Professional Documents
Culture Documents
by Peter Singer
Uno de los incidentes más importantes que dieron forma al rechazo mundial al
régimen segregador sudafricano fue la masacre de Sharpeville en 1961, en que la
policía disparó contra una muchedumbre de manifestantes negros, matando a 69 e
hiriendo a muchos más. Mbeki, al igual que Mandela, luchó activamente contra el
apartheid. Sin embargo, el estudio de Harvard muestra que es responsable de las
muertes de 5000 veces más sudafricanos que la policía sudafricana blanca que
disparó en Sharpeville.
También podemos otorgar que Mbeki no tenía malas intenciones contra quienes sufren
de SIDA. No deseaba hacerles daño y, por esa razón, deberíamos juzgar su carácter
de manera diferente a quienes sí tienen ese fin, ya sea por odio o para beneficiar
sus propios intereses.
Sin embargo, las intenciones no bastan, especialmente cuando hay tanto en juego.
Mbeki es culpable, no por haber adoptado inicialmente una visión sostenida por una
ínfima minoría de científicos, sino por haberse aferrado a ella sin permitir que
se la sometiera a prueba en un debate justo y abierto entre expertos. Cuando el
profesor Malegapuru Makgoba, el principal inmunólogo negro de Sudáfrica, advirtió
que las políticas del presidente harían de Sudáfrica el hazmerreír del mundo
científico, la oficina de Mbeki lo acusó de defender ideas occidentales racistas.
Las lecciones de esta historia son aplicables a siempre que la ciencia es pasada
por alto en la formulación de políticas públicas. Esto no significa que siempre
que haya una opinión mayoritaria en la comunidad científica, ésta será correcta.
La historia de la ciencia muestra claramente lo contrario. Como los demás seres
humanos, los científicos pueden ser influidos por una mentalidad de rebaño y el
temor a verse marginados. El error culposo, especialmente cuando hay vidas en
juego, no es estar en desacuerdo con los científicos, sino rechazar la ciencia
como método de investigación.
Mbeki debe de haber sabido que, si sus opiniones poco ortodoxas acerca del SIDA y
la eficacia de los antirretrovirales fueran incorrectas, sus políticas terminarían
conduciendo a una gran cantidad de muertes innecesarias, y saber eso lo ponía bajo
la mayor obligación de permitir que toda la evidencia se presentara y examinara de
manera equitativa, sin temores ni favoritismos. Puesto que no fue así, Mbeki no
puede eludir la responsabilidad de cientos de miles de muertes.