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El Último Día

Por Juan Jesús Muñoz Martín

No siempre las cosas se desarrollan como uno quiere, mi actitud


siempre ha sido la de un inconformista, quizás por mi visión pesimista de la
vida. Hoy no trabajo, y la casa se me echa encima, sus paredes solitarias me
ahogan, el descanso me fatiga, el tiempo me parece bloqueado.

Atravieso con la mirada el cristal de mi habitación, y no veo más allá


que pequeños círculos, casi concéntricos, de la suciedad pegada a éstos, que
toman distintas tonalidades, marrón, gris, negro-azabache..., alternados con
grandes islas de un color blanquecino, en cuyo centro destaca un mogote
negro, cuya característica principal es la de ser origen animal,... cualquier día
de estos voy a desempolvar la escopeta de aire comprimido que tengo olvidada
en el armario y ...

Me dirijo hacia la calle Estrada, es allí donde tengo cita con mi


psiquiatra, una mujer de unos treinta y pico años, que destaca por su larga
melena rubia, todo el mundo intuye que esta mujer conserva poco de la
naturalidad con la que una persona nace, sus grandes labios parecen dos
grandes morcillas de Burgos, embutidas en una tripa de color rojo fuego, pues
es tal su manifiesta preocupación por su aspecto físico que es casi imposible
verla un defecto: Una uña mal cortada, un pelo enmarañado o sin peinar, una
blusa que no esté a juego con la falda y por supuesto con los zapatos... esto
está incluido en su gran códice de faltas de las demás personas, resto de seres
mortales defectuosos, carentes de una personalidad definida, susceptibles a
unos traumas infantiles jamás superados en los que en su interior reina una
atmósfera de caos e incertidumbre (palabras copiadas de una de mis
numerosas conversaciones en el sofá de la consulta).

La llegada se me hace muy tortuosa, el tráfico impide el trasiego por la


calles con fluidez, es verano, y el sol luce en su máximo esplendor. Mi coche,
un viejo Ford Fiesta de color negro, absorbe todos los rayos solares, con el
consiguiente aumento de la temperatura.

El sudor recorre todo mi cuerpo, el mal olor va envolviéndome, en estos


casos te das cuenta de la inutilidad del desodorante, y eso que en la publicidad
te cuentan que son efecto veinticuatro horas...será en condiciones de burbuja,
y solo piensas en la forma de llegar a casa para poder ducharte y poder
eliminar todo.

Consigo aparcar, no sin ciertas dificultades y pagando el


correspondiente canon al tío bajito y feo de la mano torcida, que se dedica a
indicarte los posibles sitios libres y cómo debes maniobrar con el volante para
aparcar. Claro que eso pensé la última vez que coincidí con él, y después de
ignorarle e intentar esquivarle, lo siguiente que me encontré al volver fue un
profundo y largo arañazo en el coche.

La consulta estaba abarrotada, los sofás de la sala de espera, estaban


ocupados de personas tan dispares como una página web en internet. Desde el
aparente normal, que releía con ojos despiertos los cotilleos de las revistas del
corazón, hasta el que jugaba con su nariz, haciendo albóndigas y llevándoselas
a la boca como si de un exquisito manjar se tratase, pasando por el extraño
autista que hablaba solo en un lenguaje incomprensible con los ojos fijos en el
techo, y balanceándose como si de una mecedora se tratase.

Yo me quedo en la pared más alejada del resto de personas con la


mirada cabizbaja y pensando ¿qué hago yo aquí?

Después de hora y media de espera entro en la gran habitación de la


“sala de confesiones”, y eso que había reservado hora...

Hoy Julia, que es así como se llama mi psiquiatra, lleva un traje de


pantalón gris, con chaqueta a juego, unos zapatos negros que me imagino
serán de cocodrilo o del algún pobre animalito, dejando entrever un gran escote
donde dominan unos grandes pechos rellenos de silicona, donde cualquiera
con un poco de agudeza visual distingue un sujetador de encaje negro.

Me pregunta por mi estado de ánimo, y la contesto que no hay ningún


tipo de variación, está por los suelos, la mierda que me rodea sigue
asfixiándome y que no encontraba ningún sentido a la vida. Se sienta en un
cómodo sofá estilo clásico y hace un cruce de piernas perfecto, me mira
fijamente a los ojos y trata de escudriñar en mi interior, yo mantengo la vista
fija, sin mostrar más que mi estado de aburrimiento, a continuación ella saca un
bloc de notas y una pluma de fino acabado en metal y me dice que escriba lo
que quiera, que me tome el tiempo necesario, incluso podía pasarme de la hora
que no me la iba a cobrar(no me extraña que me dijera esto, suficiente había
pagado ya, como para llevar a su hijo a la Universidad), dubitativo cojo la pluma
y empiezo a escribir:

<<... Curioso es el desarrollo, el porvenir de nuestra intrincada y azarosa vida.


Satisfacciones pocas, ilusiones a patadas ... llenan el espacio de la mente
como nubes en el Kilimanjaro, si te confías pueden consumirte más vida que la
enfermedad y el sufrimiento.

Me doy cuenta del vacío, la superficialidad, la ignorancia insípida, estúpida, la


arrogancia de tus semejantes. ¡Somos tantos! Y tan diferentes. La amistad se
ha convertido en algo a conseguir, pero nadie da iniciativa a la verdadera
amistad.¡Cuánto me gustaría volver a rehabitar la Tierra! Desde un principio,
cambiar el curso de la actual historia, no ser protagonista, ni jefe, simplemente
un hombre.

Buscar significado, es hurgar en la nada, entender lo incomprensible, palpar


una atmósfera imaginaria creada por un mente limpia, sin regresiones, libre de
cualquier aspecto negativo...>>

Después de una larga pausa intentando reflejar lo que me pasa por la


mente, tratando de ser transparante como un cristal, sin pudor alguno porque la
psiquiatra conozca todos los recovecos de mi pensamiento, alzo un poco la
mirada y veo como Julia saca una barra de carmín y empieza a repasarse los
bordes de sus labios, es como si para ella mi presencia fuese un objeto más de
la habitación, un ser decorativo, como aquel que compra una pecera u observa
la jaula de un canario. Vuelvo la mirada al papel, e intento retornar a mis
reflexiones, he descubierto que escribir me relaja.

<<... Incluso la vida es un problema, la vida es superarlos continuamente,


soportar, ser soportado, mirar, ser mirado. Hablar, hablar y ...hablar, no
siempre bien claro está. Uno se levanta por la mañana y su primer
pensamiento es su primera obligación, levantarse cuando se está cansado,
acostarse cuando se quiere vivir más.

¿Por qué complicamos tanto la vida?, ¿Por qué inventamos cosas que nos
pueden destruir?,.... no saber lo que tú mismo piensas, pues las interferencias
de una sociedad como la actual son tan innumerables. Preguntarte por algo
que no interesa..., y no tratar de buscar un bien mejor. Y eso de la felicidad
¿Qué es?, preguntar por ella, tratar de imitar algo que no conocemos, ¿ O tan
sólo pensamos que los momentos mejores de la vida son en su conjunto esta
felicidad?¿Para qué la vida?,¿Su misión es la de pasar como un vago
recuerdo?>>

Como veo que Julia no se inmuta, y las turbulencias de mi interior siguen


rugiendo y tratando de salir a un exterior hambriento de sensaciones vuelvo a
una escritura que se ha convertido en una especie de masaje para mi mente.

<<..No sólo de comer y beber se mantiene el hombre, tiene que ser alimentado
tanto de sustancias físicas y químicas, como de aquellas que calificamos de no
existentes, pero sin ellas el hombre no se transforma como tal íntegramente.
Su dosis es ínfima comparada con las otras, pero su requerimiento es
indispensable para una vida humana que consta de demasiadas desviaciones,
muchas de ellas sin salida, es así de brusca, de una tranquilidad mantenida a
un derrumbamiento de ella, en un periodo tan corto... Todo hombre no puede
conseguir las “sustancias transformadoras”..>>

<< .. Pensamiento quédate allí donde la realidad no forma parte de lo físico,


ábrete al impulso total sin ningún freno ni control, pasa ante mí con tal celeridad
que no dé tiempo a recobrar el aliento, quédate allí donde la idealidad no tiene
límites, la frontera con la felicidad roza en forma de lluvia continua, alimenta sin
cesar, a pesar de la gran sequedad interior.

No salgas al exterior, te decepcionarás, cambia todo aquello que


considerabas hermoso, incluso casi divino. Crece allí donde no es fácil
contaminarse, en el lugar más resguardado “la gran fortaleza”. Espera una vez
más para resurgir con más fuerza, el ímpetu que arrastra y hace moverse sin
vacilamiento: El coraje crece, la valentía abunda, el orgullo también, la virtud
aparece, todo se desarrolla como una acción en cadena para engranar la
maquinaria invencible, tu propio yo.

Toma y coge el báculo del poder, lleva mis riendas, cabalga sin cesar,
no mires atrás, salta cualquier obstáculo que se anteponga, corre, galopa,
consigue superar el viento, absorbe toda energía, todo hazlo respetando lo que
en un principio considerabas correcto. Dudar es fallar, esquivar es tropezar,
retrasarse es no llegar, sigue tu propia razón con ella no te saldrás del
camino..>>

Después de un indefinido tiempo escribiendo, estoy agotado, parece que


me he liberado de una gran losa, de un ‘yo’ interior que gritaba, y que esperaba
abrir la puerta del mundo exterior, el real. Cuando relajo los ojos y consigo ver
a mi alrededor, veo a mi psiquiatra perpleja, mirando sin pestañear el papel que
acabo de escribir, sin mover un músculo. Ese instante de pausa a mi se me
antoja eterno, mi autoconfianza baja, y me vuelvo a encontrar nervioso.

Me he pasado de la hora establecida .-no importa, me ha dicho que el


tiempo extra correría a su cargo- después me ha apuntado en la agenda para
el siguiente sábado, y me ha dicho que estudiaría todo lo escrito, para así
avanzar en las causas de mis “pequeñas depresiones” – o más
concretamente, de mi esquizofrenia residual. Como la he visto un día apuntar
en la ficha del paciente sin que ella se diera cuenta-.

La calle es un hormigueo de gente en todas las direcciones y lugares,


me empujan, me desvían de mi camino, me echan el aliento, huelo su sudor-
mezclado con el mío- aguanto sus voces, el ruido de los coches me machacan
los oídos,... está visto que donde mejor me encuentro es en casa aislado de
todo esto. Y para colmo, al girar en la calle Mantería me he quedado bloqueado
por una manifestación, no puedo ir marcha atrás, el resto de coches me lo
impiden, así que habrá que aguantar la tempestad.

Multitud de muchachos gritan, cantan silban... a favor de la “ley


ecológica”, en contra de los productos transgénicos, y en general a favor de
todo ser animal que se encuentre en la naturaleza. Casi todas la pantarcas
eran insultos para el gobierno, cosas del estilo a: ¡Ministro, cabrón, irás al
paredón! ¡Agricultura una ciencia de la basura! ¡Presidente, escucha lo que
dice la gente!... pero la que más me llamó la atención fue una de dimensiones
colosales que llevaba un muchacho pelirrojo, de unos quince años, estaba
escrita de color rojo y la llevaba con una dignidad envidiosa:

<<Ámame amada, como un hijo de tu hermosa creación, aunque mis


estupideces se suceden una detrás de otra, te amo. Madre naciente, madre
viviente, en tu seno surge la vida, que empieza con un latir de corazón, la vida
bullente crea un medio favorable para tu función, crear, ambientar, condicionar
la Tierra para que la vida tenga razón. Madre perfecta, te quiero tanto.

De repente el hombre nación creció y evolucionó, tú le quieres más que a


nadie, lo haces especial, sin embargo, ellos lo utilizan para mal, los hombres
“comen la Naturaleza”. ¡Ay mamá no te vayas!, hijos desgraciados, se la
tragan, la descuartizan. Todo va a sucumbir, los pilares de la gran naturaleza
se desmoronan, el mínimo vestigio de vida será olvidado de la faz de la Tierra.
Sólo quedará de ésta, su rostro quemado por el sol y desolada. Perdona
mamá, algún día, a los hombres que no paran en su destrucción. Adiós
mamaíta...>>
P.D La naturaleza tuvo un único fallo, dar vida al hombre.

He sido sobresaltado de mi lectura, pues un grupo de manifestantes se


ha dirigido a mi coche y han empezado a voltearlo a la vez que pegaban
puñetazos y patadas contra los cristales, me insultaban con todo tipo de
improperios cada cual más humillante, y recordándome la existencia de
gasolina sin plomo. Cuando se calmaron los ánimos, se me presentó la
oportunidad de escapar por un lado de la marcha desviándome por una calle
secundaria.

De camino a casa, mi mente hizo presente un recuerdo, a partir de


conocerla empezó a cambiar mi vida, una vida rutinaria, esa mujer entró en mi
cabeza de forma que no me la pude arrancar. La conocí como compañera de
trabajo, no fue algo espontáneo, fue pausado, el mero hecho de que fuera la
única que me prestara atención y fuera atractiva, fue un gran detonante para mi
corazón solitario, sólo con su sonrisa enamoraba. Me tenía en cuenta, hablaba
de cosas tan personales, me sentía como su confidente, sus problemas eran
los míos, o así quería yo creerlo.

Yo no tenía valor para decirle nada, nunca he tenido ese coraje


necesario para decidirme, analizaba demasiado las cosas, cualquier decisión la
meditaba poniendo en una balanza los pros y los contras.

A veces en la soledad de la noche, intentaba plasmar la sensación que


sentía al estar junto a ella, e incluso redacté ese sentimiento:
<< .. Mi encuentro contigo es un escalofrío que recorre toda mi espina dorsal,
es un latigazo de energía que se expande en forma de impulso nervioso sobre
todo mi cuerpo.

Tu belleza me deslumbra de tal forma que solo soy capaz de distinguirte a ti,
como si una luz cegadora me impidiese discernir todo lo que se encuentra a mi
alrededor.

Tus ojos eclipsan a los míos, los envuelven en ese penetrante color oscuro,
misteriosos, finitos, pero es como si los míos cayeran en un agujero negro
situado en un microespacio, que es tu escultural cuerpo, todo ello envuelto en
un agradable sensación de calidez y ternura.

Cuando por fin parezco salir de ese estado de latencia del mundo real, una
fragancia tenue, pero persistente, va envolviéndome inexorablemente, es un
olor perfumado, ligeramente matizado con sensaciones de sensualidad, pasión,
y amor. Efectivamente, lo que creía ser el ambiente y las fragancias del
paraíso, es tu olor corporal, insigne pero ganador.

¿Qué puedo hacer yo ante tal magnitud?, esperar igual que ha aparecido, que
desaparezca, quizás para siempre. No es pesimismo, es tan sólo falta de
convicción, decisión, miedo al ridículo.

Sé que mucha gente ha pasado por la misma situación y han logrado salir de
ella airosos y ganadores. Lo que parecía un juego enfocado, a la simple
distracción, satisfacer un ‘ego’ con vulgares y desaforadas actuaciones de
atracción, recepción...se ha convertido en un sentimiento más profundo.

El pozo es ancho y profundo, salir de él es difícil, ¡salir de él!, ¡salir de él!, grita
mi interior. Pero algo en mí no quiere solventar el problema, al contrario se
encuentra conforme...

Los pensamientos son vagos en cuanto a su variedad, cada vez se desarrollan


en una franja cada vez más estrecha y punzante. Tu imagen roza una irrealidad
muy real, la intensidad varía con el momento de la visión, de mi estado de
ánimo, e incluso de la comida anterior a él. ...>>

Incluso llegué a escribirle una carta, que casi llega a su destinataria.


Aquel día estaba resuelto, a que ella supiera de mis sentimientos, pero sabía
que frente a frente no iba a tener el valor suficiente para hacerlo, por lo que
transcribí todo en dos hojas....

<<.. Para mi amada:


Un día como hoy, triste, quejumbroso, que no sobresalía de lo normal, un vago
recuerdo de ti, invadió mi cuerpo y le estremeció de tal manera que el calor se
disipó en la atmósfera y yo me quedé frío de tu amor.
¿Por qué me preguntaba yo? Después de tanto tiempo todavía estaba
impregnado de tu fragancia, no me había soltado, quizás ni yo mismo me la
hubiera quitado, es tan hermoso, te llega tan adentro... a la vez que te hiere
profundamente, te resquebraja la mínima razón, pierdes la cabeza de la forma
más extraña y más recóndita del ser humano.

¿Por qué me lanzaste tu flecha? No me la puedo quitar, está matando mi


corazón, el porqué de esas noches sin sueño, las horas de impaciencia y
pensamientos por ti a y para ti.

Y saber que no puedo ser correspondido, quizás olvidado o que tal vez a ti te
guste otro.

Yo observo, pero no me ves, te admiro y no estoy junto a ti, te quiero y no veo


razón lógica para explicarlo. Tu me conoces más de lo que piensas en este
momento, tal vez no valga lo suficiente, pero tu eres un sueño que roza casi lo
inalcanzable.

Yo menosprecio mi propio yo, por no haber tenido suficiente fuerza para


contártelo antes, cuando el sentimiento era más intenso, allegado, casi podía
respirarlo.

Pero mi pensamiento era equivocado: Creía que con el paso del tiempo se
pasarían esos efectos, estoy describiendo y padeciendo que se agrava con los
segundos, más te inspira, te alimenta...

Hoy, he tenido esa fuerza para escribir, no estaría bien que estos sentimientos
limpios de cualquier malicia imaginable, se encerraran en mí, que no tuvieran
puertas para escapar de mi prisión, tenían que llegar a ti, aunque me rechaces
o desprecies no tengo más remedio hasta que este padecer cese de cualquier
manera.

Tengo tantas cosas que decirte, desbordan mi ser, estoy temiendo ....

Te quiero dedicar estas palabras, lo ofrezco como un presente, no me gustaría


que saliera de ti:

“Tú eres una flor que vive hermosa,


tú no eres más que eso, un reflejo,
tú no eres un cachito de luna viva en la Tierra,
tú mi querida fragilidad,
tú eres la sangre, la sustancia que hace vivir,
tú eres mi alegría,
tú eres la salud que conservo,
tú mi recuerdo más potente,
tú no eres más que la parte más importante de yo,
tú haces dar sentido a las cosas,
tú amor puro y continuo,
tú mi virgen y mi santa,
tú esperanza de añoranza.

Esperaba que te gustase o por lo menos, que entiendas esta dedicatoria, que
es una mínima expresión de lo que yo siento. Te volveré a escribir.....>>

Sin embargo, a pesar de la valentía de afrontar la realidad, me sentía


enfermizo, inquieto, desesperado, incapaz de centrar mis ideas, en fin,
supongo que esto es lo que se conoce como mal de amores, no tuve las
fuerzas suficientes para que a la destinataria le llegara mi mensaje. Cuando la
saludaba o me encontraba con ella, me asaltaban las dudas, un sudor frío
recorría mi frente, pero notaba que las palmas de las manos y lo pies se
empapaban también, la voz me temblaba y la mente se bloqueaba....

No, no tuve el coraje necesario para decirle nada. Los meses siguientes
fueron una tortura para mí. Pero todo se hundió cuando anunció su boda,
había conocido a un empresario catalán, que tenía negocios por distintas zonas
de España y se habían enamorado. Se fue para no volver, mi oportunidad se
esfumó, todo el cielo se derrumbó sobre mí. Es cuando enfermé
definitivamente, mis depresiones ocuparon el lugar del amor....

....Creía que nunca iba a llegar a casa, estaba todo decidido, no podía dar más
vueltas al asunto, llevaba tanto tiempo decidiendo el momento apropiado que
nunca tenía lugar. Hoy estaba resuelto a hacerlo, había reunido las fuerzas
necesarias. Después de ducharme me he puesto mi mejor traje, la corbata que
nunca había estrenado, y esos zapatos usados solamente en la boda de mi
único amigo. Después me he tomado las pastillas.

La llamada de la policía me sorprendió, no tanto por su origen sino por la


hora, las tres de la madrugada. Me preguntaron por Carlos, mi extraño
amigo del trabajo, que si hacía mucho que no le veía: Les dije que desde
el viernes pasado en el trabajo no había tenido noticias suyas.

Después me invitaron a visitar la comisaría .- mi esposa se alarmó pero


intenté tranquilizarla diciéndole que era un problema con un compañero.

La siguiente pregunta que me hicieron, fue que cómo no había


denunciado su desaparición .- yo no tenía ni idea de que me estaban
contando .- les dije que era muy frecuente la baja laboral de Carlos pues
sufría depresiones muy a menudo, y que no era nada extraño que se
ausentase durante largas temporadas. Después me contaron como el
vecino de Carlos harto de soportar unos terribles malos olores durante
días, cuya procedencia no hace falta detallar, llamó a la policía.

Me han dado un sobre en el cual viene mi nombre, cuyo contenido:


<< Amigo mío, no es mucho lo que quiero encargarte, solamente que me
conserves en tu memoria, y que leas éstas últimas palabras, su duración
dependerá de la prontitud con que estas pastillas actúen.

Vida, dulce vida, transformación de todo mi ser, veo como se escapa de mis
manos, lentamente pero avanzando. El manto de la noche y las tinieblas va
envolviéndome el corazón, me oprime el pecho, tengo calor, mi mente vuela
hacia el mundo, a este mundo cruel.

Añoro el crepitar del arroyo, el vuelo de los pájaros, echaré de menos al padre
egoísmo, a los dos hermanos peleándose consigo mismo. Ahora comprendo el
significado de las cosas y la devoción de vivir en este mundo.

La muerte, no es la muerte, si no un paso a la vida, pero la tengo miedo, no la


conozco, quiero estar viviendo, todo lo que queda es la esperanza, el ser más
querido.>>

El entierro no transcurrió como en las películas, el día no era gris, sino


justamente lo contrario, brillaba un sol abrasador, el viento se adormeció.
Hubo muy poca gente, para mí toda desconocida, me llamó la atención
una señora con un vestido negro de Armani que estaba muy
emocionada: Llevaba todo el sermón llorando, se acercó al borde de la
tumba, antes arrancó dos hojas de un bloc totalmente escritas y las arrojó
al fondo.

Luego presté atención al sermón del cura:

... Muerte, esta palabra siempre ha sido síndrome de tragedia, de


penumbra, la oscuridad absoluta para la vida ¿Quién sabe...?
La muerte nos transmite un mensaje, que todavía no hemos llegado a
descifrar, pero quizás con el tiempo llegaremos a entenderlo mejor.
Todo lo que preocupa en este “camino de espinos” se acaba o tiene su fin
cuando cesa la vida, que es la prueba para llegar a la muerte, tanto la
ignorancia, como el no comprender nada, nos hace rechazarla, odiarla ...

A mitad del sermón he vuelto a casa, estas situaciones me hacen


deprimirme, no quiero que sea también mi último día.

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