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TOMO 01

LA HISTORIA NUNCA CONTADA DE LA CUARTA


GUERRA DEL SANTO GRIAL

Traducción al Inglés: Baka-Tsuki (http://www.baka-tsuki.net/)


Traducción al Español: Ankoku Ryu

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Personajes

Kiritsugu Emiya

Estatura: 175cm

Peso: 67kg

Grupo sanguíneo: AB

Fecha de nacimiento: 11.11

Irisviel von Einzbern

Estatura: 158cm

Peso: 52kg

Grupo sanguíneo: desconocido

Fecha de nacimiento: 2.1

Medidas:
Pecho: 85
Cintura: 56
Cadera: 84

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Prólogo 01: Hace 8 años

Déjenos contarles la historia de cierto hombre.


El relato de un hombre quien, más que ninguno otro, creía en sus ideales,
y por ellos fue conducido a la desesperación.
El sueño de aquel hombre era puro.
El quiso que todos en este mundo sean felices, eso era todo lo que él
deseaba.
Era un ideal infantil al que todo joven se apegaba al menos una vez, pero
eso lo abandonaban cuando crecían acostumbrados a la crueldad de la realidad.
Toda felicidad requiere un sacrificio; todo niño aprende eso cuando se
vuelve un adulto.
Pero ese hombre era diferente.
Tal vez sólo fue el más tonto de todos. Tal vez se golpeo la cabeza. O tal
vez, el podría haber sido lo que llamamos un "santo", encomendado con la
voluntad de dios, alguien que la gente común no puede entender.
El sabía que para cualquier existencia en este mundo, las únicas dos
alternativas son: sacrificio o salvación…
Cuando el entendió que nunca sería capaz de vaciar los platos de la
balanza —
A partir de ese día, fijo su mente en ser quien inclinara la balanza.
Para disminuir el dolor en este mundo, no había otra manera más
eficiente.
Para salvar incluso una vida de un lado, tendría que abandonar una del
otro lado.
Así es, para permitir que la mayoría de la gente sobreviva, tuvo que
matar a una minoría.
Por lo tanto, en vez de salvar a la gente por el bien de su salvación, el
destaco en el arte de matar gente.
Una y otra vez, conservo pintadas sus manos del color de la sangre, pero
definitivamente nunca se estremeció.
Nunca cuestiono la rectitud de sus actos, ni una sola vez dudo de su
objetivo, se forzó así mismo a sólo inclinar la balanza impecablemente.
Nunca juzgo mal el valor de una vida.
Sin tener en cuenta la humildad de una existencia, y sin ningún respeto
hacia su edad, consideró equitativamente todas las vidas. Sin discriminación,
salvo las vidas, y sin discriminación, las mató.

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Pero se dio cuenta de eso muy tarde.
Para valorar todo en justa equidad, sería lo mismo que no encariñarse
únicamente de alguien. Si antes hubiera tallado aquella regla inviolable en su
espíritu, habría alcanzado la salvación.
Manteniendo su joven corazón frío en la necrosis, consiguiendo que su
ser sea como una máquina de medición sin sangre, ni lágrimas, mantuvo una
vida de estar clasificando a aquellos que debían morir, aquellos que debían
vivir. Probablemente no fue ningún sufrimiento para él.
Sin embargo, aquel hombre estaba equivocado.
La sonrisa encantadora de alguien llenaría su pecho de orgullo, y la voz
quejumbrosa de alguien sacudiría su corazón.
El enojo se añadió al resentimiento lleno de arrepentimiento, y sus
lágrimas de soledad necesitaron manos que se extendieran hacia él.
A pesar de que perseguía un ideal más allá de la razón humana — él era
demasiado humano.
¿Cuántas veces fue castigado aquel hombre por esa contradicción?
Él realmente conocía la amistad. Él realmente conocía el amor.
Incluso si se pone la vida de un ser querido, y el número incontable de
perfectos extraños, a la izquierda y a la derecha de la balanza.
Él definitivamente nunca cometerá un error.
Más que el cariño de alguien, para juzgar la vida por igual a la de los
demás, él tuvo que valorar imparcialmente, e imparcialmente perderlo.
Incluso cuando él estaba con un ser querido, él siempre parecía estar
afligido.
Y ahora, el hombre está siendo infligido con el más grande castigo.
Fuera de la ventana, una tormenta de nieve congeló todo. Una noche de
pleno invierno congela la tierra de un bosque.
La habitación está en un antiguo castillo construido sobre el suelo
congelado, pero es protegido por una suave llama ardiendo en la chimenea.
En la calidez de esa vivienda, el hombre sostenía una nueva existencia en
sus brazos.
Se trataba de una pequeña — un cuerpo tan pequeño que podría ser
efímero, y sin peso alguno que pudiera decir que estaba lista.
Una delicada reacción podría ser peligrosa, como con la primera bola de
nieve hecha a mano, que se derrumbaría con una mera sacudida.
En la impaciencia frágil, la niña conserva la temperatura de su cuerpo
por dormir, respirando con indulgencia. Es todo lo que la modesta palpitación
del pecho puede hacer en este momento.

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— No te preocupes, está durmiendo…
Como él cargaba al bebé en sus brazos, la madre, descansaba su cuerpo
sobre el sofá, mientras les sonreía.
Por la mirada demacrada del niño, ella aún no está bien, y su complexión
no es perfecta, aunque, su cara hermosa semejante a una joya no empeoraba de
ninguna manera.
Por encima de todo, el color de dicha ilumina su sonrisa y borra el
agotamiento que debería tener su mirada apacible.
— Ella siempre será difícil y aún llora con las enfermeras a las que ella
debería haberse acostumbrado. Esta es la primera vez que ella se ha dejado
sostener tan silenciosamente… Ella entiende. Eso está bien porque tú eres un
buen hombre.
—…
Sin respuesta, ni habla, el hombre compara a la madre sobre la cama con
el niño en sus brazos. ¿Siempre se había visto tan deslumbrante la sonrisa de
Irisviel?
Ella originalmente era una mujer de poca felicidad. Nadie habría
pensado en darle ese sentimiento llamado felicidad. Ella no era una creación de
Dios, fue creada a manos del hombre… como un homúnculo, tal tratamiento era
normal para aquella mujer. Irisviel nunca había tenido algún deseo.
[N.T: Un homúnculo es un humano artificial creado a través de la magia
o la alquimia, a menudo pero no siempre un híbrido con otro animal.]
Creada como una marioneta, criada como un títere, tal vez para empezar
ella ni siquiera entiende el significado de la felicidad.
Y ahora — ella esta radiante.
— Estoy realmente feliz, porque he tenido a esta niña.
Tranquila con lo que le ha traído su amor, Irisviel von Einsbern habla,
mientras cuidaba de la pequeña durmiente.
— A partir de ahora, será la primera y más importante imitación de un
ser humano. Puede ser duro, y ella podría odiar a la madre que le dio una vida
tan dolorosa. Pero a pesar de eso, soy feliz. Esta niña es encantadora; ella es
espléndida.
Su apariencia no es nada inusual, y mirándole bien es un bebé
encantador, sin embargo —
Mientras estaba dentro del vientre de la madre, varios tratamientos
mágicos se llevaron a cabo en el feto, reorganizándolo de modo que, aún más
que su madre, fuera distinta a la gente. Aunque esta nació, su utilidad fue
restringida, de modo que fuera un cuerpo usado como una mera agrupación de
circuitos mágicos. Esta era la verdadera naturaleza de la querida hija de Irisviel.

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A pesar de un nacimiento tan cruel, Irisviel todavía dice, "bien". Dando a
luz a tal cosa, haber nacido como tal cosa, Ella ama esta existencia, encuentra
orgullo en esto, y sonríe.
La razón de esa fuerza, de aquel corazón vigorizante, es que ella fue, sin
lugar a dudas, "una madre".
La muchacha quien podría a ver sido una simple marioneta encontró el
amor y se hizo una mujer, y como madre encontró una fuerza inmensurable.
Esto debió haber tenido la apariencia de una "felicidad" que nadie podría
irrumpir. Ahora mismo, el dormitorio de la madre y de la niña está protegido
por el calor de la chimenea que era indiferente a toda la desesperación y el
dolor.
Pero — el hombre sabía bien. Que al mundo al que él pertenecía, la
tormenta de nieve fuera de la ventana era la más apropiada.
— Iri, yo
Con sólo decir una palabra, El hombre sintió en su pecho cómo si hubiera
sido atravesado por una espada. Esa espada fue pacífica, la cara durmiente de la
bebé, y la deslumbrante sonrisa de la madre.
— Algún día estaré en la difícil situación de matarte.
Como él sentía ganas de vomitar sangre, Irisviel asintió con una
expresión pacífica a su declaración.
— Lo entiendo. Por supuesto. Ese es el deseo ferviente de los Einsberns.
Para eso estoy.
Ese era el futuro que ya se había decidido.
Después de haber pasado 6 años, el hombre llevo a su esposa a su lugar
de muerte. Como una víctima para salvar al mundo, Irisviel se había convertido
en el sacrificio dedicado a su ideal.
Se trataba de un asunto que había sido hablado varias veces entre los
dos, y sobre el cual ellos habían llegado a un acuerdo.
El hombre ya había llorado con todo su corazón aquella decisión, se
maldijo por ello, y cada vez, Irisviel lo perdonaba, y lo animaba.
— Conozco tus ideales, y crecí adjunta a tus rezos; es la razón por la que
ahora estoy aquí. Tú me guiaste. Tú me diste una vida que no era la de un títere.
Por el mismo ideal, ella se sacrificó. Se convirtió en una parte de él.
Entonces esa fue la forma que tomó el amor de la mujer Irisviel. Debido a que
fue ella, el hombre fue capaz de permitirlo.
— No tienes que llorar por mí. Ya soy parte de ti. Aguantando solo el
dolor de tu propio sufrimiento es bastante.
—... Entonces, ¿qué pasara con ella?
El cuerpo del infante era ligero como una pluma, pero aun así hizo
temblar las piernas del hombre.

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Él aún no podía entender, tampoco estaba preparado para lo que él haría
cuando pusiera a aquella niña contra el ideal que él llevó.
No juzgar o perdonar el modo de vivir del hombre. Aún no hay poder
para eso.
Pero, sin embargo con una vida tan pura, su ideal es despiadado.
Sin tener en cuenta la humildad de una vida, y sin ni tener en cuenta la
edad, todos son considerados por igual —
— Yo… no soy el adecuado para cuidar de ella.
La voz del hombre salió con dificultad, a pesar de que su dulzura
probablemente sea destrozada por la locura.
Una gota de lágrima cae sobre la rechoncha, y colorada mejilla del bebé
en sus brazos.
Sollozando silenciosamente, el hombre se arrodilla.
Para derrocar la crueldad en el mundo, él aspiró a una mayor crueldad…
Y sin embargo, para el hombre que todavía tenía a la gente que amaba, aquél
finalmente estaba siendo infligido con el mayor castigo.
Su más amada en este mundo.
Incluso si esto significa llevar a la ruina al mundo, él quiso protegerla.
Pero el hombre entendió. Cuando el momento llegara cuando la justicia
en la que él creyó exigiría el sacrificio de una vida tan pura — ¿qué tipo de
decisión tomaría el hombre llamado Emiya Kiritsugu?
Kiritsugu lloro, asustado de aquel día que podría llegar.
Sosteniendo su adolorido pecho en el calor de sus brazos, Irisviel levanta
la parte superior de su cuerpo de la cama, y suavemente pone su mano sobre el
hombro de su marido echado a llorar.
— Nunca lo olvides. ¿No era ese tu sueño? Un mundo donde nadie
tendría que llorar así. Ocho años más… Y tu batalla terminara. Realizaremos
este ideal. Estoy segura que el Grial te salvará.
[N.T: Una referencia al Santo Grial. En la mitología cristiana, el Grial
es la copa usada por Jesús en la Última Cena, dicen que posee poderes
milagrosos.]
Su esposa, entendió su agonía, cogió las lágrimas de Kiritsugu tan
amablemente como fuera posible.
— Después de aquel día, Tú debes cuidar de aquella niña — Ilyasviel una vez
más. Has sobresalir tu pecho como un padre normal.

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