DEL HOMBRE INTRODUCCIÓN ¿Por qué la teología cuenta en su haber con una doctrina escatológica? La respuesta está en una doble dimensión: El constitutivo antropológico (apertura al futuro) El modo específico con que el cristiano la vive (Esperanza) APERTURA AL FUTURO El ser humano es constitutivamente proclive al futuro, por ello ha elaborado siempre teorías futurológicas. La teología continúa trabajando en su propia concepción de futuro. Toma como punto de partida algo tan específico de la actitud del creyente ante el porvenir como es la esperanza. La reciente quiebra de las esperanzas seculares demanda una reflexión sobres sus causas y plantea el cómo se ve afectada la esperanza escatológica cristiana. TIEMPO HUMANO Y FUTURO DEL HOMBRE La designación del hombre como ser-en-el-tiempo representa uno de los tópicos más socorridos de la antropología actual. La existencia humana se despliega en el ámbito de ese modo de duración continua y sucesiva que es el tiempo. Se habla de un ser y no de un mero estar.
En la medida en que el ser humano es material, no
puede dejar de ser temporal; pero en la medida en que trasciende la materialidad bruta, no puede menos que trascender la temporalidad bruta y encarnar una temporalidad específica. 1. LA VIVENCIA HUMANA DEL TIEMPO El rasgo mas destacado de la temporalidad específicamente humana lo constituye la aptitud que el hombre posee para rebasar la diacronía del tiempo físico, para conferir densidad y grosor a lo que, fuera de él, sólo sería una sutil línea de puntos. Para hacer que el pasado no sea lo ya-sido y el futuro lo aun-no-sido; para engrosar el presente con la condensación del pasado y ensancharlo con la anticipación de futuro. El hombre es ahora por algo (por lo que ha sido) y para algo (para lo que será). Su pasado per-vive en él realmente, lo estructura en su actual semblante, no ha sido aniquilado, no ha desaparecido. Su futuro pre-vive en él, lo moviliza, lo estimula, lo orienta en esta o aquella dirección. La post-eficacia del pasado se abre en el presente a la pre-eficacia del futuro. De las tres dimensiones en que se articula el tiempo, la temporalidad humana otorga a una de ellas la precedencia: el futuro. El hombre es, en tanto que deviene; es posibilidad de llegar a ser. El hoy humano es una magnitud incesantemente provocada por el mañana, provocación que suscita la invocación de ese mañana y la protensión hacia él. “Dies septimus nos ipsi erimus” San Agustín
El día séptimo seremos
nosotros mismos 2. EL FUTURO COMO CONTINUIDAD Y NOVEDAD De lo anterior se sigue la necesidad antropológica de la apertura al futuro. El hombre es animal eschatologicum El futuro sólo será tal si en él se dan dos elementos dialécticamente referidos y armónicamente conjugados: 1. El elemento CONTINUIDAD 2. El elemento NOVEDAD CONTINUIDAD Todo futuro auténtico ha de contener una cierta dosis de continuidad. Una discontinuidad absoluta entre presente y futuro, liquidaría la identidad o la “unidad de la conciencia”. Ningún sujeto se sentiría concernido por un futuro totalmente extraño y ajeno al presente, que quedaría amputado de su propio porvenir, condenado a una temporalidad regresiva, bidimensional. No hay proyecto válido de futuro sin recuerdo activo del pasado; no hay utopía concreta sin historia; ni esperanza sin memoria. El futuro ha de ser en suma, realización de lo virtualmente presente, eclosión de lo actualmente gestado, despliegue del potencial dinámico incluido en la forma actual de lo real. Y si no es eso; no es futuro humano. NOVEDAD El futuro humano comporta el elemento NOVEDAD Sin este elemento la condición itinerante del hombre, el tránsito del ser al ser-mas sería puro espejismo. El factor novedad es lo que depara al futuro su fascinante atractivo. Sin la novedad la persona queda succionada por la naturaleza; descartada la novedad el hombre dimite de su condición de sujeto para sumirse en la anónima infinitud del ciclo cósmico. No basta con vindicar el elemento novedad para el futuro humano; es preciso mostrar que dicho elemento es posible porque hay un factor capaz de producirlo. El elemento novedad entraña el postulado del salto cualitativo . La validez de los modelos de futuro elaborados por las diversas ideologías dependerá de la amplitud para integrar armónicamente los momentos continuidad-novedad, sin los cuales no es posible el futuro humano. Lo que yace bajo ese binomio es la dialéctica presente-futuro.
Un futuro sin novedad es mera extrapolación
del presente y un presente sin continuidad es la negación pura y simple del futuro.