golpea al mago y lo
desmaya. Rhenara ahoga un grito y se acerca a su padre.

Tzarina: — Lo lamento.
Rhenara: — ¿Qué le hiciste?
Tzarina: — Lo golpeé con el Talismán. Rhenara, tengo que hablar con tu madre. Tu
padre caerá en el poder de la Piedra muy pronto, y será mejor que las
dos se vayan de aquí cuanto antes...
Rhenara: — ¿Irnos? ¿Adónde?
Tzarina: — No lo sé. Pero no será seguro permanecer con él. Puedo darles unas
semanas, si el Talismán me ayuda, pero...
Rhenara: — Tzarina...
Tzarina: — Lo lamento, niña.
Rhenara: — Mi padre...
La Piedra de Rhem – Guión. 115

Rhenara abraza a su padre desmayado Tzarina se detiene junto a ella.

Tzarina: — Lo siento tanto... Yo debería haber quedado bajo la influencia de la


Piedra, y él del Talismán... Te fallé...
Rhenara: — Tzarina... Sari...
Tzarina (menea la cabeza): — Lo siento...
Tzarina sale. Rhenara permanece abrazando a su padre. Nadruk le indica
por señas a Sagraz que se retiren. Los dos salen de la biblioteca.

Escena 12.

Escenario: El limbo neblinoso entre los cuadros, ya descrito


para las escenas 6 , 8 y 10.
Personajes: Nadruk, Sagraz.

Nadruk: — Ahora lo entiendo...


Sagraz: — Pues... yo no.
Nadruk (mira a Sagraz): — Tzarina tiene el Talismán.
Sagraz: — Eso ya lo habíamos adivinado.
Nadruk: — Ah, pero ahora lo sabemos. Rhem escondió la Piedra, porque Tzarina le
dio un poco de tiempo... Controló el hechizo de la Piedra con el
Talismán el tiempo suficiente como para que Rhenara huyera con
Dhernak, y Rhem ocultara la Piedra maldita...
Sagraz: — ¿Cómo sabes que Rhenara huyó con Dhernak? No me pareció que...
Nadruk: — La línea de los Adamantis se enorgullece de descender del mismo Rhem.
Todos creen que es una ascendencia espiritual, pero los de la Orden
saben que hay algo más...
Sagraz: — Escondió la Piedra... ¿Y?
Nadruk: — Luego de su séptimo viaje, Rhem no volvió a salir. Su esposa falleció...
Al menos eso es lo que se supone. La hija desapareció, tal vez... El
Antiguo se fue aislando más y más... Nadie que entrara a la casa volvía a
salir... aún en vida del Antiguo.
Sagraz: — Y así se ganó su fama...
Nadruk (encogiéndose de hombros): — Bueno, la casa está llena de trampas...
Sagraz: — Sí, es cierto. Quisiera salir de aquí... Ya tuve suficiente de Rhem y su
Talismán...
Nadruk: — Yo también.
Caminan unos momentos en la niebla, hasta que aparece otra puerta.
Nadruk la señala en silencio.

Sagraz (lo mira con desesperación): — ¿Hay otra opción?


Nadruk: — No.
Sagraz: — Entonces, vamos de una vez...

Escena 13.
La Piedra de Rhem – Guión. 116

Escenario: dormitorio principal, mismo en el que se alojó


Sagraz en los capítulos anteriores.
Personajes: Fantasma 4 (Rhem), Fantasma 6 (esposa de
Rhem).

La esposa de Rhem está en la cama. Rhem está sentado a su lado. Milena


se retira con una bandeja. De nuevo, Nadruk y Sagraz permanecen en el fondo de
la escena, observando.

Rhem (en tono de suave reproche): — Tienes que comer más, querida...
Esposa (tose): — No tengo apetito. Estoy muy cansada, querido.
Rhem: — Tienes que hacer un esfuerzo. Si no, no te mejorarás...
Esposa (sonríe, indulgente): — Sabes que no...
La voz se apaga. La enferma mira por la ventana unos momentos. Rhem
sigue la mirada. Se ven las ramas de un rosal (rojo) golpeando contra la ventana.
El hechicero se acerca, saca la mano por la ventana y toca las ramas. Se ve un
suave destello de luz verde, y cuando Rhem vuelve a meter la mano, tiene una
rosa rojo oscuro. Se la tiende a su esposa.

Rhem: — Para mi novia...


Esposa: — Querido...
La mujer lleva la rosa a la cara para aspirar su perfume, y vuelve a toser.
Rhem hace una mueca.

Esposa: — Esposo mío... Me gustaría ver a Rhenara... Hace días que no veo a nuestra
niña...
Rhem (con un gesto de dolor): — Mi amor, ella no está en casa... ¿Recuerdas que la
enviamos con tu hermana, para que pudiera divertirse y ver a otros
jóvenes de su edad?... Tú misma dijiste que...
Esposa: — Es cierto... Tiene que estar con personas de su edad... Pero la extraño
tanto... Quisiera...
Rhem: — ¿Qué, mi amor?
Esposa (con voz débil): — ...quisiera despedirme... Esposo mío, estoy tan cansada...
Rhem (nervioso): — ¿Despedirte, amor? Ella volverá la semana próxima... Entonces,
tú y ella...
Esposa (extendiendo la mano para tomar la de Rhem): — Mi querido... Estoy tan...
cansada... Dile a nuestra hija que la amo.
La mano de la enferma aprieta un segundo la de Rhem y luego cae, laxa.
Rhem la aprieta un momento en vano.

Rhem (con voz quebrada): — Adara...


Rhem se inclina sobre su esposa, y se estremece. La luz verde se
concentra sobre él, y cambia de un verde luminoso a un verde amarillento,
venenoso, indicando que la magia de Rhem ha cambiado de orientación. Sagraz
se acerca a Nadruk y le aprieta el brazo. Rhem se endereza lentamente. Mira
primero a su esposa, y luego a Sagraz.
La Piedra de Rhem – Guión. 117

Rhem (con los dientes apretados): — Tzarina...


Sagraz retrocede un paso.

Rhem (levantándose y señalando a Sagraz con el dedo): — Tzarina, es por tu


culpa...
Sagraz: — Yo...
Nadruk: — No puede vernos, recuerda que él no puede...
Rhem: — Y tú también, aprendiz de hechicero... Ustedes tienen la culpa de todo
esto...
Nadruk: — ¿Puedes vernos?
Sagraz: — ¿Puede...? Antiguo, yo no soy Tza...
Rhem: — Si no eres Tzarina, eres su hija. ¡Tan culpable como ella!
Nadruk trata de cubrir a Sagraz, y la empuja hacia la puerta por donde
entraron.

Sagraz: — Antiguo, nosotros hemos venido por...


Rhem (levantando las manos para realizar un hechizo): — Para lo que sea que
hayas regresado, hija de Tzarina, ¡la respuesta es no!
La luz verde se vuelve más intensa, y se produce un estallido que empuja
a Nadruk y Sagraz hacia la puerta. Una luz dorada se mezcla con la luz verde. El
capítulo se cierra con el estallido luminoso.

Fin del capítulo 3.


La Piedra de Rhem – Guión. 118

La Piedra de Rhem.
Capítulo 4 – El pozo embrujado.
Escenas del capítulo anterior.

Esta vez, las imágenes del capítulo anterior pueden


hilvanarse en torno a los tres retratos visitados por Nadruk y Sagraz
en el capítulo 3. El retrato de Rhem en la biblioteca, con la visita
que muestra el pacto de Rhem y Tzarina; el retrato de Rhenara
junto a la ventana, y la discusión que ella tiene con su padre
respecto a Dhernak; alguna imagen de la discusión de Rhem y
Tzarina; y por último el retrato de Adara, la esposa de Rhem, el
fallecimiento de ésta, y el cambio final de Rhem. El estallido de luz
verde marca el comienzo del capítulo 4.

Escena 1.

Escenario: Una zona de niebla. Se trata del limbo entre las


escenas de los cuadros del capítulo anterior. Puede usarse la sala
del Inquisidor, con la adecuada cantidad de humo, e iluminación
difusa, en este caso en tonos de verde. Los personajes son, en esta
ocasión perseguidos por Rhem. Tanto Nadruk como Sagraz van
vestidos con la ropa del comienzo de la historia.
Personajes: Nadruk, Sagraz, Fantasma 5 (Tzarina).

Nadruk y Sagraz caen hacia atrás desde la puerta, que se cierra con
estrépito. La luz verde destella un momento tras la puerta, y luego se apaga.

Tzarina: — Levántese, de prisa...


Sagraz (asombrada): — ¡Tzarina!...
Nadruk: — ¿Qué estás haciendo aquí?
Tzarina: — De prisa...
Nadruk (apoyándose en un codo y mirándola): — No sin respuestas. Estoy cansado
de los juegos de Rhem.
Tzarina (con una mueca):— Ya lo sé. ¿Crees que yo no? Dense prisa. Este lugar no
es seguro para ustedes.
Sagraz (sentándose): — ¿Y qué me dices de ti?
Tzarina: — Yo no importo.
Nadruk (poniéndose de pie): — Sí... Ni siquiera eres real ¿no es verdad?
Tzarina: — Vamos, hechicero Nadruk. Tú y tu amiga corren peligro en este lugar...
Sagraz: — ¿Sabes quienes somos?
Tzarina: — Claro, Tzagraz. Los he estado observando.
Nadruk ayuda a terminar de levantarse a Sagraz, y ambos enfrentan a la
gitana.

Nadruk (burlón, y luego enojado): — Sí, por supuesto. Te dije que estoy cansado de
los juegos de Rhem. Nos iremos solos, si no te importa.
Sagraz: — Nadruk...
La Piedra de Rhem – Guión. 119

Nadruk: — ¿Qué?
Sagraz: — Ella puede saber por donde está la salida...
Nadruk: — ¡Maldición! ¿Otra vez le haremos caso a los fantasmas?
Sagraz (casi suplicante): — Nadruk...
Nadruk: — Maldición.
Tzarina: — Si ya han terminado de discutir...
Sagraz: — Hemos terminado. Muéstranos el camino, madre.
Tzarina comienza a caminar, y Nadruk y Sagraz la siguen. Sagraz se
coloca a la par de ella para hablarle mientras caminan. Nadruk va un poco más
atrás.

Tzarina (se vuelve sorprendida por el tratamiento):— ¿Madre? Gracias. Hace


mucho que no me hablaban así, Tzagraz.
Sagraz: — Pronuncias mi nombre de una manera extraña...
Tzarina: — No, no tanto. Es la forma original... Rhenara no podía pronunciar el mío
cuando era pequeña, y lo cambiamos a Sarina. Todavía me llama Sari, de
vez en cuando. Mi hija, Tzara, pasará a llamarse Sara. Mi nieta...
Sagraz: — Mi abuela se llamaba Sara. Pero ella también lo pronunciaba de una
forma extraña, casi como tú...
Tzarina: — Sí... La pronunciación arcaica es difícil de recordar, si no tienes a nadie
con quien hablar las viejas palabras...
Sagraz: — El viejo lenguaje... Creo que mi abuela me hablaba en él de vez en
cuando, cuando era pequeña... Después de que mamá murió. Pero mi
abuela también se ha ido, y la Bruja no habla la antigua lengua... Al
menos no conmigo.
Nadruk (de mal humor): — Si ya has terminado de desempolvar viejos recuerdos de
familia con el fantasma, pregúntale adonde nos lleva. Ya no se ven
puertas por aquí.
Tzarina: — No los estoy llevando a otra puerta. Estoy tratando de sacarlos de las
puertas.
Sagraz: — ¿Sacarnos?
Tzarina: — Sí. Estas puertas solo conducen a viejos recuerdos... Todos ellos son
callejones sin salida. Lo que sucedió no puede ser cambiado. Y dile al
hechicero gruñón que no soy un fantasma.
Sagraz: — ¿No lo eres?
Nadruk: — Si no eres uno de los hechizos de Rhem, entonces ¿quién eres?
Tzarina (se ríe): — No pensarás que Rhem fue el único que dejó algo para que
custodiara sus secretos.
Nadruk: — ¿Entonces?
Tzarina: — Tzarina me dejó a mí para que cuidara de... nuestros intereses.
Nadruk (desconfiado): — ¿Qué son?
Tzarina (suspira): — Mantener separados y a salvo tanto el Talismán como la
Piedra.
Sagraz: — ¿Porqué?
Tzarina: — Porque cada uno contrarresta el poder del otro. Si alguna persona posee
los dos, se verá dividida entre las pulsiones de uno y otro... Sería
destruido. Además de liberar una mezcla de poder que... bueno. Sería
inconveniente liberar.
Sagraz: — Pero nosotros...
La Piedra de Rhem – Guión. 120

Nadruk (a Sagraz): — Sh. (A Tzarina): Todavía no sé si podemos confiar en ti.


Tzarina (irónica):— Avísame cuando lo decidas.
Sagraz (en un susurro a Nadruk): — Yo confío en ella.
Nadruk: — Sí, claro. Es gitana como tú.
Sagraz (levantando un poco la voz): — ¿Y qué tienes en contra de los gitanos?
Nosotros...
Nadruk (continúa de mal humor): — Ya. No importa.
Sagraz (implacable): — Claro que sí importa. ¿Qué te pasa? Primero Rhenara, y
ahora Tzarina...
Tzarina: — Ya basta.
Sagraz (se vuelve hacia ella con asombro): — ¿Qué?
Nadruk también la mira asombrado.

Tzarina: — Dije que ya basta. Se están comportando como niños.


Sagraz: — Pero, madre...
Tzarina: — Hacerlos pelear es el truco que Rhem utiliza para encontrarlos. Ya basta
de pelear por tonterías.
Nadruk: — Así que de esa manera nos localizaba...
Tzarina: — Sí. La Piedra es muy sensible al humor de las personas. Por ser piedra,
odia todo lo sensible.
Nadruk: — ¿La Piedra odia...? Sí, me parecía que algo latía en ella cuando la llevé al
Adamantis... Pero es sólo una Piedra...
Tzarina: — No, ya no es sólo una piedra, es la Piedra. De todas maneras, no
importa, el daño ya está hecho.
Nadruk: — Ahora solo el Talismán puede deshacer el daño.
Tzarina mira a Nadruk de frente, muy seria. Nadruk le devuelve la mirada.

Nadruk: — ¿Sabes donde está el Talismán, Tzarina?


Tzarina: — Sí.
Sagraz: — ¿Nos llevarás a él?
Tzarina: — No.
Sagraz (confundida): — ¿Porqué, madre?
Tzarina: — No puedo hacerlo.
Nadruk (severo): — ¿Porqué? ¿No eras tú su guardiana?
Tzarina: — Sí. Pero parte de la protección que Rhem y yo acordamos poner sobre la
Piedra y sobre el Talismán fue que sólo la persona adecuada podría
encontrarlos. Sólo una persona en el tiempo, a su debido tiempo, que
fuera capaz de dominar a la Piedra, o al Talismán... La Piedra fue
escondida, el Talismán ha partido a buscar a su amo...
Sagraz: — Pero Nadruk encontró la Piedra.
Tzarina (con una sonrisa):— Sí, eso he oído. En el momento en que tú, muchacho,
tocaste la Piedra, Rhem se puso furioso. Toda la casa estalló en
llamaradas verdes...
Nadruk (incrédulo): — ¿Se escuchó desde aquí?
Tzarina: — Ahá.
Sagraz: — Bueno, si él encontró la Piedra y fue capaz de dominarla, podrá con el
Talismán.
Tzarina: — Si lo encuentra. Tal vez... O tal vez no sea para él. Ya estamos aquí.
La Piedra de Rhem – Guión. 121

Nadruk: — ¿Dónde?
Delante de ellos se abre otra puerta como las otras, entre la neblina. La
única diferencia es que esta puerta está apoyada en un muro de piedra.

Tzarina: — La puerta correcta.


Sagraz: — ¿Adónde lleva, madre?
Tzarina: — Al pasadizo secreto. De ahí podrán llegar a la biblioteca, y luego...
Nadruk: — ¿No vendrás con nosotros?
Tzarina: — No lo creo.
Nadruk: — Es una trampa.
Tzarina: — No lo es. Es que no estoy preparada para salir de este lugar entre
mundos. Soy solo una imagen creada por la magia de una mujer. ¿Qué
esperabas?
Sagraz (conciliadora): — Nosotros...
Nadruk (agresivo): — Una trampa mejor realizada. ¿Quién eres en realidad?
Tzarina: — Un reflejo de Tzarina. Más allá habrá alguien más para ayudarte.
Váyanse ahora.
Sagraz: — Pero...
Nadruk: — Está bien, confiaré en ti.
Tzarina (irónica, disolviéndose en la niebla): — Pues... muchas gracias.
Tzarina desaparece. Nadruk y Sagraz quedan solos frente a la puerta en la
pared de piedra. Nadruk mira a Sagraz, pero ella le da vuelta la cara ofendida.
Nadruk se encoge de hombros y tira del pestillo. Ambos salen.

Escena 2.

Escenario: El pasadizo secreto del capítulo 2. Se trata de un


pasillo mal iluminado, sin adornos, paredes rústicas. Paredes
irregulares, con algunos huecos, ya sean mirillas o rincones donde
esconderse.
Personajes: Nadruk, Sagraz. Luego Fantasma 3 (Rhenara) y el
Inquisidor.

Nadruk y Sagraz están en medio del pasadizo por el que Nadruk sacó a
Sagraz del sótano en el capítulo 2. Miran unos momentos a un lado y a otro,
tratando de decidir la dirección correcta.

Sagraz (molesta): — Tenías que portarte como un oso...


Nadruk (también molesto): — No puedes confiar en ellos. Son trampas de Rhem...
Sagraz (levantando un poco la voz. Le resulta difícil controlar su temperamento):
— No Tzarina. ¿Qué, no puedes percibir cuando una aparición es...?
Nadruk (apaciguador): — No. Sí. ¡No lo sé! Trata de calmarte. Tzarina nos dijo que
Rhem nos encuentra por las discusiones.
Sagraz (apenas más calmada): — Así que ahora decidiste creer en ella.
Nadruk (suspira y baja la voz): — Más o menos. No olvides que yo sí toqué la
Piedra. Lo que sentí... No fue una sensación agradable...
Sagraz (cambiando enojo por curiosidad): — ¿Cómo era?
Nadruk: — ¿La Piedra? Así, más o menos (señala el tamaño con un gesto), de
color verde brillante, luminosa a veces... Muy pesada.
La Piedra de Rhem – Guión. 122

Sagraz: — ¿Una esmeralda?


Nadruk: — No, creo que no. (Pausa, mientras sigue examinando el pasadizo,
tratando de decidir la dirección) Me parece que por allá...
Sagraz: — ¿Cómo lo sabes?
Nadruk: — Porque viene alguien.
Sagraz se acerca a Nadruk, y esperan juntos. Se oyen pasos que se
acercan. Sagraz contiene la respiración. Rhenara aparece en el pasadizo. No es la
misma jovencita del capítulo anterior. Se aprecia que para ella también ha pasado
el tiempo. Sin embargo, Sagraz la reconoce.

Sagraz (de nuevo sorprendida): — ¿Rhenara?


Nadruk se limita a levantar las cejas.

Rhenara: — Sí. ¿Nos vamos?


Rhenara se acerca, los mira, y con un gesto los invita a seguirla. Se vuelve
y empieza a caminar por el pasadizo.

Nadruk: — ¿Adonde?
Rhenara (se vuelve y lo mira): — Pensé que Tzarina se los habría dicho... A la
biblioteca, por supuesto.
Sagraz (mirando enojada a Nadruk): — Sí, lo dijo. ¿Por qué la biblioteca?
Rhenara: — Toda la casa está construida en torno a la biblioteca. Es decir... No era
así cuando éramos humanos... Fue después de que... (Rhenara baja la
voz y hace un gesto vago)
Nadruk: — ¿Después de qué?
Rhenara (suspira): — Ah. Cuando vivíamos aquí esta era una casa hermosa. El
patio, las habitaciones de arriba. Mi balcón lleno de flores... El jardín
estaba lleno de rosas...
Sagraz (con una sonrisa): — Las he visto en los jarrones...
Rhenara (menea la cabeza con tristeza): — Sí, pero están muertas ahora...
Sagraz: — ¿Qué sucedió?
Nadruk (da un codazo a Sagraz): — La Piedra, ¿recuerdas?
Rhenara: — Sí, la Piedra. Yo no lo sabía, por supuesto. Mi padre nunca quiso que yo
aprendiera magia. Fue mi esposo quien me enseñó. Y cuando Tzarina
vino a mí... Yo ya estaba preparada.
Sagraz (curiosa): — ¿Esposo?
Nadruk (al mismo tiempo, pero curioso acerca de otra cosa): — ¿Preparada?
Rhenara (se detiene, se da vuelta y les sonríe): — Sí, eso dije.
Sagraz: — Cuéntanos.
Rhenara: — En realidad no hay mucho que decir. Cuando mi padre me prohibió ver
a Dhernak, después de la fiesta de la cosecha, me escapé de casa.
Tzarina me ayudó. Mi madre cubrió la pista; creo que le dijo a mi padre
que me había ido con una tía... No regresé. (Rhenara comienza a
caminar de nuevo) Mamá enfermó. Tzarina nos lo dijo. La Piedra
enfermó a mi madre.
[Aquí se pueden intercalar escenas mudas de la fiesta de la
cosecha, en el pueblo, o en un escenario similar al de la fiesta de
los gitanos en la escena 3 del capítulo 2, en los recuerdos de
La Piedra de Rhem – Guión. 123

Sagraz; o bien de Rhenara escapando de la casa y


encontrándose con Dhernak, luego ambos huyendo.]

Nadruk: — ¿La Piedra? ¿Porqué?


Rhenara: — La Piedra odia todo lo sensible. Mi padre amaba a mi madre. La Piedra
no podía controlarlo mientras quedara algo de ese amor en él.
Nadruk: — Es lógico... Cursi, pero lógico. ¿Qué sucedió luego?
Rhenara: — Tzarina iba y venía, y nos mantenía informados. Dhernak me enseñó
magia... Empezamos a trabajar en algo que liberara a mi padre de la
Piedra...
[Aquí se pueden intercalar escenas mudas de Rhenara y Dhernak
trabajando en la biblioteca del Adamantis. Dhernak lleva las
ropas de un Adamantis, y Rhenara lo está ayudando en una
especie de laboratorio improvisado. También se ven otros magos
con libros pesados, yendo y viniendo por la escena]

Sagraz: — ¿Y? ¿Lo lograron?


Nadruk: — No. Yo obtuve la Piedra, te recuerdo...
Rhenara: — Sin embargo sí, lo logramos. Aunque demasiado tarde. Dhernak le robó
la Piedra a mi padre y la ocultó. Yo sellé el lugar con el sello de mi
padre. Así engañamos a la Piedra. Pero mi padre...
Sagraz: — ¿Qué le pasó?
Rhenara (sacude la cabeza): — No lo encontramos. Tzarina se quedó aquí un
tiempo. Encontró las trampas... Al parecer mi padre enloqueció al perder
a mi madre...
[Aquí se pueden intercalar algunas imágenes de la escena final
del capítulo 3, cuando Adara, la esposa de Rhem, muere]

Nadruk: — O a la Piedra.
Rhenara: — O a la Piedra... Llenó la casa de fantasías. Imágenes vivientes de un
pasado que fue, y un futuro que pudo ser...
Sagraz: — ¿Futuro?
Rhenara: — En la salita de arriba todavía estoy cosiendo mi vestido de bodas. En el
altillo mi madre juega con sus nietos... que nunca conoció.
Sagraz: — ¡Qué soledad tan terrible debió experimentar tu padre!
La imagen de Rhenara se vuelve un poco más difusa. Nadruk se detiene
bruscamente y retiene a Sagraz por el brazo, alejándola de la aparición. Sagraz lo
mira, y él le hace señas de que calle.

Rhenara (pensativa, con un tono de voz ligeramente diferente, mientras empieza


a iluminarla una luz verde): — Soledad, sí...
Nadruk: — ¿Porqué decías que toda la casa está construida en torno de la biblioteca?
Rhenara: — Cuando mi madre murió, mi padre se sumergió en su trabajo. Su vida
empezó a girar en torno a sus estudios. Pero su magia había cambiado.
Ahora, en lugar de comprender, intentaba dominar. Ya no era el
estudioso que solía ser. Su propia magia transformó a todo lo que estaba
aquí. Todo conduce a la biblioteca, que fue su estudio. Todas las puertas
llevan a la biblioteca. Todos los pasadizos...
Nadruk: — Todas las trampas...
La Piedra de Rhem – Guión. 124

Rhenara: — Sí.
Sagraz (susurra): — Pero tú nos estás llevando ahí...
Rhenara: — Sí...
Nadruk: — ¿Eres otra de las trampas?
Rhenara no responde, se estremece y se encoge un poco. La luz verde se
intensifica.

Nadruk: — Rhenara, ¿eres otra de las trampas?


Sagraz: — Rhenara...
La imagen de Rhenara comienza a cambiar de nuevo. La luz verde destella
sobre ella y empieza a darse vuelta. Cuando de nuevo la ilumina la luz clara, se
ve que ya no es Rhenara sino el Inquisidor.

Inquisidor (con una sonrisa malévola): — Tal vez...


Nadruk: — Inquisidor.

Sagraz se separa de Nadruk y retrocede hacia la pared. Se apoya en ella, y


una serie de destellos verdosos en el muro indican de nuevo la presencia de
magia. El muro desaparece, y Sagraz cae con un grito..

Sagraz: — ¡Aaaah!
Nadruk: — ¡Sagraz!
Nadruk se lanza tras la gitana. En el muro se ven ahora destellos azules
(magia de Nadruk, no de Rhem), y el hechicero también cae a través del muro.

Inquisidor: — ¿Trampa? Yo diría que sí.

Escena 3.

Escenario: El laberinto de los espejos. Este laberinto puede


acondicionarse en la sala grande que fue sala del interrogatorio y
‘limbo’ entre las puertas de los cuadros. Ahora se requiere
iluminación blanca cenital, neblina opcional, y espejos rodeando al
personaje de turno. Puede ser una pared de espejos de distintas
clases (rectos y ondulados) como en una casa de l risa; o todos
espejos planos, de diferentes tamaños, colgando a diferentes
alturas por hilos invisibles. Tanto en esta escena como en la
siguiente, la imagen reflejada cambia para mostrar a otro de los
personajes que interroga al reflejado.
Personajes: Sagraz. Reflejos de Sagraz (verde, dorado, azul).
Reflejo de Tzarina.

Sagraz aparece en la zona de los espejos, como si hubiera caído allí.


Recupera el equilibrio y se endereza. Mira a su alrededor y comienza a caminar.
Da la vuelta en torno a alguno de los espejos y encuentra que la parte de atrás es
también espejo.
La Piedra de Rhem – Guión. 125

Sagraz: — ¿Dónde diablos estaré ahora...? (Pausa para mirar en los espejos)
¿Nadruk? (Levanta más la voz) ¡Nadruk! ¿Dónde estás? (Sólo se oyen
ecos lejanos. No hay respuesta)
Sagraz: — Maldición...
Sagraz camina entre los espejos. Los reflejos se comportan normalmente
frente a ella, pero una vez que ella pasó, se dan vuelta para mirarla. Sagraz
presiente algo, y se vuelve una o dos veces, pero no acierta a descubrir lo que
está pasando. La luz verde la va siguiendo a través de los reflejos. Cada vez está
más cerca, y cuando parece que va a alcanzarla, Sagraz llega a un ‘claro’ rodeado
por tres espejos iguales. Son espejos antiguos, de pie, de cuerpo entero, con
marco de madera labrada. Cuando Sagraz llega, los espejos están oscuros, pero a
medida que Sagraz se acerca, cada uno se ilumina de un color diferente: azul el
que mantiene el reflejo de Sagraz, a la derecha; dorado, el que va a ocupar
Tzarina, en el centro; verde el de la izquierda, que también mantendrá el reflejo
de Sagraz.

Sagraz (dudosa): — ¿Hola? ¿Hay alguien aquí?...


Se mira unos momentos en los espejos que se van tiñendo de color. Los
reflejos la miran unos momentos. Luego, como si les costara despegarse, cada
uno de ellos toma una postura y actitud diferente. El de la izquierda, verde, se
cruza de brazos. El del centro, dorado, mantiene la postura. El de la derecha,
azul, deja caer los brazos a los lados del cuerpo.

Sagraz (susurra): — No puedo creerlo...


Se cerca al espejo que tiene enfrente y lo toca. El cristal ondula como si
fuera agua. La imagen sonríe y le hace un gesto que se aleje.

Sagraz dorada: — No toques el cristal.


Sagraz: — ¿Puedes hablar?
Sagraz azul: — Todas podemos.
Sagraz: — ¿Quiénes son ustedes?
Sagraz verde: — Somos tú, ¿no lo ves?
Sagraz: — ¿Todas? No... No puede ser. No son exactamente yo...
Sagraz dorada: — No, no exactamente.
Sagraz: — ¿Es una prueba o una trampa?
Sagraz verde (deja escapar una risa malvada): — Ambas cosas. Si resuelves el
enigma sales. Si no, aquí te quedas...
Sagraz: — El enigma. Bien, estoy lista. ¿Cuál es la pregunta?
Sagraz dorada: — ¿Quién de nosotras eres tú?
Sagraz (la mira perpleja): — ¿Qué?
Sagraz verde vuelve a reírse.

Sagraz azul: — ¿Quién eres tú?


Sagraz: — ¿Es que todas las trampas del Antiguo son iguales? Lo mismo preguntaba
el Inquisidor a Nadruk. ¿Qué quieres decir con quién soy? Soy Sagraz.
Sagraz verde: — Yo soy Sagraz.
Sagraz dorada: — Yo soy Sagraz.
Sagraz azul: — Yo soy Sagraz.
Sagraz dorada: — Todas somos Sagraz. ¿Quién eres tú?
La Piedra de Rhem – Guión. 126

Sagraz (mirándolas una a una, responde pensativa): — No... (luego, más segura):
No, ustedes no son Sagraz... Son partes de Sagraz... ¡Tengo que adivinar
qué significa cada una de ustedes! ¿No es eso?
Sagraz dorada (sin negar ni asentir): — ¿Quién eres tú?
Sagraz (volviéndose a ella en particular): — ¿De donde vienes?
Sagraz dorada: — Del bosque, vine con Nadruk... Hace dos días , creo...
Las otras corean la misma respuesta.

Sagraz (murmura): — Esto no va a funcionar.


Sagraz verde suelta otra risita. Sagraz se vuelve a ella.

Sagraz: — ¿Porqué vinimos del bosque?


Sagraz verde (la mira en suspenso unos momentos): — Ah... No quería entregar...
No quería entregar...
Sagraz (la ignora y se vuelve a Sagraz azul): — ¿Porqué?
Sagraz azul: — El medallón. No quería entregarlo a Nando.
Sagraz: — ¿Porqué?
Sagraz azul: — Es lo único que me queda de mi abuela.
Sagraz percibe un movimiento de incomodidad en Sagraz dorada y se
vuelve a ella.

Sagraz: — ¿Porqué no quería entregar el medallón de mi abuela?


Sagraz dorada: — No puedo decirlo.
Sagraz: — ¿Porqué?
Sagraz dorada: — ¿Quién eres tú? ¿Cuál de nosotras eres tú, Sagraz?
Sagraz: — Ninguna. Y las tres.
Sagraz verde: — Yo soy Sagraz, ¿no lo ves?
Sagraz (menea la cabeza): — No.. Tú eres lo que habría sido yo si hubiera dejado
que la Piedra me tocara. No eres más que una invención de Rhem...
El espejo de Sagraz verde se llena de una neblina verdosa.

Sagraz azul (mirando a un lado al espejo de su compañera): — Es correcto. ¿Qué


hay de las que quedamos?
Sagraz: — Tú eres lo que seré si sigo como hasta ahora. No sabes ni más ni menos
que yo. Pero mi vida ha cambiado, y no seguiré el mismo camino...
Tengo que seguir creciendo.
Sagraz azul: — Todos los seres humanos tienen que crecer. Es cierto.
Sagraz azul se desvanece en una neblina azul dentro de su propio espejo.

Sagraz dorada: — Quedo yo. ¿Quién soy yo para ti, Sagraz?


Sagraz (mira al suelo unos momentos): — Creo que... Creo que... Creo que eres lo
que yo sería si tuviera el Talismán. Creo que eres Tzarina.
Sagraz dorada sonríe y empieza a envolverse en una neblina dorada, y
cuando la neblina se disipa, ya no es más Sagraz sino Tzarina.

Tzarina: — Es cierto. Soy la invención de Tzarina.


La Piedra de Rhem – Guión. 127

Sagraz: — Madre...
Tzarina (con una sonrisa): — De nuevo, temo que solo soy un reflejo. Dime, ¿cómo
resolviste el acertijo?
Sagraz: — Bueno... La Sagraz de Rhem no sabía qué cosa quería proteger yo cuando
me fui del campamento. Creo que podía adivinar que era un objeto de
poder, pero nada más. La segunda Sagraz sabía que se trataba de un
recuerdo de mi abuela. Creyó que solo me importaba por eso... Pero tú
sabías más. Sabías que es un objeto que hay que proteger...
Tzarina: — Sí.
Sagraz: — ¿Dónde está el Talismán, Tzarina?
Tzarina: — No puedo decirlo.
Sagraz (asiente con la cabeza): — Está bien. ¿Dónde está Nadruk? Tengo que
volver con él...
Tzarina: — Sí, eso sería lo correcto. Solo podrán salir de aquí trabajando juntos...
Sagraz (mira alrededor y de pronto observa a Tzarina. Ella lleva un medallón igual
al de Sagraz. Sagraz frunce el ceño): — ¿Porqué no podía entregar el
medallón de mi abuela, Tzarina?
Tzarina empieza a esfumarse en una neblina dorada. Sagraz se endereza.

Sagraz (grita): — ¡No te vayas! ¿Porqué?


Tzarina desaparece. Sagraz toma uno de los espejos que cuelgan y
empieza a golpear el espejo de Tzarina, gritando ‘¿Porqué?’. El cristal se rompe,
pero detrás hay otro espejo. Sagraz, fuera de control empieza a romper los
espejos.

Escena 4.

Escenario: El laberinto de los espejos. Para Nadruk, los


espejos son más sobrios, sin marco ni labrados.
Personajes: Nadruk. Reflejo de Rhem.

Nadruk también aparece en la zona de los espejos, como si hubiera caído


allí (igual que Sagraz en la escena anterior) Incluso este par de escenas puede
editarse alternadas, mostrando lo que sucede a cada uno por separado, hasta
que las historias vuelven a confluir. Nadruk se endereza. Mira a su alrededor y
frunce el ceño. Él no explora como Sagraz, con curiosidad, mirando detrás de
cada espejo. Busca en sus ropas, saca su varita y la lleva frente a él, en guardia.

Nadruk (gruñe): — Maldición. Espejos. Odio los espejos. ¿Dónde diablos estará
Sagraz...? (Pausa para mirar en los espejos) Maldición.
Nadruk da varias vueltas entre los espejos, y para él, los reflejos no se
comportan en forma anormal. Él se limita a mirarlos con el ceño fruncido y las
imágenes se vuelven borrosas o desaparecen. No se detiene mucho con ellos. Al
fin llega a la zona con los tres espejos de Sagraz. No están rotos. Tampoco está
Sagraz.

Nadruk (murmura): — Sí... Esto es lo que creí. ¡Sagraz!


Le responde una risa apagada y lejana. Nadruk se da vuelta, sobresaltado.
No hay nadie.
La Piedra de Rhem – Guión. 128

Nadruk: — ¡Sagraz! ¿Dónde estás?


Esta vez solo se oye el silencio. Nadruk se acerca al espejo y toca su
superficie con la varita. Se ve un destello de luz verde.

Nadruk: — ¡Rhem, el Antiguo! ¡Muéstrate ahora!


La risita lejana vuelve a oírse, ahora más cerca. En el espejo aparece una
neblina verdosa que da paso a Rhem.

Rhem (con apariencia divertida): — Nos volvemos a encontrar, hechicero...


Nadruk: — Eso parece. ¿Qué le hiciste a Sagraz?
Rhem: — ¿Sagraz? No conozco a ninguna Sagraz.
Nadruk: — Esto no me divierte. La mujer que estaba conmigo. ¿Qué le hiciste?
Rhem: — ¿La mujer...? Ah, tú te refieres a... Pero no, un aprendiz de hechicero, un
aspirante a Adamantis... Nunca andaría en compañía de una mujer como
ésa.
Nadruk: —¿Qué estás diciendo? Yo no soy ningún...
Rhem (con apariencia divertida): — Ningún aspirante a la Orden andaría en
compañía de una gitana.
Nadruk (interesado): — ¿Por qué? Por lo que yo sé tú aprendiste de una de ellos.
Rhem (cambiando diversión por furia): — ¡Ni siquiera la menciones frente a mí!
¡Maldita Tzarina!
Nadruk: — ¿Por qué?
Rhem: — ¡Me robó! ¡Eso hizo!
Nadruk: — ¿Te robó? ¿Qué te robó? ¿El Talismán?
Rhem (entre destellos verdes): — ¿El Talismán? No. ¡Me robó mi vida! ¡Mi vida!
Mi hija se fue por su culpa, mi esposa murió por su culpa... ¡Ella arruinó
mi vida!
Nadruk lo mira sin saber qué decir. Al cabo de unos momentos los
destellos verdes se apagan.

Rhem (de nuevo con apariencia divertida y voz suave): — Pero ahora es tu turno,
al parecer...
Nadruk: — ¿Qué quieres decir?
Rhem: — Ahora tú puedes recuperar lo que Tzarina me robó.
Nadruk: — ¿Recuperar tu vida? Antiguo, hace mucho que tu familia desapareció.
Todos los que conocías están... bueno, muertos. Han pasado siglos desde
que tú...
Rhem: — ¿Y qué es el tiempo para mí? O para ti. Te estoy ofreciendo poder sobre el
tiempo.
Nadruk: — ¿Poder sobre el tiempo?
Rhem: — Y sobre la misma muerte...
Nadruk: — ¿Qué estás diciendo?
Rhem: — Es muy sencillo, en realidad. Si tú me devuelves lo que Tzarina robó, yo te
daré el poder de la Piedra mágica...
Nadruk: — Ah, la Piedra. Estás atrasado de noticias, me parece... La Piedra está en el
estómago del último Adamantis, el descendiente de Dhernak... Que a ti
no te cae muy bien, tengo entendido.
La Piedra de Rhem – Guión. 129

Rhem: — Y a ti tampoco, lo adivino. Si me ayudas, recuperarás la piedra y podrás


usar su poder. Sólo una persona en el tiempo puede usar la Piedra... Y no
fui yo.
Nadruk: — ¿Disculpa?
Rhem: — La Piedra estaba lista... El objeto elegido estaba preparado. La luna llegaba
al cenit, Tzarina y yo ocupamos nuestros lugares... ¡Si solo hubiera
sabido más!
Nadruk: — ¿Qué pasó?
Rhem (con ironía): — El objeto que elegí para el Talismán... Era un objeto
femenino... La gitana me dijo que tenía que ser algo que yo amara, y
pensé en ella... Le robé su medallón...
Nadruk: — ¿Medallón? ¿A quién le quitaste el medallón?
Rhem: — A mi niña. El objeto era de mujer, y eligió a la mujer. La Piedra se quedó
conmigo, y a cambio me dio poder. Pero me exigió algo a cambio.
Nadruk: — ¿Qué?
Rhem: — Que destruyera el Talismán, su enemigo natural. Me di cuenta que era una
tontería haber encantado ese collar, el favorito de Rhenara. Se lo pedí a
la gitana, pero ella no quiso devolvérmelo...
Nadruk: — Ah, entiendo...
Rhem: — No pude conseguirlo, y la Piedra se enfureció. Se llevó a mi esposa... como
castigo, ¿entiendes? Porque no la obedecí...
Nadruk: — Así que te sientes culpable.
Rhem: — ¿Culpable? ¡La culpable de todo es Tzarina! (Rhem destella un poco con
luz verde y luego vuelve a la normalidad) Por eso te ofrezco un trato.
Nadruk: — ¿Qué es?
Rhem (mirando a Nadruk con ansiedad): — Encuentra el collar para mí, y yo te
daré una parte del poder de la Piedra.
Nadruk: — ¿El poder de la Piedra? No me interesa.
Rhem: — ¿¡Qué no...?! ¿¡Que no...?! ¡No puedes negarte! ¡Nadie rechaza a Rhem, el
poderoso!
Nadruk: — Yo me niego.
Rhem: — ¿Rechazarás el poder? ¿Poder sobre el tiempo? ¿Poder sobre las cosas?
¿Poder sobre la misma muerte? Necesito ese Talismán para recuperar a
Adara.
Nadruk: — ¿Tu esposa? No, no lo creo. Creo que si fuera posible traerla de vuelta,
Tzarina misma lo habría hecho.
Rhem (desesperado): — ¡No, no lo entiendes! Sólo uniendo la Piedra y el Talismán
se puede hacer retroceder el tiempo... Necesito...
Nadruk: — La respuesta es no. Déjame salir. Necesito encontrar a Sagraz.
Rhem (amenazador): — Nadie rechaza a Rhem el poderoso...
Nadruk: — Yo lo hago. Déjame pasar.
Rhem (inundando el espejo con luz verde, y levantando los brazos): — No
pasarás...
Nadruk (también levanta los brazos y su espacio se llena de luz azul): — Pasaré.
Rhem murmura unas palabras, y la luz verde comienza a escapar del
espejo. Nadruk grita otras palabras, y la luz azul se mezcla con la verde. Hay un
estallido de luz, y el espejo estalla en pedazos.
Nadruk se endereza. En la habitación, los espejos han desaparecido. La
niebla se disipa, y Nadruk reconoce la sala del Inquisidor.
La Piedra de Rhem – Guión. 130

Nadruk: — Maldición, Rhenara tenía razón. Todos los pasajes llevan a la biblioteca.
¿Dónde diablos estará Sagraz?
Nadruk avanza hacia la pared por la que ya había salido antes, y sale.

Escena 5.
Escenario: La biblioteca de Rhem. Como en el episodio 3, la
habitación está a oscuras. Los sillones están cubiertos por sábanas
manchadas. Hay telarañas en los libros y los muebles. Sagraz está
escondida bajo una de las sábanas, en uno de los sillones.
Personajes: Sagraz, Nadruk.

Nadruk aparece rodeando las estanterías.

Nadruk: — ¿Sagraz? ¡Sagraz!


Sagraz (desde el sillón): — ¿Nadruk?
Nadruk: — Aquí estoy... Tranquila...
Cuando él se acerca al sillón, ella se levanta de un salto y le echa los
brazos al cuello.

Sagraz (asustada): — Vámonos de aquí, por favor...


Nadruk: — ¿Qué te pasa? ¿Porqué estás así?
Sagraz (alterada): — ¿Cómo que porqué estoy así? ¡Me estoy volviendo loca!
¿Quiero irme!
Nadruk: — Pero ¿qué te pasó?
Sagraz (llorosa): — Me estoy volviendo loca aquí... Ya no se qué es real y qué no lo
es... Los cuadros se mueven, los espejos hablan... Quiero irme... Por
favor...
Nadruk: — Sí, yo también quiero irme... Pero primero tenemos que encontrar una
salida...
Sagraz (gime): — No saldremos nunca...
Nadruk (la abraza fuerte y la acaricia un poco): — Sh...
Sagraz (llora un poco, y se tranquiliza parcialmente): — Tzarina dijo...
Nadruk (no la escucha): — Sh... Tranquila...
Sagraz — Nadruk... Tzarina dijo...
Nadruk: — Sh... Tranquila... así...
Sagraz (con voz normal): — Nadruk, no me estás escuchando.
Nadruk (la libera de golpe, sonrojado): — Eh... Lo lamento. También estoy muy
alterado...
Sagraz (sonríe pero permanece muy cerca de él. Habla en un susurro): — Tzarina
dijo que solo podremos salir de aquí trabajando juntos...
Nadruk: — ¿Juntos?
Sagraz: — Eso dijo...
Nadruk: — Juntos. Bueno, por mí está bien. Vamos a buscar una salida...
Él está todavía muy cerca de ella, quizá tomándola por la cintura. Ella hace
ademán de ir hacia la puerta de la biblioteca.

Nadruk: — No, por ahí no.


La Piedra de Rhem – Guión. 131

Sagraz se vuelve sorprendida.

Nadruk: — Ya pasamos por ahí antes. Vamos a buscar otra salida.


Sagraz (separándose un poco de él): — ¿Dónde?
Nadruk (mira alrededor, como buscando algo): — ¿Qué tal donde no haya ni
cuadros ni espejos?...
Sagraz (lo mira arqueando las cejas): — Por mí, genial, pero... ¿en qué estás
pensando?
Nadruk (señala con la cabeza una de las estanterías): — Ahí...

Sagraz se acerca a la estantería y la toca.

Sagraz: — Parece sólida.


Nadruk: — Sí... Lo parece. Dame la mano.
Sagraz tiende la mano a Nadruk. Nadruk levanta las suyas, arrastrando la
de Sagraz con él. Se ve una luz azul, y la estantería destella en verde. Sagraz
levanta la otra mano, y la luz azul se mezcla con destellos dorados (que
corresponden a la magia de Sagraz). La estantería estalla o desaparece, dejando
a la vista una abertura que condice a un pasadizo.

Sagraz (susurra): — ¿Qué es eso?


Nadruk: — La salida, parece...
Sagraz: — Parece otro agujero...
Nadruk (asoma la cabeza al pasadizo): — Parece que más allá hay luz. Vamos.
Nadruk pasa primero, y desde el agujero le tiende la mano a Sagraz. Ella
se inclina y pasa. Tras ellos, la luz verde restaura la pared y la estantería.

Escena 6.

Escenario. Patio interior o exterior. Se ven varios caminitos de


piedra entre plantas. Rosales, árboles pequeños, enredaderas, una
zona de huerto, uno o dos árboles grandes. No se ve muy lejos, pero
más allá de las enredaderas hay un aljibe o pozo rodeado por cuatro
bancos de madera, entre maleza seca. Al otro lado de las
enredaderas hay una puerta de madera con una mirilla con rejas. A
través de la ventanilla se ve el camino exterior. Como se explica
más adelante, el camino afuera es descolorido y polvoriento,
mientras que la vegetación en el patio tiene en principio un especto
lozano y exuberante, incluso la cámara puede enfocar las gotas de
rocío sobre las flores y las hojas, mientras Sagraz y Nadruk
atraviesan el patio. Más adelante, en la zona del aljibe, la maleza
está seca y quemada, y este efecto se extiende a las plantas casi
hasta la casa, por efecto de otro de los hechizos de Rhem.
Personajes: Sagraz, Nadruk.

Una puerta vista desde el lado de adentro se abre a un patio lleno de luz
(el amanecer). Sagraz corre afuera sin cuidarse de nada más.
La Piedra de Rhem – Guión. 132

Nadruk:  ¡Cuidado! Todavía no hemos escapado...

Nadruk comienza a inspeccionar meticulosamente la puerta desde el lado


de adentro. Mueve su varita o hace gestos con las manos, murmurando un
encantamiento, buscando signos y señales que solo él puede ver. Se oyen las
risas de Sagraz a lo lejos, más allá de las plantas. Él levanta la cabeza una o dos
veces y la busca con la mirada, pero se contiene y continúa con su trabajo. Al fin
sale a la luz, primero un pie, luego el otro. No hay reacción de parte de la puerta
o de la casa. Nadruk termina de salir y se detiene en el escalón del pórtico.
La puerta se cierra con un golpe y se escucha la tranca detrás de él.
Nadruk se vuelve irritado.

Nadruk:  ¡Maldición!
Sagraz (risueña, desde atrás de los arbustos)  ¿Qué pasa?
Nadruk ( de mal humor):  La puerta se cerró. No podemos volver atrás.
Sagraz (riéndose):  Por nada del mundo volvería yo a ese agujero. No seas gruñón.
La salida tiene que estar cerca. Y mientras tanto ¡mira! Este lugar es
maravilloso.
Nadruk:  No toques nada. Este lugar está encantado. No confíes en na...

Nadruk se interrumpe. Sagraz aparece riéndose, la cara toda manchada de


violeta. Le tiende unas moras que lleva en el delantal o en la pollera a Nadruk. Él
hace un gesto de repulsión, y la gitana vuelve a reírse.

Sagraz:  Vamos, Drukka. No seas tan gruñón.


Nadruk:  ¡No me llames así! ¡Soy un gran hechicero, no un cuadrúpedo de mala
muerte!

Sagraz se encoge de hombros.

Sagraz:  A mí me agradan los drukkas. Tuve uno cuando era niña.

Nadruk le da la espalda. Se ve el enorme caserón detrás de ellos, oscuro y


siniestro, con todos los postigos de las ventanas bien cerrados, amenazadores. Se ve el
borde del muro todo alrededor, encerrándolos.

Nadruk (gruñe):  Tiene que haber una salida.


Sagraz:  Vamos a buscarla, entonces.

La gitana comienza a caminar por uno de los senderos que se abren entre
la vegetación. Cada paso que da, las pulseras de sus brazos, y las cuentas de sus
collares tintinean como campanitas. Nadruk hace un gesto de disgusto, y levanta
la mano como si pensara echarle un encantamiento de silencio, pero cambia de
opinión. (Pueden intercalarse las imágenes del pasadizo secreto, con Sagraz
hechizada para que no hiciera ruido como parte de los recuerdos de Nadruk).
Sagraz camina con energía, apartando las ramitas colgantes y los arbustos
que le estorban. Dan la vuelta a una mata espesa de rosales y otras plantas.

Sagraz (triunfal):  Allá.

En la pared gris, más adelante, se ve una puerta enrejada.


La Piedra de Rhem – Guión. 133

Nadruk (en tono de advertencia):  Cuidado. Puede ser una trampa.


Sagraz (con un gesto que demuestra que ella tampoco quiere volver a la casa):
 Otra trampa. Ya lo sé.

Nadruk se adelanta con precaución, la varita en alto. Sagraz se mantiene a su


espalda. Paso a paso, tomando toda clase de precauciones, cubren la distancia que los
separa de la puerta. No sucede nada. Nadruk toca la cerradura con su varita. Nada. A
través de los barrotes de la puerta se puede ver el exterior. Menos verde y exuberante
que la vegetación en el patio, como ya se dijo. La vegetación del exterior se ve algo
seca y no se ven grandes flores. En el patio dominan las rosas rojas, y las plantas de
invernadero. Afuera, plantas silvestres. Presa de la desesperación, Sagraz sacude los
barrotes con la mano.

Sagraz (con frustración):  ¡No pasa nada!


Nadruk:  Tranquila. Debe haber alguna manera de abrirla.
Sagraz:  ¡No la hay! ¿No lo ves? Es otro engaño. Nos ha llevado de un lado a otro
como marionetas, y hasta aquí llegamos. ¿No te das cuenta? ¡Nunca nos
dejará salir!

Nadruk la mira con calma, como sólo un hechicero podría mirarla. Ella le
devuelve la mirada, con fuego en los ojos.

Nadruk (firme, tranquilizador):  Cálmate. Encontraré la manera... Déjame ver.

Sagraz se aparta de la puerta. La luz se ha ido haciendo más brillante, y


ahora, Sagraz se pasa la mano por la frente, indicando que empieza a hacer calor.
Nadruk se inclina hacia la cerradura canturreando algo. No sucede nada. La
luz azul que representa la magia de Nadruk recorre la puerta sin despertar (como en
escenas anteriores) las luces verdes de la magia de Rhem.

Nadruk (murmura):  No lo entiendo...


Sagraz:  ¿Qué pasa?
Nadruk (sin volverse):  Nada... no está funcionando...
Sagraz:  ¿Qué cosa?
Nadruk (evidentemente intrigado):  La magia... no esta funcionando. Usé un
encantamiento que debería mostrarnos el secreto... No pasa nada.
Sagraz (acercándose a mirar):  ¿El secreto?
Nadruk:  Tendría que haber alguna indicación... Al Antiguo le gustan los
acertijos...
Sagraz:  ¿Acertijos?
Nadruk (para sí):  No lo entiendo...
Sagraz (impaciente):  ¿Acertijo? ¿Qué acertijo?
Nadruk (molesto):  Guarda silencio y déjame trabajar, ¿quieres?
Sagraz (baja la cabeza y retrocede unos pasos):  Lo siento.
Nadruk (gruñe):  Hm...
La Piedra de Rhem – Guión. 134

Pasa el tiempo. Nadruk trabaja en la cerradura con la varita. Sagraz hace


ruidos de fastidio. Nadruk hace primero un gesto de desagrado, y al fin, como ella
continúa, se vuelve hacia ella.

Nadruk (vuelto a medias hacia la gitana):  ¿Qué te pasa ahora?


Sagraz (tironeando de la pañoleta):  ¿No vas a hacer nada?
Nadruk:  Estoy intentándolo. ¿Qué te molesta?
Sagraz:  Hace mucho calor. ¿No lo sientes?
Nadruk(de nuevo de espaldas a Sagraz):  Sí. ¿Y qué?
Sagraz:  No es normal.
Nadruk (dejando escapar una risa cascada):  Nada es normal aquí.
Sagraz:  Tengo sed.
Nadruk:  No debiste haber comido esas frutas.
Sagraz:  De verdad. Tengo mucha sed y hace mucho calor.
Nadruk (perdiendo la paciencia):  ¡Entonces ve a buscar agua!

Sagraz lo mira con suspicacia. Abre la boca como si fuera a lanzarle otra
pulla, pero lo piensa mejor y lo deja así.

Sagraz:  Tienes razón. Iré.

Sale.

Escena 7.

Escenario: Patio. La zona junto a la puerta exterior.


Personajes: Nadruk. Luego, entra Sagraz.
Pasa el tiempo. Se ve a Nadruk trabajando con la puerta. Inclinado a ratos
cerca de la cerradura, otras veces, alejándose y moviendo los brazos y la varita.
Hay ocasionales destellos de luz azul que se apaga sin mayores consecuencias.

Nadruk (frustrado):  ¡Si por lo menos quedara algo de tiamín!

Nadruk deja la mochila que siempre lleva al hombro en el suelo y busca


entre las cosas que lleva allí. Saca algunos paquetes y los deja a un lado.

Nadruk (murmura):  Los polvos de sedrak los gastamos con el Inquisidor... El


tiamín lo perdimos en la puerta... Si por lo menos no hiciera tanto
calor...

Nadruk se seca la frente y el cuello con un pañuelo que vuelve a la


mochila. Mira hacia arriba, al cielo y alrededor.

Nadruk (gruñe):  ¿Dónde estará Sagraz?

Nadruk sigue rebuscando en la mochila, encuentra otra bolsa de polvos


mágicos y menea la cabeza.

Nadruk:  Me pregunto si...


La Piedra de Rhem – Guión. 135

Nadruk se endereza y se dirige a la puerta con la bolsita en la mano. La


abre con cuidado y lanza su contenido completo hacia la cerradura. Se ve una
nube de polvo rojo y hay un estallido. Humo. Nadruk agita los brazos para
despejar el ambiente y se acerca a la cerradura. Se inclina hacia ella. Está
intacta.

Nadruk (frustrado):  ¡Maldición!

En un arranque de ira, toma una piedra del suelo y la lanza contra la


puerta. La piedra golpea en la cerradura. Se ve un destello azul y plateado, muy
breve. La piedra desaparece. Nadruk frunce el ceño, intrigado. Retrocede un par
de pasos u busca otra piedra.

Sagraz (apareciendo detrás de él):  ¿Qué estás haciendo?


Nadruk (le echa una mirada):  Mira bien y dime qué percibes.

Toma puntería cuidadosamente y lanza la piedra. Al entrar en contacto con la


cerradura se vuelve a producir el destello. Esta vez, se oye también el ruido de agua
que salpica.

Sagraz:  ¿Agua?

Nadruk sonríe triunfalmente.

Nadruk:  Sí. Se abre con agua. Creo que debemos mojar la cerradura para que la
puerta se abra.
Sagraz:  Excelente. Encontré un pozo allá atrás, pero...
Nadruk:  Vamos.

Escena 8.

Escenario: Patio. Sendero entre las plantas, y luego zona junto


al pozo.
Personajes: Nadruk y Sagraz.

Sagraz guía a Nadruk por otro sendero entre las plantas. El calor es ahora más
evidente. Las hojas cuelgan mustias, y no hay brisa.

Nadruk:  Está haciendo mucho calor.


Sagraz (resopla):  Te lo dije hace horas. Pensé que no sentías ni el frío ni el calor.
Nadruk:  Claro que los siento. Pero quejarnos no va a solucionar el problema ¿o
sí?
Sagraz:  ¿Y para qué te quejas ahora, entonces?
Nadruk:  Ya casi salimos. Seguro que afuera no hace tanto calor.
Sagraz:  Olvídalo...

Se ve el aljibe frente a ellos. La enredadera que cubría el arco está reseca y


cuelga marchita. La hierba entre las baldosas, y el musgo que se supone que cubre los
ladrillos está amarillo y polvoriento.
La Piedra de Rhem – Guión. 136

Sagraz (señala el pozo): ...está embrujado también.


Nadruk:  ¿Hay agua adentro?
Sagraz:  Sí. Pero no la puedes sacar. Cuando subes el balde está vacío o está lleno
de arena.
Nadruk:  Maldición.

Sagraz avanza unos pasos y se sienta en uno de los bancos de madera que
rodean el pozo.

Sagraz (con voz apagada):  He estado todo este rato tratando de sacar el agua.

Nadruk se acerca y se sienta a su lado. Apoya su mano sobre la de ella.

Nadruk:  Lo lograremos... de alguna manera. Trabajando juntos, ¿recuerdas?

Ella lo mira con desesperación. Abre la boca y la cierra sin decir nada. Se
pasa la lengua por los labios resecos y sacude la cabeza.
Nadruk mira alrededor. La cámara enfoca los detalles de la hierba. Se
observa que el círculo marchito, se ha ensanchado. Nadruk se levanta de un
salto, y tira de Sagraz para levantarla también.

Nadruk (con voz calmada para no alarmarla):  Vamos a la sombra.

Ella mira lo que él estaba mirando.

Sagraz:  Está creciendo, ¿verdad?


Nadruk:  Tranquila. Te sacaré de aquí...

Nadruk toma a Sagraz por la cintura y empiezan a caminar. Pero no les es


posible volver a la sombra de los árboles. Cada paso que dan, el círculo reseco
avanza delante de ellos. Los árboles se deshojan delante de ellos, las rosas se
marchitan, los tallos se doblan y se secan. Sagraz, a medias sostenida por
Nadruk, se endereza y se detiene, haciendo que Nadruk también se detenga.

Sagraz:  No, espera. Vamos a matarlo todo.


Nadruk:  ¡Qué me importan unas plantas! Tenemos que llegar a la sombra. Este
sol te va a calcinar...
Sagraz (con una risa quebrada por la sed):  No me preocupa el sol. Este sol no es
de verdad. Si lo fuera, ya debería ir al oeste. El día debe estar
terminando.

Sin embargo el sol se mantiene radiante en el cenit.

Nadruk:  Vamos a la sombra del pozo.

La sombra es mínima, como todas las sombras del mediodía. Se acurrucan


allí, uno contra otro, esperando. Por momentos Sagraz inclina la cabeza contra el
hombro de Nadruk y dormita. Por mucho rato no hacen ni dicen nada.

Sagraz (murmura):  Tengo sed...


La Piedra de Rhem – Guión. 137

Escena 9.

Escenario: Patio. Zona junto al pozo.


Personajes: Nadruk, Sagraz. Luego entra Fantasma 7 (una
aparición verdosa, en forma de cabeza de Rhem, que sale del pozo).
Esta aparición puede sustituirse por el Inquisidor.
Han pasado horas. El sol no se movió. Nadruk se levanta con esfuerzo. Su
túnica está ajada y polvorienta. El calor siguió aumentando, se nota en los
ocasionales gestos de secarse la frente de uno y otra. Nadruk ayuda a levantarse
a Sagraz.

Nadruk: — Vamos, arriba...


Sagraz (ronca):  Tenemos que hacer algo.

Nadruk la lleva al banco de madera, y ella se deja caer en él.

Nadruk (murmura):  Tiene que haber una manera.

Nadruk observa pensativo el pozo. El brocal está cubierto de grabados que él


no había notado antes porque están medio cubiertos por los pastos secos y el polvo.
Se acerca y se inclina junto al primero de ellos. El polvo no le deja ver, así que lo
limpia con la esquina de la túnica. La luz azul de su magia destella sobre el dibujo, y
Nadruk contiene un grito. La respuesta está ahí, en los grabados. El pozo, el sol
encima del pozo (y Nadruk mira hacia arriba para comprobarlo) el círculo marchito
que se ensancha, el mago junto al pozo levantando los brazos y llamando algo que
aparece en forma nebulosa en el grabado. Una nube que sale del pozo y se levanta
sobre el hombre del dibujo. Nadruk va dando la vuelta al pozo, limpiando las
imágenes que se muestran como una historieta: el mago llamando algo que sale del
pozo y le da el agua. En cada imagen se repite el destello azul.

Sagraz (débilmente, desde el banco):  Drukka...

Nadruk se acerca y se inclina junto a ella.

Sagraz (con los ojos cerrados):  No lo soporto más... Tengo sed...

Nadruk le besa la frente y la recuesta sobre el asiento. Aprieta los labios con
decisión: tiene que conseguir el agua ahora.
El balde cuelga de la cadena. Nadruk lo alcanza, y lo toca con la varita,
pronunciando unas palabras en voz baja. Se ve una nube de humo azul que se
desvanece rápidamente. Nadruk baja el balde con lentitud. Se escucha el rechinar de
la polea. Se escucha el sonido del balde cuando llega al agua. Y se ve un destello
verde que sube por el pozo. Nadruk se aparta con una mueca de disgusto.

Nadruk (gruñe): — Otra trampa...


Fantasma 7 (voz que sube desde el pozo):— ¿Quién se atreve a despertarme de mi
sueño?
Nadruk (con calma):  Muéstrate, Antiguo.
La Piedra de Rhem – Guión. 138

Desde el pozo asoma un destello verde que se hace cada vez más intenso.
Nadruk se cubre los ojos con la mano. La luz baja lentamente, y se ve al
Fantasma 7, con la forma de una cabeza verdosa, la cabeza de Rhem, como ya se
ha visto en los capítulos anteriores. Nadruk lo observa con atención.

Fantasma 7:  ¿Quién eres, y qué deseas?


Nadruk:  Agua de tu pozo.
Fantasma 7:  ¿Quién eres?
Nadruk:  Eso no importa.

La cabeza verde lanza una carcajada.

Fantasma 7:  Eso es lo importante. No tendrás el agua a menos que sepas quién


eres.
Nadruk:  Me llamo Nadruk. Soy hechicero. Y ella es...

La cabeza la ve en ese momento.

Fantasma 7 (con una mueca que la deforma por completo):  ¡Una gitana! No
hay agua para ella. ¡Para ninguna de las hijas de Tzarina!
Nadruk (mira la cabeza del Antiguo con repulsión):  No discutiré contigo.
Dámela para mí.
Fantasma 7:  Está bien. Sólo un hechicero puede sacar el agua. Ven y tómala...

Nadruk se acerca cautelosamente, empuñando la varita. La cabeza se


limita a hacerse a un lado, y el agua burbujea hacia arriba, como un surtidor,
hasta la boca del pozo. Nadruk toma el balde e intenta sumergirlo en el agua,
pero de nuevo el agua retrocede. La cabeza se retuerce de risa.

Fantasma 7:  No, no con eso, tonto... Debes encontrar el recipiente correcto.


Nadruk (gruñe en voz baja): — Maldición, maldición, maldición... Magia
concreta... Magia de las cosas... La magia de las plantas y las piedras son
cosa de Sagraz. Son cosa de gitanos y magos callejeros... Rhem lo
sabía... Sabía que ningún mago de la Orden podría resolverlo... Solo los
gitanos... Solo una hija de Tzarina...
Nadruk se interrumpe y mira hacia donde está Sagraz. El banco es de
madera y parece bastante deteriorado: ha ido estropeándose durante el tiempo
que ellos han pasado junto al pozo, al igual que todas las cosas en el patio. Pero
donde la respiración de la gitana lo había tocado se ve lustroso y nuevo, como al
principio. El resto estaba reseco y cubierto de polvo. Nadruk aparta a Sagraz con
delicadeza y toca ese trozo de madera con la varita haciendo un círculo. Se ve la
luz azul, formando una círculo primero y un cuenco después. La luz se retira, y
aparece el cuenco de madera. Nadruk lo toma y vuelve al pozo. Esta vez, el agua
no se retira cuando Nadruk intenta hundir el cuenco en ella.

Nadruk (a la cabeza que lo observa):  Me diste el agua. Ahora es mía...

Nadruk vuelve junto a Sagraz para darle de beber. La cabeza hace una
mueca y desaparece con un estallido de furiosa luz verde.
La Piedra de Rhem – Guión. 139

Nadruk (sacudiendo suavemente a Sagraz para despertarla):  Sagraz... Mira,


agua... Bebe...
Sagraz (débilmente, rechazando el trago):  Mm... No, no, la puerta...

Nadruk la obliga a beber.

Nadruk:  Romperías el hechizo si no la bebieras. Vamos.

Nadruk le hace beber todo el contenido del cuenco. Regresa al pozo, y ve que
el espejo de agua está todavía allí. Con una sonrisa de satisfacción llena el cuenco por
segunda vez. Se levanta y se dirige hacia Sagraz con el cuenco chorreando agua en la
mano.

Nadruk:  Vámonos de aquí.

Nadruk vierte el contenido del cuenco en la cerradura y se oye un gemido


lejano. La cerradura se derrite y la puerta se abre. De pronto toda la casa aparece
vieja y semiderruída, a punto de desmoronarse, vencida. Nadruk y Sagraz salen
afuera.

Escena 10.

Escenario: Exterior de la casa de Rhem. Como se describió en


capítulos anteriores, puede tratarse del mismo muro de entrada,
con una puerta diferente, con rejas que permitan ver el patio
interior del que acaban de salir.
Personajes: Nadruk y Sagraz.

Del lado de afuera del muro, Sagraz y Nadruk se detienen un momento a mirar
la casa que acaban de dejar. Luego miran el camino que se extiende ante ellos, largo y
desierto en el atardecer. Sagraz mira a Nadruk.

Sagraz: — ¿Ya hora qué?


Nadruk: — Habrá que buscar el Talismán...
Sagraz: — Pero... No sabemos adonde lo llevó Tzarina.
Nadruk: — Sabemos que lo sacó de la casa.
Sagraz: — ¡Nadruk! ¡Eso nos deja todo el resto del mundo para buscarlo!
Nadruk se encoge de hombros.

Nadruk: — No solo eso. Viste que Rhem juega también con el tiempo. No solo hay
que buscarlo por todo el mundo sino a lo largo de todo el tiempo...
Sagraz lo mira atónita. Nadruk la mira unos momentos.

Nadruk: — Es un viaje demasiado largo como para intentarlo solo. ¿Quieres venir
conmigo?
Ella duda solo unos segundos.

Sagraz: — No me lo perdería por nada del mundo.


La Piedra de Rhem – Guión. 140

Nadruk le tiende la mano, y ella, después de mirarlo perpleja, le da la


mano. Juntos empiezan a andar por el camino. El medallón de Sagraz empieza a
brillar. Los destellos dorados cierran el capítulo.

Fin del capítulo 4.

Fin de

La Piedra de Rhem.

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